Mi Señor Cautivo de Ayabaca

Mi Señor Cautivo de Ayabaca
Es un Señor muy milagroso. Ten fe

¿buscas justicia? tienes que luchar

¿buscas justicia? tienes que luchar
Los mejores soldados de la justicia son los que luchan

Ejercemos el Derecho con honestidad

Ejercemos el Derecho con honestidad
Luchar por la justicia se pierden muchas amistades

El Perú hoy necesita de Ti

El Perú hoy necesita de Ti
Dile no a los políticos tradicionales, si al cambio mejorando la calidad de vida

domingo, 14 de noviembre de 2010

PLAN OPERATIVO NACIONAL DE SEGURIDAD CIUDADANA 2010

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http://www.mef.gob.pe/ESPEC/P_Operativo_SC_2010.pdf

PLAN REGIONAL DE SEGURIDAD CIUDADANA 2010

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MANUAL PARA LOS COMITES DE SEGURIDAD CIUDADANA

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http://www.regionloreto.gob.pe/DEFAULT_ARCHIVOS/descargas/pdf/seguridad%20ciudadana/MANUALES.pdf

SISTEMA NACIONAL DE SEGURIDAD CIUDADANA

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LEY DEL SISTEMA NACIONAL DE SEGURIDAD CIUDADANA

LEY Nº 27933

EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA POR CUANTO:
LA COMISIÓN PERMANENTE DEL CONGRESO DE LA REPUBLICA:
Ha dado la Ley siguiente:
LEY DEL SISTEMA NACIONAL DE SEGURIDAD CIUDADANA
CAPITULO I
OBJETO Y MARCO CONCEPTUAL
Artículo 1º.- Objeto de la Ley
La presente Ley tiene por objeto proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades, garantizar la seguridad, paz, tranquilidad, el cumplimiento y respeto de las garantías individuales y sociales a nivel nacional. Comprende a las personas naturales y jurídicas, sin excepción, que conforman la Nación Peruana.
Artículo 2º.- Seguridad Ciudadana
Se entiende por Seguridad Ciudadana, para efectos de esta Ley, a la acción integrada que desarrolla el Estado, con la colaboración de la ciudadanía, destinada a asegurar su convivencia pacifica, la erradicación de la violencia y la utilización pacifica, la erradicación de la violencia y la utilización pacifica de las vías y espacios públicos. Del mismo modo, contribuir a la prevención de la comisión de delitos y faltas.
CAPITULO II
CREACIÓN Y FINALIDAD DEL SISTEMA NACIONAL DE SEGURIDAD CIUDADANA
Artículo 3º.- Creación y Finalidad del Sistema
Crease el Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana (SINASEC), que tiene por objeto coordinar eficazmente la acción del Estado y promover la participación ciudadana para garantizar una situación de paz social.
Artículo 4º.- Componentes del Sistema
Son instancias integrantes del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana las siguientes:
a. Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana, cuenta con una Secretaria Técnica.
b. Comités Regionales de Seguridad Ciudadana.
c. Comités Provinciales de Seguridad Ciudadana.
d. Comités Distritales de Seguridad Ciudadana.
CAPITULO III
CONSEJO NACIONAL DE SEGURIDAD CIUDADANA
Artículo 5º.- Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana
Crease el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana (CONASEC), como el máximo organismo encargado de la formulación, conducción y evaluación de las políticas de seguridad ciudadana; con autonomía funcional y técnica.
Artículo 6º.- Dependencias
El Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana depende de la Presidencia de la República y es presidido por el Ministro del Interior.
Artículo 7º.- Miembros del Consejo
El Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana está integrado por:
- El Ministro del Interior, quién lo presidirá.
- El Ministro de Justicia o su representante.
- El Ministro de Educación o su representante.
- El Ministro de Salud o su representante.
- El Ministro de Economía y Finanzas o su representante.
- Un representante de la Corte Suprema de Justicia.
- El Fiscal de la Nación o su representante.
- El Defensor del Pueblo o su representante.
- Dos Presidentes Regionales o sus representantes.
- El Alcalde Metropolitano de Lima o su representante.
- Los Alcaldes de las dos provincias capitales de departamento con mayor número de lectores o sus representantes.
-Los representantes del Poder Ejecutivo serán designados por Resolución Suprema firmada por el titular del respectivo sector, y los demás representantes será designados por el titular de la entidad correspondiente.
Artículo 8º.- Facultades Especiales
El Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana (CONASEC) está facultado para invitar a sus sesiones a representantes de las diferentes instituciones públicas y privadas, de acuerdo a la temática específica a tratar.
Artículo 9º.- Funciones del Consejo
El Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana tiene las siguientes funciones:
a. Establecer las políticas y el Plan Nacional de Seguridad Ciudadana.
b. Aprobar los planes, programas y proyectos de Seguridad Ciudadana.
c. Promover la investigación en materia de Seguridad Ciudadana.
d. Evaluar la ejecución de la política de Seguridad Ciudadana.
e. Promover el intercambio y/o cooperación internacional en materia de Seguridad Ciudadana.
f. Elaborar anualmente un informe Nacional sobre Seguridad Ciudadana.
g. Informar a la Comisión de Defensa Nacional, Orden Interno e Inteligencia del Congreso de la República sobre los planes, programas y proyectos de Seguridad Ciudadana antes de su respectiva aprobación.
h. Las demás que sean necesarias para el cumplimiento de sus fines.
Artículo 10º.- Atribuciones del Consejo
El Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana tiene las siguientes atribuciones:
a. Dictar directivas sobre Seguridad Ciudadana.
b. Impulsar proyectos nacionales, regionales, provinciales y distritales en materia de Seguridad Ciudadana.
c. Absolver consultas que se formulasen sobre Seguridad Ciudadana en el ámbito nacional.
d. Celebrar convenios con organismos nacionales e internacionales, Organismos No Gubernamentales (ONGs), empresas privadas, Ministerios de Educación, Salud, Justicia y otros organismos de Seguridad Ciudadana.
Artículo 11º.- Secretaría Técnica
La Secretaria Técnica es el órgano técnico ejecutivo y de coordinación, encargado de proponer al Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana la política, los planes, programas y proyectos de Seguridad Ciudadana para su aprobación, así como realizar el seguimiento y evaluación de la ejecución de las acciones aprobadas a nivel nacional. Contará con profesionales, técnicos y especialistas en temas de Seguridad Ciudadana.
La Secretaría Técnica está a cargo del Ministerio del Interior, para cuyos efectos se constituirá en una Unidad Ejecutora del Pliego del Ministerio del Interior.
Artículo 12º.- Designación del Secretario Técnico
El Secretario Técnico es designado por el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana a propuesta de su presidente.
CAPITULO IV
LOS COMITÉS REGIONALES, PROVINCIALES Y DISTRITALES DE SEGURIDAD CIUDADANA
Artículo 13º.- Comités Regionales, Provinciales y Distritales
Los Comités Regionales, Provinciales y Distritales son los encargados de formular los planes, programas, proyectos y directivas de seguridad ciudadana, así como ejecutar los mismos en sus jurisdicciones, en el marco de la política nacional diseñado por el CONASEC. Igualmente supervisan y evalúan su ejecución.
Artículo 14º.- Miembros del Comités Regional
El Comité Regional es presidido por el Presidente de la Región e integrado por los siguientes miembros:
• La autoridad política de mayor nivel de la región.
• El Jefe Policial de mayor graduación de la región
• La autoridad educativa del más alto nivel.
• La autoridad de salud o su representante.
• Un representante del Poder Judicial, designado por Presidente de la Corte Superior de la jurisdicción.
• Un representante del Ministerio Público, designado por el Fiscal Superior Decano de la jurisdicción.
• El Defensor del Pueblo o el que hiciere sus veces.
• Tres Alcaldes de las provincias con mayor número de electores.
Artículo 15º.- Miembros del Comité Provincial
El Comité Provincial es presidido por el Alcalde Provincial de su respectiva jurisdicción e integrado por los siguientes miembros:
• La autoridad política de mayor nivel de la localidad.
• El Jefe Policial de mayor graduación de la jurisdicción
• La autoridad educativa del más alto nivel.
• La autoridad de salud o su representante.
• Un representante del Poder Judicial, designado por Presidente de la Corte Superior de la jurisdicción.
• Un representante del Ministerio Público, designado por el Fiscal Superior Decano de la jurisdicción.
• El Defensor del Pueblo o el que hiciere sus veces.
• Tres Alcaldes de los Distritos con mayor número de electores de la Provincia.
• Un representante de las Juntas Vecinales.
• Un representante de las Rondas Campesinas.
Artículo 16º.- Miembros del Comité Distrital
El Comité Distrital de Seguridad Ciudadana es presidido por el Alcalde de su respectiva jurisdicción e integrado por los siguientes miembros:
• La autoridad política de mayor nivel de la localidad.
• El Comisario de la Policial Nacional a cuya jurisdicción pertenece el distrito.
• Un representante del Poder Judicial.
• Dos alcaldes de centros poblados menores.
• Un representante de las Juntas Vecinales.
• Un representante de las Rondas Campesinas.
Los miembros del Comité Distrital, en base a la realidad particular de sus respectivos distritos, deberán incorporar a otras autoridades del Estado o representantes de las instituciones civiles que consideren conveniente.
Artículo 17º.- Funciones de los Comités Regionales, Provinciales y Distritales
Los Comités Regionales, Provinciales y Distritales de Seguridad Ciudadana tienen las siguientes funciones:
a. Estudiar y analizar los problemas de seguridad ciudadana a nivel de sus respectivas jurisdicciones.
b. Promover la organización de las Juntas Vecinales de su jurisdicción.
c. Formular, ejecutar y controlar los planes, programas y proyectos de Seguridad Ciudadana en sus respectivas jurisdicciones.
d. Ejecutar los planes, programas y proyectos de Seguridad Ciudadana dispuestos por el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana.
e. Supervisar la ejecución de los planes y programa de Seguridad Ciudadana.
f. Celebrar convenios institucionales.
g. Coordinar y apoyar los planes, programas y/o proyectos de seguridad ciudadana por las jurisdicciones colindantes.
Artículo 18º.- Atribuciones de los Comités Regionales, Provinciales y Distritales
Los Comités Regionales, Provinciales y Distritales de Seguridad Ciudadana tienen las siguientes atribuciones:
a. Aprobar los planes, programas y proyectos de Seguridad Ciudadana de sus correspondientes jurisdicciones, en concordancia con las políticas contenidas en el Plan Nacional de Seguridad Ciudadana, informando al Consejo.
b. Dictar directivas de Seguridad Ciudadana a nivel de su jurisdicción.
c. Difundir las medidas y acciones sobre Seguridad Ciudadana y evaluar el impacto de las mismas en la comunidad.
CAPITULO V
REGIMEN ECONÓMICO
Artículo 19º.- Recursos del SINASEC
Constituyen recursos de los órganos componentes del Sistema los siguientes:
a. Los que comprometen las Instituciones y sectores del Estado componentes del Sistema, para el cumplimiento de las acciones que las competa.
b. Las donaciones, legados, recursos que prevengan de la cooperación internacional, así como las contribuciones de personas naturales o jurídicas, nacionales o extranjeras, de acuerdo a las normas legales vigentes.
c. Los demás que les sean asignados.
DISPOSICIONES TRANSITORIAS Y FINALES
PRIMERA.- Plan Nacional
El Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana elaborará el Plan Nacional de Seguridad Ciudadana para el Corto Plazo, en el término de ciento veinte (120) días contados a partir de la promulgación de la presente Ley, el mismo que deberá ser informado a la Comisión de Defensa Nacional, Orden Interno e Inteligencia del Congreso de la República antes de su respectiva aprobación.
SEGUNDA.- Reglamento
El Poder Ejecutivo reglamentará la presente Ley en un plazo no mayor de sesenta (60) días contados a partir de su publicación.
Comuníquese al señor Presidente de la república para su promulgación.
En Lima, a los veintiocho días del mes de enero de dos mil tres.
CARLOS FERRERO
Presidente del Congreso de la República
JESUS ALVARADO HIDALGO
Primer Vicepresidente del Congreso la República
AL SEÑOR PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPUBLICA
POR TANTO:
Mando se publique y cumpla
Dado en Casa de Gobierno, en Lima, a los once días del mes de febrero del año dos mil tres.
ALEJANDRO TOLEDO
Presidente Constitucional de la República
LUIS SOLARI DE LA FUENTE
Presidente del Consejo de Ministros
FAUSTO ALVARADO DODERO
Ministro de Justicia

La carta de los derechos fundamentales de la Unión Europea

http://books.google.com.pe/books?id=pLXJ1SO1sncC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false





Los derechos fundamentales en la Unión Europea

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Las paradojas de los derechos fundamentales como límites al poder

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Sobre el concepto y el fundamento de los derechos: una aproximación dualista

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La teoría jurídica de los derechos fundamentales

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Teoría de la argumentación jurídica

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La argumentación en la justicia constitucional

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Manual de introducción al derecho

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HERMENEUTICA JURIDICA

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Lecciones de hermenéutica jurídica

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Libros de Derecho Penal, Constitucional y Educación

TEMAS PENALES


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Derecho penal.

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El "colaborador con la justicia":

aspectos sustantivos, procesales y penitenciarios derivados de la conducta del "arrepentido"
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Recorridos y posibles formas de la penalidad



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Mitologías y discursos sobre el castigo:

historia del presente y posibles escenarios

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Castigo y sociedad moderna


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Delitos impropios de omisión


Escrito por E. Bacigalupo



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Estudios penales y criminológicos, Volumen 4

Escrito por Universidad de Santiago de Compostela


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Estudios de derecho penal económico


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Estudios penales y criminológicos


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El poder punitivo en el estado democrático


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El error de prohibición:


especial atención a los criterios para su apreciación y para la determinación de su vencibilidad e invencibilidad


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Psicología Forense. Principios Fundamentales


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Psicología judicial



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Tratado de psicología forense


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Psicología jurídica:



un enfoque criminológico


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Psicología social: perspectivas teóricas y metodológicas


http://books.google.com.pe/books?id=l6kBxwELcQ4C&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false




Psicología social aplicada:

teoría, método y práctica


http://books.google.com.pe/books?id=W5327F1mSHAC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false




El derecho a la vida y el aborto

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El aborto:


aspectos jurídicos, antropológicos y éticos

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El derecho al aborto en Colombia:

I parte el concepto jurídico de vida humana


http://books.google.com.pe/books?id=NGhsrqKC3jQC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false






Efectos jurídicos de las nuevas técnicas de reproducción humana


http://books.google.com.pe/books?id=Vlj7o1mQu5EC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false







La fecundación in vitro y la filiación


http://books.google.com.pe/books?id=N7Bf63O6Uh0C&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false





La maternidad tecnológica:


de la inseminación artificial a la fertilización in vitro


http://books.google.com.pe/books?id=wx8BHwGXd-wC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false






La relación educativa:

factores institucionales, sociológicos y culturales


http://books.google.com.pe/books?id=zyuia8llhEMC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false






Observación y formación de los profesores


http://books.google.com.pe/books?id=8YRczSiYMQgC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false






Observar las situaciones educativas


http://books.google.com.pe/books?id=V0wOQwHUngYC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false







Métodos de investigación para el profesorado



http://books.google.com.pe/books?id=puPDRIcNk8wC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false







Una didáctica para hoy:


cómo enseñar mejor


http://books.google.com.pe/books?id=I4bsSl5N7dcC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false



Estrategias de aprendizaje:


para aprender más y mejor


http://books.google.com.pe/books?id=mXp8ePboKP8C&lpg=PA1&pg=PA1#v=onepage&q&f=false



Hacía una enseñanza eficaz
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Técnicas y recursos para motivar a los alumnos


http://books.google.com.pe/books?id=Y5Xw3FBCTBUC&lpg=PA1&pg=PA1#v=onepage&q&f=false





Potenciar la capacidad de aprender y pensar:


modelos mentales y técnicas de aprendizaje-enseñanza


http://books.google.com.pe/books?id=wiZdDaZLudEC&lpg=PA1&pg=PA1#v=onepage&q&f=false







Aprender a pensar y pensar para aprender:

estrategias de aprendizaje

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Aprender a razonar, aprender a pensar


http://books.google.com.pe/books?id=q7F46pYH72MC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false






DERECHO CONSTITUCIONAL GENERAL MATERIALES DE ENSEÑANZA



http://books.google.com.pe/books?id=u058tI0Tvx4C&lpg=PP3&dq=derecho%20constitucional%20peruano&pg=PA13#v=onepage&q=derecho%20constitucional%20peruano&f=false








DERECHO CONSTITUCIONAL GENERAL


http://books.google.com.pe/books?id=RXpHo1qD0QQC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false




DERECHO CONSTITUCIONAL



http://books.google.com.pe/books?id=5mFLv39zwaAC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false







DERECHO CONSTITUCIONAL:


perspectivas críticas : ensayos, líneas jurisprudenciales, estadísticas de la justicia constitucional


http://books.google.com.pe/books?id=ETMRwvo-_PAC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false







Corte Constitucional:


10 años, balance y perspectivas


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Constitución política de Colombia:

acompañada de extractos de las sentencias de la Corte Constitucional

http://books.google.com.pe/books?id=WbEKTQEK4VUC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false





La Constitución por construir:


balance de una década de cambio institucional


http://books.google.com.pe/books?id=EMN1pCtt5D4C&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false







Modernidades, nueva constitución y poderes constituyentes


http://books.google.com.pe/books?id=Q6qjVPFxcVIC&lpg=PA1&pg=PA1#v=onepage&q&f=false

Criminalística, Derecho Penal y Procesal Penal

Manual de criminalística modera: la ciencia y la investigación de la prueba
Escrito por Alain Buquet

http://books.google.com.ec/books?id=cGHmp0O7fakC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false




Diccionario básico de criminalística

http://books.google.com.ec/books?id=A1jU5xdzymUC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false




Diccionario criminalístico:
glosario básico usual en investigación judicial

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Manual de patología forense


http://books.google.com.ec/books?id=-QQivxNjSxEC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false





Médicina legal y toxicología


http://books.google.com.ec/books?id=MfL2NT12iAQC&lpg=PR1&pg=PR1#v=onepage&q&f=false






Medicina forense: manual integrado

http://books.google.com.ec/books?id=I7XZav6zfkYC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false

Introducción a la enfermería legal y forense

http://books.google.com.ec/books?id=GHYUiL8sYLcC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false




Introducción a la medicina legal


http://books.google.com.ec/books?id=DCVqtwltYtsC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false





Tratado de medicina legal 3 Ed:

Juristas y medicina

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Medicina Legal y Psiquiatría Forense
, Volumen 2


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El delito de manejar en estado de ebriedad:
aspectos penales, criminologicos y medico-legales doctrina, jurisprudencia y derecho comparado



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MEDICINA LEGAL : ELEMENTOS DE CIENCIAS FORENSES

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Manual del perito médico:

fundamentos técnicos y jurídicos


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Valoración del daño corporal en el aparato locomotor



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Biomecánica clínica de las patologías del aparato locomotor


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Manual del policía


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El proceso penal español:

jurisprudencia sistematizada


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Instituciones de derecho procesal penal



http://books.google.com.ec/books?id=MParOIGFhBwC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false






Derecho procesal penal


http://books.google.com.ec/books?id=kRK7efjD_F8C&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false









Sociología criminal

COMPORTAMIENTO SUICIDA


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EL SUICIDIO


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DELITOS CONTRA LAS PERSONAS


http://books.google.com.ec/books?id=guKAFHJIIWQC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false





Corrupción y enriquecimiento ilícito:


homicidio por encargo


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Delitos contra el patrimonio, aspectos penales y criminológicos:
especial referencia a Badajoz


http://books.google.com.ec/books?id=Eb7RuTHlxoMC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false








Delitos contra el patrimonio


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JURISPRUDENCIA VINCULANTE Y DOCTRINA JURISPRUDENCIAL


ASOCIACIÓN ILÍCITA PARA DELINQUIR ACUERDO PLENARIO Nº 4-2006/CJ-116 FECHA: 13/10/2006


CORRUPCIÓN DE FUNCIONARIOS SENTENCIA: R. N. Nº: 1091-2004-LIMA FECHA: 22/03/2005


DELITOS CONTRA EL HONOR: DIFAMACIÓN, CALUMNIA E INJURÍA ACUERDO PLENARIO Nº 3-2006/CJ-116 FECHA: 13/10/2006


PECULADO ACUERDO PLENARIO Nº 4-2005/CJ-116 FECHA: 30/09/2005


ROBO: DIFERENCIA CON ASESINATO POR CONEXIÓN
SENTENCIA: R. N. Nº 3932-2004 FECHA: 13/05/2005


ROBO: MOMENTO CONSUMATIVO SENTENCIA PLENARIA Nº 1-2005/DJ-301-A FECHA: 30/09/2005


ROBO: DIFERENCIAS ENTRE AGRAVANTES ACUERDO PLENARIO Nº 8-2007/CJ-116 FECHA: 16/11/2007


TERRORISMO: INTERPRETACIÓN DEL TIPO PENAL
DE COLABORACIÓN TERRORISTA CONSULTA Nº 126-2004-LIMA FECHA: 20/12/2004


TERRORISMO: INTERPRETACIÓN DEL TIPO PENAL BÁSICO DE TERRORISMO SENTENCIA: R. N. Nº 3048-2004-LIMA FECHA: 21/12/2004


TERRORISMO: ACTOS DE COLABORACIÓN TERRORISTA ACTO MÉDICO NO ES PUNIBLE SENTENCIA: R. N. Nº 1062-2004-LIMA FECHA: 31/12/2004


COLABORACIÓN PARA LA COMISIÓN DEL DELITO DE
TERRORISMO. REQUISITOS PARA SU CONFIGURACIÓN
SENTENCIA: R. N. Nº 1450-2005 FECHA: 31/08/2005


TRÁFICO ILÍCITO DE DROGAS INTERVENCIÓN DE TRES O MÁS AGENTES. REGLAS DE INTERPRETACIÓN DEL INCISO 6) DEL ARTÍCULO 297º DEL CÓDIGO PENAL
ACUERDO PLENARIO Nº 3-2005/CJ-116 FECHA: 30/09/2005




TRÁFICO ILÍCITO DE DROGAS: CORREO DE DROGAS
ACUERDO PLENARIO Nº: 3- 2008

TRÁFICO ILÍCITO DE DROGAS: ADECUACIÓN DEL TIPO
PENAL. IMPROCEDENCIA SUFICIENCIA PROBATORIA PARA ACREDITAR CONCERTACIÓN DE TRES O MÁS AGENTES SENTENCIA: R. N. Nº 1500/2006-PIURA
FECHA: 17/07/2006


TRÁFICO ILÍCITO DE DROGAS: CRITERIOS PARA LA ADECUACIÓN DE PENAS POR MODIFICACIONES DE LA LEY Nº 28002-TID. SENTENCIA: R. N. Nº 352-05-CALLAO
FECHA: 17/03/2005


VIOLACIÓN DE LA LIBERTAD SEXUAL NATURALEZA Y CARACTERÍSTICAS DEL «ENGAÑO» EN EL DELITO DE SEDUCCIÓN DEL ARTÍCULO 175º DEL CÓDIGO PENAL
SENTENCIA: R. N. Nº 1628-2004-ICA FECHA: 21/01/2005


VIOLACIÓN SEXUAL: ALCANCE INTERPRETATIVO DEL INCISO 3) DEL ARTÍCULO 173º DEL CÓDIGO PENAL, MODIFICADO POR LA LEY Nº 28704 PARA LA DETERMINACIÓN JUDICIAL DE LA PENA SENTENCIA: ACUERDO PLENARIO Nº 7-2007/CJ-116 FECHA: 16/11/2007


VIOLACIÓN SEXUAL: APLICACIÓN DEL ARTÍCULO 173º-3 DEL CÓDIGO PENAL ACUERDO PLENARIO Nº 4-2008




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RESPETEMOS LOS DERECHOS HUMANOS

Derechos & Humanos - 25 años de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos
DERECHOS HUMANOS programa producido por la coordinadora Nacional de Derechos Humanos 070. 25 años de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos. En http://perunet.tv/




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Derechos & Humanos - La imprescriptibilidad de los delitos contra los DDHH
DERECHOS HUMANOS programa producido por la coordinadora Nacional de Derechos Humanos 081. La imprescriptibilidad de los delitos contra los derechos humanos. En http://perunet.tv/




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Derechos & Humanos - El fútbol y la lucha contra el racismo
DERECHOS HUMANOS programa producido por la coordinadora Nacional de Derechos Humanos 079. El fútbol y los derechos humanos. En http://perunet



Derechos & Humanos - El fútbol y la lucha contra el racismo II


DERECHOS HUMANOS programa producido por la coordinadora Nacional de Derechos Humanos 080. El fútbol y los derechos humanos II. En http://perunet.tv/




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Derechos & Humanos - Los derechos de la población afro en el Perú
DERECHOS HUMANOS programa producido por la coordinadora Nacional de Derechos Humanos 056. Los derechos de la población afro en el Perú. En http://perunet.tv/





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Masacre en Bagua Perú - Bloque 1
Denunciamos la sangrienta masacre del gobierno de Alan García - Contrapunto lunes 8 de mayo - www.tvpts.tv




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Masacre en Bagua Perú - Bloque 2




http://www.youtube.com/watch?v=fGYSnOLalPY&feature=related


Bagua Enfrentamiento de indigenas Crimen lesa humanidad




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Masacre en Bagua Perú - Enfrentamiento entre policías y nativos amazónicos




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DEONTOLOGIA JURIDICA










UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA
FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS









DEONTOLOGIA JURIDICA
A DISTANCIA

TEXTOS COMPILADOS POR
JORGE ALFONSO MORENO CHAVEZ






2009













UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA
FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS

DEONTOLOGIA JURIDICA

PROGRAMA
I. FUNDAMENTACION

La asignatura de Deontología Jurídica introduce al estudiante a la reflexión sobre el comportamiento ético del profesional del derecho de tal manera que aprenda tanto a forjar el carácter para actuar prudentemente en la vida, así como para aprender a tomar decisiones moralmente justas conforme a su escala de valores en confrontación con su conciencia, núcleo interno de su moralidad.

La práctica del ejercicio de la profesión jurídica implica un deber moral de conducir el derecho hacia la justicia, la equidad, el Orden, la seguridad y sobre todo la solidaridad social. El deber ético del profesional del derecho debe convertirse en un imperativo autónomo que se convierte en la convicción humana y profesional de buscar el Bien común para encontrar el sentido personal existencial y el sentido de la vocación y deber para con la sociedad.

El estudiante de derecho estudiará los fundamentos éticos del pensamiento occidental desde la Grecia Antigua, Roma, La Europa Medieval, El Renacimiento, La ilustración, la Modernidad y la Posmodernidad. Al final construirá su propio Código Ético para el ejercicio de su profesión.



I. OBJETIVOS GENERALES DE LA ASIGNATURA

Al finalizar el curso el estudiante estará en capacidad de:

1. Reflexionar sobre la orientación ética de su vida y del ejercicio de la profesión.
2. Discernir sobre la importancia de su escala de valores y la importancia de su conciencia como centro interno de su moralidad.
3. Tener una visión de conjunto sobre las escuelas éticas de pensamiento que han influido en la sociedad contemporánea.
4. Identificar los principios y valores que deber orientar el ejercicio de la profesión jurídica.




II. PROGRAMA ANALITICO


Unidad I: Introducción a la Deontología y Ética.

1. Objetivos específicos:

- Acercar al estudiante a la problemática de la responsabilidad de los actos, actitudes y opciones que dan sentido a nuestra existencia personal y profesional.


- Analizar las diferentes aproximaciones éticas a la realidad.
-
- Estudiar el papel que desempeñan la conciencia, los valores, la religión y las normas en la toma de decisiones para la vida.


Contenido:

I. INTRODUCCION A LA ETICA

Conceptos fundamentales: La ética, los valores, la conciencia. La libertad, la alteridad, la persona. La responsabilidad. Aprender a tomar decisiones prudentes. Aprender a tomar decisiones moralmente justas.
La ética y la convivencia social: Vivir en una sociedad plural. Ética Cívica y Ética de Mínimos. El principio del permiso. Ética y democracia. La aldea global y bélica. Ética y política. Ética y Derechos humanos.
Justicia y equidad: Justicia distributiva. Justicia como igualdad. Justicia capitalista basada en la contribución. Justicia socialista basada en las necesidades. Justicia como libertad. Justicia como equidad. Justicia retributiva. Justicia compensatoria. Ética de la virtud. Ética internacional.


Unidad II: Las Escuelas de Ética y Deontología.

1. Objetivos específicos:

-Contextualizar en la vida cotidiana las principales corrientes filosóficas y éticas de de la Antigüedad, con sus implicaciones epistemológicas, éticas, metafísicas y sociales.

-Analizar el pensamiento ético de la Modernidad descubriendo como se relacionan con el sentido de su existencia como persona responsable y comprometida con la sociedad.

- Descubrir la racionalidad del pensamiento ético contemporáneo que enfoca y facilita el desarrollo de la interioridad humana.


Contenido:


LAS ESCUELAS DE ETICA

1. Los Sofistas: Lo bueno natural y lo bueno legal. Protágoras.
2. La escuela Socrática: Sócrates y la Ética interior.
3. La Escuela Aristotélica: El justo término Medio. Teleología y Eudemonía.
4. La Escuela Cínica: Diógenes y la Autosuficiencia.
5. Estoicismo y Ataraxia: ¡Abstine et sustine! Lucio Anneo Séneca y la Brevedad de la vida.
6. El Jardín de Epicuro: Los verdaderos placeres y La carta a Meneceo.
7. La escuela Escéptica: Dudar de todo. Sexto Empírico y los Motivos de la duda. Descartes y la Duda Metódica.
8. Puritanismo y Liberalismo. Sus influencias en el Liberalismo y la Religión.
9. Ética Utilitarista. Bentham y Stuart Mill. La aritmética de los placeres.
10. Ética Marxista. Materialismo histórico.
11. Ética Nihilista: Federico Nietzsche. El Anticristo y La voluntad de Poder.
12. Ética Existencialista: Sören Kierkegaard, Jean Paul Sartre y Albert Camus. El individuo, el dolor, el mal. El sentido de la vida. La Logoterapia de Víktor Frankl.
13. Ética Posmoderna: El hombre Light, una vida sin valores. Gilles Lipovetsky, Gianni Váttimo y Baudrillard. La era del vacío.








Unidad III: La Deontología Jurídica:

1. Objetivos específicos:

- Analizar la importancia de la aplicación justa y equitativa del derecho y su implicación en casi todos los ámbitos de la vida humana, sobre todo en aquellos aspectos de la sociedad que actualmente se presentan en crisis debido a las prácticas antiéticas de algunos profesionales del derecho.

- Despertar la conciencia de los futuros profesionales del derecho como agentes orientadores y proveedores de las bases éticas que contribuyan a la coexistencia pacífica en un orden jurídico justos que se oriente a la construcción del Estado de Derecho.

- Interiorizar los valores de la profesión jurídica entendiendo la profesión como una vocación humana y social en la cual el profesional de las ciencias jurídicas ejerce su profesión en responsabilidad y libertad humanizando la sociedad en la búsqueda del Bien común social.



Contenidos

1. La Deontología Jurídica en Grecia Antigua, Roma y La Edad Media Europea.
2. Principios Generales de la Deontología Jurídica.
3. Deontología de Jueces y Magistrados: Independencia Judicial e Imparcialidad.
4. Deontología jurídica de Abogados y Notarios.
5. Prácticas deontológicas de otros agentes jurídicos: Secretarios, Fiscales, Mediadores, Árbitros, Médicos forenses.
6. Ética Procesal.
7. Ética Contractual.




III. METODOLOGIA

La metodología de trabajo para este curso se inscribe dentro del enfoque del constructivismo de Jean Piaget y Lev Vigotsky. Metodología que orientada a potenciar los procesos de aprendizaje del estudiante el cual preparará un texto paralelo donde incorporará lecturas, procesos de aprendizaje, experiencias de reflexión, debates sobre temas de actualidad, trabajo cooperativo grupal tanto en clase como investigaciones orientadas extra-clase. Simultáneamente al curso el estudiante preparará un código ético que presentará en las últimas sesiones de clase, así como su texto paralelo y experiencias académicas y personales.





IV. EVALUACION.

Se propiciará una evaluación de los procesos participativos de los estudiantes, de su participación en las actividades académicas y trabajos personales en casa, así como el texto paralelo y el Código de Ética.

Calificación:

Participación en clase: 20%
Texto paralelo 55%
Código de Ética 25%

V. BIBLIGRAFIA BASICA PARA EL ESTUDIANTE
1. Cortina Adela. “Ética de la Empresa”. Claves para una nueva cultura empresarial. Editorial Trotta. Madrid. 1994
2. Pérez Valera Víctor Manuel. “Deontología Jurídica”. Editorial Oxford, México. 2002.
3. House, E.R. “Evaluación Ética” y Poder. Morata. Madrid. 1997.
4. Díaz Carlos. “Filosofía”. Un nuevo enfoque. McGraw Hill. México. 2004.
5. Velásquez, Manuel. “Ética en los Negocios”. Prentice Hall. México. 2004
6. Huisman, Dennis. “Historia de los Filósofos”. Tecnos. Madrid. 2001
7. Satué, Manuel. “Qué sabes de Ética”. Madrid. Longman. 1995.
8. Savater, Fernando. “Ética para Amador”. Editorial Ariel. Barcelona. 2003.
9. Serrano Caldera, Alejandro. “Ética y Política”. Cielac-Upoli. Managua, 2003
10. Rojas, Enrique. “El Hombre light”. Una vida sin valores. Ediciones Temas de hoy. Madrid. 1998.
11. Rawls, John. “Teoría de la Justicia”. Fondo de Cultura económica. México. 2000
Internet:

http://www.cinicos.com
http://elac.uca.edu.ni/ccs/jorgemc



















I UNIDAD

I UNIDAD
INTRODUCCION A LA ETICA


QUE ES LA ETICA


Lucio Anneo Séneca decía que “no hemos de preocuparnos por vivir largos años, sino de vivirlos satisfactoriamente porque vivir largo tiempo depende del destino, y vivir satisfactoriamente de tu alma, la vida es larga si es plena, y se hace plena cuando el alma ha recuperado la posesión de su bien propio y ha transferido a sí el dominio de sí misma”. (“Las Cartas a Lucilio”)
“La vida es breve, largo el arte. No es que dispongamos de poco tiempo, es que perdemos mucho. Pequeña parte de la vida es la que vivimos, lo que nos queda no es vida sino tiempo…NO por tener canas un hombre habrá vivido mucho, no es su vida la que ha durado sino su existencia. ” (Séneca, De la Brevedad de la vida)


Para Adela Cortina, Filósofa española, La ética es un tipo de saber práctico que orienta la acción humana en un sentido racional. Es esencialmente un saber para actuar de modo racional. Para lo cual es preciso saber ordenar las metas de nuestra vida inteligentemente.

La ética es el intento racional de averiguar cómo vivir mejor. Si la moral es considerada un conjunto de comportamientos o normas que algunos solemos aceptar como válidos. La ética es la reflexión sobre por qué los consideramos válidos y la comparación con otras “morales” que tienen personas diferentes.

Los modos para orientar racionalmente la acción serán fundamentalmente dos: Aprender a tomar decisiones prudentes y aprender a tomar decisiones moralmente justas.




APRENDER A TOMAR DECISIONES PRUDENTES
Adela Cortina afirma que aprender a tomar decisiones prudentes se realiza por medio de la forja del carácter para realizar buenas elecciones. El carácter que tiene una persona es decisivo para su vida. Decía Heráclito de Efeso que el carácter es para el hombre su destino. Ortega y Gasset decía yo soy yo y mis circunstancias.

CARÁCTER O TEMPERAMENTO
Desde el origen griego de la ética cabe distinguir en el mundo humano entre el temperamento (pathos), construido por aquellos sentimientos y actitudes con los que se nace y que no se pueden cambiar (la dimensión pasiva de la persona) y el carácter que cada uno se va forjando, el modo de ser del que cada quien se va apropiando a lo largo de su vida al hacer sucesivas elecciones en un sentido.

Ciertamente nacemos con una determinada constitución genética y psicológica que no elegimos, como tampoco el contexto social. Nacemos con una determinada “lotería natural”, genética, psicológica y social que uno no elige, sin embargo los hombres nos vemos obligados a modificar nuestra herencia o bien a reforzarla, eligiendo nuestro propio carácter. A esa necesidad originaria de elegir el propio carácter llamamos libertad, y debido a que estamos “condenados” a ser libres, más vale que nos esforcemos por hacer buenas elecciones.

La clave consiste en tener conciencia de los fines que perseguimos en la vida y habituarse a elegir y obrar en relación con ellos. Enmanuel Kant decía: “si debo es porque puedo”. Si tengo conciencia de que debo obrar en un sentido determinado, es porque puedo elegir ese camino u otro. De ahí que la libertad sea indispensable en el mundo ético, al que va estrechamente ligada la responsabilidad, ya que quien tiene posibilidad de elegir en un sentido u otro, es responsable de lo que ha elegido: tiene que responder de su elección, porque estaba en su mano evitarla.

Para forjarnos el carácter, debemos plantearnos fines y metas a largo plazo, desde donde cobran sentido nuestras metas intermedias. Así como a la estética le basta con el presente, con disfrutar el momento (Carpe Diem: Atrapa el día, disfruta el día), la ética necesita contar con los proyectos de futuro desde donde cobran sentido las elecciones presentes.

El saber ético orienta a las personas para crearse un carácter que les haga felices: los hábitos que ayuden a las personas a ser felices son las virtudes, los que les alejan de la felicidad son los vicios. La felicidad es el fin último al que todos los hombres tienden y la ética se propone en principio ayudar a alcanzarla.

TOMAR DECISIONES MORALMENTE JUSTAS
El otro modo de orientar la acción humana en un sentido racional consiste en aprender a tomar decisiones moralmente justas. Esto es el respeto a los derechos humanos desde una moral crítica. Desde este nivel la pregunta ética no es tanto ¿qué debe hacer una persona para ser feliz? Como ¿cuándo una persona tomará decisiones moralmente justas?

Para responder a esta pregunta Adela Cortina expresa que en primer lugar no basta con respetar la legalidad vigente, tampoco basta con respetar la conciencia moral alcanzada por una sociedad, sino que, es preciso averiguar qué valores y qué derechos han de ser racionalmente respetados, esta es una tarea de la ética como filosofía moral.

No basta con respetar la legalidad vigente. No siempre la ley positiva es moralmente justa aunque haya pasado por procedimientos de promulgación legítimos. Puede existir un derecho injusto. Un ejemplo puede ser el Derecho Alemán en la época de Hitler. El Tribunal de Nüremberg juzgó y condenó los crímenes del nacionalsocialismo en la cabeza de algunos de sus representantes, apelando al término “crímenes de lesa humanidad”. Entonces se entendía que existe una moral universal desde las que pueden condenarse como injustas leyes que en un país están vigentes, y además legalmente vigentes. El ámbito de una moral crítica es más amplio que el del Derecho Positivo.

Tampoco es suficiente para tomar decisiones moralmente justas atender solo al derecho positivo y a la conciencia moral alcanzada por una sociedad determinada, porque el hecho de que en ella no exista sensibilidad, hacia determinados derechos humanos, no significa que podemos atenernos tranquilamente a unas convicciones que están por debajo de las convicciones morales generadas por una moral crítica. Un claro ejemplo son los objetores de conciencia o los desobedientes civiles y todos los que ponen en cuestión las viejas costumbres y hábitos y pretenden transformarlos a la luz de valores.

Por eso para tomar decisiones moralmente justas es preciso atender al derecho vigente, a las convicciones morales imperantes pero además hay que averiguar qué valores y derechos han de ser racionalmente respetados. Esto nos debe llevar a la filosofía moral que tiene que proporcionarnos algún criterio o algún procedimiento para decidir cuales son esos valores y derechos.


ETICA O MORAL
La filosofía moral es lo que llamamos simplemente ética. Y aunque etimológicamente ética y moral significan lo mismo, debemos llamar ética a la filosofía moral y “moral” a secas, ese saber que acompaña a la vida de los hombres haciéndolos prudentes y justos. Aranguren distingue entre Moral vivida (moral) y moral pensada (ética).

Las funciones de la ética son aclara qué es la moral, cuáles son sus rasgos, fundamentar la moral, inqurir en cuáles son las razones para que los hombres se comporten moralmente y aplicar a los diferentes ámbitos de la vida social los resultados de las dos primeras funciones, esto es lo que se llama “ética aplicada”.









FUNDAMENTOS DE LA ETICA

La ética se fundamenta en primer lugar en que los hombres son estructuralmente morales. Los hombres tienen que justificar sus respuestas al medio. Mientras que los animales responden a los estímulos que les incitan de forma perfectamente ajustada, los hombres no responden de forma ajustada sino que pueden elegir entre distintas posibilidades de respuesta y se ven obligados a justificar su elección. Los hombres son necesariamente morales pero hay hombres inmorales con respecto a un determinado código moral, pero no existen hombres amorales.

Los hombres tienden necesariamente a la felicidad. La felicidad no puede elegirse porque ya viene dada por naturaleza, pero los medios sí pueden elegirse, y ese es el terreno de lo moral.


Todos los seres vivos buscan el placer (hedonismo) y huyen del dolor, tenemos que reconocer que el móvil del comportamiento animal y del humano es el placer. La moral es el tipo de saber que nos invita a perseguir la mayor felicidad del mayor número posible de seres vivos. (Criterio de los utilitaristas). Para calcular la felicidad es preciso tener en cuenta las consecuencias de cada uno de los cursos de acción y valorarlos desde la perspectiva del placer que proporciona cada uno de ellos. A esta tipo de ética se le llama “ETICAS TELEOLÓGICAS” en contraposición a las “ETICAS DEONTOLÓGICAS” que se preocupan del deber y de las normas que nacen del respeto a determinados derechos de los hombres.

Una cuarta posición defiende que aunque todos los seres vivos tiendan al placer no es ésta la cuestión moral por excelencia, sino más bien la de qué seres tienen derecho a ser respetados, qué seres tienen dignidad y no pueden ser tratados como simples mercancías y por tanto qué deberes han de cumplirse en relación con ellos. Desde esta posición se afirma que sólo los hombres tienen dignidad, porque sólo ellos son libres. Pero no sólo son libres porque pueden elegir, sino porque son autónomos, porque pueden regirse por sus propias leyes. El fundamento de la moral, es entonces la autonomía de los hombres. Estas son las éticas deontológicas. Kant, en su obra Fundamentación de la metafísica de las costumbres afirma que los “seres racionales son fines en sí mismos, tienen un valor absoluto y no pueden ser tratados como simples medios”

Desde esta perspectiva se afirma que la razón humana es dialógica y que por tanto no se puede decidir qué normas son morales si, no es a través de un diálogo que se celebre entre todos los afectados por ellas y que llegue a la convicción por parte de todos de que las normas son correctas. Esta ética recibe el nombre de ETICA DIALOGICA O DISCURSIVA O COMUNICATIVA. Sus creadores son Karl Otto Apel, y Jurgen Habermas. Esta ética muestra cómo la razón humana sí ofrece un procedimiento para decidir qué normas son moralmente correctas: el diálogo.


SIGNIFICADO DE ÉTICA. LA ÉTICA NO ES UN CÓDIGO SINO UNA PERSPECTIVA PARA UNA REFLEXIÓN PRACTICA SOBRE NUESTRAS ACCIONES.
La ética no es el conjunto de normas, ni tratados, ni leyes que obligatoriamente debamos acatar y cumplir, sino que ética es una orientación armónica que nos va a ayudar a vivir la vida. A lo largo de nuestra existencia vamos obteniendo enseñanzas y lecciones sobre vivencias anteriores, estas enseñanzas nos van a influenciar en la visión y actuación que ante los hechos cotidianos y ante la muerte tengamos, nos va a ayudar a adoptar una estrategia ante la muerte, nos va a ayudar a penar alegremente por la vida. Nuestras acciones en la vida van a ser influenciadas por la ética. Ética así pues seria el estudio y reflexión de vivencias pasadas que nos marcan, así mismo la ética establece una conducta a seguir ante los hechos que cotidianamente se presentan.

PRINCIPIO DE LA UNIVERSALIDAD EN ÉTICA. TEXTO DE “VICTORIA CAMPS”.
El principio de la universalidad en ética significa que la ética no admite excepciones a favor de nadie ni de ningún interés privado, el deber moral es algo que no ocurre con deberes o leyes de otro tipo cuyo único fundamento es la autoridad que los produce y los sanciona. Significa que la ética sólo puede y debe dar pautas y criterios generales, no respuestas claras y precisas a las perplejidades y dudas humanas, las cuales deben ser resueltas por cada cual, al ser el individuo moralmente autónomo. La universalidad no responde a nada real; es la representación indeterminada del entendimiento, producida por un acto reflejo suyo, después de conocido lo singular. Universal no es algo que convenga realmente a muchos, sino algo que se puede decir de muchos.

LA CONCEPCIÓN DE ÉTICA Y MORAL SEGÚN CARLOS MARX.
Para Marx la ética es ideología pura con la única visión de legitimar lo que hay. Según Marx los seres humanos no necesitan una moral para ver transformado su mundo, necesitan que se transformen las condiciones de la humanidad en que vive la mayoría, víctima de la desigualdad y la injusticia. Para Marx no es la teoría sino la practica, el cambio de circunstancias reales, lo que eliminará ciertas ideas de las mentes humanas y así cambiar la moral de las personas. Para Marx la moral no será capaz de superar la alienación del hombre, sino que será precisa la transformación de las estructuras materiales que son realmente culpables de la enajenación de los seres humanos. Para Marx las ideas morales o filosóficas no contribuyen a superar este mundo, más bien lo consagran y lo justifican al no darse cuenta de su procedencia. La Ley y la moral son, prejuicios burgueses derivados de interés burgueses con la única y exclusiva intención de perpetuar la riqueza en quien la posee. Los valores morales son los portavoces de los intereses de la clase dominante,
Para Marx la transformación moral del mundo es pura mentira sino atiende fundamentalmente a la corrección de una distribución de la riqueza radicalmente injusta e inmoral.

COMENTARIO DEL PRINCIPIO “SE DEBE HACER EL BIEN Y EVITAR EL MAL”.
La filosofía de los valores se inicia en la escuela neokantiana de Baden y es cultivada por varios filósofos de fines del siglo pasado (Scheler, Husserl,...). Se desarrolló extraordinariamente tomando como base la fenomenología, entendiendo por fenomenología como la ciencia descriptiva de la conciencia pura. La fenomenología entiende por el bien las cosas que tienen valor, son bienes las cosas que tienen valor o los actos que los realizan, y valor lo que hace que algo sea bueno. Debemos entender por valor una afección o estimación subjetiva, es un objeto al que se refieren ciertos actos de la persona, en estos actos se descubre la jerarquía de los valores, a los cuales antecede y acompaña el amor, que es como el lazarillo que nos guía al encuentro y estima de los valores positivos o su opuesto el odio o apatía que aparece cuando no hay jerarquía de valores y que producen una respuesta malvada ante un hecho.
Partiendo de estas premisas podemos considerar que el principio “se debe hacer el bien y evitar el mal” significa que se deben dar respuesta a los hechos aplicando para ello en nuestro interior la jerarquía de valores, evitar el mal significa evitar realizar acciones acompañadas de odio o apatía que aparece cuando no hay o no se aplica la jerarquía de valores, no debemos actuar sin pensar y meditar previamente si la jerarquía o tabla de valores ha sido aplicada, en esta tabla o jerarquía de valores entran en juego la capacidad de elegir, revisar y renunciar a planes de vida y la de elegir principios de justicia.

SIGNIFICADO DE LA CONCEPCIÓN ANALÍTICA DE LA ÉTICA.
Concepción analítica de la ética es la conclusión obtenida tras el estudio de los pensamientos y reflexiones aportados por los filósofos a lo largo de un periodo de tiempo. En este estudio se tienen en cuenta varios planos, por una parte se estudia la “meta-ética” es decir, el de la discusión sobre el análisis y fundamentación de los juicios de valor y por otra parte el estudio en el plano de la “ética normativa”, es decir, el estudio de la formulación de juicios sobre la corrección o bondad moral de acciones e instituciones. En el plano de la meta-ética se deben tener en cuenta las opiniones aportadas por el “subjetivismo ético” que sostiene que los juicios de valor describen actitudes o bien del individuo o bien de la comunidad en su conjunto, el “emotivismo ético” que plantea que los juicios de valor no tienen un contenido cognitivo, sino que sirven para expresar emociones, se sostenía que no puede predicarse de estos juicios verdad o falsedad, otros autores defienden la “teoría del error” según la cual los juicios morales se refieren a hechos diferentes de actitudes subjetivas, pero como tales hechos no existen, los juicios que formulamos son sistemáticamente falsos.
El otro plano que estudia para obtener una concepción analítica de la ética, es el de la formulación de juicios sobre la corrección o bondad moral de acciones o instituciones, es el estudio de la ética normativa. Aquí se nos presentan varias corrientes, por una parte el “utilitarismo” que juzga a las acciones o instituciones por sus consecuencias respecto de un bien intrínseco, que, según algunas variantes es el placer o la ausencia de dolor y según otras variantes es la satisfacción de deseos o preferencias, y puede ser egoísta o universal, positivo o negativo y clásico o del promedio.
Otra de las corrientes que se nos presentan en la ética normativa es el “libertariarismo” en el que se pretende que los arreglos sociales se basen en el consentimiento y las decisiones de la gente.

EXPOSICIÓN DE LOS PRINCIPIOS DE LA JUSTICIA DE “RAWLS”.
Rawls presentó un complejo meta-ético para fundamentar principios de justicia respecto de las instituciones sociales, principios que determinan derechos y deberes en el marco de la estructura básica de una sociedad y la distribución apropiada de los beneficios y cargas de la cooperación social.
Para Rawls los principios de justicia, son válidos si son elegidos por personas libres y puramente racionales y elegidos a través de un procedimiento equitativo e igualitario para y por todos. Esto presupone una concepción de las personas morales, de acuerdo con la cual ellas se caracterizan por tener capacidad para elegir y materializar planes de vida y para desarrollar un sentimiento de justicia. Se presupone así mismo que las personas son independientes y separadas entre sí, y que en consecuencia el mal que una sufre no puede compensarse con el beneficio de otra.
Para representar las condiciones mencionadas Rawls imagina una situación ficticia a la que llama "posición originaria", de la que se parte y sobre la cual los integrantes deciden cuales son los principios que van a regir para juzgar las instituciones básicas de su sociedad. En esta posición originaria para Rawls los hombres deben ser aproximadamente iguales en poderes físicos y mentales, no deben ser envidiosos sino puramente auto interesados, los principios adoptados deben satisfacer ciertas propiedades: generalidad, universalidad, publicidad, completitud y carácter justificatorio final, debiendo comprometerse los miembros a la aceptación de los principios adoptados por unanimidad desde un equilibrio reflexivo.
Partiendo de esta base, para Rawls los integrantes elegirán necesariamente dos principios de justicia ordenados en una jerarquía lexicográfica, en el primero cada persona debe tener un derecho igual al sistema total más extenso de libertades básicas (conciencia, palabra, voto,...) compatible con un sistema similar de libertades para todos, en el segundo principio las desigualdades sociales y económicas deben dispuestas de modo que satisfagan dos condiciones, ser el mayor beneficio para los socialmente menos aventajados y deben adjudicarse a funciones y posiciones abiertas a todos en igualdad de condiciones y oportunidades.
Rawls imagina una secuencia en cuatro etapas en las que el velo de la ignorancia se va levantando progresivamente, en la que los seres de la posición originaria van eligiendo, sobre la base de los principios de justicia, principios constitucionales, reglas legislativas y decisiones judiciales y administrativas en casos particulares, una sociedad regida por estos principios de justicia será para Rawls una sociedad estable, en la que se produce un efecto de realimentación que tiende a reforzar la adhesión a tales principios.

EXPLICACIÓN DEL GIRO PRAGMÁTICO DE LOS FILÓSOFOS DE LA ÉTICA COMUNICATIVA. ¿POR QUÉ LA ÉTICA COMUNICATIVA ES UNA ÉTICA PROCEDIMENTAL?
Para el "Pragmatismo" la función de pensar no es el descubrimiento de unas verdades eternas preexistentes, sino el inventar o crear una hábitos de acción intelectual que se muestren útiles en la practica. La verdad de una afirmación se manifiesta en su rendimiento como orientación para la experiencia futura. Con la ética comunicativa se da un giro a Pragmatismo, con ella se amplía el ámbito de la reflexión hacia una filosofía práctica, que tiene como objetivo una reflexión sobre la política, fundamentalmente sobre el modo de vida democrático, partiendo de la argumentación como punto de partida para la reflexión.
Los autores enmarcados en la ética comunicativa dedican su mayor esfuerzo a la aplicación de ésta ética a la economía, a la ecología, la política o el deporte, haciendo de ella una ética aplicada, por ello es una ética optima para inspirar una moral cívica en los países democráticos, pero también una ética ecológica, económica, política, medica o pedagógica, son pues éticas procedimentales.
La ética comunicativa es una ética procedimental porque no reflexiona sobre contenidos morales, sino acerca de los procedimientos mediante los cuales podemos declarar que normas surgidas de la vida cotidiana son correctas, es una ética que de las dos caras del fenómeno moral, felicidad y norma, sólo atiende a la norma, se convierte así pues en una "ética deontológica" que anuncia los procedimientos que deben seguirse para llegar a determinar la corrección de una norma. Las normas surgen y proceden del mundo vital y la filosofía moral se limita a descubrir los procedimientos dialógicos para legitimarlos.
La ética comunicativa es cognitivista, ya que además considera el procedimiento por el que llegamos a determinar lo correcto: "el discurso practico", que se lleva a cabo en un marco comunicativo, dialógico y discursivo, un marco en el que se trata de universalizar la materia de la moral, que son los intereses de los afectados por las normas, en el que se descubre el carácter dialógico de las personas. Pero además éste debe estar ajustado a determinadas reglas y seguir un cierto procedimiento, en el que en primer lugar se requiere aceptar una relación entre los interlocutores que es a la vez hermenéutica y ética, ya que debe haber un entendimiento mínimo entre el hablante y oyente y estos deben reconocerse mutuamente como personas y como interlocutores válidos, cuyos derechos a la replica y la argumentación tienen que ser reconocidos, a partir de este momento, es posible elaborar una teoría de los derechos humanos.

DIFERENCIA QUE ESTABLECE “ADELA CORTINA” ENTRE UNA ÉTICA DE MÁXIMOS Y UNA ÉTICA DE MÍNIMOS.
La ética discursiva puede ofrecer una figura inédita de sujeto capaz de inspirar un nuevo humanismo desde la idea de un sujeto autónomo, que vive en un mundo subjetivo en el que tiene un acceso privilegiado y un mundo social al que pertenece. Esto da al individuo una dimensión individual y una dimensión personal, estas dos dimensiones que constituyen al sujeto se construyen con la autonomía personal y la autorrealización individual. Esta consideración es clave a la hora de construir un marco de aplicación de la ética discursiva, porque nos permite distinguir en el concepto mismo de sujeto la exigencia de una ética de mínimos y una ética de máximos.
Adela Cortina en el texto cree oportuno distinguir en el ámbito moral entre una ética de máximos y una ética de mínimos: entre aquellos mínimos normativos universalizables, que son posibles por la dimensión autónoma del sujeto y de los que se ocupan las éticas deontológicas de la justicia, y los máximos a que se refieren los proyectos biográficos de autorrealización. Por objeto tienen tales máximos las éticas de la felicidad, siempre que la felicidad no se entienda sólo como placer, sino en el amplio sentido humano de autorrealización.
La autonomía en el hombre se presenta como la capacidad moral para la resolución o actuación ante un hecho concreto, desde este punto de vista estrictamente moral, es autónoma la voluntad de dejarse orientar por lo que todos podrían querer, por ello se dice que la autonomía del sujeto en el sentido estrictamente moral se refiere a la capacidad universalizadora, que es la que en el ámbito de las normas nos permite fundamentar racionalmente una ética de mínimos universalmente exigibles. A la vez la ética de máximos viene marcada por el deseo o propósito de llevar a cabo la autorrealización personal o individual.


ÉTICA DE MÍNIMOS Y ÉTICA DE MÁXIMOS EN UNA DEMOCRACIA DIALÓGICA
Carlos Díaz
Desde cualquier religión o incluso desde la increencia es posible asumir racionalmente una mínima ética cívica pública. El cristianismo, por ejemplo, no es una ética de mínimos de justicia, sino una religión de máximos de felicidad.
Éticas de mínimos
Las éticas de mínimos son deontológicas, pues se ocupan del deón (deber, vertiente normativa), indagando qué requisitos mínimos deben ser universalmente cumplidos, pues cuando tengo algo por justo no estoy expresando un sentimiento meramente subjetivo o grupal, relativo a mi cultura o circunstancia, sino que pretendo que lo tenga por justo cualquier ser racional que quiera pensar moralmente, esto es, que se sitúe en condiciones de imparcialidad y de universabilidad, válidas en todas las circunstancias, referidas a normas universalizables que se han ido concretando en los derechos humanos, derechos que la humanidad ha aprendido a través de la historia, a los cuales sería ya inmoral renunciar, y que por ende son transmitidos generacionalmente.
Éticas de máximos
Por su parte las éticas de máximos son éticas de felicidad (agatológicas: referidas al bien y a la autorrealización personal), pues intentan ofrecer ideales de vida buena. Cuando tengo algo por bueno, por felicitante, no puedo exigir ni imponer que cualquier ser racional también lo tenga por bueno, porque ésta sí que es una opción subjetiva, aunque puedo aconsejar seguir su conducta. En consecuencia, se trata de éticas religiosas.
Diferencias y coincidencias
Mientras en una sociedad pluralista los ideales de felicidad pueden ser distintos, no sucede lo mismo con las convicciones de justicia. «Cuando tenemos algo por justo, nos sentimos impelidos a intersubjetivarlo, a exigir que los demás también lo tengan por justo, porque ciertamente existe una gran diferencia entre los juicios 'esto es justo' y 'esto me conviene', pero también entre los juicios 'esto es justo' y 'esto da la felicidad'. Si digo 'esto me conviene', estoy expresando simplemente mi preferencia individual por algo, y si digo 'esto nos conviene' amplío la preferencia a un grupo, mientras cuando afirmo 'esto es justo' estoy confiriéndole un peso de objetividad que queda más allá de las preferencias personales y grupales: estoy apelando a modelos intersubjetivos que sobrepasan con mucho el subjetivismo individual o grupal. Decir que 'esto hace feliz' es, por contra, bastante más arriesgado, porque ¿quién se atreverá a decir que esto es lo que hace felices a todos los seres humanos, aunque parte de ellos se niegue a aceptarlo?».
¿Significa esto que en la ciudad democrática estén de más las éticas de máximos basadas en las religiones? No, pues «desde cualquier religión o incluso desde la increencia es posible asumir racionalmente una mínima ética cívica pública. El cristianismo, por ejemplo, no es una ética de mínimos de justicia, sino una religión de máximos de felicidad. Los mínimos de justicia le parecen irrenunciables, y se alegra por ello profundamente de que formen parte de la conciencia moral social de nuestro tiempo; pero tales mínimos no agotan el contenido de la religión cristiana, su viva y rica oferta».
Es posible ser creyente y a la vez ciudadano; fe y razón son bueyes de una misma yunta, aunque con dos niveles distintos de exigencia, niveles autónomos, ninguno de los cuales puede pretender absorber al otro, por eso ni la religión puede suplantar a la moral civil, ni la moral civil puede pretender sustituir a las religiones, jamás una ética de mínimos puede pretender ser un equivalente funcional de la religión. Lo laico no entra en competencia con lo religioso, porque no intenta ofrecer una idea del hombre y de la historia desde la que iluminar la totalidad de la vida.
A su vez «en cada grupo puede existir algún tipo de magisterio reconocido, que tenga una especial autoridad dentro de él. Éste es el caso de gran parte de grupos religiosos. Dado que en una sociedad hay diversas esferas y dentro de cada una de ellas un tipo peculiar de organización, siempre que acepten el marco de conjunto, la existencia de magisterios internos a cada una de las esferas es perfectamente democrática. Atentan contra las posibilidades de convivencia que ofrece una moral cívica tanto los que se empeñan en negar a las iglesias su derecho a expresar su opinión en materia moral, como los que creen desde una iglesia que sólo ella está facultada para dar orientaciones morales y que el resto de las iglesias o de los grupos sociales debería someterse a tales directrices.
Lo racional (mínimo) y lo razonable (máximo)
Esto no signifique que las propuestas religiosas no sean racionales, ni que la razón nada tenga que ver con la felicidad, porque la razón humana es sentiente y el sentimiento racional. Por eso tienen razón quienes dicen que no puede separarse de una forma tajante entre lo justo y lo bueno, ni, por tanto, pensar en qué cosas pueden ser exigibles a toda persona sin tener cierta idea de qué es lo que hace felices a las personas. En consecuencia, hay dos tipos de racionalidad, la de aquello que es universalmente exigible, y la razonabilidad de lo que puede proponerse con pleno sentido, sin ser por ello exigible.





TEXTO II
La educación del hombre y del ciudadano
(http://www.rieoei.org/oeivirt/rie07a02.pdf)
Adela Cortina (*)
(*) Adela Cortina, catedrática de Filosofía Jurídica Moral y Política en la Universidad de Valencia (España). Doctora en Filosofía por la Universidad de Valencia, becaria del DAAD (Deutscher Akademischer Austauschdienst) y de la Alexander von Humboldt-Stiftung en Munich y Frankfurt, miembro del Comité Ético del Hospital Clínico de la Universidad de Valencia, directora de la Fundación para la promoción de la Ética de los Negocios y las Organizaciones (ETNOR). Autora de diversas publicaciones y directora de proyectos de investigación sobre Ética, en sus aspectos de fundamentación y aplicación a la Educación, la Empresa, las Biotecnologías y la Medicina, y de Filosofía Política. Ha participado en proyectos y congresos en América Latina.
Una buena parte de los países de habla hispana se encuentra enfrentada a un problema realmente espinoso: sus constituciones, recientes las más de las veces, han sido elaboradas con todo esmero por expertos en derecho constitucional comparado y por filósofos formados en los países más desarrollados. Son constituciones moralmente perfectas en su impecable formulación: son, en su mayoría, constituciones rawlsianas.
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FILÓSOFOS KANTIANOS, CONSTITUCIONES RAWLSIANAS, PUEBLO HOBBESIANO
«La peor desgracia de América Latina es que nuestros filósofos son kantianos».
Conviene recordar aquí que John Rawls, profesor de filosofía en Harvard, se propuso, al menos desde su célebre «Teoría de la Justicia» de 1971, construir un modelo que reflejara del modo más fiel posible lo que un ciudadano norteamericano tiene por justo cuando piensa en serio acerca de la justicia2. Con ello deseaba proseguir esa tarea social práctica, iniciada por pragmatistas norteamericanos como John Dewey, que consiste en reforzar los lazos ya existentes entre los ciudadanos estadounidenses procedentes de distintas culturas, con el fin de crear una comunidad política y socialmente estable. El modo de llevar a cabo esa tarea consistiría para Rawls en elaborar conceptualmente un modelo de lo que los estadounidenses piensan en serio sobre lo que es justo, modelo que debería aplicarse a las instituciones políticas y proponerse a la población, que en el fondo lo tiene ya por justo, con el fin de que se sienta cada vez más urgida a cumplir con sus deberes de ciudadanía.
Cuando los ciudadanos se percaten de que vivir en un país políticamente fundado sobre semejante modelo de justicia ofrece mayores posibilidades, incluso de felicidad, que vivir en países autoritarios, dictatoriales o aristocráticos, no necesitarán mayores justificaciones filosóficas ni de ningún otro tipo para comprender que se trata de la mejor forma política de gobierno y que conviene reforzarla, y se aplicarán a la tarea de educar a los futuros ciudadanos en este sentido de la justicia, consiguiendo entonces una democracia estable. Porque la estabilidad social precisa de una virtud ciudadana -la civilidad-, difícil de desarrollar si no ha empezado a adquirirse a través del proceso educativo3.
En la década de los ochenta estallaron en el mundo filosófico norteamericano vivas disputas a cuento de la teoría rawlsiana de la justicia. No sólo por parte de neoliberales al estilo de Nocik, que tenían tal idea por excesivamente social-demócrata, sino también por parte de los comunitarios, convencidos de que sus ideas de la justicia eran, al menos, tan propias del sentir de los norteamericanos como las de Rawls. Porque la elaboración de la constitución norteamericana vino prologada por la disputa entre las constituciones de los participacionistas comunitarios y los liberales. Los primeros habían vivido el «espíritu de la frontera» en el Lejano Oeste, y tenían la experiencia de comunidades que necesitaban del esfuerzo de todos sus miembros para sobrevivir; comunidades, por tanto, sumamente participativas, en las que la población elegía a quienes habían de desempeñar los distintos cargos. Nadie es irrelevante para la supervivencia del grupo, y el extranjero -el forastero- es el elemento extraño que puede traer algún tipo de mal con su venida. Estas comunidades son bien similares, a su modo, a las comunidades homéricas -Troya, Ítaca- y a las polis de la época de Pericles -Esparta, Atenas-, que requieren la aportación y la virtud de todos sus miembros para sobrevivir y fortalecerse. De ahí que algunos filósofos comunitarios propugnaran el retorno a comunidades de este tipo para salvarnos del individualismo ambiente, en la línea del más puro espíritu de la frontera4.
Por su parte, quienes pugnaban por instaurar una constitución de corte liberal se hacían eco del espíritu universalista de los Padres de la Patria, impregnados del espíritu lockiano de los derechos naturales. La polémica entre los comunitarios y los liberales universalistas estaba ya latente, y estalló en la década de los ochenta propiciando una abundantísima literatura.
Las gentes más o menos cultas de los países hispanohablantes e «hispanoescribientes» estudiamos estas disputas y propuestas, y bien por un extraño mimetismo o porque acabamos creyendo todo lo que está impreso, terminamos convencidos de que éste es nuestro caso y éstos son nuestros problemas. Por si poco faltara, acudimos a nuestras constituciones, que resultan ser rawlsianas en sentido amplio. Y a partir de tales datos extraemos una conclusión, que dudo mucho de que sea lógicamente correcta: si ésta es nuestra constitución y ésta es la cultura de nuestros intelectuales, el sentido de la justicia necesario para respaldarlas es el que embarga a nuestro pueblo; la tarea del filósofo es, pues, fortalecerlo por medio del concepto y de la educación.
Craso error e inevitable desánimo: la inferencia es absolutamente falaz. Las constituciones y los filósofos se mueven a un nivel, a muy otro la realidad nacional. Por eso ha llegado a convertirse en dicho habitual el que encabeza este apartado: «La peor desgracia de América Latina es que nuestros filósofos son kantianos». Sólo comparable -añadiría yo- al hecho de que las constituciones sean rawlsianas y, sobre todo, al de que la realidad nacional sea hobbesiana. ¿Qué significa esto?
Significa que los filósofos kantianos, como Rawls, para construir su teoría de la justicia parten de la base de que la cultura política del pueblo norteamericano ya está impregnada de ese sentido de la justicia que él va a intentar «poner en conceptos», y que con ese intento logrará mostrarle qué es lo que verdaderamente le une, en qué está ya de acuerdo. Aplicados esos conceptos a la constitución y a las demás instituciones políticas, vendrá a reforzarse lo que los ciudadanos, en el fondo, ya sienten. Y lo que sienten es el deseo de actuar según los dos principios de la justicia, referidos, respectivamente, a la igualdad de libertades y a la de oportunidades, con la importante adición del «principio de la diferencia»5. El método rawlsiano funciona entonces como un «círculo hermenéutico», porque los principios descubiertos filosóficamente estaban ya en la cultura política de esas sociedades y con el procedimiento filosófico únicamente ganan en claridad, que no es poco. Suponiendo que Rawls acierte y que los principios descritos por él impregnen la cultura política norteamericana6, todavía tenemos que preguntarnos: ¿Sucede lo mismo en otros países, o más bien en ellos la situación es hobbesiana?
Como es sabido, plantea Hobbes su propuesta filosófica en un mundo en el que todavía no hay sentido moral: ¿Cómo lograr que personas sin sentido moral se interesen por obedecer unas normas morales, si carecen de la motivación necesaria para hacerlo? La respuesta hobbesiana es también conocida: la única forma de construir una moral cimentada y estable es enraizarla en el interés egoísta de los individuos; si éstos se convencen de que les interesa seguir unas reglas de juego que beneficien a todos, más que si no las hubieran acordado, entonces tendrán una buena motivación.
Sin embargo, a continuación se plantea el gran problema: ¿no puede ocurrir que, una vez firmado el acuerdo, cada quien trate de eludir las reglas en las situaciones cotidianas, beneficiándose, sin embargo, de que los demás las sigan? Éste es el típico caso conocido más tarde como del free rider de las teorías de la elección colectiva, vulgo gorrón, que Hobbes resolvía haciendo al Leviatán depositario y guardián del cumplimiento del pacto, convirtiendo al Estado en garante de que se cumplan, no sólo las normas legales, sino también las morales.
Dejando por el momento el gravísimo asunto de si ambos tipos de normas pueden identificarse, y suponiendo que pudieran -que en realidad no pueden7-, ¿qué pasa en aquellos lugares donde no alcanza el Estado? Porque los Estados débiles llegan a bien poco y, además, donde llegan tampoco queda garantizado que lo hagan con mucha justicia, ya que al fin y al cabo son seres humanos los que lo componen. La única solución es, entonces, que sean los ciudadanos mismos quienes asuman una actitud cívica. Pero precisamente aquí es donde parece que se presenta el mayor problema: ¿cómo interesar a los individuos en la moralidad?
A pesar de los esfuerzos de autores como Gauthier por mostrar que obedecer ciertas normas morales en cualquier situación beneficia a los individuos, y que un individuo racional debería adoptarlas por su propio interés8, no parece que los adultos de países que se encuentran en situación hobbesiana estén muy dispuestos a dejarse convencer por razonamientos similares. Por eso y aunque sin abandonar el loable intento de convencerles, la solución más razonable consiste -a mi juicio- en empezar por la educación: por educar moralmente a los niños como hombres y como ciudadanos a la vez, por interesarles en la moralidad, sencillamente porque bien llevada la educación, la moral les interesa. Otra cosa es que la idea de moralidad en la que se intente educarles sea equivocada. ¿Qué significa entonces «educar moralmente»?
Para intentar responder a una pregunta semejante creo que hoy en día es necesario recurrir a las aportaciones de diversas tradiciones morales y no optar únicamente por alguna de ellas, descartando las restantes9. Por eso intentaré articular, en el espacio del que dispongo, un modelo de educación moral cuyas piezas van siendo propiciadas por distintas tradiciones morales, desde la base antropobiológica por la que somos inevitablemente seres morales (tradición zubiriana), pasando por la moralidad como un ineludible modo de ser persona (tradición del raciovitalismo orteguiano), la pertenencia a comunidades, entre ellas la comunidad política (tradición comunitarista), la búsqueda de la felicidad (tradición aristotélica), la necesidad del placer (tradición utilitarista) y la capacidad de actuar por leyes que, como seres humanos, nos daríamos a nosotros mismos (tradición kantiana).
Como se puede ver, la enumeración no es histórica porque, sencillamente, no es una enumeración: intenta ser una exposición articulada que parte de la base antropobiológica para llegar hasta las creaciones de la razón.
LAS RAÍCES ANTROPOLÓGICAS DE LA MORAL: LA PROTOMORAL
Si atendemos a la tradición que arranca de Xavier Zubiri, luego prolongada por José Luís Aranguren y Diego Gracia, todo ser humano se ve obligado a conducirse moralmente, porque está dotado de una estructura moral o, por decirlo con Diego Gracia, de una protomoral, que tiene que distinguirse de la «moral como contenido»10. Precisamente porque todo ser humano posee esta estructura, podemos decir que los hombres somos constitutivamente morales: podemos comportarnos de forma moralmente correcta en relación con determinadas concepciones del bien moral, es decir, en relación con determinados contenidos morales, o bien de forma inmoral con respecto a ellos; pero estructuralmente hablando, no existe ningún hombre que se encuentre situado «más allá del bien y del mal». ¿En qué consiste esa estructura moral?
En principio -recuerda Zubiri-, cualquier organismo se ve enfrentado desde su nacimiento al reto de ser viable en relación con su medio, y para ello se ve obligado a responder a las provocaciones que recibe de éste ajustándose a él para no perecer. La estructura básica de la relación entre cualquier organismo y su medio es, entonces, suscitación-afección-respuesta, y es la que le permite adaptarse para sobrevivir. Sin embargo, esta estructura se modula de forma bien diferente en el animal y en el hombre.
En el animal la suscitación procede de un estímulo que provoca en él una respuesta perfectamente ajustada al medio, gracias a su dotación biológica. A este ajustamiento se le denomina justeza y se produce de forma automática. En el hombre, sin embargo, en virtud de su hiperformalización, la respuesta no se produce de forma automática, y en esta no determinación de la respuesta se produce el primer momento básico de libertad. Y no sólo porque la respuesta no viene ya biológicamente dada, sino también porque, precisamente por esta razón, se ve obligado a justificarla. En efecto, el hombre responde a la suscitación que le viene del medio a través de un proceso en el que podríamos distinguir los siguientes pasos:
1) En principio y a través de su inteligencia, se hace cargo de que los estímulos sean reales, es decir, que procedan de una realidad estimulante por la que se sienta afectado. Por tanto, el hombre no está afectado por el «medio» sino por la realidad, lo cual supone un compromiso originario con ella que tendrá, como veremos, sus implicaciones éticas.
2) La respuesta no le viene dada de forma automática, sino que, a la hora de responder, se abren ante él un conjunto de posibilidades entre las que ha de elegir la que quiere realizar. Si bien tales posibilidades se enraízan en la realidad, ellas mismas son irreales y es el hombre quien tiene que elegir cuál quiere realizar. De ahí que los representantes de la tradición que estamos comentando convengan en afirmar que ya en ese nivel biológico básico se produce el primer momento de libertad: no estamos determinados por el estímulo real, sino que nos vemos forzados a elegir.
3) Para elegir una posibilidad el hombre ha de renunciar a las demás y por eso su elección ha de ser justificada, es decir, que ha de hacer su ajustamiento a la realidad, porque no le viene dada naturalmente, justificadamente. Lo que en el animal es justeza automática, en el hombre es justificación activa, y esta necesidad de justificarse le hace necesariamente moral. Por eso, mientras Aranguren denomina la estructura descrita moral como estructura, Diego Gracia prefiere hablar de protomoral, ya que, a su juicio, la moralidad vendrá del referente que se tome para justificar. En cualquier caso, la exigencia de apelar a un referente moral se encuentra inscrita en la estructura básica del hombre, de donde se sigue que es constitutivamente moral.
El contenido desde el cual un hombre justificará sus elecciones no importa ahora, porque sin duda variará diacrónica y sincrónicamente; lo que importa es recordar que el hombre se siente afectado por la realidad y para sobrevivir ha de responder a ella, eligiendo entre posibilidades y justificando su elección. ¿Qué se sigue de ello para la educación moral?
En principio, que si cualquier persona capta las cosas como realidades y su estar en el mundo es un estar en la realidad, el momento de realidad constituye la matriz de la que surge toda construcción de posibilidades irreales entre las que es preciso elegir. De ahí que, frente a un «idealismo» mal entendido que, llevando la sociología del conocimiento al extremo, acaba afirmando que construimos la realidad toda, sin necesidad de hacer pie en ella, el reismo zubiriano recuerde que no podemos organizar nuestra vida de espaldas a la realidad.
En segundo lugar, que es importante impulsar a través de la educación el desarrollo de la capacidad creadora para que la persona tenga el mayor campo de posibilidades a su alcance. En muchas ocasiones los problemas son agobiantes porque falta capacidad para idear alternativas.
Y, por último, que si vamos a vernos obligados a elegir entre posibilidades para apropiarnos unas, renunciando a otras, teniendo que justificar la elección, más vale intentar ir aclarando desde dónde hacerlo para acabar logrando buenas elecciones: desarrollar la inteligencia como capacidad de hacer un buen cálculo, ya que de todos modos será menester calcular, es una buena tarea moral. ¿Desde dónde pueden hacerse las elecciones?
La respuesta de Zubiri es básicamente la siguiente: en principio, cada hombre está dotado de unas tendencias inconclusas que le llevan a preferir unas posibilidades, a considerarlas deseables, y son esas tendencias precisamente las que justifican sus preferencias y, por tanto, sus elecciones. Tales tendencias proceden fundamentalmente de la constitución temperamental de cada persona, que le viene dada por nacimiento, de los ideales de hombre y de los códigos morales vigentes en su sociedad o en su grupo, del nivel de desarrollo moral alcanzado tanto por la persona como por la sociedad en la que vive. Es decir, ante todo factores temperamentales y sociales, que no son inmutables, sino que pueden ser educados y van a serlo. Todos estos rasgos pertenecen aún a una protomoral: ¿En qué consistirá esa moral en la que nos parece tan difícil interesar a los individuos? Porque si no conecta en modo alguno con nuestras tendencias, será imposible conseguir que nos interese.
QUÉ ENTENDEMOS POR «MORAL» CUANDO QUEREMOS EDUCAR EN ELLA
En principio, quien se pregunta cómo interesar en la moralidad, sea a niños, sea a adultos, está entendiendo por «moral» un conjunto de normas que el destinatario va a experimentar en principio como ajenas, y por eso preguntará: ¿por qué he de cumplirlas? Pregunta de difícil respuesta si no modificamos y ampliamos nuestro concepto de moralidad.



MORAL FRENTE A DESMORALIZACIÓN
La expresión «moral» significa, en primer lugar, capacidad para enfrentar la vida frente a «desmoralización». Recogiendo la herencia de la razón vital orteguiana, la moral no es un añadido que podemos utilizar como ornamento, porque siempre nos encontramos en un tono vital, siempre nos encontramos en un estado de ánimo14. Es posible estar alto o bajo de moral, es posible tener la moral alta o estar desmoralizado. Un hombre alto de moral, una sociedad alta de moral, tienen agallas, tienen arrestos para enfrentar la vida con altura humana. Claro que la pregunta inmediata es: ¿en qué consiste la altura humana y quién es el que dice cuál es la talla que es preciso alcanzar? Y tendríamos que contestar, no nos vaya a ocurrir como a J. Wilson cuando trata de distinguir entre indoctrinación y educación.
Según Wilson, la diferencia entre ambas estribaría en el contenido que queremos transmitir, que será educativo, y no «indoctrinativo», si consiste en modelos de conducta y en sentimientos que cualquier persona sana y sensata consideraría agradables y necesarios. Estos modelos -prosigue Wilson- serán racionales porque derivan de la realidad, más que de valores, temores y prejuicios de los individuos15. Sin embargo, la dificultad consistiría entonces, como es bien comprensible, en determinar cómo elegir a esa persona «sana y sensata» que debería actuar como juez respecto de qué contenidos son agradables y necesarios. Y es bastante fácil colegir que no habría acuerdo en la decisión porque distintos grupos presentarían distintos candidatos al oficio de «juez moral» y se negarían a tener por normativas las orientaciones de los candidatos presentados por los restantes grupos.
Por lo tanto, yo también tendré que responder a la pregunta: « ¿qué significa 'altura humana'?». Pero ante todo querría dejar «constancia» de que el canon de estatura no puede venir de fuera, que no puede tratarse de un conjunto de deberes que alguien se empeña en imponer, sino que tiene que venir del hombre mismo y llevarle a plenitud. Por eso en este punto urge incidir en la autoestima, en el autoconcepto, bastante estudiado en los últimos tiempos en la bibliografía pedagógica, pero todavía no lo suficiente. La relación de la autoestima con lo que venimos tratando es la siguiente:
Cada hombre, llevado de sus tendencias a la hora de elegir entre posibilidades, se decanta por aquello que le parece bueno. El problema está en relación con qué le parece bueno, y una primera respuesta, perteneciente a su estructura, es: en relación con sus posibilidades de autoposesión, un hombre busca en último término apropiarse de aquellas posibilidades que le ayudan a autoposeerse. Y en este punto se muestran de nuevo las raíces biológicas de lo moral, si recordamos la definición de salud que viene dando la medicina en los últimos tiempos.
En el año 1946 la Organización Mundial de la Salud dio una definición de salud tal que todos los recursos de un Estado debían ir dirigidos al gasto sanitario, si es que quería cumplir con las exigencias de un Estado social de derecho, porque según ella, «salud es un estado de perfecto bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades»16. Posteriormente, habiendo tomado conciencia de lo ambicioso de la definición, creyó oportuno ofrecer una caracterización más modesta, y el grado de salud de las personas empezó a medirse por el de su autoposesión: la autoposesión de cuerpo y de mente por parte del sujeto es síntoma de salud, mientras que la imposibilidad de autocontrol es síntoma de enfermedad, llevada a su extremo en el acontecer de la muerte17. Este impulso a la autoposesión es entonces una tendencia biológica que opera en nuestra conducta, estrechamente relacionada con la autoestima y, como veremos, con el ansia de felicidad.
En efecto, el proyecto personal de autoposesión exige como condición necesaria, aunque no suficiente, la autoestima del sujeto, la conciencia de que puede tener distintos proyectos capaces de ilusionar y de que cuenta con capacidades como para llevarlos a cabo. Los proyectos serán distintos en las diferentes personas, y por eso encontrar los propios es una de las grandes tareas personales y comunitarias, pero resulta básico ir teniendo conciencia de ellos y de que se cuenta con cierta capacidad para realizarlos18.
«Educación moral» significaría, pues, en este sentido, ayudar a la persona de modo que se sienta en forma, deseosa de proyectar, encariñada con sus proyectos de autorrealización, capaz de llevarlos a cabo, consciente de que para ello necesita contar con otros igualmente estimables. Por tanto, cuantos trabajos se lleven a cabo en el terreno de la enseñanza en la línea del autoconcepto, con vistas a fomentar la autoestima de los individuos, serán siempre pocos. Porque entre un altruismo mal entendido, que exige del individuo el olvido de sí mismo, y un egoísmo exacerbado, que lleva al cabo al desprecio del resto, se encuentra el quicio sano de una autoestima por la que un individuo se encuentra antes alto de moral que desmoralizado.
Por otra parte, conviene no olvidar que mal puede infundir ilusión una sociedad desilusionada, contagiar esperanzas una sociedad desesperanzada. De ahí que la tarea educativa constituya a la vez la piedra de toque de la altura moral de una sociedad, porque carecerá de arrestos para comunicar energía, si ella misma se encuentra depauperada.
LA PERTENENCIA A UNA COMUNIDAD. SER CIUDADANO
El actual movimiento comunitario recuerda a los liberales que la moral resultó impensable en algún tiempo al margen de las comunidades, en las que los individuos desarrollan sus capacidades para lograr que la comunidad sobreviva y prospere, porque, en definitiva, del bien de la comunidad se sigue el propio19. El abismo abierto por el liberalismo moderno entre los intereses del individuo y los de la comunidad, es el que hoy nos fuerza a preguntarnos, como hemos hecho desde el comienzo de este artículo: ¿por qué a un individuo le va a interesar ser moral? Pregunta que carece de sentido si el individuo se sabe ya miembro de una comunidad, cuyos fines coinciden con los suyos propios20.
Por «moral» -recuerdan los comunitarios- se entendió en Grecia el desarrollo de las capacidades del individuo en una comunidad política, en la que tomaba conciencia de su identidad como ciudadano perteneciente a ella; lo cual, además, le facultaba para saber cuáles eran los hábitos que había de desarrollar para mantenerla y potenciarla, hábitos a los que cabía denominar virtudes21. La pérdida de la dimensión comunitaria ha provocado la situación en que nos encontramos, en que los seres humanos somos más individuos desarraigados que personas, e ignoramos qué tareas morales hemos de desarrollar. En el mundo de las comunidades hay mapas que ya nos indican el camino: hay virtudes que sabemos hemos de cultivar, hay deberes que es de responsabilidad cumplir22. En ellas -y esto es lo que me importa destacar-, el nuevo miembro de la comunidad se sabe vinculado, acogido, respaldado por un conjunto de tradiciones y de compañeros. Por eso -prosiguen los comunitarios-, es tiempo de fortalecer los lazos comunitarios desde los que los hombres aprenden a ser morales, entre ellos el lazo cívico.
Ciertamente, atendiendo al consejo de los comunitarios y también de la ética del discurso que preconiza el fortalecimiento de comunidades de comunicación, es preciso recordar que la educación empieza por sentirse miembro de comunidades: familiar, religiosa, grupo de edad. Pero también miembro de una comunidad política, en la que el niño ha de sentirse acogido desde el comienzo, porque cada niño se encuentra en el contexto de una realidad social determinada que le ayudará a desarrollar las predisposiciones genéticas en un sentido u otro. Y, como muy bien apuntan los «culturalistas» frente a los «genetistas», el medio en el que se desenvuelva es esencial para el desarrollo de unas tendencias u otras. Como en las primeras etapas del desarrollo, necesita forjarse una identidad desde los grupos a los que pertenece; la comunidad familiar y la comunidad religiosa, en su caso, van ofreciéndole esos vínculos de pertenencia que constituyen una necesidad psicológica intrínseca. Pero también la comunidad política tiene la obligación de hacer sentir al niño que, además de ser miembro de una familia, de una iglesia, de una etnia, de una cultura, lo es también de una nación, que espera de él que participe activamente como ciudadano.
Podría pensarse que la primera tarea de la educación moral consiste en formar a los niños como hombres e interesarles más tarde en los valores de la ciudadanía. Sin embargo, ambas cosas no pueden hacerse por separado, porque las personas, para devenir tales a través del proceso de socialización, necesitamos unas señas de identidad que brotan de distintas formas de pertenencia a la sociedad y, en este sentido, la ciudadanía ofrece dos ventajas específicas: 1) el ejercicio de la ciudadanía es crucial para el desarrollo de la madurez moral del individuo, porque la participación en la comunidad destruye la inercia, y la consideración del bien común alimenta el altruismo; 2) la ciudadanía subyace a las otras identidades y permite suavizar los conflictos que pueden surgir entre quienes profesan distintas ideologías, porque ayuda a cultivar la virtud política de la conciliación responsable de los intereses en conflicto23. Para formar hombres es necesario, pues, formar también ciudadanos.
Sin embargo, la educación cívica puede despertar sospechas que lleven incluso a su descalificación: ¿no es un procedimiento para formar ciudadanos dóciles, manejables, que no causen problemas al poder político? Si así fuera, estaríamos educando víctimas propiciatorias para cualquier totalitarismo y no personas autónomas, dispuestas a regirse por sus propias leyes, contraviniendo así las exigencias de una escuela moderna. ¿Es ése el objetivo de la educación cívica?
Ante preguntas de esta guisa conviene recordar, en principio, que las escuelas siempre han enseñado a los niños a ser buenos ciudadanos, sea a través de la selección del material que indefectiblemente transmite un mensaje, sea a través del «currículum oculto», es decir, de los mensajes subliminales que el alumno absorbe en la relación con los profesores y en la organización de las clases: mucho del ethos de una escuela contiene aserciones sobre la naturaleza del buen ciudadano24. Por lo tanto, si queremos educar en las exigencias de una escuela moderna, que asuma como irrenunciable la autonomía de sus miembros, la clave consiste en bosquejar los rasgos de ese ciudadano autónomo, sin dar por bueno cualquier modelo de ciudadanía25.
Aunque no es fácil precisar un modelo semejante, dada la larga historia de la idea de ciudadanía26, optaremos aquí por un modelo a la vez nacional y universal, que se configura con las siguientes características: autonomía personal (el ciudadano no es vasallo ni súbdito); conciencia de derechos que deben ser respetados27; sentimiento del vínculo cívico con los conciudadanos, con los que se comparten proyectos comunes; participación responsable en el desarrollo de esos proyectos, es decir, conciencia no sólo de derechos, sino también de responsabilidades; y a la vez, sentimiento del vínculo con cualquier ser humano y participación responsable en proyectos que lleven a transformar positivamente nuestra «aldea global».
Ciertamente, la asunción de la «doble ciudadanía» -nacional y universal- es fruto de un doble movimiento de diferenciación, por el que el ciudadano se sabe vinculado a los miembros de su comunidad por una identidad que le diferencia de los miembros de otras comunidades y, sin embargo, de identificación en tanto que persona, con todos aquellos que son también personas, aunque de diferentes nacionalidades28.
Este último modelo de ciudadanía -la cosmopolita- presenta especiales dificultades, porque así como el niño de los 4 a los 7 años desarrolla claras identidades nacionales, ligadas a símbolos de pertenencia -y no es excesivamente difícil encontrar tales símbolos de pertenencia en la tradición e historia de un pueblo, que son las que al cabo respaldan emocionalmente la identidad nacional-, las tradiciones y símbolos compartidos por la humanidad en su conjunto son escasos: la experiencia de la raza humana como tal no es el agregado de experiencias particulares, sino la adquirida a través de proyectos comunes. Por eso, educar en la doble ciudadanía supone introducir afectivamente en el doble simbolismo e implicar a los niños en proyectos tanto locales como de alcance universal29.
En este punto conviene hacer un alto en el camino para resumir lo que hasta ahora hemos ganado. Recordemos que partíamos de la pregunta: en «situaciones de emergencia» en las que cabe dudar mucho de que todos los individuos tengan sentido o conciencia moral, ¿cómo interesarles en la moralidad? Nuestra respuesta consistía en sugerir como camino más seguro la educación y, a partir de ahí, habíamos ido conquistando unos elementos que incidían en el mismo aspecto: la moral no es algo ajeno al individuo, no es un conjunto de mandatos que brotan de otro mundo y que sólo pueden interesar a una persona -niño o adulto- si la convencemos mediante alguna gratificación o alguna sanción externa. Estos elementos serían tres:
1) La moral es ineludible, en principio, porque todos los seres humanos hemos de elegir entre posibilidades y justificar nuestra elección, con lo cual más vale que nos busquemos buenos referentes para acreditarlas, no sea que labremos nuestra propia desgracia.
2) En segundo lugar, estamos en el mundo con un tono vital u otro, altos de moral o desmoralizados, y para levantar el ánimo son indispensables dos cosas al menos: tratar de descubrir qué proyectos nos son más propios y tener la autoestima suficiente para intentar llevarlos a cabo.
3) Por último, nuestra sociabilidad exige que proyectos y autoestima broten de una identidad psíquicamente estable, ganada en la comunidad familiar, religiosa, cívica, al sentirse ya desde el comienzo miembro acogido y apreciado -valioso, por tanto- de un grupo humano con proyectos compartidos.
De ahí que podamos decir que si la comunidad política no se responsabiliza de la educación cívica de los ciudadanos potenciales, haciéndoles sentir que son miembros suyos, parte suya, y que esa pertenencia es gratificante, carece de sentido preguntar más tarde cómo interesarles en la república. Y es indudable que, sin al menos cierta igualdad y justicia, no puede haber ciudadanía, porque los discriminados no pueden sentirse ciudadanos: ¿no es puro cinismo intentar interesar en valores cívicos de libertad, tolerancia, imparcialidad y respeto por la verdad y por el razonamiento30 a los que nada ganan con la república, o ganan significativamente menos que otros?.
En el origen es donde deben asumir su responsabilidad las distintas comunidades -también la política- para hacer sentir a los niños que son miembros de ellas. Sólo desde esta idea de pertenencia será posible desarrollar con bien las restantes formas de entender la moral, que comentaremos brevemente: como búsqueda de felicidad, como disfrute del placer, como capacidad de darse leyes propias, como capacidad de asumir una determinada actitud dialógica31.
MORAL COMO BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD
En efecto, la tradición aristotélica32 sigue recordándonos que la dimensión moral de los hombres consiste, al menos «también», en la búsqueda de la felicidad, en la prudente ponderación de lo que a una persona conviene, no sólo en un momento puntual de su biografía, sino en el distendido conjunto de su vida33.
Que todos los hombres desean ser felices es afirmación que nadie se ha atrevido a poner en duda. Que conseguir la felicidad no está totalmente en nuestras manos es igualmente público y notorio, así como lo es que no todos entienden lo mismo por su felicidad. Sin embargo, una cosa es clara, en principio, y es que la felicidad exige la formación prudencial del carácter, porque tener un buen carácter requiere entrenamiento ya que los hábitos, la «segunda naturaleza», han de adquirirse por repetición de actos34.
Ahora bien, los contenidos de la felicidad no pueden universalizarse. Mi felicidad es mi peculiar modo de autorrealización, que depende de mi constitución natural, de mi biografía y de mi contexto social, hecho por el cual yo no me atrevería a universalizarla. Lo que me hace feliz no tiene por qué hacer felices a todos. Por eso, a mi juicio, tener en cuenta en la educación moral el deseo de felicidad de los hombres es imprescindible, pero a sabiendas de que el educador no tiene derecho a inculcar como universalizable su modo de ser feliz. Aquí no caben sino la invitación y el consejo35, comunicar las propias experiencias y narrar experiencias ajenas, enseñar a deliberar bien y a mostrar que, en último término, la felicidad no es pelagiana sino jansenista: es don, «el don de la paz interior, espiritual, de la conciliación o reconciliación con todo y con todos y, para empezar y terminar, con nosotros mismos»36. Por eso es preciso aprender a deliberar bien sobre lo que nos conviene, pero con la conciencia de que ser feliz es, no sólo una tarea, sino sobre todo un regalo, plenificante.


FELICIDAD COMO MAXIMIZACIÓN DEL PLACER
Sin embargo, la tendencia a la felicidad, entendida como autorrealización (eudaimonía) 37, puede interpretarse también como tendencia al placer (hedoné) y entonces entramos en una tradición distinta a la eudemonista, que es la hedonista38.
Todos los hombres tendemos a la felicidad y nadie puede negar que lo hace. Evidentemente, cualquiera, aunque sea tratando de servir a los marginados de la tierra, busca su felicidad. Pero no es lo mismo «felicidad» que «placer», porque la felicidad es un término para designar el logro de nuestras metas, la consecución de los fines que nos proponemos. Por eso algunas corrientes filosóficas entienden la felicidad como autorrealización, para distinguirla de quienes entienden por felicidad obtención de placer, que es el caso de los hedonistas.
«Placer» significa satisfacción sensible causada por el logro de una meta o por el ejercicio de una actividad. Quien escucha una hermosa sinfonía o come un agradable manjar experimenta un placer; quien cuida a un leproso no siente placer alguno, pero puede muy bien ser feliz cuando forma parte importante de su proyecto de autorrealización la preocupación por los marginados.
Sin embargo, desarrollar la capacidad de experimentar placer es un elemento clave en una educación moral, porque tan injusto es con la realidad quien trata con ella frívolamente como el que carece de la capacidad de disfrutar lo que en ella es sensiblemente valioso.
Entender la educación moral como preparación para el sacrificio es un error craso, absolutamente injusto con el ser del hombre y con el de la realidad, que debe ser no sólo «fruida» en el sentido zubiriano, sino también disfrutada en el significado sensible del término. Pero identificar felicidad y placer es, sin duda, también erróneo.

MORAL COMO CAPACIDAD AUTOLEGISLADORA
Regresemos por un momento a nuestro punto de partida. Cuando decimos que una situación carece de sentido moral, ¿a qué nos estamos refiriendo? Podemos estar haciéndolo a una de las siguientes posibilidades: las personas están bajas de ánimo vital; no se encuentran integradas en la comunidad en la que viven; no saben cómo ser felices; no saben disfrutar; no tienen internalizada la convicción de que deben obedecer ciertos deberes que se consideran morales. Normalmente nos referimos a la última de estas posibilidades y, por eso, nos preguntamos cómo encontrar la motivación para interesarlas en la moralidad.
Sin embargo, plantear así la cuestión es entender que las normas morales vienen de fuera, cuando precisamente lo que las especifica frente a normas como las legales es que brotan del propio sujeto: las normas morales, como afirma explícitamente la tradición kantiana, son las que un sujeto se daría a sí mismo en tanto que persona. Es decir, son aquellas normas que -a su juicio- cualquier persona debería seguir si es que desea tener -como antes decíamos- «altura humana». Esas normas, en principio, no indican qué hay que hacer para ser feliz, sino cómo hay que querer obrar para ser justo, pregunta que nos lleva más allá del placer o del bienestar individual; incluso más allá de una ciudadanía nacional o cosmopolita, aunque sea desde ellas desde donde sea preciso hacerse la pregunta.
En efecto, la expresión «esto es justo» no significa lo mismo que «esto me da placer», ni tampoco «esto nos da placer a una colectividad»39. Pero tampoco pueden equipararse «esto es justo» y «esto es lo admitido por las normas de mi comunidad» (ciudadanía nacional), ni siquiera «esto es justo» y «esto sería lo admitido por una comunidad cosmopolita» (ciudadanía cosmopolita), porque cualquier comunidad de la que hablemos se concreta -y de ahí su ventaja- en unas normas para unos ciudadanos reconocidos como tales que, por lo tanto, tienen unos derechos que deben ser respetados40. La ciudadanía, en su aspecto legal, es en definitiva el reconocimiento de unos derechos por parte de un poder político; de ahí las dificultades de la ciudadanía cosmopolita, dada la debilidad del derecho internacional. Sin embargo, precisamente el hecho de que la ciudadanía se concrete en comunidades, aunque incluyeran en su cosmopolitismo a las generaciones futuras al reconocerles unos derechos41, tiene el inconveniente de no poder plantearse para cualquier ser racional en general.
La expresión «esto es justo» se refiere a lo que tendría por justo cualquier ser racional. Por eso, como ha mostrado L. Kohlberg, la formulación de juicios sobre la justicia supone un desarrollo y un aprendizaje que se produce a través de tres niveles: el preconvencional, en el que el individuo juzga acerca de lo justo desde su interés egoísta; el convencional, en el que considera justo lo aceptado por las reglas de su comunidad; el postconvencional, en el que distingue principios universalistas de normas convencionales, de modo que juzga acerca de lo justo o lo injusto «poniéndose en el lugar de cualquier otro»42.
Este «ponerse en el lugar de cualquier otro» es lo que se viene llamando el punto de vista moral, que elude la parcialidad y hace posible la objetividad al superar el subjetivismo; ofrézcase como razón para adoptar ese punto de vista que -por decirlo con Kant- cualquier hombre es un fin en sí mismo que no puede ser tratado como un simple medio sin que renuncie a su humanidad quien así lo trata43; téngase por ineludible el punto de vista moral para encarnar -siguiendo a Rawls- la idea de imparcialidad que expresa la estructura de la razón práctica moderna44, o se apoye la necesidad de asumir semejante punto de vista en el carácter de interlocutor válido del que goza cualquier ser dotado de competencia comunicativa, atendiendo a la ética del discurso45.
Como bien dice Zubiri, la impresión originaria de realidad se despliega desde la inteligencia sentiente a través de la labor del logos y de la razón, que no preceden a la inteligencia, pero son igualmente imprescindibles por humanos. La razón presenta esbozos que necesitan ser «verificados» por la probación física de realidad, pero, en cualquier caso, son constructos suyos. Y construcciones ideales como la del «punto de vista moral» son ya imprescindibles para entender nuestra realidad social y, en consecuencia, para educar moralmente, porque, como muestra la habermasiana teoría de la evolución social, forman ya parte de nuestros esquemas cognitivo-morales46.
MORAL COMO ACTITUD DIALÓGICA
La moral, en una tradición kantiana es, en principio, capacidad de darse leyes a sí mismo desde un punto de vista intersubjetivo, de forma que las leyes sean universalizables. Lo cual nos muestra que los individuos racionales no están cerrados sobre sí mismos, sino que cada persona es lugar de encuentro de su peculiar idiosincrasia y de la universalidad; es un nudo de articulación entre subjetividad e intersubjetividad.
Una persona «alta de moral» en este sentido sabe, pues, distinguir entre normas comunitarias convencionales y principios universalistas, que le permiten criticar incluso las normas comunitarias. Sin embargo, a la hora de interpretar el punto de vista moral universalista, existe una gran diferencia entre los kantianos: mientras Kohlberg, Hare47 o Rawls adoptan como método para determinar qué normas son las correctas la «asunción ideal de rol» (ponerse en el lugar del otro), la ética del discurso deja esa tarea en manos de los afectados por la norma48. Porque, atendiendo al principio de la ética del discurso, descubierto a través del método trascendental:
«Sólo pueden pretender validez las normas que encuentran (o podrían encontrar) aceptación por parte de todos los afectados, como participantes en un discurso práctico»49.
Por lo tanto, para que la norma sea correcta tienen que haber participado en el diálogo todos los afectados por ella, y se tendrá por correcta sólo cuando todos -y no los más poderosos o la mayoría- la acepten porque les parece que satisfacen intereses universalizables. Por tanto, el acuerdo sobre la corrección moral de una norma no puede ser nunca un pacto de intereses individuales o grupales, fruto de una negociación, sino un acuerdo unánime, fruto de un diálogo sincero, en el que se busca satisfacer intereses universalizables. Estamos acostumbrados a tergiversar los términos, de modo que identificamos diálogo con negociación y acuerdo con pacto y, sin embargo, las negociaciones y los pactos son estratrégicos, mientras que los diálogos y los acuerdos son propios de una racionalidad comunicativa. Porque quienes entablan una negociación se contemplan mutuamente como medios para sus fines individuales y buscan, por tanto, instrumentalizarse. Se comportan entonces estratégicamente con la mira puesta cada uno de ellos en conseguir su propio beneficio, lo cual suele acontecer a través de un pacto.
Por el contrario, quien entabla un diálogo considera al interlocutor como una persona con la que merece la pena entenderse para intentar satisfacer intereses universalizables. Por eso no intenta tratarle estratégicamente como un medio para sus propios fines, sino respetarle como una persona en sí valiosa, que -como diría Kant- es en sí misma un fin, y con la que merece la pena, por tanto, tratar de entenderse para llegar a un acuerdo que satisfaga intereses universalizables.
Por eso la persona con altura humana a la que nos hemos referido reiteradamente a lo largo de este trabajo asumiría una actitud dialógica, lo cual significa50:
1) Que reconoce a las demás personas como interlocutores válidos, con derecho a expresar sus intereses y a defenderlos con argumentos.
2) Que está dispuesta igualmente a expresar sus intereses y a presentar los argumentos que sean necesarios.
3) Que no cree tener ya toda la verdad clara, de suerte que el interlocutor es un sujeto al que convencer, no alguien con quien dialogar. Un diálogo es bilateral, no unilateral.
4) Que está preocupado por encontrar una solución correcta y, por tanto, por entenderse con su interlocutor. «Entenderse» no significa lograr un acuerdo total, pero sí descubrir lo que ya tenemos en común.
5) Que sabe que la decisión final, para ser correcta, no tiene que atender a intereses individuales o grupales, sino a intereses universalizables, es decir, a aquello que «todos podrían querer», por decirlo con la célebre fórmula del contrato social.
6) Que sabe que las decisiones morales no se toman por mayoría, porque la mayoría es una regla política, sino desde el acuerdo de todos los afectados porque satisface asimismo los intereses de todos.
Quien asume esta actitud dialógica muestra con ella que toma en serio la autonomía de las demás personas y la suya propia; le importa atender igualmente a los derechos e intereses de todos, y lo hace desde la solidaridad de quien sabe que «es hombre y nada de lo humano puede resultarle ajeno»51.
Naturalmente cada quien llevará al diálogo sus convicciones y más rico será el resultado cuanto más ricas sean las aportaciones. Pero a ello ha de acompañar el respeto a todos los interlocutores posibles como actitud de quien trata de respetar la autonomía de todos los afectados por las decisiones desde la solidaridad. La educación del hombre y del ciudadano ha de tener en cuenta, por tanto, la dimensión comunitaria de las personas, su proyecto personal, y también su capacidad de universalización, que debe ser dialógicamente ejercida, habida cuenta de que muestra saberse responsable de la realidad, sobre todo de la realidad social, aquel que tiene la capacidad de tomar a cualquier otra persona como un fin, y no simplemente como un medio, como un interlocutor con quien construir el mejor mundo posible.
















II UNIDAD

II UNIDAD


LAS ESCUELAS DE ETICA EN LA HISTORIA DE LA FILOSOFIA

INTRODUCCION

LAS ESCUELAS ETICAS HASTA NUESTROS DIAS:

1.- LA TEMPRANA ETICA GRIEGA:

1.1.- Pitágoras: Orfismo

• naturaleza intelectual superior a la sensual.
• la mejor vida está dedicada a la disciplina mental.
• Sencillez en el hablar, vestir y comer.

1.2.- Sofistas: escépticos a sistemas morales absolutos.

• Protágoras; el juicio humano es subjetivo.
• La percepción de cada uno sólo es válida para uno mismo.

1.3.- Sócrates: fundador de la filosofía moral, axiología.

• la virtud es conocimiento.
• La gente virtuosa sabe lo que es la virtud.
• Enfrenta la lucha entre dos concepciones del concepto “bien”; el bien como útil o utilitario, y el bien como lo agradable o hedonismo.
• Diferencia al concepto de “placer” como un placer bueno y un placer malo.
• El criterio ético es el saber; el mal es la ignorancia.

II.- ESCUELAS GRIEGAS DE ETICA:

II.- 1.- Los Cínicos: Antístenes:

• la esencia de la virtud, el bien único, es el autocontrol que se puede inculcar.
• El placer, como guía de conducta, es el mal.
• Todo orgullo es un vicio, incluyendo el orgullo de la apariencia o la limpieza.

II.- 2.- Los Cirinaicos: Aristipo (Hedonistas):

• el placer es el bien mayor, inmediato, sin connotación social.
• Ningún tipo de placer es superior a otro.

II.- 3.- Los Megáricos: seguidores de Euclides:

• aunque el bien puede ser llamado sabiduría, Dios o razón es “uno”.
• Bien es el secreto final del universo que sólo puede relevarse por el estudio lógico.





III. 4.- Los platónicos: Platón (427-347):

• explica el concepto de “metafísica” señalando que el fin último del alma, que ha caído y se ha encargado en un cuerpo, es purificarse de la materia y elevarse a la pura y serena contemplación de las “ideas”, y buscar “lo que realmente es”.
• La virtud es la armonía del alma, un estado de tensión de la diversas partes del alma y una justa proporción entre ellas.
• Al ánimo o apetito noble corresponde el concepto de “fortaleza”, virtud que lo estimula y mantiene esforzado.
• El apetito inferior o pasión debe ser refrenado por la “templanza” (moderación).
• La razón debe ser resguardada por la “prudencia”, virtud del recto y ponderado juicio.
• La armonía de estas partes del alma constituye la virtud de la “justicia”, (virtud que nos hace dar a cada uno lo que le corresponde).

II.- 5.- Los estoicos: Zenón:

• la vida buena debe llevarse en armonía con la naturaleza.
• El individuo debería ser lo más independiente posible frente a los condicionamientos de las circunstancias externas materiales.
• Las virtudes cardinales como la prudencia, el valor, la templanza y la justicia, permiten esta independencia. Su lema es: “aguanta y renuncia”.

II.- 6.- Los epicúreos: Epicuro:

• identificaba la bondad más elevada con el placer intelectual.
• Hedonismo racional.
• Predicaban una vida moderada, dedicada a la contemplación.
• Buscaban alcanzar el placer mediante la serenidad, eliminando todas las preocupaciones de carácter emocional.
• Pensaban que era mejor posponer el placer inmediato, en vistas de alcanzar una satisfacción más segura y duradera en el futuro
• La vida buena lo es, en cuanto se halla regulada por la autodisciplina.

II.- 7.- Ética Aristotélica; Aristóteles; son las normas de conducta moral del ser humano.

• La Voluntad es el apetito derivado del conocimiento intelectivo.
• La Voluntad puede mover el entendimiento y las restantes facultades humanas
• El fin de todo ser viviente es la “felicidad”.
• Una vez que es conocido el bien, uno no es libre de desearlo o no.
• La “deliberación” trata de los medios que dependen de nosotros y consideramos los más convenientes para conseguir el fin.
• Es necesario repetir actos para formar un “hábito”.



• Las Virtudes Éticas son los hábitos que comprometen al individuo humano en su integridad animal-racional.
• El “justo medio” es un punto medio oscilante entre límites pasionales que varían de individuo a individuo.

III.- ETICA CRISTIANA:

• Revolucionó la Ética al introducir una concepción religiosa de lo bueno en el pensamiento occidental.
• El hombre es dependiente de Dios y no puede alcanzar la bondad por medio de la voluntad o de la inteligencia, sino tan sólo con la ayuda de la gracia de Dios.
• Su fundamento básico se encuentra en los mandamientos, sobre todo en el primero.
• El Cristianismo original realzó como virtudes el ascetismo, el martirio, la fe, la misericordia, el perdón y el amor no erótico.
• Durante la Edad Media se desarrolló un modelo ético que aportaba el castigo para el pecado y la recompensa de la inmortalidad para premiar la virtud.
• Las virtudes más importantes era: la humildad, la continencia, la benevolencia y la obediencia.

III.-1. San Agustín:

• Dios es el bien supremo e inmutable, del cual proceden todos los demás bienes espirituales y corporales.
• Todos los demás bienes naturales tienen en él su origen, pero no son de su misma naturaleza. Lo que es de la misma naturaleza que él no puede ser más que él mismo.
• Todo lo que hizo de la nada está sometido a la mutualidad y al cambio.
• .el mal es la corrupción del modo, la belleza y el orden.
• La naturaleza es corruptible, porque fue hecha de la nada. Dios no es la nada, por eso que la naturaleza se corrompe.
• El pecado no consiste en el deseo de una naturaleza mala, sino en el abandono de otra más excelente, de manera que esa misma preferencia es el mal o el pecado y no la naturaleza, de la cual se abusa al pecar.

III.- 2.- Santo Tomás de Aquino:

• la doctrina moral descansa en la metafísica del bien y del fin.
• Las criaturas proceden de Dios; son buenas en cuanto que “son”, en cuanto participan del ser, y son para dar gloria a Dios al asemejarse a El.
• La metafísica del ser permite entender la razón profunda del primer mandamiento, raíz de toda la moral natural.
• El mal es la privación de bien y el “pecado” el único mal.
• Dios busca el bien del todo o “bien común”.



PECADOS CAPITALES: desvíos en la búsqueda directa del bien y la felicidad.

* Del alma (perfección) propia excelencia SOBERBIA
* Del cuerpo placer nutrición GULA
* del cuerpo placer sexual LUJURIA
* exterior (autosuficiencia) riquezas AVARICIA

Rechazo de bienes correctos en busca de otros bienes desviados:

* del propio bien (espiritual) por descansar PEREZA
* del bien ajeno (con tristeza) por amor propio ENVIDIA
(con agresión) por venganza IRA





IV.- ETICA DESPUES DE LA REFORMA:

• según Martín Lutero, la bondad de espíritu es la esencia de la piedad cristiana.
• La salvación viene sólo por la fe.
• La contemplación era holgazanería y la pobreza era o bien castigo por el pecado o bien la evidencia de que no se estaba en gracia de Dios.
• Los reformistas consideraron más importante la responsabilidad individual que la obediencia a la autoridad o la tradición.

V.- FILOSOFIAS ETICAS SECULARES:

• Th. Hobbes atribuye la mayor importancia a la sociedad organizada y al poder político. La gente busca seguridad, participando en un Contrato Social en el que el poder original de cada persona se cede a un soberano, que a su vez regula la conducta.
• J. Locke afirmaba que el fin del contrato social era limitar el poder absoluto de la autoridad y, por lo tanto, promover la libertad individual.
• B. Spinoza consideraba que la razón humana es el criterio para una conducta reta. Sólo las necesidades e intereses humanos determinan lo que se considera bueno o malo. La razón es necesaria para refrenar las pasiones y alcanzar el placer y la felicidad, evitando el sufrimiento.
• Arturo Schopenhauer definió que la voluntad es la esencia originaria y la fuente originaria del ser.
• Axiomas éticos: a) Ninguna acción puede producirse sin un motivo suficiente.
b) Una acción no puede dejar de producirse si un motivo contrario más fuerte no hace necesaria su omisión.
c) Lo que mueve la voluntad es solamente la felicidad y el dolor, en general.
d) Bien y Mal significa “conforme o contrario a una voluntad”.
e) Todo motivo debe tener una relación con el bien y el mal.
f) Toda acción se relaciona a algún ser sensible al bien y al mal.
g) Este ser participa pasivamente en la acción, al ocurrir esta en desmedro o en ventaja y beneficio suyos.
h) Toda acción cuyo fin único sea el bien y el mal del agente mismo, es egoísta.
i) Todo lo dicho aquí para las acciones, es válido asimismo para la omisión de las
mismas, para las que exista motivo a favor o en contra.
j) Egoísmo y valor moral son términos que se excluyen mutuamente. Si una acción tiene por motivo un fin egoísta, no puede tener ningún valor moral; y si una acción debe tener valor moral, su motivo no puede ser un fin egoísta, directa o indirectamente, próximo o lejano.

• Existen tres móviles fundamentales de las acciones humanas:

a) El Egoísmo; que quiere el bien propio (es ilimitado).
b) La Maldad: que quiere el mal ajeno (ya hasta la crueldad más extrema).
c) La Compasión: que quiere el bien ajeno (va hacia la nobleza y la generosidad)
(Los dos primeros conceptos pueden actuar conjuntamente).


VI.- FILOSOFIAS ETICAS ANTERIORES A DARWIN:

• D. Hume y A. Smith, identificaron lo bueno con aquello que produce sentimientos de satisfacción y lo malo con lo que provoca dolor.
• JJ Rousseau; el Hombre es bueno por Naturaleza.
• Lo natural es la igualdad absoluta entre los hombres. El hombre ha nacido libre y cualquier sujeción a una autoridad es antinatural.
• El fin supremo del hombre es la conservación de la propia vida y de los propios derechos esenciales.
• Se trata de volver al estado de naturaleza, dentro de una sociedad en la que se pueda vivir con sinceridad.
• Contrato Social; “se trata de encontrar una forma de asociaciones con las que cada uno, uniéndose a todos, no obedezca más que a sí mismo, y quede libre como antes”.
• El contrato social es el pacto hecho por voluntad de individuos soberanamente libres, a los que el estado de naturaleza tenía al principio en el aislamiento y que concuerdan en pasar al estado de sociedad.
• Todos los derechos ahora provienen del acuerdo, la ley es expresión de la voluntad general y no emana de la razón, sino del número.
• La religión consiste en un sentimiento de fe en Dios, en la inmortalidad y en la virtud.
• I.Kant: la Crítica de la Razón Práctica; ¿Qué debemos hacer?
• La moralidad de un acto no depende de la materia, sino de la “forma” o intención del sujeto. Esa buena voluntad consiste en hacer las cosas ”por respeto al deber”.
• La actuación moral no consiste en someterse a una ley exterior, sino en que la voluntad se da a sí misma su ley (moral autónoma).
• Desconfía de las religiones y de los cultos (agnosticismo).


VII.- EL UTILITARISMO:

• J. Bentham planteó el principio de la utilidad en relación a contribuir a la mayor felicidad (bienestar) de la comunidad social. Las acciones humanas tenían como motivo el evitar el sufrimiento y obtener el placer. (Hedonismo Universal).

VIII.- LA ETICA EN EL SIGLO XIX:

• G. Hegel afirmó que la moral no es el resultado de un contrato social, sino un crecimiento natural que surge de la familia y culmina, en un plano histórico y político, en el Estado prusiano de su tiempo.
• Ch. Darwin con su teoría de la evolución define que la moral es sólo el resultado de algunos hábitos adquiridos por la humanidad a lo largo de la evolución.
• F. Nietzsche afirmó que el ateísmo es el punto de partida que permite pasar al proyecto del “hombre nuevo”, que construirá el futuro. “Dios ha Muerto”. Sólo existe el pecado sobre la tierra.
• Superhombre: El hombre debe ser superado. El superhombre me interesa, este es mi pensamiento primero y único; y no el hombre, no el prójimo, no el más pobre”.
• El superhombre inventará sus propios valores, renegando otros.
• Piensa que, una vez derrumbada la creencia de Dios, caen también todos los valores teóricos y la creencia en la verdad.
• Las otras filosofías son el fruto de las intenciones morales de los filósofos, los que fundan su sistema en un juicio de valor “contra naturaleza”.
• Su doctrina es el punto de partida del existencialismo agnóstico, empleándose también en sistemas hedonistas y luego en el nacionalsocialismo.





IX.- PSICOANALISIS Y CONDUCTISMO:

• S. Freud definió al Hombre como un aparato psíquico compuesto de varias instancias:
a) EL ELLO: es la fuente de todas las energías y de donde nacen las tendencias.
EL ELLO: tiende al placer.
b) EL YO: es el motor consciente y actúa de intermediario entre el mundo y el ELLO. De modo que se adapten.
c) EL SUPER YO: “representación de todas las restricciones morales”, es un producto de las prohibiciones que la cultura impone por medio de los padres. De aquí nacen los sentimientos de culpa.
• El YO y el SUPER YO son resultado de la evolución del ELLO.
• El psicoanálisis freudiano reduce al hombre a la condición de una máquina impulsada por energía de índole material. Vacía el concepto de alma de toda implicación espiritual. Deforma y niega experiencias como la libertad humana. Difundió en la sociedad contemporánea una disminución del sentido de responsabilidad personal, ya que el hombre estaría movido por fuerzas desconocidas e ingobernables.

X.- TENDENCIAS RECIENTES:

• B. Russell planteó en las últimas décadas que los juicios morales expresan deseos individuales o hábitos aceptados. Algunos impulsos deben ser reprimidos en interés de la sociedad y otros en interés del desarrollo del individuo.
• N. Berdáiev subrayó la libertad del espíritu individual.
• M. Buber se ocupó de la moral de las relaciones entre individuos.
• G. Marcel y K. Jaspers se interesaron en la unicidad del individuo y en la importancia de la comunicación entre ellos.
• M. Heidegger sostuvo que no existe ningún Dios. Los seres humanos se encuentran solos en el universo y tienen que adoptar y asumir sus decisiones éticas.
• J.P. Sartre, máximo exponente del existencialismo, planteó que el hombre no es libre, pues debe permanentemente tomar decisiones, lo que le produce una angustia existencial. Los individuos tienen la responsabilidad ética de comprometerse en las actividades sociales y políticas de su tiempo.
• J. Dewey, instrumentalista, postula que el bien es aquello que ha sido elegido después de reflexionar tanto sobre el medio como sobre las probables consecuencias de llevar a cabo ese acto considerado bueno o un bien.
• G. Moore, contemporáneo, sostiene que los principios éticos son definibles en términos de la palabra bueno, considerando que la bondad es indefinible.
• Actualmente, la discusión ética se ha expandido a todas las disciplinas y se incorpora, paulatinamente, a la formación de estudiantes y trabajadores.

ESCUELAS DE ETICA


LOS SOFISTAS
¿Quiénes son los sofistas?
Se denomina sofistas a un grupo de pensadores griegos que aparecen en la segunda mitad del siglo V a. C. Eran hombres de una vasta cultura, casi enciclopédica, que habían venido a Atenas atraídos por su esplendor cultural. Por lo general eran todos extranjeros.
Tienen en común, al menos, tres rasgos:
1. Entre sus enseñanzas incluyen un conjunto de disciplinas humanísticas: retórica, política, derecho, moral, etc.
2. Son los primeros profesionales de la enseñanza. Para ganarse la vida alquilan pequeños locales y se dedican a enseñar a los hijos de los ricos y los acomodados - sobretodo comerciantes- pero cobrando, cosa inaudita en aquellos tiempos. Esto llegó a escandalizar a la gente culta y a ciertos sectores de la población.
3. Son críticos con la cultura y la educación tradicional que resultaba inadecuada para las exigencias de la época que vivían.
¿Por qué surgen los sofistas?
Inciden en su aparición dos factores:
1. La evolución que había seguido la filosofía desde sus inicios -en concreto el desarrollo de las distintas teorías físicas-.
2. Las circunstancias políticas que llevan a la instauración de un sistema democrático en Atenas.
Evolución de la filosofía anterior.
En relación con lo que es la Naturaleza, el universo, los filósofos han ido desarrollando distintas teorías que afirman cosas enfrentadas entre sí: para unos hay un único principio (milesios, Heráclito y Parménides), para otros hay múltiples (los pluralistas); para unos el movimiento es imposible (Parménides), para otros la realidad está en continuo movimiento (Heráclito); para unos el universo está regido por una inteligencia ordenadora (el Nous de Anaxágoras), para otros es fruto de una necesidad ciega y azarosa (Demócrito).
Es un espectáculo fascinante pero a la vez descorazonador: la filosofía de la Naturaleza se había mostrado incapaz de producir un sistema aceptable para todos.
Protágoras ejemplifica el clima intelectual generado por esta evolución de la filosofía; clima que se refleja en la defensa del relativismo (no hay una verdad absoluta) y el escepticismo (si la hay es imposible conocerla).
Al abandono de la investigación natural no sólo contribuyó la circunstancia filosófica arriba descrita sino también las necesidades planteadas por la práctica democrática de la sociedad ateniense.
Circunstancias políticas: la democracia ateniense.
1. La victoria frente a los persas y la extensión de la democracia.
Las guerras médicas han concluido con una clara victoria de Atenas sobre el régimen tiránico de los persas, pero a ello han contribuido todos los ciudadanos: las clases no aristocráticas habían sido convocadas para el sangriento trabajo de la guerra. Consecuentemente, reclaman ahora, con todo derecho, un puesto un la sociedad ateniense.
Hay una irrupción de las clases populares en la vida pública, es lo que hoy denominaríamos una democratización de la sociedad. Esta se concreta de la siguiente manera:
a) El gobierno de la ciudad se realiza a través de la participación de los ciudadanos libres - quedan excluidos los extranjeros, los esclavos y las mujeres -. Las decisiones se toman en la asamblea en el ágora, donde reunidos los ciudadanos con derecho a voto, exponen sus distintas posiciones.
b) Hay una gran identificación de los ciudadanos con la Polis y el gobierno ya que participan por turnos - a veces por sorteo, a veces por elección- en todos los asuntos de la ciudad: administración de justicia, cargos gubernativos, defensa, etc.
A partir de ahora ya no es el factor herencia -el linaje- el valor predominante ni el único que da derecho a participar en la vida pública. Ésta está abierta a todos los ciudadanos.
2. La necesidad de prepararse para el liderazgo: saber es poder.
Con la democracia el liderazgo político no pasa por el linaje sino por la aceptación popular. Cuando las decisiones las toma la asamblea, si se desea el triunfo, el poder político, el político debe ser un buen orador para manejar la masa. Para ello habrá de prepararse y poseer ciertas ideas acerca de lo justo, lo conveniente, la ley, la administración, el Estado, etc.
Saber y saber expresarse se convierte en algo fundamental para tener éxito en la vida política, y son precisamente estas enseñanzas las que los sofistas ofrecen en sus escuelas.
3. La importancia de la palabra: el poder de la asamblea.
"El que sabe y no se explica claramente, es como si no pensara" afirma Pericles. Se adquiere conciencia de la importancia y el poder de la palabra. La oratoria, la elocuencia, la retórica son instrumentos fundamentales tanto para convencer como para poder desenmascarar los intereses privados o de grupo que pueden esconderse tras los discursos y las leyes establecidas.
La palabra es una gran dominadora, que con un pequeñísimo y sumamente invisible cuerpo, cumple obras importantes, pues puede hacer cesar el temor y quitar los dolores, infundir la alegría e inspirar la piedad... Pues el discurso, persuadiendo al alma la conduce convencida, a tener fe en las palabras y a consentir en los hechos... La persuasión, unida a la palabra impresiona al alma como ella quiere. La misma relación tiene el poder del discurso con respecto a la disposición del alma que la disposición de los remedios respecto a la naturaleza del cuerpo.
Gorgias, Elogio de Elena 8, 12- 1 11
4. Giro antropológico y político: los asuntos del ser humano en la ciudad.
De esta manera en la filosofía se produce un giro en sus preocupaciones temáticas y se centra en las preocupaciones de los propios ciudadanos atenienses en sus discusiones en la plaza pública.
Los sofistas inician una reflexión sobre las estructuras políticas y jurídicas de la sociedad helénica y sobre los comportamientos morales de sus ciudadanos. Temas marginados hasta ahora - por los regímenes políticos anteriores- y que ahora son tema central y objeto de la crítica racional.
5. De los problemas abstractos a la problemática cotidiana.
Más que un saber universal o problemas de carácter abstracto interesa ahora estudiar lo cotidiano - de carácter político -. Interesan aquellos saberes que sirvan para la realidad problemática que el ser humano vive cada día: qué educación ha de darse a los ciudadanos, cómo se ha de organizar la sociedad, cómo se ha de distribuir el poder en ella, qué relación debe existir entre la sociedad y el individuo, qué leyes han de regular esas relaciones, etc. Se busca lo mejor para la ciudad y el ciudadano.
6. Los filósofos toman un papel público y activo.
El sabio, el filósofo, hasta ahora recluido en círculos minoritarios y centrados sobre la especulación teórica, hace su entrada en la vida social como alguien que es capaz de prevalecer sobre el contrario gracias a su saber y la fuerza de su discurso -fruto de su dominio del arte de la oratoria -. Esto es lo que hará que algunos sofistas sean temidos y criticados por la forma en que utilizan su saber.
El estilo y las intenciones de los sofistas.
Puesto que las decisiones se tomaban en la asamblea y en ella eran los mejores oradores los que conseguían éxitos y el mejor reconocimiento social los sofistas aprovechan el momento eufórico para ofrecer su saber y las técnicas para saber hablar bien.
El arte sofístico es preciso considerarlo como una filosofía retórica. El sofista comienza sus discursos con frases como "yo sé", "conozco", "ya hace mucho tiempo que he observado", "no hay nada seguro para el hombre". Algunos dicen que el modelo a imitar fue el mismo Pericles que dominaba el arte de la improvisación, otros dicen que fue Gorgias porque cuando se presentaba en el teatro tenía la osadía de decir: "Proponerme un tema" y ninguno le ganaba a hablar y refutaba a todos. Así pues, los antiguos denominaban sofistas a aquellos filósofos que sabían exponer sus doctrinas con elocuencia. La ciudad de Atenas comenzó a temerlos porque ganaban todos los pleitos, tanto si tenían razón como si no, ya que dominaban el arte de la improvisación para saber defender el sí y el no de una misma cuestión según las circunstancias y las necesidades de los clientes.
Filostrato, Vidas de los Sofistas, I
El discurso sofista es un tipo de discurso grandilocuente. Pero hablar bien no siempre quiere decir querer razonar para llegar a la verdad o defender causas justas. En muchas ocasiones la intención es la búsqueda del aplauso, del reconocimiento social, la demostración del poder y el dominio en el arte de convencer. Un ejemplo claro de esta utilización del saber sofístico es lo que se denomina el Doble discurso, éste consiste en saber defender el sí y el no de una misma cuestión con el mismo poder de convicción.
Sobre lo bello y lo feo también podemos formular un doble discurso. Pues unos dicen que una cosa es lo bello y otra lo feo, que la diferencia, como en el nombre, también existe en la realidad; otros en cambio, mantienen que es lo mismo lo bello y lo feo. Pienso que si alguien, en un momento, diera la orden de que todo el mundo reuniera en un solo lugar aquello que cada uno considera feo, y después mandara tomar de este montón aquello que cada uno considera bello, no quedaría ni una sola cosa, sino que entre todos habrían recogido todo. Esto es así porque ninguno piensa lo mismo.
Anónimo, Dobles razonamientos
Hubo sofistas con distintas actitudes, unos buscaron lo mejor para la ciudad pero otros simplemente se vendieron al mejor postor simplemente por dinero defendiendo, a sabiendas que lo eran, causas injustas.
Su brillantez en los discursos y su éxito les lleno las aulas de los jóvenes de las mejores familias, todos ellos aspirantes a triunfar en política; pero también les proporcionó un buen número de detractores ante la falta de honestidad y el ejercicio de manipulación que algunos de ellos habitualmente practicaban. Otras veces sus detractores -como en el caso de Platón- lo que no les aceptan es la crítica que hicieron de los valores tradicionales.
De la utilización manipuladora del lenguaje proviene el término sofisma. Con esta palabra se designa el argumento que reviste apariencia lógica y de verdad, a pesar de que quien lo formula es consciente de su falsedad.
Épocas y autores.
1. Sus integrantes no defienden una postura unitaria.
No se trata de una escuela homogénea en sus planteamientos ni en sus soluciones. Si alguna nota común cabe destacar, es la de constituir un movimiento intelectual, fruto y exponente de una crisis moral y social, de carácter crítico de la propia sociedad en la que nace y se desenvuelve.
Se distinguen dos épocas:
2. Primera sofística: Sofistas de la cultura.
Está formada por los más destacados y auténticos creadores del movimiento sofista.
Buscar dar una base racional a la sociedad y a los valores de su tiempo más allá de la aceptación por tradición. La ley y la moral son convencionales, pero cabe hacerlas acordes con la naturaleza.
Sus representantes son: Protágoras de Abdera (480-410 a.C.), Gorgias de Leontini (s. IV a. C.), Hippias de Elis (s. V a.C.) y Pródico de Ceos (s. V a.C.).
3. Segunda sofística: Sofistas posteriores.
Son menos creadores, reflexionan sobre ideas de los anteriores. La situación política es mucho más conflictiva. Muchos autores les atribuyen la degeneración y la decadencia de la sofística.
Es en esta época cuando "Sofista" adquiere una significación peyorativa como aquel que da razones que sabe falsas, pero revistiéndolas de falso rigor lógico. No le importa el objeto que defiende, sino el juego intelectual con que pueda vencer al contrario, llevarlo a confusión.
Acentúan la oposición entre naturaleza y leyes que son consideradas fruto de la voluntad de dominar mediante ellas a los otros. La mayor parte son contrarias a la naturaleza.
Sus representantes son: Cálicles, Polo, Traxímaco, Licofrón, Crítias, Antifonte y Alcidabas.
Fuentes.
Habiendo escrito mucho de ellos no se conserva casi nada. La reconstrucción de sus textos es difícil pues fueron censurados. Lo que queda lo conocemos a través de sus antagonistas, fundamentalmente Platón.

Vamos a ver aquí las reflexiones filosóficas de los sofistas que se centran en el terreno de la ética y de la política. El buscar bases racionales sobre las que asentar la sociedad les llevará a indagar en el origen y la naturaleza de las leyes, ello enfocado desde el análisis de la relación entre el individuo y la sociedad, el papel que en ella juega la ley.
Cuando aquí hablamos de ley (nomos) hacemos referencia a el conjunto de normas políticas e instituciones establecidas por las cuales se rige una comunidad humana.
Las dos ideas fundamentales que aportan los sofistas son el convencionalismo de las leyes y el relativismo en el terreno de la moral.
El convencionalismo.
TEORÍAS SOBRE EL ORIGEN Y LA NATURALEZA DE LAS LEYES.
Los griegos responden con tres modelos que se suceden en el tiempo:
A. Teorías anteriores.
1. El pensamiento mítico-religioso: origen divino.
Las leyes e instituciones proceden de los dioses. En la explicación mítica la aparición de la ley se vincula a la intervención particular de alguna divinidad que fundara tal ciudad en un pasado remoto.
2. El pensamiento de los primeros filósofos: origen natural.
En consonancia con su función racionalizadora la filosofía abandonó pronto ese tipo de explicación. Heráclito vincula el orden de la polis al orden del universo: el orden de la polis es parte de un orden más amplio, el orden del universo. Es una teoría naturalista: tanto uno como otro se rigen por una misma ley o logos universal.
B. El pensamiento de los sofistas: origen convencional.
Abandonan la teoría heraclítea y llegan a la convicción de que las leyes y las instituciones son el resultado de un acuerdo o decisión humana: son así pero nada impide que sean de otro modo.
Causas del convencionalismo.
La filosofía siempre se halla enmarcada en un contexto social, en un conjunto de experiencias de carácter socio-político. En tiempo de los sofistas hay tres factores, de este tipo, que influyen en su concepción convencionalista de la ley:
1. El contacto continuado con otros pueblos y culturas: que permitió constatar que las leyes y las costumbres son muy distintas en las comunidades humanas.
"Para los etíopes, los dioses son chatos y negros y para los tracios, rubios y de ojos azules."
Fr. 15-16; DK I, 132-3
2. La fundación de las colonias: aunque a veces se importaba la constitución de la ciudad de origen, en cada asentamiento nuevo se había de redactar una nueva.
3. Los cambios sucesivos en la constitución de Atenas: que les permitió comprobar el convencionalismo en su propia experiencia política. (Recordar las reformas de Solón, las de Clístenes o las del propio Pericles)
El relativismo moral.
Causas del relativismo.
No sólo defienden el convencionalismo de las instituciones políticas, también de las normas morales. Lo que se considera bueno o malo, justo o injusto, loable o reprobable, no es fijo, absoluto o universalmente válido e inmutable.
Para llegar a esta conclusión los sofistas utilizaban un doble argumento:
1. La falta de unanimidad acerca de lo que es justo o injusto,... Salta a la vista, no solo comparando unos pueblos con otros, sino comparando los criterios morales de los individuos y grupos dentro de una misma sociedad.



"Tras su coronación, Darío se dirigió a los griegos que estaban presentes y les preguntó por cuánto dinero aceptarían comerse los cadáveres de sus padres. Ellos respondieron que no lo harían por nada del mundo. A continuación, Darío llamó a unos indios llamados calatios que se comen a sus muertos... y les preguntó por cuánto dinero aceptarían quemar los cadáveres de sus padres. Estos, a gritos, le pidieron que no dijera cosas impías. Son costumbres establecidas y creo que Píndaro acertaba al decir que la cos¬tumbre (nomos) reina sobre todos."
Herodoto, III, 38, 3-4
2. La comparación entre las leyes vigentes (nomos) y la naturaleza humana (physis) Pero como con relación a este punto hay distintas posturas vamos a dedicarle un apartado especial.
El conflicto entre physis y nomos.
A partir de los sofistas aparece una oposición entre estos dos términos, que en ellos habrán de entenderse así:
Nomos es el conjunto de leyes y normas convencionales. Son el fruto de un pacto entre las personas, son mudables y acomodaticias (según las circunstancias) y relativas.
Physis expresa lo natural, las leyes y normas ajenas a todo acuerdo o convención. Tienen su origen en la propia naturaleza del ser humano. No son relativas, son inamovibles y absolutas.
Teorías defendidas por los sofistas.
A. Defensa del derecho positivo.
Siendo difícil determinar que parte de las leyes y normas son por physis, son naturales, debemos atenernos sin ningún tipo de límites al derecho positivo. Su postura se derivaría de la crítica a la ley natural.
Es mérito de los sofistas el haber realizado la primera crítica a la ley natural:
1. La constitución considerada hasta entonces de índole casi sagrada aparece ahora, al menos en gran medida, como el resultado de factores históricos e intereses de grupo.
2. No se puede aceptar sin más, que las leyes estén basadas en la naturaleza humana. Se dan cuenta de que muchas leyes que se venían aceptando como originadas por un ley natural tenían mucho de convencionales.
3. En las primeras reformas constitucionales se encontraban con que se había de respetar determinadas leyes que por tradición se consideraban naturales. Fundamentalmente leyes consuetudinarias (leyes no escritas y de prestigio) las más difíciles de reconocer como no naturales.
Los sofistas realizan una labor crítica, se preguntan ¿Qué es la ley natural?, ¿Qué es la naturaleza humana? Cada sofista responderá de distinta manera solucionando el conflicto entre physis y nomos de diferente forma.
B. Teorías iusnaturalistas.
Encontramos aquí dos posturas diferentes:
1. Equilibrio entre Physis y nomos: Protágoras.
Debe existir una armonía entre physis y nomos: la ley no está en contradicción con la naturaleza sino que es una especie de desarrollo o apéndice de ella que la perfecciona.
Las leyes no son de origen divino ni tampoco surgen espontáneamente, son el resultado de la acción racional e inteligente de las personas que las realizan. Son la única manera de regular la convivencia, sin legalidad surgiría la tiranía. La ley pone coto a esta posibilidad.
En contra de una hipotética "Edad de Oro" -el punto de partida sería considerar la existencia en un principio de un ser humano en estado natural regido por una legislación perfecta-, se parte de una sociedad anómica y se comienza un camino de perfeccionamiento de la justicia -diké- a través de la razón. Habrá mejores o peores legislaciones pero éstas nunca son totalmente naturales o inmutables. Las leyes y normas más correctas son las democráticas de la ciudad de Atenas.
2. Predominio de la physis sobre el nomos.
La moral vigente es antinatural. No sólo es convencional -que puede serlo, si se adecua a la naturaleza no pasa nada- sino que además es contraria a la naturaleza.
Hay también dos posturas según sean demócratas o de tendencia autoritaria.
a) Igualitaristas.
La naturaleza es igualitaria por lo que hay que defender al más débil.
i. Antifonte y Hippias.
Los semejantes son iguales por naturaleza y no están emparentados por ley -nomos- sino por naturaleza -en contra de la discriminación racial-.
Solemos ensalzar y respetar a quienes proceden de fa¬milia ilustre y no ensalzar ni respetar a quienes no proceden de familia ilustre. En esto nos portamos entre nosotros como los bárbaros, ya que todos somos por naturaleza iguales, tanto los bárbaros como los griegos.
Antifonte, DK II, 352-353
Los seres humanos son iguales por naturaleza (tienen las mismas necesidades) pero todo lo demás (Lo que se considera bueno o malo, justo o injusto, loable o reprobable) es relativo según las costumbres, la educación y la condición social.
En contra de la teoría de Protágoras afirman que la legislación es algo necesario pero no es capaz de formar a los ciudadanos -hacerlos justos y razonables-. Hemos de ir más allá a la physis y fundamentar en ella nuestras leyes.
La ley -nomos- no es el resultado de la naturaleza, como afirmaba Heráclito, sino algo enfrentado a ella. Defienden la independencia del individuo frente a la polis legal. Ponen el acento sobre el aspecto represor de la legalidad intentando salvar al individuo de la presión de la polis.
"La justicia consiste en no transgredir los preceptos legales de la polis a que uno pertenece como ciudadano. Un hombre se serviría de la justicia sacando el máximo provecho para sí mismo si ante testigos defiende la soberanía de las leyes, mientras que cuando está solo y sin testigos, defiende los dictados de la naturaleza. En efecto, las disposiciones legales (nomos) son artificiales, pero las de la naturaleza son necesarias. Las leyes existen por convención y no son naturales, pero los dictados de la naturaleza son naturales y no convencionales.
Si alguien que infringe los preceptos legales es capaz de ocultar su conducta ante quienes los han establecido, quedará libre de infamia y castigo; si no es capaz de ocultar su conducta, no. Por el contrario, si alguien se opone más allá de lo posible a las exigencias innatas impuestas por la naturaleza, el daño no será menor porque sea capaz de ocultar su conducta, ni será mayor porque lo sepa todo el mundo. Y es que en tal caso el daño no proviene de la opinión de los hombres sino de la verdad de las cosas. La investigación acerca de todo esto tiene su razón de ser en que la mayoría de las acciones justas según la ley (nomos) son hostiles a la naturaleza (physis)"
Antifonte, fr. 44, I-II
ii. Licofrón y Alcidabas.
Son demócratas radicales. Defienden la extensión de la democracia reclamando los derechos de la mujer, el derecho de ciudadanía para todos los que vivan en la ciudad y la abolición de la esclavitud.
b) Defensa de la ley del más fuerte: Calicles y Traxímaco.
Es defendida por sofistas de la segunda época de tendencia autoritaria.
Puesto que el fundamento debe ser la naturaleza humana debemos saber cómo podemos conocerla: ¿cuál es el modo propio e intrínseco de comportarse de los seres humanos? Esto no es fácil de saber puesto que nuestro comportamiento está condicionado por el aprendizaje, los hábitos y las normas que nos han ido inculcando a lo largo de nuestra vida.
¿Qué es lo natural en el ser humano? : Aquello que queda si eliminásemos todo lo que hemos adquirido por las enseñanzas que hemos recibido. Estos sofistas toman como ejemplo de naturaleza humana prescindiendo de los elementos culturales adquiridos al niño y al animal. De estos modelos deducen que sólo hay dos formas naturales de comportamiento:
 La búsqueda del placer: el niño sonríe cuando está feliz y llora cuando siente dolor.
 El dominio del más fuerte: en los animales el macho más fuerte domina a los demás. La naturaleza del fuerte impone su supremacía.
En el trasfondo político es lo que está ocurriendo en la práctica: la constitución de la confederación helénica, el imperialismo ateniense y la destrucción de la isla de Melos.
Tiene un antecedente en Gorgias: "El arte retórico tiene por objetivo dominar a los otros: el más fuerte en el discurso subyuga al más débil".
Cálicles afirma que el nomos contradice a la naturaleza. La naturaleza hace a los seres humanos desiguales, de ahí que prevalezca el derecho del más fuerte. En cambio, la ley tiende a igualarlos, con lo que se opone a aquella favoreciendo a los más débiles. No ha de ser así, han de prevalecer los más fuertes, hábiles y astutos, también en la vida de la ciudad.
"[Traxímaco]: En mi opinión, son los hombres débiles y las masas los que establecen las leyes. Para sí mismos, para su propia utilidad, implantan leyes, prodigan alabanzas y censuras: quieren atemorizar a los que son más fuertes que ellos, a los que están capacitados para tener más, y, para evitar esto, dicen que es feo e injusto poseer más y que la injusticia consiste en tratar de conseguir más cosas que los demás. Pues, en mi opinión, consideran una felicidad el tener lo mismo, siendo inferiores."
Platón, Gorgias
Es lógico y consecuente con la naturaleza hacer prevalecer la propia opinión a base del discurso, haciendo aparecer como bueno lo que satisface al individuo. Es la hora de sacudirse el yugo de los débiles. La razón está al servicio de cada uno, sirve en la medida en que garantiza el éxito personal y la realización de las fuerzas irracionales en cada individuo. La comunidad se muestra como enemiga de éste.
"Calicles: ...A los de buen juicio para el gobierno de la ciudad y a los decididos, a éstos les corresponde regir las ciudades, y lo justo es que ellos tengan más que los otros, los gobernantes más que los gobernados... Lo bello y lo justo por naturaleza es lo que yo te voy a decir con sinceridad, a saber: el que quiera vivir rectamente debe dejar que sus deseos se hagan tan grandes como sea posible, y no reprimirlos sino, que siendo los mayores que sea posible, debe ser capaz de satisfacerlos con decisión e inteligencia y saciarlos con lo que en cada ocasión sea objeto de deseo. Pero creo yo que esto no es posible para la multitud: de ahí que, por vergüenza, censuren a tales hombres, ocultando de este modo su propia impotencia; afirman que la intemperancia es deshonrosa, como ya dije antes, y esclavizan a los hombres más capaces por naturaleza y, como ellos mismos no pueden procurarse la plena satisfacción de sus deseos, alaban la moderación y la justicia a causa de su propia debilidad. Porque para cuantos desde el nacimiento son hijos de reyes o para los que, por su propia naturaleza son capaces de adquirir un poder, tiranía o principado, ¿qué habría en verdad más vergonzoso y perjudicial que la moderacíón y la justicia, si pudiendo disfrutar de estos bienes, sin que nadie se lo impida llamaran para que fueran sus dueños a la ley, los discursos y las censuras de la multitud? ¿Cómo no se habrían hecho desgraciados por la bella apariencia de la justicia y la moderación, al no dar más a sus amigos que a sus enemigos, a pesar de gobernar en su propia ciudad?. Pero, Sócrates, esta verdad que tú dices buscar es así: la molicie , la intemperancia y el libertinaje, cuando se les alimenta, constituyen la virtud y la felicidad: todas esas otras fantasías y convenciones de los hombres contrarias a la natu¬raleza son necedades y cosas sin valor."
Platón, Gorgias, 491 d-492


Con la democracia, el esplendor económico y cultural y el predominio político en Grecia (Esparta es la única rival), la situación en Atenas genera nuevos problemas: la democracia, la libertad y la ley.

La ley, único soberano permanente, puesto que las magistraturas son dispersas y efímeras, será el centro de la mayoría de las discusiones. En épocas anteriores, las leyes no escritas (thesmoi) se consideraban de origen divino en contraposición con las nómoi, o leyes humanas, escritas. Ahora el valor de la ley, como fundamento de la democracia y única barrera frente al individualismo y la ambición de poder será discutido y examinado en profundidad.

Los sofistas considerarán que las nómoi son meramente convencionales y que dado que cada pueblo tiene las propias, carecen de valor absoluto, lo cual contraponen al carácter universal y permanente de la naturaleza. Esta contraposición entre ley y naturaleza se convierte en el gran tema.


La palabra "sofista" (sophistés) fue, al principio, un sinónimo de "sabio" (sophós), Herodoto por ejemplo, la usaría para referirse a Solón y a Pitágoras. Solo más tarde adquiriría a través de los diálogos platónicos el sentido peyorativo de hábil engañador.

Los sofistas, no formaron escuela, ni tampoco defendieron una doctrina de rasgos comunes. No obstante, es posible puntualizar algunas coincidencias entre ellos:

a. Representan un notable giro filosófico como consecuencia de las nuevas necesidades intelectuales planteadas por la democracia. Se centraron así en problemas de índole práctica como la política, la moral, la religión, la educación, el lenguaje, etc.

b. Adoptan una actitud relativista y escéptica. Esto se refleja en el abandono de la physis... ¿para que seguir discutiendo sobre aquello que nunca se llegará a conocer en términos de verdad? Pero además, se muestran relativistas en relación a los problemas humanos ya que observan que distintos pueblos poseen leyes y costumbres diferentes.

c. No representan un conjunto sistemático de pensadores ni tampoco buscan principios universales para operar de modo deductivo al estilo de Parménides.

d. Han tenido enorme influencia en la vida ateniense. Pusieron en tela de juicio la polis en su sentido tradicional, realizando una labor crítica de las instituciones e impulsando nuevas ideas. Estas ideas (y los instrumentos enseñados por los sofistas, la oratoria y el arte de la discusión) se prestaban a todo tipo de manipulaciones por los ambiciosos de la época. La figura del sofista, aparece en consecuencia, con notable ambigüedad.

PROTAGORAS (481-401 aprox.)
"El hombre es la medida de todas las cosas.”

Aunque suele discutirse la interpretación a este memorable fragmento, parece indicar que Protágoras defendía un relativismo de las cualidades sensibles y de los valores.

Lo más probable es que, en su contexto, Protágoras entendiese "hombre" en sentido colectivo, lo cual sugiere un relativismo de tipo cultural: cada pueblo posee costumbres y leyes diversas y considera que las propias son las mejores. La ley, no es algo dado por la naturaleza sino pensado por los legisladores.

En el famoso "mito de Prometeo" que aparece en el diálogo de Platón dedicado a este sofista, defiende Protágoras el valor de la cultura como aquello que diferencia al hombre del animal: sólo gracias a ella puede el hombre subsistir, siendo como es un animal desvalido. Pero además, necesita el sentido de la justicia y la virtud política, sin las cuales la estabilidad de la ciudad sería imposible.

GORGIAS (483-375 aprox.)
Aparentemente, Gorgias había sido discípulo de Empédocles y quizá para defender a su maestro de los ataques de Zenón escribió un tratado Acerca de la naturaleza o del no-ente, en que se afirma que:

1. Nada existe

2. Si existiera algo, no podría ser conocido.

3. Si pudiera ser conocido, no podría ser explicado ni comunicado a los demás.

Esto bien podría ser tenido por Nihilismo absoluto pero más presumiblemente por la intención de llevar al absurdo la filosofía de Zenón. En efecto, con gran habilidad, Gorgias intenta demostrar la coincidencia entre el ser, el pensar y la palabra destruyendo el principio fundamental de dicha escuela: identidad entre el ser y el pensar.

Como fuere, Gorgias renunció al conocimiento objetivo y se despidió de la filosofía para dedicarse a la oratoria.

PRODICO DE CEOS
Se hizo famoso por su actitud pesimista ante la vida, decía que una muerte temprana era un regalo de los dioses. Como otros sofistas, defendió el relativismo ético y desarrollo una teoría psicológica acerca del origen de la religión: los hombres primitivos veneraron aquello de lo que dependían sus vidas: el sol, el agua, el fuego; pero cuando comenzaron a desarrollar las técnicas, pasaron a adorar a los inventores de las mismas, por ejemplo, adorar a Dionisos como el inventor del vino.


HIPIAS DE ELIS
Este sofista se destacó por lo enciclopédico de sus conocimientos. Consideró la ley no solo como convencional sino que incluso llegó más lejos: afirmó que era contraria a la naturaleza, por lo que reclamaba la autarquía del individuo y la rebelión contra las leyes que siempre oprimen a los más débiles. Así. Hipias se opone a Protágoras en el sentido en que para éste la ley es una consecuencia de la naturaleza, mientras que para Hipias, la ley van en contra de ella, porque se hace necesario volver a la naturaleza.

SOCRATES
La doctrina de Sócrates
Es difícil determinar cuál fue la doctrina de Sócrates y cuál la propia de Platón atribuida a su maestro. Contradictoriamente, Jenofonte no le atribuye doctrina alguna y Aristófanes le atribuye doctrinas de sofistas y de algún presocrático.
Conócete a ti mismo
Sócrates hizo propia la máxima escrita en el templo de Delfos: "Conócete a ti mismo".
Es posible que Sócrates escuchara a Arquelao (discípulo de Anaxágoras), en relación a la doctrina del "espíritu". Sin embargo, decepcionado de algunos planteos filosóficos, optó por dedicarse a reflexionar sobre sí mismo y sobre la vida del hombre en la ciudad. Los problemas éticos, por entonces, parecían los más urgentes.


Solo sé que no sé nada
Sócrates entiende la filosofía como una búsqueda colectiva basada en el diálogo. Ni pretende ser el dueño de la verdad ni poder encontrarla por sí solo. Esto significa, que cada hombre posee dentro de sí una parte de la verdad pero solo podrá descubrirla con la ayuda de otros. Esto explica las dos partes del método socrático.
La ironía:
Es el arte de hacer preguntas tales que hagan descubrir al otro su propia ignorancia. En otras palabras, comprender que no sabe nada.
La mayéutica:
Consiste en hacer preguntas de modo tal que el otro llegue a descubrir la verdad por sí mismo.
En esta línea, podría afirmarse que Sócrates no tiene doctrina alguna sino que ayuda a los demás y busca junto a ellos. Esta actitud de humildad frente al conocimiento contrasta notablemente con la actitud de los sofistas.
Razonamientos inductivos y definición de lo universal
Según Aristóteles dos cosas se pueden atribuir a Sócrates: los razonamientos inductivos y la definición de lo universal. Ambos logros refieren, naturalmente al principio de la ciencia.
Efectivamente, la pregunta esencial que hace Sócrates es: "¿Qué es?" y espera que el otro conteste con una definición. El método socrático se encaminó a la construcción de definiciones, las cuales deben encerrar la esencia inmutable de la realidad investigada. De este modo, Sócrates se opone al convencionalismo de los sofistas e inaugura el camino de la búsqueda de esencias. El procedimiento para llegar a la definición verdadera (finalidad de la mayéutica) es inductivo: examen de casos particulares y ensayo de una generación que nos dé ya la definición buscada.
La búsqueda de Sócrates se centró en los conceptos morales y, curiosamente, esa búsqueda, tal como aparece en los primeros diálogos de Platón, terminó sin resultado: los diálogos Eutrifón sobre la piedad, Cármides sobre la templanza y Lisis sobre la amistad, concluyen en un aparente fracaso.
Intelectualismo ético
El interés de Sócrates se ha centrado especialmente en la problemática ética: la esencia de la virtud y la posibilidad de enseñarla (tema que los sofistas debatían con mucha frecuencia en ese momento).
El saber y la virtud coinciden de acuerdo a la doctrina socrática porque el que conoce lo recto actuará con rectitud y solo por ignorancia se hace el mal. Esta doctrina, que será criticada por Aristóteles solo puede ser comprendida si se tiene en cuenta que Sócrates defendía también el utilitarismo moral: lo bueno (moralmente) es lo útil.
Todo el mundo busca la felicidad y la utilidad y la virtud consiste en discernir qué es lo más útil en cada caso. Así pues, el saber del que habla Sócrates no es un saber teórico sino un saber práctico a cerca de lo mejor y más útil en cada caso. Este saber virtuoso puede ser enseñado y aprendido porque no bastan las aptitudes naturales para alcanzar la bondad y la virtud.

ARISTOTELES
Aristóteles expone sus reflexiones éticas en la "Ética a Nicómaco", fundamentalmente. Sus otras dos obras sobre el tema son la "Ética a Eudemo", que recoge elementos de la reflexión aristotélica de su período de juventud y, por lo tanto, anteriores a la teoría de la sustancia, por lo que contienen algunos vestigios de platonismo; y la "Gran Moral", en la que se resumen las ideas fundamentales de la "Ética a Nicómaco", por lo que lo que coincide con el Aristóteles de la madurez; ninguna de ellas aporta, pues, algo distinto a lo expuesto en la "Ética a Nicómaco" (en la "Ética a Eudemo", por ejemplo, se repiten textualmente cuatro de los libros de la "nicomaquea").
La ética de Platón, al igual que la socrática, identificaba el bien con el conocimiento, caracterizándose por un marcado intelectualismo. Por naturaleza el hombre tiende a buscar el bien, por lo que bastaría conocerlo para obrar correctamente; el problema es que el hombre desconoce el bien, y toma por bueno lo que le parece bueno y no lo que realmente es bueno. De ahí que Platón en la República, en la explicación del mito de la caverna, insista en que la Idea del Bien debe necesariamente conocerla quien quiera proceder sabiamente tanto en su vida privada como en su vida pública, una Idea de Bien que es única y la misma para todos los hombres. Para Aristóteles, sin embargo, en consonancia con su rechazo de la subsistencia de las formas, no es posible afirmar la existencia del "bien en sí", de un único tipo de bien: del mismo modo que el ser se dice de muchas maneras, habrá también muchos tipos de bienes.
"Todo arte y toda investigación científica, lo mismo que toda acción y elección parecen tender a algún bien; y por ello definieron con toda pulcritud el bien los que dijeron ser aquello a que todas las cosas aspiran". ("Ética a Nicómaco", libro 1,1). "Siendo como son en gran número las acciones y las artes y ciencias, muchos serán por consiguiente los fines. Así, el fin de la medicina es la salud; el de la construcción naval, el navío; el de la estrategia, la victoria, y el de la ciencia económica, la riqueza". ("Ética a Nicómaco", libro 1,1)

La Ética a Nicómaco comienza afirmando que toda acción humana se realiza en vistas a un fin, y el fin de la acción es el bien que se busca. El fin, por lo tanto, se identifica con el bien. Pero muchas de esas acciones emprendidas por el hombre son un "instrumento" para conseguir, a su vez, otro fin, otro bien. Por ejemplo, nos alimentamos adecuadamente para gozar de salud, por lo que la correcta alimentación, que es un fin, es también un instrumento para conseguir otro fin: la salud. ¿Hay algún fin último? Es decir, ¿Hay algún bien que se persiga por sí mismo, y no como instrumento para alcanzar otra bien? Aristóteles nos dice que la felicidad es el bien último al que aspiran todos los hombres por naturaleza. La naturaleza nos impele a buscar la felicidad, una felicidad que Aristóteles identifica con la buena vida, con una vida buena. Pero no todos los hombres tienen la misma concepción de lo que es una vida buena, de la felicidad: para unos la felicidad consiste en el placer, para otros en las riquezas, para otros en los honores, etc. ¿Es posible encontrar algún hilo conductor que permita decidir en qué consiste la felicidad, más allá de los prejuicios de cada cual?
No se trata de buscar una definición de felicidad al modo en que Platón busca la Idea de Bien, toda vez que el intelectualismo platónico ha sido ya rechazado. La ética no es, ni puede ser, una ciencia, que dependa del conocimiento de la definición universal del Bien, sino una reflexión práctica encaminada a la acción, por lo que ha de ser en la actividad humana en donde encontremos los elementos que nos permitan responder a esta pregunta. Cada sustancia tiene una función propia que viene determinada por su naturaleza; actuar en contra de esa función equivale a actuar en contra de la propia naturaleza; una cama ha de servir para dormir, por ejemplo, y un cuchillo para cortar: si no cumplen su función diremos que son una "mala" cama o un "mal" cuchillo. Si la cumplen, diremos que tienen la "virtud" (areté) que le es propia: permitir el descanso o cortar, respectivamente; y por lo tanto diremos que son una "buena" cama y un "buen" cuchillo. La virtud, pues, se identifica con cierta capacidad o excelencia propia de una sustancia, o de una actividad (de una profesión, por ejemplo).
Del mismo modo el hombre ha de tener una función propia: si actúa conforme a esa función será un "buen" hombre; en caso contrario será un "mal" hombre. La felicidad consistirá por lo tanto en actuar en conformidad con la función propia del hombre. Y en la medida en que esa función se realice, podrá el hombre alcanzar la felicidad. Si sus actos le conducen a realizar esa función, serán virtuosos; en el caso contrario serán vicios que le alejarán de su propia naturaleza, de lo que en ella hay de característico o excelente y, con ello, de la felicidad.
Si queremos resolver el problema de la felicidad, el problema de la moralidad, hemos de volvernos hacia la naturaleza del hombre, y no hacia la definición de un hipotético "bien en sí". Ahora bien, el hombre es una sustancia compuesta de alma y cuerpo, por lo que junto a las tendencias apetitivas propias de su naturaleza animal encontraremos tendencias intelectivas propias de su naturaleza racional. Habrá, pues, dos formas propias de comportamiento y, por lo tanto, dos tipos de virtudes: las virtudes éticas (propias de la parte apetitiva y volitiva de la naturaleza humana) y las virtudes dianoéticas (propias de la diánoia, del pensamiento, de las funciones intelectivas del alma).
"Siendo, pues, de dos especies la virtud: intelectual y moral, la intelectual debe sobre todo al magisterio su nacimiento y desarrollo, y por eso ha menester de experiencia y de tiempo, en tanto que la virtud moral (ética ) es fruto de la costumbre (éthos), de la cual ha tomado su nombre por una ligera inflexión del vocablo (éthos)". ("Ética a Nicómaco", libro 2,1


LOS CINICOS
Diógenes de Sínope. (412 AC-323 AC) Filósofo griego.
El filósofo cínico Diógenes de Sínope (412-323 a. de C.), alias el perro, ha pasado a la historia como un personaje excéntrico y genial. Se le atribuyen múltiples anécdotas, a cual más pintoresca.

Se dice que, hallándose tomando el sol dentro del tonel donde vivía, se le acercó Alejandro el Grande, que estaba de paso con sus tropas por Atenas y que había oído hablar de él. “Pídeme lo que quieras, que te lo concederé” –le ofreció Alejandro.
“Apártate, que me tapas el sol...”

En otra ocasión, Diógenes, que a menudo rebuscaba comida en las basuras, estaba lavando una hoja de lechuga en una fuente pública. Platón, que pasaba por allí y no lo podía ver ni en pintura, aprovechó para soltarle un dardo: “¡Si estuvieras en la corte adulando al tirano Dionisos, no tendrías necesidad de lavar lechugas!”. A lo cual replicó Diógenes: “¡Si lavaras lechugas, no tendrías por qué adular al tirano!”.

También se cuenta de él que murió voluntariamente conteniendo la respiración. Genio y figura, hasta la sepultura. Tras una vida en libertad, al margen de obligaciones que se le antojaban ridículas, burlándose del poder, de la riqueza y de todas las convenciones sociales, moría como había vivido, dueño de sí mismo.


FRASES CÉLEBRES:
"Al Morir Échenme A Los Lobos. Ya Estoy Acostumbrado" Diógenes.
El amor es el pasatiempo de los ociosos. – Diógenes
La envidia es causada por ver a otro gozar de lo que deseamos; los celos, por ver a otro poseer lo que quisiéramos poseer nosotros. Diógenes
El insulto deshonra a quien lo infiere, no a quien lo recibe
Cuando estoy entre locos me hago el loco.
Cuanto más conozco a la gente más quiero a mi perro.
Es preferible consolarse que ahorcarse.
Sonríe aunque sólo sea una sonrisa triste, porque más triste que la sonrisa triste es la tristeza de no saber sonreír.
Callando es como se prende a oír; oyendo es como se aprende a hablar; y luego, hablando se aprende a callar.
Bueno es que haya ratones, para que no se sepa quien se come el queso

Pídeme lo que quieras, a lo que Diógenes respondió: que te apartes y me dejes tomar el sol.

"Viendo en cierta ocasión cómo los sacerdotes custodios del templo conducían a uno que había robado una vasija perteneciente al tesoro del templo, comentó: «Los ladrones grandes llevan preso al pequeño.»”

“Cierto día observó a una mujer postrada ante los dioses en actitud ridícula y, queriendo liberarla de su superstición, se le acercó y, de acuerdo con la narración de Zoilo de Perga, le dijo: « ¿No temes, buena mujer, que el dios esté detrás de ti (pues todo está lleno de su presencia) y tu postura resulte entonces irreverente? »”


“A los que se inquietaban por sus sueños, les censuraba que descuidaran lo que hacían despiertos y se preocuparan en cambio tanto de lo que imaginaban dormidos.”

“Alguien muy supersticioso le amenazó: « De un solo puñetazo te romperé la cara »”; Diógenes replicó: « Y yo, de un solo estornudo a tu izquierda te haré temblar »”.

“Al ser iniciado en los misterios órficos, como el sacerdote aseguraba que a los admitidos en los ritos les esperaban innumerables bienes en el Hades, le replicó: « ¿Por qué, entonces, no te suicidas? »”

“A quien le decía que la vida era un mal, lo corrigió: « No la vida, sino la mala vida »”

«Ellos me condenan a irme y yo los condeno a quedarse.»

«Busco a un hombre de verdad, uno que viva por sí mismo [no un indiferenciado miembro del rebaño].»

Durante un viaje en barco fue secuestrado por piratas y vendido como esclavo en Creta. Los vendedores le preguntaron para qué era hábil y él contestó: «Para mandar.»

“Estaba en una ocasión pidiendo limosna a una estatua. Preguntándole por qué lo hacía, contestó: «Me ejercito en fracasar.»
Le preguntaron cuál era la ciencia más necesaria y respondió: "La de no olvidar lo aprendido".
".Cuando fue puesto a la venta como esclavo, le preguntaron qué era lo que sabía hacer, contestó: “mandar, comprueba si alguien quiere comprar un amo”.
«Te dedicas a la filosofía y nada sabes», le respondió: «Aspiro a saber, y eso es justamente la filosofía.»”

LOS ESTOICOS
Coincidente históricamente con la disolución de la polis griega, el estoicismo da cuenta del desvanecimiento de la idea restringida de los conceptos de patria y de ciudad en sentido platónico o aristotélico. En este contexto, la política adquiere un sentido más universal, la fraternidad, la condena a la esclavitud y el cosmopolitismo proceden del concepto universal de la ley natural estoica. La búsqueda de una ética universal ilustrada en la noción del sabio estoico permite considerar que en el corpus filosófico estoico hay preceptos relativos al deber hablar en relación a una comunidad sociocultural.

En el universo estoico reina un orden perfecto y determinado por la razón; el hombre, siendo una mínima parte, es al mismo tiempo un mundo en pequeño que debe ajustar su conducta al orden universal, sometiéndose voluntariamente a la finalidad que impulsa a todos los seres. El orden particular es una parte del orden universal, el bien particular de cada ser está integrado dentro del bien total del universo.
Los estoicos establecen como prioridad la educación del hombre. Mediante ésta el individuo será superior a cualquier afecto externo. Plutarco afirma que un estoico trata de hacerlo todo, no para alcanzar el fin, sino por hacer lo que depende de él para alcanzarlo.

En primer término debe destacarse que la virtud, en esta filosofía, no tiene por objetivo la consecución de algo, sino la acción en sí misma. La felicidad consiste en la práctica de la virtud, esencialmente en la sabiduría. Ésta ajusta la vida del sujeto al orden general del mundo y regula su actividad por la razón, es decir, la ley necesaria que preside el desarrollo cósmico. De este modo, el bien y la felicidad del hombre no son simples posibilidades teóricas, sino prácticas concretas. Para explicar el fin, los estoicos describen la felicidad o el bien supremo, porque el fin es coincidente con la vida virtuosa.

La virtud no es innata; de acuerdo con Crisipo, puede transmitirse y presupone esfuerzo y ejercitación constantes, lo que conduce al sujeto a reemplazar sus creencias y actitudes. Así, la felicidad se presenta "cuando se ha hecho todo de acuerdo con el demonio que cada cual lleva dentro de sí, con la voluntad del gobernador del Todo". (1930:159)

El principio supremo de la virtud consiste en vivir conforme a la naturaleza, según Diógenes Laercio es Zenón el primero en postularlo en su tratado Sobre la naturaleza del hombre. De acuerdo a tal noción, el sujeto estoico vive en conformidad consigo mismo y con la razón.

En el terreno de la filosofía estoica la idea de vivir conforme a la naturaleza se orienta en tres direcciones complementarias -física, lógica y ética- que en conjunto expresan la coherencia universal que se manifiesta en el orden del mundo, el lenguaje y la conducta. Juliá, Boeri y Corso sostienen: "Por cierto que Zenón de Citio y Cleates, posiblemente por ser los más antiguos, establecieron una distinción más simple de los temas, pero no obstante distinguieron también ellos las partes lógica y física (además de la ética)."

Tal noción de unidad, de coherencia universal, tiene su correlato en el principio físico según el cual "todas las cosas se producen según el destino". Crisipo define al destino como la razón (logos) del universo; o también: la razón de las cosas administradas en el mundo por la providencia; o incluso: la razón por la cual se han producido los acontecimientos pasados, se producen los acontecimientos presentes y se producirán los acontecimientos futuros.

Marco Aurelio en sus Soliloquios agrupa en torno a la idea de vivir conforme a la naturaleza los siguientes principios: todo sucede según un plan previsto, el hombre mantiene una relación especial con la naturaleza ya que sólo él comparte su racionalidad, los bienes externos (los bienes naturales de Aristóteles) están desprovistos de valor y el hombre tiene conciencia de pertenencia respecto a su comunidad.
La concepción de la buena vida para los sujetos racionales se expresa en la coherencia de un modo de vida llevado a cabo dentro de una sociedad, lo cual implica que la vida individual conlleva interacciones sociales y políticas. M. Frede afirma que el sabio estoico no alcanza la ecuanimidad despojándose de las preocupaciones humanas, sino más bien dándose cuenta qué deben ser estas preocupaciones y, por lo tanto, qué han de ser, a saber, los medios con los cuales la naturaleza mantiene su orden racional, natural. Las cosas lo conmueven, pero no de manera tal que ello perturbe el equilibrio de su juicio y lo lleve a darle importancia a cosas que no la tienen.

La ética estoica se centra en el tema de la virtud, el desarrollo del carácter y su entrenamiento. Toda acción buena involucra bienes, pero lo bueno en sentido estricto es una acción perfectamente buena, un acto correcto, la virtud. La virtud alude a dos aspectos: uno teórico y otro práctico, así como también a lo que se hace, elige, mantiene. Si se actúa de modo selectivo, firme, distributivo y constante se será prudente, valiente, justo y temperante.

Como la virtud consiste en vivir conforme a la naturaleza y a la razón, ajustando todas las acciones al orden universal, es deseable por sí misma, y no por motivos utilitarios, de esperanza o temor. Ligada a la felicidad y la conducta individual, la virtud se ajusta al orden del mundo. Si bien constituye una unidad indivisible, es inmutable, inalienable y desinteresada, no es innata, se adquiere y cultiva mediante el ejercicio continuo.

Según Crisipo, la virtud es una disposición coherente y una fuerza de la parte directiva del alma, que tiene origen en la razón; es un bien que conduce a la vida recta y también es idéntica al pensamiento y a la felicidad. El mencionado autor se refiere a cuatro virtudes cardinales: razón práctica -el saber de lo que se debe o no hacer-, la fortaleza -el saber de lo que se debe o no temer-, la templanza -el saber de lo que hay que elegir- y la justicia -el saber que da a cada uno lo suyo-. El conocimiento es una aprehensión segura e inmodificable por la razón.
Así como existe una de identidad entre lo bueno y lo bello, la sabiduría perfecta es la del logos o razón, eterna y subsistente y toda razón particular participa en la razón universal.
Según la doctrina estoica, el hombre que ha alcanzado la sabiduría está libre de afectos. El alma humana se constituye sólo por la razón y las emociones son "movimientos, inclinaciones o sustracciones de la razón"

Por otra parte, los estoicos consideran que existen emociones racionales e irracionales. Estas últimas son los afectos del alma que la tradición platónico-aristotélica conceptualiza como movimientos de una parte irracional del alma. Para el estoicismo, en cambio, los afectos del alma son movimientos voluntarios aunque irracionales de la razón; tienen su origen en la razón; son juicios, movimientos y partes constituyentes de la misma. Las impresiones de los sujetos están dadas por la razón de modo que tienen carácter proposicional. Frede afirma: "Siempre son impresiones respecto a que algo ocurre o no ocurre".

Crisipo rechaza en forma explícita la división tripartita del alma y niega, en consecuencia, que exista algo semejante a una parte irracional de la misma, ya que lo que así llaman los platónicos y aristotélicos es idéntico a la parte racional. Las pasiones son explicadas, entonces, como estados, del principio rector.
Los estoicos también son autores de la paradójica tesis filosófica (muy cuestionada desde la antigüedad), según la cual las pasiones son juicios (kríseis), opiniones o creencias (dóxai).
Que las pasiones son juicios o creencias significa que no hay ningún impulso humano que no esté conectado de alguna manera con una actividad intelectual o con algún tipo de elemento cognitivo. Las creencias sobre las que se basan las pasiones deben incluir nuestras creencias evaluativas, nuestras creencias acerca de lo que es bueno o malo. Pero las pasiones no son cualquier tipo de juicio u opinión sino sólo juicios defectuosos o malos. No todo juicio, en efecto, es una pasión sino sólo el que pone en movimiento un impulso excesivo o violento. (1998:58).
Si la razón en su estado natural y completo se caracteriza por la sabiduría, mediante ella el sujeto será capaz de inclinarse naturalmente hacia lo que reconoció como el bien. Tal reconocimiento proporciona al mismo tiempo razón suficiente y causa para la acción.
En sí, todo bien es conveniente, vinculante, ventajoso, servicial, útil, bello, beneficioso, elegible y justo. El perfecto bien es bello porque posee todas las cualidades requeridas por la naturaleza o porque es perfectamente proporcionado.
Todos los movimientos del alma son movimientos de la razón -opiniones, juicios- incluso los afectos irracionales que, debido a su extremada irracionalidad no parecen tener su origen en la razón, deben entenderse como movimientos de la propia razón. A cada afecto corresponde un cambio perceptible en el estado del individuo;
Crisipo se refiere a determinados cambios que ocurren en la región del corazón cuando estamos tristes, y de los cuales nos percatamos sintiendo cierto tipo de dolor.
Una acción virtuosa presupone el dominio de todas las virtudes. Este concepto constituye la tesis de la "implicación recíproca" de las virtudes: si un sujeto tiene una virtud tiene al mismo todas las demás porque -como lo sostiene Crisipo en el primer tratado Sobre las virtudes- sus principios teóricos son comunes.
Para orientar la actividad moral, los estoicos afirman que existen normas estables de conducta. La norma aristotélica de las acciones es subjetiva y proporcional, para los estoicos, en cambio, se basa en la relación objetiva de las acciones humanas con el principio racional que ejercen la naturaleza y el orden cósmico universal. La racionalidad humana se ajusta a la racionalidad universal de modo tal que naturaleza y razón coinciden; los estoicos identifican el vivir conforme al orden y la armonía de los actos con el vivir conforme a la naturaleza. Crisipo plantea que por naturaleza debe entenderse la universal y la propia; tal conformidad y coincidencia entre la armonía de la naturaleza individual con la universal contituye el fin moral.
Crisipo afirma: "A uno y lo mismo llamamos Zeus, común naturaleza de todo, destino y necesidad; y es también la justicia y el derecho, la unidad y la paz".
"Vivir en coherencia" significa vivir en conformidad con una razón única y armónica; la razón de cada individuo debe adecuarse a la Razón universal, la cual se instaura como parámetro supremo de la acción humana. Crisipo sostiene que el sabio en nada es menos feliz que Zeus porque lo bueno en sentido estricto es una acción perfecta, un acto correcto.

Zenón exhorta a los individuos a participar en las actividades del Estado; una sentencia estoica citada por Cicerón afirma: "Nunca el sabio es hombre privado."

El deber de hacer el bien a todos los hombres porque todos son parientes entre si y están destinados a vivir en estrecha comunidad es una idea central en el pensamiento de Crisipo. En resumen, la doctrina sobre los deberes se refiere esencialmente a los actos. Para los estoicos el deber es "lo que necesariamente resulta en la vida, lo que cuando ha sucedido encuentra una justificación bien fundada". En este sentido, un acto debido es una acción apropiada conforme a las condiciones de la naturaleza y, posteriormente, susceptible de ser justificada.


En el contexto estoico, la universalidad está sostenida por el equilibrio entre el logos y la naturaleza, lo que se manifiesta en la acción práctica. El sabio, mediante la facultad del habla, adquiere, produce y comunica determinados principios éticos con los que se conduce en la sociedad en la que vive.

Por otra parte, tanto la relación entre la virtud definida como una disposición del alma coherente consigo misma, como el imperativo de participación social y política, suponen una capacidad de asentimiento expresada mediante una facultad del habla que representa una ética racional y a la vez universal. Anteriormente se ha mencionado que la concepción estoica de la naturaleza supone una visión potencialmente integradora de lo espiritual y lo material, de lo individual y lo social, una integración que se vuelve claramente explícita en la noción del sabio estoico.


La interacción de las esferas pública/privada surge de la autoconciencia del hombre de ser miembro de una especie racional-particular y también de una especie racional-universal. Los deberes están relacionados con la acción -lo que Zenón denominaba el acto debido-, una acción conforme a la naturaleza y luego susceptible de ser justificada.

Este principio hace explícito que si bien el concepto de "persona" se aplica en principio a todo miembro de una comunidad con capacidad de comunicar sus creencias normativas, esta suposición universaliza una libertad a priori y a su vez comprende diversas competencias al momento de expresar las opiniones en una interacción deliberativa regida por estrategias normativas concretas.

El sabio estoico como agente moral debe reconocer la relación entre universales normativos y prácticos realizables, para luego poder generalizar su perspectiva desde una comportamiento ético reconocible para otros si es que desea "persuadir" acerca de la eficacia de su práctica y enseñar a los demás la virtud de la misma respecto a la consecución de una vida mejor.

Lucio Anneo Séneca
2 AC-65. Filósofo latino.
La mayor rémora de la vida es la espera del mañana y la pérdida del día de hoy.

Importa mucho más lo que tú piensas de ti mismo que lo que los otros opinen de ti.

En tres tiempos se divide la vida: en presente, pasado y futuro. De éstos, el presente es brevísimo; el futuro, dudoso; el pasado, cierto.

No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas.

El lenguaje de la verdad debe ser, sin duda alguna, simple y sin artificios.

¿Preguntas qué es la libertad? No ser esclavo de nada, de ninguna necesidad, de ningún accidente y conservar la fortuna al alcance de la mano.

Un hombre sin pasiones está tan cerca de la estupidez que sólo le falta abrir la boca para caer en ella.

La amistad siempre es provechosa; el amor a veces hiere.

El que no quiera vivir sino entre justos, viva en el desierto.

El colmo de la infelicidad es temer algo, cuando ya nada se espera.


EPICURO. LA CARTA DE MENECEO

Filósofo griego fundador del Jardín y del epicureísmo. En el 341 a.C., nació en Samos. Hijo de Querastasa y Neocles, un colono ateniense afincado en Samos que, posteriormente, tuvo que emigrar y se instaló en Colofón viviendo como maestro. Ya de niño se interesó por el origen del Caos, del que hablaba Hesíodo en su Teogonía. Su primer maestro de filosofía, todavía en Samos, fue el platónico Pánfilo. El año 323 a.C. (año de la muerte de Alejandro Magno) marchó a Atenas a cumplir con la milicia. No pudo conocer a Aristóteles, que a la muerte de Alejandro tuvo que marchar de Atenas por motivos políticos. Sin embargo, sí que conoció a Jenócrates, el sucesor de Platón en la Academia. El año 321 marchó a Colofón para reunirse con su familia. Allí entró en contacto con el peripatético Praxífases de Rodas, y con el atomista Nausífanes, discípulo de Demócrito y de Pirrón. Ejerció de maestro en Mitilene, donde el año 311 fundó una escuela. Al año siguiente se trasladó a Lámpsaco, donde impartió clases durante cuatro años. Allí conoció a sus discípulos Idomeneo, Metrodoro, Leonteso y, su mujer, Themista; Hedeira, Colotes, Timócrates y Hermarco, que fue quien, posteriormente, le sucedió en la dirección de su escuela. En el 306 marchó a Atenas, donde permaneció hasta su muerte acontecida el año 270 a.C. En Atenas, fundó su escuela (llamada el Jardín), en una pequeña propiedad de las afueras, en dirección a El Pireo, no lejos de la Academia platónica. Debido a la existencia de un jardín en dicha propiedad, que era el lugar favorito de encuentro de sus miembros, la escuela de Epicuro tomó este nombre, que enlazaba con la enseñanza epicúrea según la cual el sabio ha de amar el campo y la naturaleza.

Dicha escuela era bien distinta de la Academia platónica y del Liceo aristotélico y, aunque en el Jardín se efectuaban también investigaciones filosóficas, no era un centro de enseñanza para discípulos nuevos sino que, fundamentalmente, era el lugar de reunión y de convivencia de amigos (incluidas mujeres y esclavos) que compartían unas mismas ideas y una misma orientación vital. Y es que Epicuro entendía la filosofía fundamentalmente como investigación de la felicidad humana, como reflexión acerca de los temores que atenazan a los hombres (el miedo a la muerte, el miedo a los dioses, el deseo desmesurado de placeres y el miedo al dolor) y como lucha contra los prejuicios y las ideas que, como las del platonismo, sitúan la felicidad en otra vida. Consecuentemente con estas ideas, y con su máxima: «vive retirado», prefería la compañía de sus amigos antes que el aplauso público. No obstante, esta vida retirada no la concebía como un alejamiento total de la sociedad, ya que él mismo participaba en diversos actos colectivos, sino que la entendía como una forma de vida basada en el sosiego.

El contexto histórico en el que se enmarca la filosofía de Epicuro es el llamado período helenístico, marcado especialmente por grandes modificaciones sociales surgidas de las conquistas de Alejandro Magno, que conllevaron el fin del ideal de la polis tal como había sido entendida hasta entonces. Las polis pierden su autarquía y aparecen solamente como provincias de un vasto imperio, lo que generó la aparición de una nueva mentalidad y de un nuevo espacio mental capaz de abordar, de una forma nueva, el distinto marco de convivencia humana, de manera que la pérdida del sentimiento de colectividad que acompañó a la pérdida del ideal de la polis clásica produjo cambios en todos los ámbitos del pensamiento. Por una parte, cambiaron las mismas concepciones religiosas: los dioses domésticos de las polis fueron sustituidos por dioses más cósmicos; por otra, junto a ello, apareció la necesidad de teorizar más el espacio privado. En este ambiente, surgen las nuevas escuelas morales y el nuevo ideal del sabio del que la filosofía epicúrea es un ejemplo.



Según Diógenes Laercio, Epicuro dividió la filosofía en tres partes: la Canónica (lógica y teoría del conocimiento), la Física y la Ética. Pero, puesto que concibe la filosofía como una reflexión para alcanzar la felicidad, la Canónica y la Física estaban en función de la Ética. A su vez, en cuanto que Epicuro era abiertamente enemigo de las especulaciones platónicas y aristotélicas, fundamentaba todo saber en un empirismo sensualista: el único criterio de verdad lo proporciona el cuerpo.

Por ello, en la canónica, la filosofía epicúrea tomó como centro de reflexión, no un supuesto mundo más allá, sino el radical más acá que es el cuerpo. Así, el alma se diluía en todo el organismo y era concebida, a la manera atomista, como formada por átomos. De esta manera, eliminaba todo dualismo entre alma y cuerpo, así como todo dualismo entre sensación-intelección, o entre doxa y episteme, y podía elaborar una teoría del conocimiento según la cual el criterio de verdad es la percepción, que se produce por la recepción de los efluvios que provienen de las cosas; la percepción es siempre verdadera y los errores provienen del juicio. La eliminación de toda forma de dualismo y la reivindicación de la corporeidad (pansomatismo) del ser humano sentaban las bases de una nueva psicología y los fundamentos para la elaboración de una nueva antropología.

En física adoptó la teoría atomista de Demócrito (Epicuro negaba la existencia de Leucipo), a la que añadió la existencia del clinamen para explicar el movimiento de colisión de los átomos en el vacío. Según él, los átomos caen continuamente en el vacío de forma vertical, pero tienen la propiedad de declinar espontánea-mente de su trayectoria. En esta declinación se producen choques al azar y se engendran los distintos cuerpos. El aspecto de indeterminación que introducía el clinamen permitía, según él, explicar la libertad del alma humana. A su vez, estas teorías ayudaban a eliminar dos de los cuatro temores que impiden la felicidad humana: el miedo a la muerte y el temor a los dioses. La muerte no consiste en otra cosa que en la disgregación de los átomos de los que estamos compuestos. Cuando esto ocurre, ya no tenemos sensibilidad para darnos cuenta de ella: cuando estamos nosotros, no está ella, y al revés. Y, en cuanto a los dioses, cree que existen pero, como todo cuanto existe, también están hechos de átomos y viven en otros mundos, por lo que no son providentes ni se preocupan de nuestros actos. Son dioses que no causan males, ni vigilan nuestros actos, ni son vengativos. Dioses sin odio que no deben inspirar ninguna clase de temor, alejados tanto de los dioses de los mitos clásicos (que Epicuro quiere desterrar), como de las elaboraciones teóricas de los platónicos, los aristotélicos y los estoicos.

En su concepción ética, Epicuro defiende el hedonismo, y sostiene que el fin de la vida humana es el placer, pero no se trata del placer puramente material, sino que es más bien de índole espiritual y afectivo y, por tanto, tranquilo y duradero. Las numerosas críticas a las que fue sometido el epicureísmo y las grandes deformaciones ideológicas a las que se vio sometido, muestran el inmenso grado de agresividad que provocaron sus ideas, por lo que éstas fueron deformadas hasta la caricatura por parte de sus enemigos, en uno de los más grandes movimientos de falsificación y manipulación intelectual de toda la historia de las ideas. Así, se le acusó de libertino y de vivir como los cerdos, preocupado solamente de los placeres sensuales. Sin embargo, para Epicuro, el auténtico placer sólo se alcanza cuando se consigue la autarquía, el pleno dominio de uno mismo, de los propios deseos y afecciones. Pero, esta autarquía no es entendida por Epicuro como un estado de completa insensibilidad y eliminación de todas las pasiones, como preconizaban los estoicos, sino que es la eliminación de los obstáculos que se oponen a la felicidad: los temores y las preocupaciones, las penas y los dolores. El sabio será aquél que conozca las verdaderas necesidades, que deben reducirse a lo indispensable para que no nos inquieten los deseos de poseer más, ya que el verdadero placer no se halla en los bienes materiales, sino en el saber y la amistad. El cuidado de estos bienes, así como la consecución de los placeres, producen la ataraxia, es decir, la serenidad y el equilibrio del ánimo. Los placeres materiales deben saber dosificarse y han de ordenarse en función de los placeres espirituales, que son de mayor valía. Con ello, se eliminan los otros dos obstáculos que impiden la felicidad: la búsqueda desordenada de placeres y el miedo al dolor.

De todas las obras de Epicuro (según Diógenes Laercio, cerca de 300 libros), sólo se conservan tres cartas enteras: A Meneceo , a Herodoto y a Pitocles, así como unos fragmentos conservados en un manuscrito custodiado en el Vaticano (conocidos como Vaticanae sentenciae, o como Gnomologio vaticano epicúreo), y unos manuscritos medio carbonizados hallados hacia 1750 en las excavaciones de Herculano (Herculaneum papyri) de muy difícil lectura, pero que complementan lo que se sabe acerca de la teoría de la naturaleza de Epicuro. Sus obras mayores fueron un Tratado sobre la naturaleza, un tratado sobre El criterio, varios libros de ética, con títulos como: Vidas, Del fin, De elección y aversión. Escribió también obras polémicas: Contra los físicos, Contra los megáricos, y Contra Teofrasto. Las fuentes secundarias para el conocimiento del pensamiento de Epicuro son, fundamentalmente: Diógenes Laercio, Séneca, Sexto Empírico, Cicerón, Plutarco (estos últimos, abiertamente contrarios al epicureísmo) y, muy especialmente, el libro De rerum natura, de Lucrecio.



EPICUREISMO.

Corriente filosófica desarrollada en el período helenístico formada por los seguidores de Epicuro. Como tal corriente de pensamiento, se remonta ya a los inicios de la primera escuela fundada por Epicuro primero en Mitilene en el año 311 y, al año siguiente, en Lámpsaco, donde impartió clases durante cuatro años. En esta primera generación de discípulos de Epicuro destacan Colotes, Timócrates, Hermarco Idomeneo, Metrodoro, Hedeira, Leonteso y, su mujer, Themista. Posteriormente, Epicuro se trasladó a Atenas donde fundó su escuela conocida como el jardín, por ser en el jardín de su propiedad donde se reunían y hospedaban sus seguidores y amigos. Durante toda esta primera época, vinculada directamente al maestro, los epicúreos polemizaron especialmente con los platónicos, los aristotélicos, con los seguidores de las escuelas socráticas y con la naciente escuela estoica. Puesto que el sistema teórico y el ideal de vida forjados por Epicuro presentaban una gran coherencia, la mayoría de sus discípulos siguieron sus doctrinas con muy pocas modificaciones. Además, profesaban un gran respeto por su maestro, hasta el punto que entre ellos se hizo famosa la siguiente máxima: «Compórtate siempre como si Epicuro te viera». No obstante, sus discípulos no se limitaron a copiar las tesis del maestro, sino que desarrollaron aspectos de la doctrina, como en el caso de Metrodoro (íntimo amigo de Epicuro), que profundizó la tesis epicúrea del placer catastemático (placeres naturales y necesarios propios de la entereza de ánimo, que se basan en la privación del dolor físico y moral). Otros discípulos destacaron por sus polémicas contra el platonismo y por la defensa de sus tesis contra otras escuelas éticas como los cínicos y los estoicos. Polístrato fue el tercer escolarca y el último de los de la primera generación de discípulos directos de Epicuro. Posteriormente, la escuela se extendió y se crearon escuelas epicúreas, algunas todavía en vida del maestro, en varios lugares: en Asia Menor (Lámpsaco y Mitilene), en Antioquía, en Alejandría, en Italia (Nápoles), y en Galia. Durante los siglos II y I a.C., destacaron autores como Zenón de Sidón, Demetrio Laconio (que polemizó con Carneades), Filodemo de Gadara y Calpurnio Pisón. Sin embargo, mención especial merece el latino Lucrecio, que hizo una defensa apasionada del epicureísmo y expuso las doctrinas de esta escuela en el gran poema De rerum natura que, más tarde, fue publicado por Cicerón (quien, no obstante, fue uno de los más acérrimos críticos del epicureísmo). También pueden mencionarse Amafirio, Rabirio, Catio y, posteriormente, Diógenes de Enoanda, que difundió las tesis de Epicuro por Anatolia.

La corriente epicúrea fue el blanco preferido de las críticas de la mayor parte de las otras escuelas filosóficas que, a pesar de sus muchas diferencias, coincidían en considerar la filosofía de Epicuro como el enemigo a batir. Contra el epicureísmo se levantaron especialmente los estoicos y los cristianos, pero esta crítica, en muchas ocasiones, escondía una gran manipulación ideológica y una interesada tergiversación de las tesis de Epicuro. Este mismo hecho ya es muestra suficiente como para señalar el potencial subversivo del epicureísmo, que fue puesto de manifiesto por Marx en su estudio sobre los sistemas de Demócrito y Epicuro. En la época moderna, también Nietzsche salió en defensa de Epicuro, a quien, juntamente con Pirrón, consideraba uno de los últimos verdaderos filósofos después de la traición perpetrada por Sócrates y Platón, que, según Nietzsche, fueron los responsables de la inversión de los auténticos valores representados por la filosofía de los presocráticos e, incluso, de los sofistas (ver texto).

El epicureísmo ya estaba prácticamente acabado a principios del siglo III, aunque Diógenes Laercio, a pesar de no ser plenamente adepto a esta escuela, dedicó buena parte de su obra (todo el décimo y último libro) Vidas de los más ilustres filósofos, a Epicuro. En el siglo IV, esta corriente ya se había extinguido por completo, los libros de Epicuro habían sido destruidos y su influencia había sido aplacada por el auge del cristianismo y del neoplatonismo. No obstante, el epicureísmo ha resurgido en diferentes épocas pero, sobre todo, en el Renacimiento (Lorenzo Valla) y en la modernidad (Bérigard, Maignan, Gassendi). También se ha destacado la influencia del epicureísmo en J. Bentham, el iniciador del utilitarismo.

HEDONISMO
(del griego hedoné, placer, gozo, voluptuosidad) Concepción ética que considera que la consecución del placer determina el valor moral de la acción. De esta manera el hedonismo identifica el bien con el placer, que pasa a ser considerado como el fin último que persigue la acción humana. El tema del valor moral del placer como fin último o guía de la acción moral fue ampliamente discutido en todas las corrientes filosóficas griegas del siglo IV a.C., y se hallan expresiones de un cierto hedonismo en algunos sofistas como Gorgias o Antifonte, pero quienes la defendieron y desarrollaron más específicamente fueron los cirenaicos, y especialmente su fundador Aristipo.

Puesto que los cirenaicos sustentaban una teoría escéptica del conocimiento, según la cual «sólo podemos estar ciertos de las sensaciones», fundamentaban la acción humana sobre los datos de las impresiones inmediatas, razón por la que defendían los que llamaban placeres en movimiento. (Distinguían entre el placer como movimiento ligero y suave, del dolor, entendido en términos físicos como movimiento rudo o violento). De esta manera, sostenían que el único bien que debe perseguir la acción humana es la consecución del placer, entendido como placer individual, inmediato y sensible. El platónico Eudoxo de Cnido defendió tesis morales semejantes, contra las que argumentó Platón. (También Aristóteles consideraba inadecuado el placer como fundamento de la moral).


La otra gran corriente hedonista de la antigüedad fue la representada por Epicuro y sus seguidores. «El placer es el principio y el fin de la vida feliz», afirmaba Epicuro, pero no entendía el placer como placer inmediato, sino como placer estable y ausencia de dolor. Por ello los epicúreos destacaban los placeres estáticos o catastemáticos, aquellos que proporcionan la ataraxia o tranquilidad de ánimo. De ahí surge la necesidad de calcular la acción en función de la consecución del máximo placer, que no se identifica con el máximo placer actual, ya que un placer momentáneo puede, quizás, conducir posteriormente a mayor dolor, e inversamente, un dolor actual (como el sufrido en una intervención quirúrgica), puede conducir a un mayor placer futuro.

A veces también se han considerado hedonistas los filósofos utilitaristas como J. Bentham o J.S. Mill, pero en éstos el placer no se subordina al individuo, sino a la sociedad pues, según ellos, el bien moral es la consecución del placer para el máximo número de personas.

CARTA A MENECEO

”Cuando se es joven, no hay que vacilar en filosofar, y cuando se es viejo, no hay que cansarse de filosofar. Porque nadie es demasiado joven o demasiado viejo para cuidar su alma. Aquel que dice que la hora de filosofar aún no ha llegado, o que ha pasado ya, se parece al que dijese que no ha llegado aún el momento de ser feliz, o que ya ha pasado. Así pues, es necesario filosofar cuando se es joven y cuando se es viejo: en el segundo caso para rejuvenecerse con el recuerdo de los bienes pasados, y en el primer caso para ser, aún siendo joven, tan intrépido como un viejo ante el porvenir. Por tanto hay que estudiar los medios de alcanzar la felicidad, porque, cuando la tenemos, lo tenemos todo, y cuando no la tenemos lo hacemos todo para conseguirla.

Por consiguiente, medita y practica las enseñanzas que constantemente te he dado, pensando que son los principios de una vida bella.

En primer lugar, debes saber que Dios es un ser viviente inmortal y bienaventurado, como indica la noción común de la divinidad, y no le atribuyas nunca ningún carácter opuesto a su inmortalidad y a su bienaventuranza. Al contrario, cree en todo lo que puede conservarle esta bienaventuranza y esta inmortalidad. Porque los dioses existen, tenemos de ellos un conocimiento evidente; pero no son como cree la mayoría de los hombres. No es impío el que niega los dioses del común de los hombres, sino al contrario, el que aplica a los dioses las opiniones de esa mayoría. Porque las afirmaciones de la mayoría no son anticipaciones, sino conjeturas engañosas. De ahí procede la opinión de que los dioses causan a los malvados los mayores males y a los buenos los más grandes bienes. La multitud, acostumbrada a sus propias virtudes, sólo acepta a los dioses conformes con esta virtud y encuentra extraño todo lo que es distinto de ella.

En segundo lugar, acostúmbrate a pensar que la muerte no es nada para nosotros, puesto que el bien y el mal no existen más que en la sensación, y la muerte es la privación de sensación. Un conocimiento exacto de este hecho, que la muerte no es nada para nosotros, permite gozar de esta vida mortal evitándonos añadirle la idea de una duración eterna y quitándonos el deseo de la inmortalidad. Pues en la vida nada hay temible para el que ha comprendido que no hay nada temible en el hecho de no vivir. Es necio quien dice que teme la muerte, no porque es temible una vez llegada, sino porque es temible el esperarla. Porque si una cosa no nos causa ningún daño en su presencia, es necio entristecerse por esperarla. Así pues, el más espantoso de todos los males, la muerte, no es nada para nosotros porque, mientras vivimos, no existe la muerte, y cuando la muerte existe, nosotros ya no somos. Por tanto la muerte no existe ni para los vivos ni para los muertos porque para los unos no existe, y los otros ya no son. La mayoría de los hombres, unas veces teme la muerte como el peor de los males, y otras veces la desea como el término de los males de la vida. [El sabio, por el contrario, ni desea] ni teme la muerte, ya que la vida no le es una carga, y tampoco cree que sea un mal el no existir. Igual que no es la abundancia de los alimentos, sino su calidad lo que nos place, tampoco es la duración de la vida la que nos agrada, sino que sea grata. En cuanto a los que aconsejan al joven vivir bien y al viejo morir bien, son necios, no sólo porque la vida tiene su encanto, incluso para el viejo, sino porque el cuidado de vivir bien y el cuidado de morir bien son lo mismo. Y mucho más necio es aún aquel que pretende que lo mejor es no nacer, «y cuando se ha nacido, franquear lo antes posible las puertas del Hades». Porque, si habla con convicción, ¿por qué él no sale de la vida? Le sería fácil si está decidido a ello. Pero si lo dice en broma, se muestra frívolo en una cuestión que no lo es. Así pues, conviene recordar que el futuro ni está enteramente en nuestras manos, ni completamente fuera de nuestro alcance, de suerte que no debemos ni esperarlo como si tuviese que llegar con seguridad, ni desesperar como si no tuviese que llegar con certeza.

En tercer lugar, hay que comprender que entre los deseos, unos son naturales y los otros vanos, y que entre los deseos naturales, unos son necesarios y los otros sólo naturales. Por último, entre los deseos necesarios, unos son necesarios para la felicidad, otros para la tranquilidad del cuerpo, y los otros para la vida misma. Una teoría verídica de los deseos refiere toda preferencia y toda aversión a la salud del cuerpo y a la ataraxia [del alma], ya que en ello está la perfección de la vida feliz, y todas nuestras acciones tienen como fin evitar a la vez el sufrimiento y la inquietud. Y una vez lo hemos conseguido, se dispersan todas las tormentas del alma, porque el ser vivo ya no tiene que dirigirse hacia algo que no tiene, ni buscar otra cosa que pueda completar la felicidad del alma y del cuerpo. Ya que buscamos el placer solamente cuando su ausencia nos causa un sufrimiento. Cuando no sufrimos no tenemos ya necesidad del placer.

Por ello decimos que el placer es el principio y el fin de la vida feliz. Lo hemos reconocido como el primero de los bienes y conforme a nuestra naturaleza, él es el que nos hace preferir o rechazar las cosas, y a él tendemos tomando la sensibilidad como criterio del bien. Y puesto que el placer es el primer bien natural, se sigue de ello que no buscamos cualquier placer, sino que en ciertos casos despreciamos muchos placeres cuando tienen como consecuencia un dolor mayor. Por otra parte, hay muchos sufrimientos que consideramos preferibles a los placeres, cuando nos producen un placer mayor después de haberlos soportado durante largo tiempo. Por consiguiente, todo placer, por su misma naturaleza, es un bien, pero todo placer no es deseable. Igualmente todo dolor es un mal, pero no debemos huir necesariamente de todo dolor. Y por tanto, todas las cosas deben ser apreciadas por una prudente consideración de las ventajas y molestias que proporcionan. En efecto, en algunos casos tratamos el bien como un mal, y en otros el mal como un bien.

A nuestro entender la autarquía es un gran bien. No es que debamos siempre contentarnos con poco, sino que, cuando nos falta la abundancia, debemos poder contentarnos con poco, estando persuadidos de que gozan más de la riqueza los que tienen menos necesidad de ella, y que todo lo que es natural se obtiene fácilmente, mientras que lo que no lo es se obtiene difícilmente. Los alimentos más sencillos producen tanto placer como la mesa más suntuosa, cuando está ausente el sufrimiento que causa la necesidad; y el pan y el agua proporcionan el más vivo placer cuando se toman después de una larga privación. El habituarse a una vida sencilla y modesta es pues un buen modo de cuidar la salud y además hace al hombre animoso para realizar las tareas que debe desempeñar necesariamente en la vida. Le permite también gozar mejor de una vida opulenta cuando la ocasión se presente, y lo fortalece contra los reveses de la fortuna. Por consiguiente, cuando decimos que el placer es el soberano bien, no hablamos de los placeres de los pervertidos, ni de los placeres sensuales, como pretenden algunos ignorantes que nos atacan y desfiguran nuestro pensamiento. Hablamos de la ausencia de sufrimiento para el cuerpo y de la ausencia de inquietud para el alma. Porque no son ni las borracheras, ni los banquetes continuos, ni el goce de los jóvenes o de las mujeres, ni los pescados y las carnes con que se colman las mesas suntuosas, los que proporcionan una vida feliz, sino la razón, buscando sin cesar los motivos legítimos de elección o de aversión, y apartando las opiniones que pueden aportar al alma la mayor inquietud.

Por tanto, el principio de todo esto, y a la vez el mayor bien, es la sabiduría. Debemos considerarla superior a la misma filosofía, porque es la fuente de todas las virtudes y nos enseña que no puede llegarse a la vida feliz sin la sabiduría, la honestidad y la justicia, y que la sabiduría, la honestidad y la justicia no pueden obtenerse sin el placer. En efecto, las virtudes están unidas a la vida feliz, que a su vez es inseparable de las virtudes.

¿Existe alguien al que puedas poner por encima del sabio? El sabio tiene opiniones piadosas sobre los dioses, no teme nunca la muerte, comprende cuál es el fin de la naturaleza, sabe que es fácil alcanzar y poseer el supremo bien, y que el mal extremo tiene una duración o una gravedad limitadas.

En cuanto al destino, que algunos miran como un déspota, el sabio se ríe de él. Valdría más, en efecto, aceptar los relatos mitológicos sobre los dioses que hacerse esclavo de la fatalidad de los físicos: porque el mito deja la esperanza de que honrando a los dioses los haremos propicios mientras que la fatalidad es inexorable. En cuanto al azar (fortuna, suerte), el sabio no cree, como la mayoría, que sea un dios, porque un dios no puede obrar de un modo desordenado, ni como una causa inconstante. No cree que el azar distribuya a los hombres el bien y el mal, en lo referente a la vida feliz, sino que sabe que él aporta los principios de los grandes bienes o de los grandes males. Considera que vale más mala suerte razonando bien, que buena suerte razonando mal. Y lo mejor en las acciones es que la suerte dé el éxito a lo que ha sido bien calculado.

Por consiguiente, medita estas cosas y las que son del mismo género, medítalas día y noche, tú solo y con un amigo semejante a ti. Así nunca sentirás inquietud ni en tus sueños, ni en tus vigilias, y vivirás entre los hombres como un dios. Porque el hombre que vive en medio de los bienes inmortales ya no tiene nada que se parezca a un mortal

LOS ESCEPTICOS. LA DUDA METODICA. EL DISCURSO DEL METODO.
Aunque actualmente con la palabra escéptico muchas veces se hace referencia a una persona que no cree en nada, que es pesimista, al analizar la etimología de esta palabra encontraremos que más que "el que no cree" es "el que duda, que investiga". Los escépticos no creían en una verdad objetiva, porque para ellos todo era subjetivo, dependía del sujeto y no del objeto. Por ejemplo un escéptico diría siento frío pero no hace frío, ya que él sólo puede saber que él tiene frío. A esta postura de no emitir juicios, sino exclusivamente opiniones, se la llamó suspensión de juicio. Esta actitud los llevaría a la paz del alma porque, al no creer en nada, no entraban en conflictos con nadie y no se veían obligados a defender sus opiniones ya que, para ellos, no existían verdades objetivas.



PIRRON
Pirrón fue el creador del escepticismo. Un gran viajero que conoció muchas culturas con los ejércitos de Alejandro Magno, cosa que le permitió dudar de las verdades evidentes y tradiciones de su cultura. Se dice que Pirrón llevó al extremo la suspensión de juicio, hasta el punto de sacarse las cuerdas vocales.
Otro importante escéptico fue Sexto Empírico, autor de Esbozos Pirrónicos. En esta obra sostiene que en la vida práctica hay que seguir:
• Las señales que aporta la naturaleza
• Las necesidades del cuerpo
• Las tradiciones y las leyes
Timón el Silógrafo continuó la tradición escéptica poniendo en duda las ideas aristotélicas, dudando incluso de los primeros principios de la deducción aristotélica.
Sin embargo, el sistema socrático de hipótesis y deducciones nunca fue puesto en duda por los escépticos, aunque se ganaron fama de desbaratadores y perdieron popularidad al luchar contra los ritos, leyendas y supersticiones arraigadas.
Durante el siglo I a. C. el escepticismo volvió a cobrar importancia paulatinamente hasta Luciano de Samosata y Sexto Empírico, que representan a los últimos escépticos clásicos.
Hasta el Renacimiento, con la figura del creador del género ensayístico, Michel de Montaigne, y concretamente hasta que el médico Francisco Sánchez escribió una obra fundamental, Quod nihil scitur (Que nada se sabe), el escepticismo no fue tomado como una hipótesis válida para indagar en la verdad, de forma tal que constituyó el fundamento primero de Descartes y su duda metódica, con la cual el escepticismo vuelve paulatinamente a cobrar importancia hasta el Siglo de las luces donde impregna todo el pensamiento ilustrado.
A mediados del siglo XIX, el Romanticismo ya domina la sociedad y reclama para sí todo un modo de vida menos analítico, más evocativo donde se pueda mezclar realidad y fantasía.
Escéptico es alguien que profesa duda o está en desacuerdo con lo que generalmente está aceptado como verdad. La palabra "Escéptico" viene del griego skeptikoi (de skeptesthai que en griego significa examinar), el nombre dado a los seguidores del filósofo griego Pirrón.
Pirrón profesó una doctrina que abandonaba el juicio y creía que no había nada verdadero o falso, bueno o malo, hereje o sagrado. Pirrón estaba en contra del pensamiento dogmático. Pirrón no dejó nada escrito, pero a él se le atribuyen frases como:
1. Nunca llegarás a conocer la verdad.
2. No digas "Así es", sino "Me parece que es".
3. La diversidad de opinión existe entre sabios igual que entre ignorantes. Cualquier opinión que yo tenga puede ser repudiada por personas igual de listas y preparadas que yo, y con argumentos tan válidos como los míos.


LA DUDA METODICA. RENE DESCARTES. EL DISCURSO DEL METODO
Tercera parte
“Por último, como para empezar a reconstruir el alojamiento en donde uno habita, no basta haberlo derribado y haber hecho acopio de materiales y de arquitectos, o haberse ejercitado uno mismo en la arquitectura y haber trazado además cuidadosamente el diseño del nuevo edificio, sino que también hay que proveerse de alguna otra habitación, en donde pasar cómodamente el tiempo que dure el trabajo, así, pues, con el fin de no permanecer irresoluto en mis acciones, mientras la razón me obligaba a serlo en mis juicios, y no dejar de vivir, desde luego, con la mejor ventura que pudiese, hube de arreglarme una moral provisional (22), que no consistía sino en tres o cuatro máximas, que con mucho gusto voy a comunicaros.
La primera fue seguir las leyes y las costumbres de mi país, conservando constantemente la religión en que la gracia de Dios hizo que me instruyeran desde niño, rigiéndome en todo lo demás por las opiniones más moderadas y más apartadas de todo exceso, que fuesen comúnmente admitidas en la práctica por los más sensatos de aquellos con quienes tendría que vivir. Porque habiendo comenzado ya a no contar para nada con las mías propias, puesto que pensaba someterlas todas a un nuevo examen, estaba seguro de que no podía hacer nada mejor que seguir las de los más sensatos. Y aun cuando entre los persas y los chinos hay quizá hombres tan sensatos como entre nosotros, parecíame que lo más útil era acomodarme a aquellos con quienes tendría que vivir; y que para saber cuáles eran sus verdaderas opiniones, debía fijarme más bien en lo que hacían que en lo que decían, no sólo porque, dada la corrupción de nuestras costumbres, hay pocas personas que consientan en decir lo que creen, sino también porque muchas lo ignoran, pues el acto del pensamiento, por el cual uno cree una cosa, es diferente de aquel otro por el cual uno conoce que la cree, y por lo tanto muchas veces se encuentra aquél sin éste. Y entre varias opiniones, igualmente admitidas, elegía las más moderadas, no sólo porque son siempre las más cómodas para la práctica, y verosímilmente las mejores, ya que todo exceso suele ser malo, sino también para alejarme menos del verdadero camino, en caso de error, si, habiendo elegido uno de los extremos, fuese el otro el que debiera seguirse. Y en particular consideraba yo como un exceso toda promesa por la cual se enajena una parte de la propia libertad; no que yo desaprobase las leyes que, para poner remedio a la inconstancia de los espíritus débiles, permiten cuando se tiene algún designio bueno, o incluso para la seguridad del comercio, en designios indiferentes, hacer votos o contratos obligándose a perseverancia; pero como no veía en el mundo cosa alguna que permaneciera siempre en idéntico estado y como, en lo que a mí mismo se refiere, esperaba perfeccionar más y más mis juicios, no empeorarlos, hubiera yo creído cometer una grave falta contra el buen sentido, si, por sólo el hecho de aprobar por entonces alguna cosa, me obligara a tenerla también por buena más tarde, habiendo ella acaso dejado de serlo, o habiendo yo dejado de estimarla como tal.
Mi segunda máxima fue la de ser en mis acciones lo más firme y resuelto que pudiera y seguir tan constante en las más dudosas opiniones, una vez determinado a ellas, como si fuesen segurísimas, imitando en esto a los caminantes que, extraviados por algún bosque, no deben andar errantes dando vueltas por una y otra parte, ni menos detenerse en un lugar, sino caminar siempre lo más derecho que puedan hacia un sitio fijo, sin cambiar de dirección por leves razones, aun cuando en un principio haya sido sólo el azar el que les haya determinado a elegir ese rumbo; pues de este modo, si no llegan precisamente adonde quieren ir, por lo menos acabarán por llegar a alguna parte, en donde es de pensar que estarán mejor que no en medio del bosque. Y así, puesto que muchas veces las acciones de la vida no admiten demora, es verdad muy cierta que si no está en nuestro poder el discernir las mejores opiniones, debemos seguir las más probables; y aunque no encontremos más probabilidad en unas que en otras, debemos, no obstante, decidirnos por algunas y considerarlas después, no ya como dudosas, en cuanto que se refieren a la práctica, sino como muy verdaderas y muy ciertas, porque la razón que nos ha determinado lo es. Y esto fue bastante para librarme desde entonces de todos los arrepentimientos y remordimientos que suelen agitar las consciencias de esos espíritus endebles y vacilantes, que se dejan ir inconstantes a practicar como buenas las cosas que luego juzgan malas (23).
Mi tercera máxima fue procurar siempre vencerme a mí mismo antes que a la fortuna, y alterar mis deseos antes que el orden del mundo, y generalmente acostumbrarme a creer que nada hay que esté enteramente en nuestro poder sino nuestros propios pensamientos (24), de suerte que después de haber obrado lo mejor que hemos podido, en lo tocante a las cosas exteriores, todo lo que falla en el éxito es para nosotros absolutamente imposible. Y esto sólo me parecía bastante para apartarme en lo porvenir de desear algo sin conseguirlo y tenerme así contento; pues como nuestra voluntad no se determina naturalmente a desear sino las cosas que nuestro entendimiento le representa en cierto modo como posibles, es claro que si todos los bienes que están fuera de nosotros los consideramos como igualmente inasequibles a nuestro poder, no sentiremos pena alguna por carecer de los que parecen debidos a nuestro nacimiento, cuando nos veamos privados de ellos sin culpa nuestra, como no la sentimos por no ser dueños de los reinos de la China o de Méjico; y haciendo, como suele decirse, de necesidad virtud, no sentiremos mayores deseos de estar sanos, estando enfermos, o de estar libres, estando encarcelados, que ahora sentimos de poseer cuerpos compuestos de materia tan poco corruptible como el diamante o alas para volar como los pájaros. Pero confieso que son precisos largos ejercicios y reiteradas meditaciones para acostumbrarse a mirar todas las cosas por ese ángulo; y creo que en esto consistía principalmente el secreto de aquellos filósofos, que pudieron antaño sustraerse al imperio de la fortuna, y a pesar de los sufrimientos y la pobreza, entrar en competencia de ventura con los propios dioses (25). Pues, ocupados sin descanso en considerar los límites prescritos por la naturaleza, persuadíanse tan perfectamente de que nada tenían en su poder sino sus propios pensamientos, que esto sólo era bastante a impedirles sentir afecto hacia otras cosas; y disponían de esos pensamientos tan absolutamente, que tenían en esto cierta razón de estimarse más ricos y poderosos y más libres y bienaventurados que ningunos otros hombres, los cuales, no teniendo esta filosofía, no pueden, por mucho que les hayan favorecido la naturaleza y la fortuna, disponer nunca, como aquellos filósofos, de todo cuanto quieren.
En fin, como conclusión de esta moral, ocurrióseme considerar, una por una, las diferentes ocupaciones a que los hombres dedican su vida, para procurar elegir la mejor; y sin querer decir nada de las de los demás, pensé que no podía hacer nada mejor que seguir en la misma que tenía; es decir, aplicar mi vida entera al cultivo de mi razón y adelantar cuanto pudiera en el conocimiento de la verdad, según el método que me había prescrito. Tan extremado contento había sentido ya desde que empecé a servirme de ese método, que no creía que pudiera recibirse otro más suave e inocente en esta vida; y descubriendo cada día, con su ayuda, algunas verdades que me parecían bastante importantes y generalmente ignoradas de los otros hombres, la satisfacción que experimentaba llenaba tan cumplidamente mi espíritu, que todo lo restante me era indiferente. Además, las tres máximas anteriores fundábanse sólo en el propósito, que yo abrigaba, de continuar instruyéndome; pues habiendo dado Dios a cada hombre alguna luz con que discernir lo verdadero de lo falso, no hubiera yo creído un solo momento que debía contentarme con las opiniones ajenas, de no haberme propuesto usar de mi propio juicio para examinarlas cuando fuera tiempo; y no hubiera podido librarme de escrúpulos, al seguirlas, si no hubiese esperado aprovechar todas las ocasiones para encontrar otras mejores, dado caso que las hubiese; y, por último, no habría sabido limitar mis deseos y estar contento, si no hubiese seguido un camino por donde, al mismo tiempo que asegurarme la adquisición de todos los conocimientos que yo pudiera, pensaba también por el mismo modo llegar a conocer todos los verdaderos bienes que estuviesen en mi poder; pues no determinándose nuestra voluntad a seguir o a evitar cosa alguna, sino porque nuestro entendimiento se la representa como buena o mala, basta juzgar bien, para obrar bien (26), y juzgar lo mejor que se pueda, para obrar también lo mejor que se pueda; es decir, para adquirir todas las virtudes y con ellas cuantos bienes puedan lograrse; y cuando uno tiene la certidumbre de que ello es así, no puede por menos de estar contento.
Habiéndome, pues, afirmado en estas máximas, las cuales puse aparte juntamente con las verdades de la fe, que siempre han sido las primeras en mi creencia, pensé que de todas mis otras opiniones podía libremente empezar a deshacerme; y como esperaba conseguirlo mejor conversando con los hombres que permaneciendo por más tiempo encerrado en el cuarto en donde había meditado todos esos pensamientos, proseguí mi viaje antes de que el invierno estuviera del todo terminado. Y en los nueve años siguientes, no hice otra cosa sino andar de acá para allá, por el mundo, procurando ser más bien espectador que actor en las comedias que en él se representan, e instituyendo particulares reflexiones en toda materia sobre aquello que pudiera hacerla sospechosa y dar ocasión a equivocarnos, llegué a arrancar de mi espíritu, en todo ese tiempo, cuantos errores pudieron deslizarse anteriormente. Y no es que imitara a los escépticos (27), que dudan por sólo dudar y se las dan siempre de irresolutos; por el contrario, mi propósito no era otro que afianzarme en la verdad, apartando la tierra movediza y la arena, para dar con la roca viva o la arcilla. Lo cual, a mi parecer, conseguía bastante bien, tanto que, tratando de descubrir la falsedad o la incertidumbre de las proposiciones que examinaba, no mediante endebles conjeturas, sino por razonamientos claros y seguros, no encontraba ninguna tan dudosa, que no pudiera sacar de ella alguna conclusión bastante cierta, aunque sólo fuese la de que no contenía nada cierto. Y así como al derribar una casa vieja suelen guardarse los materiales, que sirven para reconstruir la nueva, así también al destruir todas aquellas mis opiniones que juzgaba infundadas, hacía yo varias observaciones y adquiría experiencias que me han servido después para establecer otras más ciertas. Y además seguía ejercitándome en el método que me había prescrito; pues sin contar con que cuidaba muy bien de conducir generalmente mis pensamientos, según las citadas reglas, dedicaba de cuando en cuando algunas horas a practicarlas particularmente en dificultades de matemáticas, o también en algunas otras que podía hacer casi semejantes a las de las matemáticas, desligándolas de los principios de las otras ciencias, que no me parecían bastante firmes; todo esto puede verse en varias cuestiones que van explicadas en este mismo volumen (28). Y así, viviendo en apariencia como los que no tienen otra ocupación que la de pasar una vida suave e inocente y se ingenian en separar los placeres de los vicios y, para gozar de su ocio sin hastío, hacen uso de cuantas diversiones honestas están a su alcance, no dejaba yo de perseverar en mi propósito y de sacar provecho para el conocimiento de la verdad, más acaso que si me contentara con leer libros o frecuentar las tertulias literarias.
Sin embargo, transcurrieron esos nueve años sin que tomara yo decisión alguna tocante a las dificultades de que suelen disputar los doctos, y sin haber comenzado a buscar los cimientos de una filosofía más cierta que la vulgar. Y el ejemplo de varios excelentes ingenios que han intentado hacerlo, sin, a mi parecer, conseguirlo, me llevaba a imaginar en ello tanta dificultad, que no me hubiera atrevido quizá a emprenderlo tan presto, si no hubiera visto que algunos propalaban el rumor de que lo había llevado a cabo. No me es posible decir qué fundamentos tendrían para emitir tal opinión, y si en algo he contribuido a ella, por mis dichos, debe de haber sido por haber confesado mi ignorancia, con más candor que suelen hacerlo los que han estudiado un poco, y acaso también por haber dado a conocer las razones que tenía para dudar de muchas cosas, que los demás consideran ciertas, mas no porque me haya preciado de poseer doctrina alguna. Pero como tengo el corazón bastante bien puesto para no querer que me tomen por otro distinto del que soy, pensé que era preciso procurar por todos los medios hacerme digno de la reputación que me daban; y hace ocho años precisamente, ese deseo me decidió a alejarme de todos los lugares en donde podía tener algunos conocimientos y retirarme aquí (29), en un país en donde la larga duración de la guerra ha sido causa de que se establezcan tales órdenes, que los ejércitos que se mantienen parecen no servir sino para que los hombres gocen de los frutos de la paz con tanta mayor seguridad, y en donde, en medio de la multitud de un gran pueblo muy activo, más atento a sus propios negocios que curioso de los ajenos, he podido, sin carecer de ninguna de las comodidades que hay en otras más frecuentadas ciudades, vivir tan solitario y retirado como en el más lejano desierto.”


EL UTILITARISMO
JOHN STUART MILL

Su educación hasta la adolescencia estuvo a cargo de su padre, James Mill, quien le sometió a un rígido programa de estudio, ya que pensaba que todo lo que pudiera ser un hombre se debía a la educación. Se pasaban el día en el despacho paterno, el niño estudiando a su lado y con la licencia de preguntar cuantas cosas no comprendiese. John Stuart nos cuenta en su Autobiografía como se desarrolló su educación primaria y secundaria, bajo la supervisión y la dirección paterna: empezó a estudiar griego a los tres años “aprendiéndome de memoria lo que mi padre llamaba vocablos, que eran una lista de palabras griegas con su significado en inglés y las cuales él me escribía en tarjetas”. El estudio del latín no lo comenzó hasta los siete años, edad a la que leyó seis diálogos de Platón, aunque afirma que no comprendió bien el Teeteto; al mismo tiempo, aprendía aritmética y una gran cantidad de historia. Pocas veces se le consentía la lectura de libros de entretenimiento, como Robinson Crusoe, del que dice que le deleitó toda la infancia. Después de los ocho años John no solo tenía que aprender sino que enseñar también a sus hermanos menores. En esa época se dedicaba ya a la lectura de la Ilíada y la Odisea, de tragedias de Esquilo, Sófocles y Eurípides, de los mejores autores latinos, de una gran cantidad de historia y del estudio minucioso del gobierno romano. Antes de los doce años llegó a dominar el algebra, la geometría, el cálculo diferencial y algunas otras ramas de las matemáticas superiores. Su mayor entretenimiento por entonces era leer libros donde se relataban ejercicios de ciencia experimental. A los doce años comenzó a estudiar lógica. Leyó todo lo que Aristóteles había escrito sobre el tema, a varios escolásticos y a Hobbes. Todo ello con un único profesor, su padre, y en contacto con los eminentes amigos de éste, como era J. Bentham. En las horas de descanso paseaba con su padre y discutían. Al cumplir los catorce años se juzgó que el muchacho había llegado al momento de ver algo del mundo y se le envió al extranjero durante un año. A su regreso comenzaría sus estudios fuera de casa.

John Stuart Mill cursó estudios superiores, científicos en Francia y jurídicos en Inglaterra. Durante tres años (1865-68) fue miembro de la Cámara de los Comunes de Inglaterra, desde donde apoyó, entre otras cosas, la inclusión de las mujeres en el derecho al voto (el sufragismo femenino), escribiendo además un libro titulado: Sobre la esclavitud de las mujeres (1869), todo lo cual le ha hecho ganar un lugar de honor dentro del feminismo moderno. Representante filosófico-científico del empirismo inglés y del liberalismo político, escribió libros científicos, filosóficos y de economía que fueron decisivos en la evolución y desarrollo de todas esas disciplinas. Expuso su teoría ética por primera vez en su libro Sistema de la Lógica (1834) cuyo libro VI, capítulo XII y último, se titulaba Sobre la lógica de la práctica o del arte, incluyendo la moralidad y la prudencia, teoría desarrollada en su libro El utilitarismo, que sería publicado en 1863, antes de emprender su actividad política, que quedaría subordinada a los principios éticos expuestos en dicha obra. Como precedentes en el utilitarismo tuvo a su padre, James Mill y al también jurista, filósofo y político Jeremy Bentham de quien pronto superaría la estrecha concepción del liberalismo-mercantilista en la actualidad vigente como neoliberalismo, orientándose hacia un liberalismo-emancipatorio cercano al socialismo. Su intención como pensador, político y escritor era la de reformar el mundo y hacer mejor la Humanidad, en la línea progresista abierta por el positivismo de Augusto Comte.

En la ética sostuvo el criterio utilitarista de buscar el máximo bienestar del mayor número de individuos, la felicidad general (General Happiness) como criterio y fin de la moralidad, apelando al sentido común de los seres humanos para ser tenido como principio y guía de la acción. Esta doctrina ética sostiene que la felicidad de los individuos, de cada uno, depende de la de los demás. En la medida en que logro la felicidad de los demás consigo también la propia, de manera que para un individuo resulta útil lograr la felicidad del conjunto en el que se encuentra inmerso. Buscar lo útil consiste en ser práctico, valorar las cosas de manera distinta según el uso que se haga de ellas. Un cuchillo en sí mismo no es ni bueno ni malo, resultará bueno si le sirve al conjunto de los individuos para cortar pan o tallar madera y malo si lo utilizan para matarse. Por tanto, lo malo es lo inútil para conseguir la felicidad y lo bueno es lo útil para lograrla. No es correcto decir que un cuchillo puede ser útil para matar, ya que el utilitarista, reserva el calificativo de útil, tan sólo para aquello que, manejado de determinada manera, proporciona bienestar al mayor número.

El utilitarismo obliga a repetir constantemente los juicios éticos, que serán relativos al uso que se haga de las cosas, es decir, a las prácticas o conductas que se desarrollen con ellas. La religión o la energía atómica no son ni buenas ni malas, no puede establecerse para siempre la bondad o maldad de algo, sino que depende, en cada caso, de los resultados prácticos. Resultará, las más de las veces, que el utilitaristas calificará a las cosas, vinculadas siempre a conductas, de buenas si resultan beneficiosas y malas si resultan perjudiciales; resultando algunas de ellas buenas y malas a un mismo tiempo, al depender de la utilización que se haga de ellas. Así, la energía atómica es buena (útil, benéfica) en la medida en que proporciona iluminación a las grandes ciudades y mala (perjudicial) en la medida en que permite fabricar bombas atómicas o desechar residuos radiactivos al mar. Esta consideración ética perdura en nuestros días con el nombre de pragmatismo el cual se caracteriza por hacer depender el juicio ético de los resultados prácticos y así medir la conducta bajo el criterio de su eficacia social.

Lo útil, lo bueno y lo placentero se identifican, estando el utilitarismo emparentado con el hedonismo antiguo, pero mientras que el hedonismo clásico busca el placer individual el utilitarismo persigue el bienestar colectivo, bajo la idea de que del bienestar colectivo es del que se puede derivar el individual. El utilitarista piensa que el individuo es fundamentalmente egoísta, pero intenta hacerle ver que la mejor dirección que puede tomar su búsqueda de lo que le es útil para alcanzar la felicidad, individualmente, pasa por alcanzar el bienestar de los que le rodean; supeditando el bienestar individual al logro del bienestar colectivo. Lo útil para el hombre, como ser social, es la mejora de la Sociedad. De ahí que la mejora de la Sociedad sea el camino que debe emprender quien sea egoísta y busque lo que le resulta más útil y placentero, es decir, lo que le pueda aportar la felicidad. La tesis de fondo es que yo no puedo ser realmente feliz si no lo son también todos los que me rodean. De todas formas, como lo bueno o malo no depende de los motivos de la acción, sino de sus consecuencias, poco importa para los utilitaristas que se obre por egoísmo o altruismo, siempre que el resultado sea socialmente beneficioso para la mayoría. Hay que distinguir entre lo que se desea y lo deseable, se desean muchas cosas que reportan dolor o más dolor que placer, todo lo cual quedaría fuera del ámbito de lo que Mill considera como esfera de lo deseable. En Mill la visión social no es un atomismo de los individuos sino un organicismo, si el hombre es un ser social para ser feliz tiene que lograr la felicidad de la Sociedad, porque mi brazo no puede ser feliz independientemente de la infelicidad de mis manos o del resto de mi organismo, ni una célula social con independencia de la Sociedad.

Para los utilitaristas el Todo es mayor que la suma de las partes, el resultado de las relaciones sociales, que forman la Sociedad, hacen de ésta algo superior y distinta a los elementos simples que la constituyen. De ahí que un elemento simple no podrá lograr sus propósitos con independencia del Todo y si sus propósitos son alcanzar la felicidad a través de lo útil, habrá de perseguir lo útil social como aquello de lo que puede derivarse su placer individual. Ningún otro sentido encuentra el utilitarismo a la vida en Sociedad que el relativo al beneficio que de ella pueda derivarse para todos sus integrantes. Considera que ese es el motivo por el cual los hombres comenzaron a convivir, la utilidad común, y que esa es la finalidad de este tipo de vida, sin la cual no tendría sentido mantenerla.

Según los utilitaristas no hay leyes eternas e inmutables, el mundo cambia y las leyes deben cambiar también para colaborar en promover la utilidad individual y colectiva. Los derechos derivan del mismo principio de la primacía de la Sociedad: los derechos de los individuos tienen que ser aquellos que contribuyan a la utilidad social.

Las ideas utilitaristas han sido malinterpretadas por el neoliberalismo que considera que del egoísmo particular se derivará el bienestar colectivo, porque se han olvidado de que sólo del egoísmo particular orientado hacia el bienestar general y sancionado por los resultados socialmente benéficos de sus acciones en la práctica, puede derivarse el bienestar colectivo que postula el utilitarismo.

Respecto a la religión en Mill pueden encontrarse a la vez un cierto deísmo positivista e ilustrado y también un cierto agnosticismo. Frente al dogmatismo de las verdades reveladas ofrece Mill una serie de inferencias acerca de lo deseable, una ética, obtenida mediante la introspección y la observación de hechos relativos a la conducta humana. Así, la ética utilitarista puede decirse que engloba a la religión de la humanidad cuyos principios de sentido común plantea.

De acuerdo con S. Mill, la razón está inextricablemente unida con el deseo, de manera que la razón sólo se justifica cuando los deseos coinciden con los preceptos. El deseo de ser feliz por encima de todos los demás deseos (eudemonismo) se presenta en todo ser humano, en coherencia con el deseo mayor surge la máxima racional del máximo bienestar para la mayoría. ¿Por qué para la mayoría? Ya dijimos que debido a que el hombre además de ser un ser racional y deseante, es un ser social. Razón, Deseo y Sociedad, han de encontrar su equilibrio para que pueda darse la Felicidad. El debe de Mill está ligado al es del hombre. La ética es el arte de vivir y de convivir conjuntamente. Mill rescata de la subjetividad relativista el mundo de los sentimientos, pasiones o deseos al ensartarlos dentro de un entrelazamiento con lo razonable del que se derive la felicidad. Buscar el hedonismo universal es lo mejor que puede hacer un ser dotado de racionalidad, sociabilidad y capacidad de desear, si quiere procurarse la felicidad profunda y duradera, más allá de la mera satisfacción momentánea de deseos particulares y superficiales; pues la felicidad sólo será duradera en un mundo donde sea mayoritaria. Los lemas de la Ilustración francesa resuenan continuamente en la ética de Mill, libertad, igualdad y fraternidad, ninguno de esos conceptos sociales puede realizarse en solitario. Tanto la Ciencia como la Justicia adquieren sentido en la búsqueda de la felicidad general, no serían consideradas como algo imprescindible para la humanidad sin esa finalidad, sin esa respuesta a la pregunta ¿para qué? La dignidad de las acciones humanas reside en su objetivo último, gozar, disfrutar de la vida, amar, ser libre...

En sus Consideraciones sobre el gobierno representativo Mill nos explicará la no utilidad del dictador benévolo, dispuesto a promover la felicidad de la mayoría, porque su cometido sería inalcanzable. No puede un hombre lograr la felicidad de los demás ya que la Felicidad es una conquista humana que requiere el concurso de, al menos, una mayoría de la humanidad; siendo asimismo un fruto del desarrollo de las capacidades de autogobierno y de participación en la vida pública. La Sociedad es tanto más feliz cuanto mayor es el número de individuos involucrados en el gobierno de sí mismos y orientados hacia el bienestar general, cuanto mayor es el número de sujetos activos que despliegan y desarrollan sus capacidades aportándose satisfacciones mutuamente, y viceversa, el hombre individual será tanto más feliz cuanto mayor bienestar haya en la sociedad en la que vive. Huelga decir que el bienestar del utilitarismo stuartmilleano no se identifica con la cortedad de miras del neoliberalismo actual, que entiende por tal exclusivamente el bienestar material, considerando que los esclavos lobotomizados que produzcan en abundancia serán felices por el mero hecho de estar rodeados de riquezas.

La defensa de la libertad individual resulta indispensable para lograr una sociedad libre, no la supuesta ventaja personal o salvación individual. La libertad no entra aquí en contradicción con la solidaridad compartida, también el grado de la individual depende de la general y viceversa, equilibrándose y limitándose ambas. Los individuos al defender su libertad individual, cosa que no pueden hacer sin defender también la de los demás, participan en la creación de la libertad colectiva. Este utilitarismo es una doctrina intervencionista, no concibe la libertad exclusivamente de manera individual, atomística, autista, sino de forma organicista. El hombre sin medios, sin cultura, sin sanidad, nunca podrá ser libre y feliz, estará abocado a la infelicidad, incapacitado, imposibilitado, esclavizado, el bien social quedará en entredicho por el mero hecho de que se consienta su desgracia y los demás no podrán sentir verdadero goce mientras subsista la miserable condición de un semejante, que repercutirá en el malestar social y será finalmente experimentada como malestar propio. Rodeado de la peste, la pobreza, la violencia, la superstición y la intolerancia, del malestar de la mayoría, el príncipe de la Edad Media sólo podía ser falsamente feliz, tanto más falsamente feliz cuanto mayor fuese su inhumanidad, su ceguera, su embrutecimiento y su ignorancia.

La suerte de los otros no puede sernos indiferente, es más, en ella nos jugamos también la nuestra. Aquél que sólo piensa en su felicidad individual tira piedras contra su propio tejado, porque al obstaculizar o no promocionar la felicidad general limita y pervierte su felicidad particular. La obra de John Stuart Mill denuncia que la libertad individualista es un fraude no sólo a la comunidad, sino un fraude que comete también hacia sí mismo el propio individuo, que se condena al aislamiento y la incomunicación, condenando a la sociedad a la violencia.

La ética de Mill depende, desde luego, de su concepción antimaniquea de la naturaleza humana y de sus ideas respecto al tipo de relaciones que producen bienestar entre los hombres. Si tiene algún fallo quizá sea el de situarse tan sólo frente a lo mejor que hay en el ser humano, hablar de ello y de la forma de potenciarlo, omitiendo los rincones más oscuros de la naturaleza humana, su ansia de esclavitud, de infelicidad, su capacidad de degradación y de procurar violencia y daño a los demás, su egoísmo, pero es que para el filósofo del que hablamos eso no es un Hombre, con mayúsculas, sino un ser racional degradado y vejado hasta situaciones infrahumanas. Desde luego, la ética de Mill es optimista antropológicamente, piensa, como Rousseau, que el hombre es por naturaleza bueno, libre y social, que esas son las características fundamentales e inalienables que le caracterizan como ser humano, pudiendo degenerar estas capacidades humanas, degradándose hasta sus opuestas, o desarrollarse sin límite. Quienes piensan que la naturaleza humana es monstruosa y el homicidio, el incesto y el canibalismo son sus instintos básicos, como Freud, terminan desarrollando una ética de la represión en lugar de una ética del desarrollo vital. Quizá la naturaleza humana no sea tan monstruosa como la concibe Freud ni tan amable a como la concibe Rousseau y halla que ser más sutil y menos unilateral a la hora de calificar moralmente a la Naturaleza y a la Cultura. Desde una postura constructivista habría que corregir a todas estas posturas, el hombre nace como tabula rasa y se hace a sí mismo, dentro del amplísimo margen de maniobra que permite su constitución fisiológica, la naturaleza no es nada acabado, ni la cultura, sino que van siendo lo que nosotros construimos en cada momento. Hay un cierto constructivismo ya en el hedonismo de la antigüedad, como cuando Epicuro decía a Meneceo: “Hay que rememorar que el porvenir ni es nuestro ni totalmente no nuestro para que no aguardemos que lo sea totalmente ni desesperemos de que totalmente no lo sea”. Un cierto constructivismo que puede percibirse también en Stuart Mill: Las ideas que tengamos acerca del hombre y la cultura incidirán en la constitución y transformación constantes de eso que es el ser humano y eso que es la sociedad o la cultura.

Sobre las relaciones genéticas entre el utilitarismo de S. Mill y el neoliberalismo es necesario matizar: “La crítica del utilitarismo... debe hacerse hoy, no pensando en su formulación histórico-filosófica sino fieles a su norma, por sus consecuencias, por sus frutos, que hoy tenemos a la vista en la concepción de la vida, en el ideal individual y colectivo de la llamada sociedad del bienestar. Es evidente que la promoción del bienestar, la elevación del nivel de vida de todos, la satisfacción completa de sus necesidades, etc., constituyen el fin primario de toda ética razonable. Pero el fin último prescrito por una ética, por muy intramundana que sea, ¿puede consistir en que cada ciudadano posea en propiedad, aunque adquiridos a plazos, una casa, un automóvil, un aparato de televisión, varios de radio, un frigorífico, una lavadora de ropa, otra de platos, etc.; y junto a esto todos los derechos de seguridad social, accidentes, jubilación, vida y todas las pólizas de seguros imaginables?... Si los sobrios utilitaristas J.Bentham y J.S.Mill levantasen la cabeza y viesen en qué ha desembocado la prolongación práctica del utilitarismo, es seguro que denunciarían nuestra sociedad, con razón, como materialista... Si todos ellos, empeñados en la lucha política para la implantación de una auténtica democracia, viesen cómo nuestros contemporáneos, con tal de que se les garantice una confortable vida, aceptan de buen grado la total privación de su existencia, y se someten a cualquier dictadura, mejor o peor disfrazada de tecnocracia, es seguro que considerarían completamente traicionado su utilitarismo. Sin embargo, la actual moral vivida del bienestar como único bien intrínseco tiene derecho a considerarse heredera de la doctrina de aquellos austeros utilitaristas...”. (José Luís López Aranguren: Lo que sabemos de moral).





PURITANISMO


RUMBO A BAGDAD EN EL MAYFLOWER A comienzos del S. XVII (1620) un grupo de puritanos ingleses, subvencionados por una sociedad anónima londinense, cruzaron el Atlántico a bordo del Mayflower para establecerse en Plymouth, Massachusetts y luego en Connecticut, con el fin de establecer allí una colonia cuyo gobierno debía apegarse estrictamente a los fundamentos de la moral cristiana. A criterio de estos pioneros, dichos principios habían sido dejados de lado por la negligencia y la corrupción de las autoridades políticas y religiosas de Inglaterra.

El término Puritanos, que designa a este grupo de religiosos, había sido usado al comienzo de modo despectivo, para señalar a aquellos que pretendían purificar a la Iglesia Anglicana de ciertas prácticas que la alejaban de los valores cristianos y la acercaban al catolicismo, del cual se había escindido en el S. XVI, bajo el reinado de Enrique VIII, y al cual se enfrentó más radicalmente al asimilarse al Calvinismo. Los motivos de la migración de los peregrinos del Mayflower son objeto de polémica por parte de los historiadores. Hay quienes sostienen que eran perseguidos por la religión oficial durante el reinado de Jacobo I (1603-1625); sin embargo otros afirman que este hostigamiento no era tal, pues el credo de los puritanos, aunque no fuese la religión del estado, podía ser ejercido libre y públicamente.

En cualquier caso, el propósito de los Puritanos al aventurarse al Nuevo Mundo habría sido, justamente, el de fundamentar un Mundo Nuevo, alejado de la supuesta corrupción anglicana y papista, una especie de utopía cuyo gobierno se apegase a los preceptos bíblicos en su versión calvinista. En estas colonias protestantes establecidas en Nueva Inglaterra los ciudadanos debían pagar el salario de los sacerdotes mediante impuestos, y solo los miembros de la Iglesia podían ejercer el derecho a votar. De este modo, la ley evangélica se imponía por encima de todas sobre el Estado y la Iglesia. Esta institución, si bien no gobernaba directamente, proponía los instrumentos para hacerlo y para elegir a los gobernantes. Entonces comenzó a desarrollarse allí un moralismo rígido que se manifestaba en la persecución rigurosa de adúlteros, bebedores, brujas y herejes; para algunos articulistas esta tradición es el substrato que informa, aun hoy, las acciones de cierta política interna y exterior en los Estados Unidos.

PREDESTINACION: DE LA GRACIA IRRESISTIBLE A LA GUERRA PREVENTIVA Uno de los conceptos más peculiares de la doctrina del reformador J. Calvino (1509-1564), enérgicamente incorporados por los puritanos es la predestinación. Desde la eternidad anterior al comienzo del tiempo, Dios en su omnipotencia, determina la salvación de algunos y la condenación de otros. Según esta idea, estrechamente emparentada con la gracia y la providencia, los seres humanos padecen -desde el pecado original- una “incapacidad moral” para realizar buenas acciones; solo los elegidos por la gracia de Dios (ante la cual es imposible resistirse) son capaces de obrar bien. Así, en el puritanismo de raíz calvinista, las buenas obras no serán quienes conduzcan al hombre hacia la salvación.


Hay aquí una inversión en las relaciones causa-efecto, respecto a otras versiones del cristianismo: las acciones edificantes, las obras de gracia, son una “sintomatología”, una consecuencia o un modo de manifestar la evidencia de que se es un elegido. Y es justamente esa voluntad de exhibir los efectos de la gracia, el deseo de mostrarse y mostrar la aptitud para controlar las inclinaciones perversas, lo que hace a los integrantes de estas comunidades particularmente activos y emprendedores, permanentemente interesados en diseñar la sociedad y su gobierno con arreglo a la voluntad de Dios expresada en Biblia.

Si transponemos estas creencias y actitudes a una perspectiva más amplia, a una dimensión histórica y “macro”, nos encontraremos con la percepción que los descendientes de aquellos puritanos tienen de sí mismos: se trata de espíritus elegidos por Dios para revolucionar el drama cósmico de la Historia e instituir un Nuevo Orden Mundial. George W Bush ha mencionado la predestinación como fuente de sus belicosas decisiones políticas: “Los planes de guerra del Presidente Bush son riesgosos, pero él no es un apostador. De hecho, niega la existencia de la casualidad: “Los eventos no son causados por la casualidad ciega, sino por la mano de un Dios bueno y confiable. Desde el principio ha estado convencido de que su presidencia es parte de un plan divino; cuando era gobernador de Texas le confió a un amigo: “…Creo que dios quiere que me presente como candidato a presidente.”

Esta convicción se ha manifestado más abiertamente después del 11/9”. Y es necesario manifestar y actualizar permanentemente ese destino irresistible concedido por Dios.

El destino manifiesto Durante el S. XIX los Estados Unidos experimentaron una prodigiosa expansión. La población que en 1800 no sobrepasaba - se estima – los 5 millones, llegó, para mediados de siglo, a unos 23 millones. El territorio se fue ensanchando hasta llegar al Pacífico. Las determinantes económicas, demográficas y tecnológicas de esa política expansionista (cuyo diseño generó en su momento polémicas internas) estuvieron también avaladas por un discurso mesiánico y por la doctrina de la predestinación. Por aquella época, el historiador francés Alexis de Tocqueville (1805 - 1859), autor de La démocratie en Amérique, escribía: “En Estados Unidos la religión está inserta en todas y cada una de las costumbres nacionales y en todos los sentimientos nacionales que evoca la palabra patria.” Por entonces aparece el concepto de “destino manifiesto”. Fue usado por primera vez por el periodista John L. O’ Sullivan en un texto referido a la anexión del territorio de Texas; allí se explicaba que la superioridad política y económica de los Estados Unidos no solamente le otorgaba el derecho a expandirse sobre el resto del territorio americano, sino que esa supremacía era la evidencia de que estaban destinados a hacerlo por gracia divina.

En las palabras que por esos tiempos pronunciara cierto senador Taylor se percibe notoriamente esta soberbia propia de los iluminados: “Estamos parados sobre el pedestal de la Tierra, del que somos señores, y sobre nosotros no hay nadie excepto Dios”. En el discurso actual, que invoca la bendición de dios para emprender sus campañas, y según el cual sólo los Estados Unidos tienen la “fuerza moral”, para lograr las “aspiraciones universales”, sobrevive el concepto de “destino manifiesto”.

Jugando a la providencia “El nuevo film de Steven Spielgberg muestra al gobierno, dentro de algunos años, encarcelando pre-criminales antes de que se comprometan o ni siquiera piensen en terrorismo. Esto puede no ser sólo ficción” Nat Hentoff (Village Voice, 10/9/02) Otro de los ingenios estratégicos que se ha presentado para legitimar la política exterior estadounidense es el concepto de “guerra preventiva”. Se trata de atacar a aquellos países que en el futuro podrían, presumiblemente, emprender acciones contra Estados Unidos. Esta política ha sido relacionada por algunos comentaristas con el argumento del film de ciencia ficción “Minority Report” (20th Century Fox, 2002), donde se muestra una especie de antiutopía en la cual un implacable aparato jurídico y policial se encarga de de condenar preventivamente a los futuros criminales. En la actualidad el concepto de “guerra preventiva” también tiene aplicación interna, ya que algunos ciudadanos son detenidos, sin derecho a un proceso ni a abogados, como potenciales terroristas.

El 8 de agosto de 2002, el New York Times editorializaba: “El gobierno de Bush parece creer, sin mucha autoridad legal, que si llama a los ciudadanos combatientes en la guerra del terrorismo los puede encarcelar indefinidamente y privarlos de abogados defensores. Este desafío a las cortes repudia dos siglos de ley constitucional y amenaza las libertades que el Presidente Bush dice defender en la lucha contra el terrorismo”. Para el historiador Arthur J. Schlesinger, ex asesor del Presidente Kennedy y dos veces ganador del premio Pullitzer, “…el Vicepresidente Dick Cheney y el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld evidentemente se ven a sí mismos como los pre-cops de Steven Spielberg, unos telépatas fisicamente equipados para detectar crímenes que están a punto de ser cometidos.” Según el concepto de predestinación, tal como se ha expuesto, la historia del mundo es una especie de libreto escrito por la infinita sabiduría de Dios.

En ese texto, no solamente cada hombre sino- en palabras de Calvino – “todas las partes y partículas del mundo”tienen un papel preestablecido, de acuerdo a una “sabiduría incomprensible”. Quizás sólo a los que se consideran predestinados, a los tocados por la gracia irresistible, les es dado conocer estos designios sagrados. Sir Herbert Butterfield, historiador inglés citado por Schlesinger, sostenía al respecto: “En la historia, los golpes más duros del cielo caen sobre aquellos que imaginan que pueden controlar las cosas de una manera soberana jugando a la providencia no sólo para ellos sino para el futuro lejano.” (Tomado de http://guiactual.guiadelmundo.org.uy/informes/informe_91.htm )


LA HIPOCRESIA DEL PURITANISMO. ENMA GOLDMAN.

Hablando del puritanismo respecto al arte, Mr. Gutzon Borglum ha dicho:
El puritanismo nos ha hecho tan estrechos de mente y de tal modo hipócritas y ello por tan largo tiempo, que la sinceridad, asi como la aceptación de los impulsos más naturales en nosotros han sido completamente desterrados con el consecuente resultado que ya no pudo haber verdad alguna, ni en los individuos ni en el arte.
Mr. Borglum pudo añadir que el puritanismo hizo también imposible e intolerable la vida misma. Esta, más que el arte, más que la estética, representa la belleza en sus miles cambiantes y variaciones es, en realidad, un gigantesco panorama en mudanza continua. Y el puritanismo, al contrario, fijó una concepción de vida inamovible; se basa en la idea calvinista, por la cual la existencia es una maldición que se nos impuso por mandato de Dios. Con la finalidad de redimirse, la criatura humana ha de penar constantemente, deberá repudiar todo lo que le es natural, todo sano impulso, volviéndole la espalda a la belleza y a la alegría.
El puritanismo inauguró su reinado de terror en Inglaterra durante los siglos XVII y XVIII, destruyendo y persiguiendo toda manifestación de arte y cultura. Ha sido el espíritu del puritanismo el que le robó a Shelley sus hijos porque no quiso inclinarse ante los dictados de la religión. Fue la misma estrechez espiritual que enemistó a Byron con su tierra natal; porque el genio supo rebelarse contra la monotonía, la vulgaridad y la pequeñez de su país. Ha sido también el puritanismo el que forzó a algunas mujeres libres de Inglaterra a incurrir en la mentira convencional del matrimonio: Mary Wollstonecraft, luego, George Elliot. Y más recientemente también exigió otra víctima: Oscar Wilde. En efecto, el puritanismo no cesó nunca de ser el facto más pernicioso en los dominios de John Bull, actuando como censor en las expresiones artísticas de su pueblo, estampando su consentimiento solamente cuando se trataba de la respetable vulgaridad de la mediocracia.
Y es por eso que el depurado británico Jingoísmo (o sea, la belicosidad puritana), ha señalado a Norteamérica como uno de los países donde se refugió el provincialismo puritano. Es una gran verdad que nuestra vida ha sido infectada por el puritanismo, el cual está matando todo lo que es natural y sano en nuestros impulsos. Pero también es verdad que a Inglaterra debemos el haber transplantado a nuestro suelo esa aborrecible doctrina espiritual. Nos fue legada por nuestros abuelos, los peregrinos del Mayflower. Huyendo de la persecución y de la opresión, la fama de los padres peregrinos hizo que se estableciera en el Nuevo Mundo el reinado puritano de la tiranía y el crimen. La historia de Nueva Inglaterra y especialmente de Massachusetts, está llena de horrores que convirtieron la vida en tinieblas, la alegría en desesperación, lo natural en morbosa enfermedad, y la honestidad y la verdad en odiosas mentiras e hipocresías. Emplumar vivas las víctimas con alquitrán, así como condenarlas al escarnio público de los azotes, como otras tantas formas de torturas y suplicios, fueron los métodos ingleses puestos en práctica para purificar a Norteamerica.
Boston, ahora una ciudad culta, ha pasado a la historia de los anales del puritanismo, como La Ciudad Sangrienta. Rivalizó con Salem, en su cruel persecución a las opiniones heréticas religiosas. Una mujer medio desnuda, con su bebé en brazos, fue azotada en público por el supuesto delito de abusar de la libertad de palabra; en el mismo lugar se ahorcó a una mujer cuáquera, Mary Dyer, en 1657. En efecto, Boston ha sido teatro de muchos crímenes horribles cometidos por el puritanismo. Salem, en el verano de 1692, mató ochenta personas acusadas del imaginario delito de brujeria. Como bien dijo Canning: Los peregrinos del Mayflower infectaron el Nuevo Mundo para enderezar los entuertos del Viejo. Los actos vandálicos y los horrores de ese periodo hallaron su suprema expresión en uno de los clásicos norteamericanos: The Scarlet Letter.
El puritanismo ya no emplea el torniquete y la mordaza, pero sigue manteniendo una influencia cada vez más deletérea, perniciosa, en la mentalidad norteamericana. Ninguna palabra podrá explicar, por ejemplo, el poder omnímodo de Comstock. Lo mismo que el Torquemada de los días sombríos de la inquisición, Comstock es el autócrata de nuestra morai o morales; dicta los cánones de lo bueno y de lo malo, de la pureza y del vicio. Como un ladrón en la noche, se desliza en la vida privada de las personas, espiando sus intimidades más recatadas. El sistema de espionaje implantado por este hombre supera en desvergüenza a la infame tercera división de la policía secreta rusa. ¿Cómo puede tolerar la opinión pública semejante ultraje a sus libertades públicas y privadas? Simplemente porque Comstock es la grosera expresión del puritanismo que se injertó en la sangre anglosajona, y aun los más avanzados liberales no han podido emanciparse de esta triste herencia esclavizadora. Los cortos de entendimiento y las principales figuras de Young Men's and Women's Christian Temperance Unions, Purity League, American Sabbath Unions y el Prohibition Party, con su patrono y santón Anthony Comstock, son los sepultureros del arte y de la cultura norteamericana.
Europa por lo menos puede jactarse de poseer cierta valentía en sus movimientos literarios y artísticos, los que en sus múltiples manifestaciones trataron de ahondar los problemas sociales y sexuales de nuestro tiempo, ejerciendo una severa critica acerca de todas nuestras indudables fallas. Con el bisturí del cirujano ha disecado la carcasa del puritanismo, intentando despejar el camino para que los hombres, descargados del peso muerto del pasado, puedan marchar un poco más libremente. Mas aquí el puritanismo es un constante freno, una insistente traba que desvía, deforma la vida norteamericana, en la cual no puede germinar la verdad, ni la sinceridad. Nada más que sordidez y mediocridad dicta la humana conducta, coartando la naturalidad de las expresiones, sofocando nuestros más nobles y bellos impulsos. El puritanismo del siglo XX sigue siendo el peor enemigo de la libertad y de la belleza, como cuando por primera vez desembarcó en Plimouth Rock. Repudia como algo vil y pecaminoso nuestros más profundos sentimientos; pero siendo él sordo y ciego a las armoniosas funciones de las emociones humanas, es el creador de los vicios más inexplicables y sádicos.
La historia entera del ascetismo religioso prueba esta verdad irrebatible. La Iglesia, así como la doctrina puritana, ha combatido la carne como un mal y la quiso domeñar a toda costa. El resultado de esta malsana actitud ha compenetrado ya la mentalidad de los pensadores y educacionistas modernos, quienes han reaccionado contra ella. Han comprendido que la desnudez humana posee un valor incomparable, tanto físico como espiritual; aleja con su influencia la natural curiosidad maliciosa de los jóvenes y actúa sobre ellos como un preventivo contra el sensualismo y las emociones mórbidas. Es también una inspiración para los adultos, quienes crecieron sin satisfacer esa juvenil curiosidad. Además, la visión de la esencia de la eterna forma humana, lo que hay de más cerca a nosotros en el mundo, con vigor, su belleza y gracia, es uno de los más portentosos tónicos de esta vida (The psicology of sex). Pero el espíritu del puritanismo ha pervertido de tal manera la imaginación de la gente, que ella ha perdido ya su frescura de sentimientos para apreciar la belleza del desnudo, obligándonos a ocultarlo con el pretexto de la castidad. Y todavía la castidad misma no es más que una imposición artificial a la naturaleza, evidenciando una falsa vergüenza cuando hemos de exhibir la desnudez de la forma humana. La idea moderna de la castidad, en especial respecto a las mujeres, no es más que la sensual exageración de las pasiones naturales. La castidad varía según la cantidad de ropa que se lleva encima, y de ahí que un purista cristiano procura cubrir el fuego interior, su paganismo, con muchos trapos, y en seguida se ha de convertir en puro y casto.
El puritanismo, con su visión pervertida tocante a las funciones del cuerpo humano, particularmente a la mujer la condenó a la soltería, o a la procreación sin discernir si produce razas enfermas o taradas, o a la prostitución. La enormidad de este crimen de lesa humanidad aparece a la vista cuando se toman en cuenta los resultados. A la mujer célibe se le impone una absoluta continencia sexual, so pena de pasar por inmoral, o fallida en su honor para toda su existencia; con las inevitables consecuencias de la neurastenia, impotencia y abulia y una gran variedad de trastornos nerviosos que significarán desgano para el trabajo, desvíos ante las alegrías de la vida, constante preocupación de deseos sexuales, insomnios y pesadillas. El arbitrario, nocivo precepto de una total abstinencia sexual por parte de la mujer, explica también la desigualdad mental de ambos sexos. Es lo que cree Freud, que la inferioridad intelectual de la mujer o de muchas mujeres respecto al hombre, se debe a la coacción que se ejerce sobre su pensamiento para reprimir sus manifestaciones sexuales. El puritanismo, habiendo suprimido los naturales deseos sexuales en la soltera, bendice a su hermana la casada con una prolífica fecundidad. En verdad, no sólo la bendice, sino que la obliga, frágil y delicada por la anterior continencia, a tener familia sin consideración a su debilidad física o a sus precarias condiciones económicas para sostener muchos hijos. Los métodos preventivos para regular la fecundidad femenina, aun los más seguros y científicos, son absolutamente prohibidos; y aun la sola mención de ellos podrá atraer a auien los enuncie el calificativo de criminal.
Gracias a este tiránico principio del puritanismo, la mayoría de las mujeres se hallan en el extremo límite de sus fuerzas físicas. Enfermas, agotadas, se encuentran completamente inhabilitadas para proporcionar el más elemental cuidado a sus hijos. Añadido esto a la tirantez económica, impele a una infinidad de mujeres a correr cualquier riesgo antes que seguir dando a luz. La costumbre de provocar los abortos ha alcanzado tan grandes proporciones en Norteamérica, que es algo increíble. Según las investigaciones realizadas en este sentido, se producen diecisiete abortos cada cien embarazos. Este alarmante porcentaje comprende sólo lo que llega al conocimiento de los facultativos. Sabiendo con qué secreto debe desenvolverse necesariamente esta actividad y el fatal corolario de la inexperiencia profesional con que se llevan a cabo estas operaciones clandestinas, el puritanismo sigue segando miles de víctimas por causa de su estupidez e hipocresía.
La prostitución, no obstante se le dé caza, se la encarcele y se le cargue de cadenas, es a pesar de todo un producto natural y un gran triunfo del puritanismo. Es uno de los niños más mimados de la bigotería devota. La prostituta es la furia de este siglo que pasa por los países civilizados como huracán que siembra por doquier enfermedades asquerosas en devastación mortífera. El único remedio que el puritanismo ofrece para este su hijo malcriado es una intensa represión y una más despiadada persecusión. El último desmán sobre este asunto ha sido la Ley Page, que impuso al estado de Nueva York el último crimen de Europa, es decir, la libreta de identidad para estas infortunadas víctimas del puritanismo. De igual manera busca la ocultación del terrible morbo -su propia creación-, las enfermedades venéneas. Lo más desalentador de todo esto, fue la obtusa estrechez de este espíritu que llegó a emponzoñar a los llamados liberales, cegándoles para que se uniesen a la cruzada contra esta cosa nacida de la hipocresía del puritanismo, la prostitución y sus resultados. En su cobarde miopía se rehusa a ver cuál es el verdadero método de prevención, el que puede consistir en esta simple declaración: Las enfermedades venéreas no son cosas misteriosas, ni terribles, ni son tampoco el castigo contra la carne pecadora, ni una especie de vergonzoso mal blandido por la maldición puritana, sino una enfermedad como otra que puede ser tratada y curada. Por este régimen de subterfugios, de disimulo, el puritanismo ha favorecido las condiciones para el aumento y el desarrollo de estas enfermedades. Su mojigatería se ha puesto al desnudo más que nunca debido a su insensata actitud respecto al descubrimiento del profesor Ehrlich, y cuya indecible hipocresía intenta echar una suerte de velo sobre la importante cura de la sífilis, con la vaga alusión de que es un remedio para cierto veneno.
Su ilimitada capacidad para hacer el mal tiene por causa su atrincheramiento tras del Estado y las leyes. Pretendiendo salvaguardar a la gente de los grandes pecados de la inmoralidad, se ha infiltrado en la maquinaria del gobierno, y añadió a su usurpación del puesto de guardián de la moralidad, que le correspondía a la censura legal, la fiscalización de nuestros sentimientos y aun de nuestra propia conducta privada.
El arte, la literatura, el teatro y la intimidad de la correspondencia privada se hallan a merced de este tirano. Anthony Comstock u otro policía igualmente ignorante, retiene el poder de profanar el genio, de pisotear y mutilar las sublimes creaciones de la naturaleza humana. Los libros que tratan e intentan dilucidar las cuestiones más vitales de nuestra existencia, los que procuran iluminar con su verbo los oscuros y peligrosos problemas del vivir contemporáneo, son tratados como tantos delitos cometidos; y sus infortunados autores arrojados a la cárcel, o sumidos en la desesperación y la muerte.
Ni en los dominios del zar se ultraja tan frecuentemente y con tal extensión las libertades personales como en los Estados Unidos, la fortaleza de los eunucos puritanos. Aquí el solo día de fiesta, de expansión, de recreo, el sábado se ha hecho odioso y completamente antipático. Todos los autores que escribieron sobre las costumbres primitivas han convenido que el sábado fue el día de las festividades, libre de enojosos deberes, un día de regocijo y de alegría general.
En todos los países de Europa esta tradición sigue aportando algún alivio a la gente, contra la formidable monotonía y la estupidez de la era cristiana. En las grandes ciudades, en todas partes, las salas de conciertos y de variedades, teatros, museos, jardines, se llenan de hombres, de mujeres y de niños, especialmente de trabajadores con sus familias rebosantes de alegría y de nueva vida, olvidados de la rutina y de las preocupaciones de los otros días ordinarios. Y es que en ese día las masas demuestran lo que realmente significa la vida en una sociedad sana, que por el trabajo esclavo y sus sórdidas miras utilitarias, echa a perder todo propósito ennoblecedor.
Y el puritanismo norteamericano le robó a su pueblo, asimismo, ese único día de libre expansión. Naturalmente que los únicos afectados son los trabajadores: nuestros millonarios poseen sus palacios y los suntuosos clubs. Es el pobre el que se halla condenado a la monotonía aburridora del sábado norteamericano. La sociabilidad europea, que se expande alegremente al aire libre, se trueca aquí por la penumbra de la iglesia o de la nauseabunda e inficionada atmósfera de la cantina de campaña, o por el embrutecedor ambiente de los despachos de bebidas. En los estados donde se hallan en vigencia las leyes prohibitivas el pueblo adquiere con sus magras ganancias, licores adulterados y se embriaga en su casa. Como todos bien saben, la ley de prohibición de los alcoholes no es más que una farsa. Esta, como otras empresas e iniciativas del puritanismo, trata solamente de hacer más virulenta la perversión, el mal, en la criatura humana. En ningún sitio se encuentran tantos borrachos como en las ciudades donde rige el régimen prohibitivo. Pero mientras se pueda usar siempre caramelos perfumados para despistar el tufo alcohólico de la hipocresía todo irá bien. Si el propósito ostensible de esa ley prohibitiva es oponerse al expendio de los licores por razones de salud y economía, su espíritu siendo anormal, no hace más que dar resultados anormales creando una vida de anormalidades y de aberración.
Todo estímulo que excita ligeramente la imaginación e intensifica las funciones del espíritu, es necesario, como el aire para el organismo humano. A veces vigoriza el cuerpo y agranda nuestra visión, sobre la fraterna cordialidad universal de los seres humanos. Por otra parte, sin los estimulantes de una forma o de otra es imposible la labor creadora, ni tampoco ese tolerante sentido de la bondad y de la generosidad. El hecho de que algunos hombres de genio hallaron su inspiración en el cáliz de cualquier excitante y abusaron también de ellos, no justifica que el puritanismo intente amordazar toda la gama de las emociones humanas. Un Byron y un Poe activaron de tal modo las fibras más nobles de la Humanidad, que ningún puritano llegará, ni cerca, a realizar ese milagro. Este último le dio a la vida un nuevo sentido y la vistió de colores maravillosos; el primero tornó el agua en sangre viviente y roja; la vulgaridad en belleza y en deslumbrante variedad lo uniforme, lo monótono.
En cambio, el puritanismo, en cualquiera de sus expresiones no es más que un germen ponzoñoso. En la superficie podrá parecer fuerte y vigoroso; pero el veneno, el tóxico letal obrará por dentro, hasta que su entera estructura sea derribada. Todo espíritu libre convendrá con Hipólito Taine en que el puritanismo es la muerte de la cultura, de la filosofía y de la cordialidad social; es la característica de la vulgaridad y de lo tenebroso.
(http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/politica/hipocresia/3.html)


ETICA KANTIANA. EL IMPERATIVO CATEGORICO.

Etica kantiana: la razón práctica
Ni en el mundo, ni, en general, tampoco fuera del mundo, es posible pensar nada que pueda considerarse como bueno sin restricción, a no ser tan sólo de una buena voluntad Fundamentación de la metafísica de las costumbres, Kant
La actitud de Kant frente a la problemática metafísica es por cierto, algo ambigua en tanto afirma por un lado que no conocemos ni podemos conocer el absoluto (puesto que el conocimiento humano se limita a la experiencia) pero, al mismo tiempo, considera al hombre un ente dotado de razón, facultad de lo incondicionado, de manera tal que la metafísica es considerada una necesidad natural en el hombre. El hombre no puede ser indiferente a la problemática metafísica, tal es la razón por la cual siempre tomamos alguna posición al respecto.
Kant busca resolver esta aparente contradicción, pero no en el plano gnoseológico sino en el moral, en el campo de la razón práctica (es decir, la razón en tanto determina la acción del hombre).
Si bien no podemos alcanzar el absoluto, sí tenemos cierto acceso a algo que se le acerca. Este contacto de aproximación se da en la conciencia moral, o la conciencia del bien y del mal, lo justo y lo injusto, lo que debemos hacer y lo que no debemos hacer. La conciencia moral, es para Kant, la presencia de lo absoluto o al menos, parte del absoluto en el hombre.
La conciencia moral manda de modo absoluto, ordena de modo incondicionado, nos dice: "me conviene ser amable con él porque así evitaré problemas", este sería un criterio de conveniencia. La conciencia moral dirá: "debo ser amable con el porque es mi deber tratar bien a la gente" y no importa si ello me cuesta la vida, la fortuna, o lo que fuere, el mandato de la conciencia no está condicionado por las circunstancias. Puede suceder que uno no cumpla con su deber, pero eso no le quita autoridad al mandato absoluto. El deber no supone conveniencias, satisfacciones o estrategias, es un fin en sí mismo.
La conciencia moral es entonces la conciencia de una exigencia absoluta que no se explica y que no tienen sentido alguno desde el punto de vista de los fenómenos de la naturaleza. En la naturaleza no hay deber sino tan solo suceder, una piedra no "debe" caer, simplemente, "cae".
La conciencia moral
Mientras que en la naturaleza todo se encuentra condicionado por las leyes de la causalidad en la conciencia moral rige un imperativo que no conoce condiciones, un imperativo categórico. La conciencia moral dice 'no mentirás' sin condicionar en modo alguno el mandamiento, no establece circunstancias particulares bajo las cuales la ley tiene validez o no, el mandato es siempre absolutamente válido, de otra forma, no sería una exigencia moral.
Kant diferencia el imperativo categórico del imperativo hipotético. En este último, el mandato se halla condicionado o reducido a una circunstancia determinada: 'si quiero ganar su confianza, no debo mentir' porque si no es importante para mí ganar su confianza, mentir o no mentir, deja de ser un mandato.
La buena voluntad
De acuerdo a la ética de Kant, sólo la buena voluntad es absolutamente buena en tanto que no puede ser mala bajo ninguna circunstancia:
"La buena voluntad no es buena por lo que se efectúe o realice, no es buena por su adecuación para alcanzar algún fin que nos hayamos propuesto, es buena solo por el querer, es decir, es buena en sí misma" Fundamentación de la metafísica de las costumbres, Kant
Analicemos el pasaje citado:
1. Imaginemos que una persona se ahogando en el río, hago todo lo posible por salvarla pero no lo logro. La persona muere, de todas formas.
2. Imaginemos ahora que hago todo lo posible por salvarla y que tengo éxito, salvando su vida.
3. Imaginemos la tercera posibilidad: la persona se está ahogando y yo la atrapo por casualidad mientras pesco con una gran red.
¿Cuál es el valor moral de cada uno de estos posibles actos imaginados? La tercera posibilidad carecería de valor moral porque ocurre sin intencionalidad. Moralmente no es ni buena ni mala, simplemente neutra. Los otros dos actos son moralmente buenos y tienen el mismo valor, en tanto que la buena voluntad es buena en sí misma.
El deber
El deber refiere a que la 'buena voluntad', bajo ciertas limitaciones, no puede manifestarse por sí sola.
El hombre, no es un ente puramente racional, sino que también es sensible. Kant observará que las acciones del hombre en parte están determinadas por la razón pero existen también 'inclinaciones' como el amor, el odio, la simpatía, el orgullo, la avaricia, el placer... que también ejercen su influencia. El hombre reúne en su juego la racionalidad y las inclinaciones, la ley moral y la imperfección subjetiva de la voluntad humana. Entonces, la buena voluntad, se manifiesta en cierta tensión o lucha con estas inclinaciones, como una fuerza que parece oponerse. En la medida que el conflicto se hace presente, la buena voluntad se llama deber.
Si una voluntad puramente racional sin influencia alguna de las inclinaciones fuese posible, sería para Kant, una voluntad santa (perfectamente buena). De esta forma, realizaría la ley moral de modo espontáneo, esto es, sin que conforme una obligación. Para una voluntad santa, el 'deber', carecería entonces de sentido en tanto que el 'querer' coincide naturalmente con el 'deber'. Pero en el hombre, ley moral, suele estar en conflicto con sus deseos.
Se distinguen así tres tipos de actos:
a. Actos contrarios al deber: En el ejemplo de la persona que se está ahogando en el río. Supongamos que disponiendo de todos los medios necesarios para salvarlo, decido no hacerlo, porque le debo dinero a esa persona y su muerte me librará de la deuda. He obrado por inclinación, esto es, no siguiendo mi deber sino mi deseo de no saldar mi deuda y atesorar el dinero.
b. Actos de acuerdo al deber y por inclinación mediata: El que se ahora en el río es mi deudor, si muere, no podré recuperar el dinero prestado. Lo salvo. En este caso, el deber coincide con la inclinación. En este caso se trata de una inclinación mediata porque el hombre que salva es un medio a través del cual conseguiré un fin (recuperar el dinero prestado). Desde un punto de vista ético, es un acto neutro (ni bueno ni malo).
c. Actos de acuerdo al deber y por inclinación inmediata: Quien se está ahogando es alguien a quien amo y por lo tanto, trato de salvarlo. También el el deber coincide con la inclinación. Pero en este caso, es una inclinación inmediata porque la persona salvada no es un medio sino un fin en sí misma (la amo). Pero para Kant, este es también un acto moralmente neutro.
d. Actos cumplidos por deber: El que ahora se ahoga es un ser que me es indiferente... no es deudor ni acreedor, no lo amo, simplemente, un desconocido. O pero aún, es un enemigo, alguien que aborrezco y mi inclinación es desear su muerte. Pero mi deber es salvarlo y lo hago, contrariando mi inclinación. Este es el único caso en que Kant considera que se trata de un acto moralmente bueno, actos en los que se procede conforme al deber y no se sigue inclinación alguna.
El imperativo categórico
El valor moral de una acción, no reside en aquello que se quiere lograr, no depende de la realización del objeto de la acción, sino que consiste única y exclusivamente en el principio por el cual ésta se realiza, alejando la influencia de cualquier deseo.
El principio por el cual se realiza un acto es llamado por Kant, 'máxima' de la acción, es decir, el principio o fundamento subjetivo del acto, el principio que de hecho me lleva a obrar.


En esta línea, Kant formula el imperativo categórico:
Obra según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley universal
De esta forma, obraremos moralmente solo cuando podamos desear que nuestro deseo sea válido para todos. Así, lo que se pretende es eliminar las excepciones, siendo igualmente válida para todas las personas.
(http://filosofia.idoneos.com/index.php/340982)

EL DEBER MORAL. Y EL IMPERATIVO CATEGORICO DE GUZMAN EL BUENO.

Relato de Guzmán
Juan Antonio Sevilla Blanco
Primer premio del concurso convocado con motivo del VII Centenario de la Gesta de Guzmán el Bueno, en el nivel de Enseñanza Media. Juan A. Sevilla es alumno de tercero de BUP del Instituto de Enseñanza Secundaria Almadraba de Tarifa
Cuando conocí a Alonso Pérez de Guzmán este acababa de ser nombrado alcaide de mi ciudad, Tarifa. Correría por aquel entonces el año 1.294, dos años después de que se reconquistara a los benimerines. Contaba Guzmán con unos 38 años y éste que les narra acababa de rebasar la veintena.
Resulta que aunque los moros habían sido expulsados no quisieron ceder fácilmente esta tierra tan valiosa (ya por la estrategia, la pesca o la agricultura) a los cristianos, por lo que siempre estuvieron al acecho para volver a asentarse aquí.
He aquí que comienza mi narración: los moros nos sitiaron y mientras la ciudad trataba de soportar con cierta tranquilidad un día más de los largos e insoportables cercos que a menudo se nos presentaban yo, herido, esperaba la hora de poder reincorporarme y ayudar a defender la ciudad. Resulta que durante uno de los incesantes ataques que los benimerines lanzaban contra la ciudad la mayoría de los hombres (excepto los incapacitados para el combate o heridos) se encargaban de ayudar a los soldados a defender la plaza, y las mujeres de cuidar a los heridos y los niños tratando de mantener el orden en la ciudad.


Pues bien, yo me hallaba tendido en un camastro deseando restablecerme lo más pronto posible cuando me encontré de pronto frente a un hombre de talla y facciones normales aunque frente con algo que le distinguía de los demás en su mirada: tenía la ambición fija en los ojos. Me di cuenta enseguida de que era Guzmán. De tez morena (curtida, sin duda por numerosos combates) era de normal estatura, complexión fuerte, carácter irascible y muy carismático. A su lado estaba la que yo supuse sería su esposa, curándole una herida de una flecha en el costado derecho. Un militar le acompañaba mirándole con gran preocupación. Sin embargo, Guzmán le gritó que le necesitaban arriba y no más dicho esto el hombre corrió feliz como alma que lleva el diablo, seguro de la levedad de las heridas de su señor. Este hombre, según pude averiguar después era el lugarteniente de las tropas, fiel amigo de Guzmán. Pero vayamos a lo que realmente importa: cuando me vio, Guzmán reparó en mí y se me acercó interesándose por mi salud. Ambos tardamos aproximadamente una semana en sanar, durante la cual el alcaide estuvo puntualmente informado del cariz que tomaba el asedio. Cuando por fin pude volver a combatir lo que vi me heló la sangre: cientos de hombres yacían en las torres. Abajo una gran masa de soldados benimerines tapaban por completo el campo, ni una brizna de hierba quedaba a la vista. Eran pocos los que quedaban luchando sin alguna herida. Y allí combatí durante todo el día y al anochecer pude retirarme a descansar, orgulloso y fatigado del gran esfuerzo que había realizado. Mas no pude dormir, tal era la excitación de mi mente. Sabía que este cerco era diferente. El mismo Guzmán, ahora amigo mío, me había confesado que temía algo por parte del infante Juan, aliado de los moros, tal era su sed de trono. En medio de mi larga meditación me sorprendió de repente una gran alteración: Alonso, uno de los hijos de Guzmán, había sido secuestrado hacía pocas horas. Muchos soldados lo habían estado buscando (era muy querido por ellos, que habían sido tratados por Guzmán y su familia como auténticos parientes) sin éxito después del desorden originado por la "tregua" para evacuar heridos, hasta que el infame infante Juan envió una misiva a los centinelas notificándoles el secuestro de Alonso. La ciudad entera pedía salir a intentar liberar al chico antes de que lo mataran, pero de repente Guzmán apareció y dijo que por nada del mundo podía permitir una matanza como esa, y les ordenó que no movieran un solo dedo ni durante esa noche ni el día siguiente, añadiendo: Ya me conocéis, he dado una orden y no pienso repetirla. Todos enmudecieron y actuaron como si nada hubiera pasado.
Sin embargo, a la mañana siguiente y cuando todos nos disponíamos a repeler un nuevo ataque de los moros vimos a Alonso maniatado y en manos del infante Juan, el cual al ver aparecer a Guzmán le gritó que sólo le devolvería a su hijo si entregaba el castillo. Si esto no sucedía le degollaría allí mismo. Todos miramos a Guzmán al unísono, sin embargo su semblante permanecía tan inalterable como siempre. Sus palabras resultaron un terrible hachazo para todos nosotros: Antes daría yo otros cinco hijos si los tuviera que entregar la plaza de que hice juramento de defender. El silencio se apoderó del ambiente. El rostro de Guzmán no había cambiado: ceño fruncido, ojos entornados, ojeras que denotaban su preocupación y cansancio. Acto seguido, mientras una lágrima se deslizaba por su rostro, arrojó el cuchillo a los pies del infante.
http://www.tarifaweb.com/aljaranda/num14/art8.htm

ETICA MARXISTA.

UN TEXTO PARA LA DISCUSION.
CHE, ETICA Y COMUNISMO.
(http://www.elnuevotopo.com/blog/2008/08/algunas-consideraciones-sobre-la-etica-marxista-che-etica-y-comunismo.htm)
La historia de la Ética está íntimamente relacionada con la historia de la Filosofía, ya que es común que los planteamientos éticos se ajusten a determinadas concepciones del mundo, de la historia u ontologías. Así como encontramos planteamientos éticos en la antigüedad en Platón o Aristóteles, también encontramos desarrollos en la Ética Medieval o en la Modernidad con Kant o con Hegel. De esta forma también es posible hablar de una ética marxista, basada en los planteamientos del Materialismo Histórico y Dialéctico, junto a la teoría del Socialismo Científico.
Esta ética marxista como parte de todo el cuerpo teórico desarrollado por Marx y Engels, tiene como criterio fundamental impulsar la transformación revolucionaria de la sociedad capitalista por una sociedad comunista. Impulsar y orientar al sujeto histórico revolucionario (las clases explotadas por el capitalismo, fundamentalmente la Clase Obrera) para que este cumpla satisfactoriamente su tarea.
En la tesis 11 sobre Feuerbach (1845), Marx ya expresa que no basta con interpretar o explicar al mundo, sino que a su vez, este debe transformarse con la praxis revolucionaria. Esto debe entenderse, porque los planteamientos marxistas no son sólo teóricos, sino también prácticos, esencialmente políticos y éticos, herramientas para la lucha del proletariado contra la burguesía y sus aliados. La ética marxista al estar orientada como el conjunto de la teoría marxista a la praxis transformadora, pudiese ser denominada como ética de la praxis, tal como Gramsci denominó al Marxismo: Filosofía de la Praxis.
En pocas palabras lo bueno o lo malo, lo correcto o lo incorrecto de una acción humana estará determinado por su orientación revolucionaria o reaccionaria frente a la contradicción Capital-Trabajo, la contradicción social fundamental de la sociedad contemporánea, la cual expresa que mientras la producción material y espiritual es cada vez más social (hoy mundializada), la apropiación del producto de la riqueza es privado, cada vez se concentra en menos manos; que las 7 fortunas más grandes del mundo concentre la riqueza dispersa en los 600 millones de seres humanos más pobres no es una ficción (Millet, Toussaint 2005.). Veamos lo que nos dice uno de los dirigentes históricos del Partido Comunista de Venezuela, Eduardo Gallegos Mancera:
“… Tenemos una moral revolucionaria que se distingue radicalmente de la moral contrarrevolucionaria, edificada ésta durante centurias… y cimentada básicamente en la defensa de la “sacrosanta” propiedad privada, en el derecho a la explotación y al lucro sin límites.”
“Nosotros somos idealistas en la medida en que abrigamos ideales de justicia, paz y solidaridad. Y no vacilamos –o no debemos titubear- en sacrificar nuestra existencia en aras de que esos postulados imperen sobre el planeta…”
La ética marxista se desenvuelve en las tres acepciones como se entiende la ética: como rama filosófica que se encarga del estudio de la moral de una sociedad (en el caso del marxismo la moral burguesa y la nueva moral proletaria); como disciplina que establece un conjunto de valores y formas de acción moral deseables para un proyecto de sociedad (la Sociedad Comunista), en este caso una ética normativa; o una ética como modo de vida, que en el caso de los marxistas establecen una serie de criterios que deben caracterizar la conducta y el accionar de los revolucionarios y las revolucionarias (el Hombre Nuevo).
La Ética en la Praxis Revolucionaria del Che Guevara
Habiendo descrito brevemente algunas de las características fundamentales de la Ética Marxista, pasaremos a revisar algunos de los planteamientos y desarrollos aportados por Ernesto Che Guevara en su devenir como dirigente revolucionario, oportunidad especial cuando estamos en el mes de su natalicio, 80 aniversario del nacimiento del ícono fundamental de las luchas revolucionarias en América Latina.
Toda la concepción y accionar revolucionario del Che, su lectura crítica y creativa de los clásicos del Marxismo Leninismo, está atravesado trasversalmente por una intención permanente de forjar al Hombre Nuevo, de construir la nueva moral comunista. Veamos lo que dijo Guevara en una entrevista:
El socialismo económico sin moral comunista no me interesa. Luchamos contra la miseria, pero al mismo tiempo luchamos contra la alienación… Si el comunismo descuida los hechos de conciencia puede ser un método de repartición, pero deja de ser una moral revolucionaria. (Tablada 2006, p. 17)
Para el Che la Revolución Comunista no es parafraseando a Rosa Luxemburgo un problema de cuchillo y tenedor, sino implica ante todo un radical (de raíz, y la raíz del hombre es el hombre mismo nos recordará Marx) cambio de civilización. De esta forma el Che confrontaba esas posiciones economicistas y mecanicistas que imperaban en algunas interpretaciones del marxismo, de acuerdo a la cual las revoluciones se producían por el solo choque del desarrollo de las fuerzas productivas y el estado de las relaciones de producción. El Che repicaba que la Revolución Comunista ciertamente implicaba profundas transformaciones económicas (como la supresión de la propiedad privada sobre los medios de producción) y políticas (como la supresión gradual del Estado), pero fundamentalmente la Transición al Comunismo se iba a dar ante todo por un inusitado desarrollo de la conciencia, de una nueva moral caracterizada por la solidaridad y la cooperación. En su texto Algunas reflexiones sobre la transición socialista (2007) nos dice lo siguiente:
El comunismo es un fenómeno de conciencia, no se llega a él mediante un salto en el vacío, un cambio de la calidad productiva, o el choque simple entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. El comunismo es un fenómeno de conciencia y hay que desarrollar esa conciencia en el hombre, de donde la educación individual y colectiva para el comunismo es una parte consustancial a él. (p. 14-15)
O también en el famoso ensayo el Socialismo y el Hombre en Cuba nos expresará que:
Para construir el comunismo, simultáneamente con la base material hay que hacer al hombre nuevo.
De allí que sea tan importante elegir correctamente el instrumento de movilización de las masas. Este instrumento debe ser de índole moral, fundamentalmente, sin olvidar una correcta utilización del estímulo material, sobre todo de naturaleza social.
Estas ideas del Che tienen mucha importancia porque ubican el comienzo de la Revolución Comunista en la actualidad inmediata, es decir, desde el propio momento del inicio de la lucha revolucionaria ya deben irse prefigurando los caracteres de la nueva sociedad que se quiere construir, sin obviar por supuesto los diversos pasos que se deben cumplir para realizar la transición, como son: la toma del Poder, transición al Socialismo, y el Socialismo como transición al Comunismo.
Por esta razón el Che insiste mucho en las cualidades morales que deben caracterizar a los revolucionarios, la vanguardia, al partido de la Clase Trabajadora, al nuevo Estado Socialista de Transición porque en ellos debe cristalizarse las nuevas relaciones sociales y la nueva moralidad que caracterice la sociedad futura, la Sociedad Comunista. Con respecto a los revolucionarios se referirá de la siguiente manera en su artículo El Partido Marxista Leninista:
El marxista debe ser el mejor, el más cabal, el más completo de los seres humanos pero, siempre, por sobre todas las cosas, un ser humano; un militante de un partido que vive y vibra en contacto con las masas;… un trabajador incansable que entrega todo a su pueblo; un trabajador sufrido que entrega sus horas de descanso, su tranquilidad personal, su familia o su vida a la Revolución, pero nunca es ajeno al calor del contacto humano.
En su ensayo El Socialismo y el Hombre en Cuba el Che también expresa lo siguiente:
… el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad. Quizás sea uno de los grandes dramas del dirigente; éste debe unir a un espíritu apasionado una mente fría y tomar decisiones dolorosas sin que se contraiga un músculo. Nuestros revolucionarios de vanguardia tienen que idealizar ese amor a los pueblos, a las causas más sagradas y hacerlo único, indivisible. No pueden descender con su pequeña dosis de cariño cotidiano hacia los lugares donde el hombre común lo ejercita.
En este orden de ideas, para el Che el Partido Revolucionaria o la Vanguardia Organizada, debe promover entre su militancia este tipo de hombres y mujeres, de revolucionarios, los cuadros. Para pertenecer a este Partido deben requerirse una serie de actitudes, que den cuenta de la calidad humana y el compromiso revolucionario de sus integrantes, esto es importante sobre todo para los dirigentes más importantes, los cuales deben enseñar y ganarse el prestigio sobre todo con el ejemplo de sus actos, de ahí se explica la insistencia del Che en el ejercicio del sacrificio desinteresado y en su exigencia de que los dirigentes se pusiesen siempre al frente de las tareas y las batallas de toda índole. En Partido Marxista Leninista se expresa lo siguiente:
Será en esta etapa un partido de cuadros, de los mejores, y éstos deberán cumplir su tarea dinámica de estar en contacto con el pueblo, transmitir las experiencias hacia las esferas superiores, transmitir a las masas las directivas concretas y ponerse en marcha al frente de éstas. Primeros en el estudio, primeros en el trabajo, primeros en el entusiasmo revolucionario, primeros en el sacrificio; en todo momento los más buenos, más puros, más humanos que todos los otros, deben ser los cuadros de nuestro partido.
El Che tenia la conciencia que para lograr estos objetivos históricos la sociedad debía poner todos los medios a su disposición para crear al Hombre Nuevo. La nueva moral comunista, esta debía ser impulsada tanto por los revolucionarios y revolucionarias, el Partido Revolucionario y el Estado, todos parte de una unidad indivisible. El Estado constituiría la principal herramienta institucional para impulsar las transformaciones revolucionarias en lo económico, lo político, lo cultural entre otros. De hecho parte de los problemas inherentes al Estado como son el burocratismo y la corrupción solo serían superados para el Che si se profundizaba en la construcción de la moral comunista y si se reforzaba el compromiso revolucionario de los funcionarios. En su clásico Contra el Burocratismo, Guevara nos expresará lo siguiente:
La intención del Gobierno Revolucionario es convertir nuestro país en una gran escuela, donde el estudio y el éxito de los estudios sean uno de los factores fundamentales para el mejoramiento de la condición del individuo, tanto económicamente como en su ubicación moral dentro de la sociedad, de acuerdo con sus cualidades.
Por ejemplo en materia económica una de las medidas impulsadas por el Che, para desarrollar la moral comunista y al mismo tiempo incrementar la producción material de bienes y servicios en el contexto de las dificultades de los primeros años de revolución, sumado al bloqueo económico impuesto por EEUU, fue promover con intensidad el Trabajo Voluntario. En discurso Una actitud nueva frente al trabajo se afirma lo siguiente:
… el trabajo voluntario no debe mirarse por la importancia económica que signifique en el día de hoy para el Estado, el trabajo voluntario fundamentalmente es el factor que desarrolla la conciencia de los trabajadores más que ningún otro.
Y más adelanta resalta:
El trabajo voluntario es una escuela creadora de conciencia, es el esfuerzo realizado en la sociedad y para la sociedad como aporte individual y colectivo, y va formando esa alta conciencia que nos permite acelerar el proceso del tránsito hacia el comunismo.
En otro orden de ideas, para ya ir concluyendo, debemos recordar que el Che fue un internacionalista en todo el sentido de la palabra, protagonista privilegiado de las luchas de liberación nacional y descolonización llevadas a cabo durante los años 60, en la cual el Bloque Socialista jugó un papel determinante. El Che combatió y murió en Bolivia por la sencilla razón que estaba convencido en su más profundo ser de que al imperialismo hay que combatirlo donde quiera que esté, que era necesario iniciar “uno, dos, tres o más Vietnam”, Che estaba convencido de que el Socialismo para triunfar debía mundializarse, y frente a la internacionalización de la explotación imperialista debía internacionalizarse la lucha de los pueblos.
Pero lo más resaltante de todo esto, es que Guevara asume el sacrificio por los más pobres en cualquier lugar, porque consideraba como una exigencia moral para todos los revolucionarios sentir el dolor del sufrimiento del cualquier ser humano en cualquier lugar del planeta, y tener la fortaleza de trasladarse a cualquier lugar para luchar por su redención. El Che decía que la Revolución no debe llevarse en la boca para vivir de ella, sino levarla en el corazón para morir por ella.
Y él como era el polo antagónico a cualquier forma de demagogia y charlatanería, él actuaba como pensaba, y hacía lo que decía, teoría y praxis eran en el Che unidad indisoluble, todo su planteamiento ético lo vivió y murió por el. Pensamos que este es el mejor legado que nos dejó, su ejemplo de lucha, constancia y valor.
No es casual que afirmase que “el Socialismo es la ciencia del ejemplo”.
Estas palabras sintetizan de buena forma su concepción:
El comunismo es una meta de la humanidad que se alcanza conscientemente; luego, la educación, la liquidación de las taras de la sociedad antigua en la conciencia de las gentes, es un factor de suma importancia, sin olvidar claro está, que sin avances paralelos en la producción no es puede llegar nunca a tal sociedad. (Guevara 2006, p. 75)

POEMA DE BERTOLT BRECHT
Cuando la opresión va a más
Muchos se desmoralizan,
Pero su valor crece.
Él es quien organiza su lucha
Por ese centavo del salario, por el agua del té
Y por el poder dentro del Estado.
Le pregunta a la propiedad:
¿Dé dónde eres?
Le pregunta a las ideas:
¿A quién sirven ustedes?
Allá donde reine el silencio
Hablará él.
Y donde impere la opresión y se hable del destino
Dirá él los nombres.
Allá donde él se siente a la mesa
Se sienta también el descontento.
La comida sabe mal
Y se reconoce que el cuarto es estrecho.
Allá donde lo persigan
Allá irá la rebelión y allá donde lo echen
Quedará la intranquilidad.

Bertolt Brecht,
Alemania

Texto proporcionado por Gustavo Pérez Hinojosa
http://vosquedepalabrasvives.blogspot.com/2008/02/alabanza-del-revolucionario-bertolt.html



EL NIHILISMO DE FEDERICO NIETZSCHE.

FEDERICO NIETZSCHE Compilado de Aguiar, Susana. Federico Nietzsche. Ideas fuertes. Clásicos de siempre. Grandes filósofos. Longseller, 2005. Buenos Aires. Argentina)

Tengo un miedo terrible de que algún día me canonicen. (Nietzsche)

El filósofo es un abogado y con frecuencia astuto defensor de sus prejuicios, a los que bautiza con el nombre de verdades.

Muy pocas personas son independientes, este es un privilegio de los fuertes.

Debemos demostrarnos a nosotros mismos que estamos destinados a ser independientes y a mandar. No vincularse con nadie, ni siquiera con la persona que mas queremos, porque toda persona es una cárcel y un oscuro rincón.

Hay que saber reservarse, he aquí la mejor prueba de que se es independiente.

Hemos de renunciar al mal gusto de pretender estar de acuerdo con lo que piensa la mayoría. Lo bueno deja de ser tal cuando el vecino pronuncia esta palabra. Lo grande es patrimonio de grandes, los abismos de los profundos, las delicadezas de los sutiles y lo raro de los raros.

Lo que eleva al hombre no es la intensidad de un sentimiento elevado sino lo que éste le dura.

Hay pavos reales que ocultan su cola a la vista de los demás, a esto le llaman orgullo.
La madurez del hombre consiste en recuperar la seriedad con que jugaba cuando era niño.

Lo que me abruma no es que me hayas mentido, sino que ya no pueda creerte en lo sucesivo.

Que es lo bueno? Todo lo que eleva en el hombre el sentimiento de poder, la voluntad de poder el poder en sí. Que es lo malo? Todo lo que hunde sus raíces en la debilidad. Los débiles y los fracasados han de perecer, y además hay que ayudarlos a que perezcan.

Lo que no me mata me hace más fuerte.

Cuando uno tiene su propio ¿por qué? de la vida se ajusta a casi todo ¿cómo?.

Habla el desengañado: yo buscaba hombres grandes y nunca encontré más que monos de su ideal.

Lo grande del hombre es que es un puente y no una meta. Lo que se puede amar en el hombre es que es un tránsito y no un fin. Yo amo a los que se extinguen viviendo.

Honra el sueño y huye de los que duermen mal. No es poca cosa saber dormir. Deberás vencerte a ti mismo diez veces al día. Para crear una buena fatiga y adormecer el alma. Deberás reconciliarte contigo diez veces al día, porque es amargo vencerse y el que no está reconciliado duerme mal. Deberás encontrar diez verdades durante el día de lo contrario seguirás buscando verdades durante la noche. Necesitas reír y estar alegre diez veces al día pues de otro modo tendrás molestias en el estomago, padre de todas las angustias.

Matemos al espíritu de la pesadez. La vida es una carga pesada. Pero desde que aprendí a caminar corro.

El diablo me dijo un día: Dios también tiene su infierno, es su amor a los hombres.

FEDERICO NIETZSCHE. DATOS BIOGRAFICOS Y PENSAMIENTO.

(1844-1900). Filósofo, poeta y filólogo alemán, cuyo pensamiento es considerado como uno de los más radicales, ricos y sugerentes del siglo XX.
Nació el 15 de octubre de 1844 en Röcken, Prusia. Murió en Weimar el 25 de agosto de 1900.

Además de la influencia de la cultura helénica, en particular de las filosofías de Sócrates, Platón y Aristóteles, Nietzsche estuvo influenciado por el filósofo alemán Arthur Schopenhauer, por la teoría de la evolución y por su amistad con el compositor alemán Richard Wagner.

Uno de los argumentos fundamentales de Nietzsche era que los valores tradicionales (representados en esencia por el cristianismo) habían perdido su poder en las vidas de las personas, lo que llamaba nihilismo pasivo. Lo expresó en su tajante proclamación “Dios ha muerto”. Estaba convencido que los valores tradicionales representaban una “moralidad esclava”, una moralidad creada por personas débiles y resentidas que fomentaban comportamientos como la sumisión y el conformismo porque los valores implícitos en tales conductas servían a sus intereses. Nietzsche afirmó el imperativo ético de crear valores nuevos que debían reemplazar los tradicionales, y su discusión sobre esta posibilidad evolucionó hasta configurar su retrato del hombre por venir, el ‘superhombre’ (übermensch).
http://www.frasedehoy.com/call.php?file=autor_mostrar&autor_id=63





TEXTOS DEL ANTICRISTO DE FEDERICO NIETZSCHE. PARA LA REFLEXION GRUPAL. (Nietzsche, Frederich. El Anticristo. Maldición del Cristianismo. Mestas Ediciones. Madrid. 2001.)

Nietzsche comienza su obra hablando de algo que siempre ha estado presente para los hombres a lo largo de la historia: la felicidad. La búsqueda para encontrarla, pero, qué es realmente lo que nosotros conocemos como felicidad? Fórmula de nuestra felicidad: un sí, un no, una línea recta, una meta.... La creencia sobre la felicidad para uno no es la misma para todos, simplemente lo que es bueno para alguien puede no serlo para otro. El hombre obtiene la felicidad en el fin que él se ha marcado que, casi siempre, tiene que ver con el poder. ¿Qué es bueno? Todo lo que produce poder al hombre.
- ¿Qué es malo? Todo lo que produce debilidad al hombre.
- ¿Qué es felicidad? El sentimiento de que el poder crece. Los débiles padecen.
- ¿Qué es más dañino que cualquier vicio? La compasión por los débiles, lo que hace el cristianismo.
Se califica a los cristianos como “el animal enfermo del hombre”, ya que han idealizado su propia existencia en un ser desconocido, han basado sus ideales en una doctrina no basada en la realidad, y condena al cristianismo como factor de decadencia del hombre.
Se idealiza a un “superhombre”, el hombre ha creado una especie de “superhombre” juntando todas las cualidades buenas y separando las malas y le ha dado forma para creer en ese ser creado, darle la fuerza para basar nuestra vida y creencias en él y en l momento de fallarle sentirnos como un pecadores ( para conseguir la máxima fortaleza espiritual ), como si fuera malo cuando, en realidad, el hombre no lo es y no ha hecho nada.
Existen valores decadentes para el crecimiento del hombre como tal, como es la compasión, la moral, el “tu debes”; todo esto nos lleva a una forma de vida marcada, delimitada; nos prohíbe formas de actuar, de pensar y esto solo lleva al hombre a la decadencia, no permite que pensemos, que crezcamos y nos desarrollemos mentalmente. Siempre marcados por la sombra de nuestras “creencias”.
La compasión se opone al principio de la selección, no merece ser una virtud. El principio de la selección menciona que los más fuertes serán los más aptos para sobrevivir y el débil morirá. ¿Acaso existe la necesidad de sentirnos cobijados por un ser superior para poder actuar?
Este sentir depresivo y contagioso obstaculiza a aquellos instintos que tienden a la conservación y a la elevación del valor de la vida. Es un elemento multiplicador de la miseria, conservador de todo lo miserable. La compasión es el instrumento de la decadencia y que hace entregarse a Dios.
La existencia de sacerdotes dentro de las religiones es la representación mortal de ese ser superior, ya que este es un ente imaginario al que confiamos nuestra “fe”, el sacerdote castiga y adquiere la personalidad de ese Dios, nosotros obedecemos y confiamos. Pero no existe diferencia entre él y nosotros, ambos somos seres de carne y hueso, con capacidad mental y mismas habilidades; pero supuestamente él tiene contacto con aquél ser superior.
Virtudes establecidas por una religión: debes hacer, no debes hacer, debes ser, no debes ser; las virtudes deben ser algo personal, algo desarrollado por nosotros mismos en relación nuestra forma de vida, no un imperativo categórico a seguir que nos lleva de la sociedad donde vivimos.
El hombre no deja de ser como el animal. A su manera cada animal es perfecto, está creado a sus capacidades y razón de estar en la naturaleza. La única diferencia que hace al hombre superior es la capacidad de pensar. Esto tal vez pueda parecer una ventaja a simple vista, pero el pensar nos aleja cada vez más de nuestra felicidad. Los animales actúan por instinto, tienen sed, beben agua; tienen hambre, atrapan a su presa; necesitan aparearse, lo hacen. Y así cubren sus necesidades, no complican su existir pensando, y ellos así son felices.
La moral y la religión, en especial la cristiana, no tienen contacto con la realidad, ya que en ellas todo es imaginario (Dios, alma, pecado, espíritu, interpretaciones de sentimientos...)
El cristianismo es una religión que busca que actuemos para bien, basándonos en principios irreales, no objetivos. Se le inculcan al hombre conceptos que nadie conoce realmente y que cada quien interpreta de diferente manera; es una religión basada en lo imaginario, nadie consta que existe un dios, que el humano tenga alma, que al actuar fuera de lo estipulado por alguien se esté cometiendo un pecado. Como anteriormente mencioné, ¿Dónde está marcada la línea que separa lo bueno de lo malo?, ¿Hasta dónde debo llegar? Mejor dicho la pregunta debería ser ¿Hasta dónde me permitirá mi contexto llegar?
Un pueblo que cree en sí mismo necesita de un Dios para proyectar en él el placer del hombre, el sentimiento de poder, a quien hacer sacrificios... Así, entendemos la religión como un modo de dar gracias a sí mismo, de dar gracias a Dios. Por lo general la gente más humilde, la de menos educación, los pueblos más pobres suelen ser los más creyentes. Precisamente ellos, los más débiles, son los que depositan toda su fe y muchas veces todo lo que tienen en la religión, los más desprotegidos confían en que alguien los resguarda finalmente; aunque ese alguien no les proporcione techo y comida, pero les brinda fuerza para sobrellevar su situación. Tristemente así es en nuestro país. Puedo no tener para pagar mis deudas, pero estoy en la iglesia pidiéndole a Dios que me ayude...
Hay un Dios, un ser elevado con poder superior al humano que cuida y protege a su pueblo porque no quiere verlos sufrir. Hablo de un Dios de amor, un Dios de bien, pero para el caso de la gente creyente ¿Qué pasa cuándo tienen un accidente, cuándo muere alguien, cuando les roban, etc? Se le atribuye muchas veces a Dios el que pasen estas cosas, “ya nos tocaba”, “cuando te toca, te toca”, “por algo pasan las cosas”. Entonces ¿Por qué si es un Dios de amor, éste permite que ellos sufran? Necesariamente tiene que ser un Dios de bien y de mal. Donde la voluntad de poder cae, hay decadencia y Dios se convierte en el Dios de los débiles, aunque ellos se llaman “los buenos”. Es la decadencia de Dios.
El débil y el que sufre en la realidad tiene fundamentos para cobijarse en una religión llena de conceptos irreales, no comprobables, pero a él le harán sentir protegido.
La comparación entre budismo y cristianismo. Nietzche dice que el budismo es la única religión que dice “lucha contra el sufrimiento”, lo acepta, el budismo es positivista y realista. Se fundamenta en conceptos reales, comprobables, no como el cristianismo.
En el budismo se hace hincapié en los sentimientos (dolor) y se posee una superespiritualización. Sobre estas bases surge una depresión que se puede arreglar con la vida libre y sin preocupaciones por sí mismos o por otros, entre otras cosas. No tiene esta religión ningún imperativo categórico, ninguna oración ni ninguna coacción. Todas estas cosas son medios para fortalecer la excitabilidad. Además, el budismo no critica a quienes no piensan de esta. Por otra parte, Nietzsche piensa que esta religión es buena debido a que es “egoísta”, se preocupa por uno mismo ya que uno es quien actúa, uno es quien sufre, uno es el culpable de su malestar y nadie más.
La meta del budismo es conseguir la calma espiritual, y se consigue. Lo perfecto en el budismo, es lo natural.
El cristianismo, sin embargo, está siempre en contacto con el Todopoderoso, con Dios y lo ve como algo perfecto e inalcanzable para el hombre. El cuerpo es despreciado. Además, hay odio para los que no piensan del mismo modo.
El cristianismo tiene siempre presentes elementos bárbaros: sacrificio, beber sangre en la comunión, el desperdicio del espíritu y la cultura, la tortura... El cristianismo se basa en el debilitamiento para la civilización. Además está catalogada como una religión de mentiras, promesas inconclusas obra bien y te irá bien, llegarás al paraíso del señor, ¿dónde se encuentra ese lugar?
El budismo es una religión para razas que se han vuelto bondadosas y mansas que sienten dolor fácilmente, es una reconducción a esas razas a la paz; es una religión para el cansancio de la civilización. El budismo no promete, explica las cosas buenas que están en la realidad y dice al hombre la manera más fácil de legar a ellas.
El budismo dice lo que piensa: yo sufro. El cristianismo ha tenido que inventar la figura del demonio para poder sufrir por algo y culpar a alguien.
Explica las bases del cristianismo:
ð Para que el amor sea posible, Dios tiene que ser una persona.
ð Para que los instintos más bajos puedan hablar, Dios tiene que ser joven.
ð Para el ardor de las mujeres, tiene que ser un santo hermoso.
ð Para el de los hombres, aparece la figura de la virgen María.
• La castidad favorece la vehemencia del instinto religioso.
• Hay que dar una esperanza a los que sufren.
El autor también habla de los judíos, dice que son el pueblo más notable de la historia porque trazaron sus límites frente a todas las condiciones que le habían sido posibles. Los judíos han cambiado de tal modo la historia que hasta hoy en día, los cristianos, pueden tener un odio hacia ellos sin darse cuenta de que son la causa última de la consecuencia judía.
En el judaísmo y en el cristianismo el hombre ansía el poder.
En la historia del pueblo de Israel se ve también una descentralización de los valores naturales: Dios representaba para ellos la idea de justicia y poder y “da las gracias” a sus seguidores en forma de buenas cosechas, etc. Cuando el pueblo de Israel se da cuenta de que Dios no es como imaginan (no tiene un poder desmesurado, etc.), en vez de abandonar su ideal, cambian su concepto de Dios por uno Dios exigente, no un Dios que ayude.
Los pueblos basan su origen e historia en base a hechos que sucedieron o pudieron haber sucedido, pero este no es el caso del pueblo de Israel, el cual ha tomado como historia lo escrito en la Biblia, algo cargado de hechos irreales y a la vez inimaginables. Esta el la fuerza que toma la religión, países haciendo política en base a la religión, algo más que anotar a la decadencia de la religión.
Piensa El autor que Jesús de Nazaret no es si no otra invención del cristianismo. Dice de él que murió por su culpa, por ser un criminal político que incitaba a la gente, que iba en contra de la política de aquél entonces, Jesús no murió por nadie, murió por su propia culpa, por agitador. Un ejemplo que me viene en mente que pueda ser tal vez burdo y fuera de lugar es el caso de Aldape, aquél hombre condenado a pena de muerte en Estados Unidos. Él mató a un hombre y obviamente tenía que cumplir algún castigo, finalmente no se porque motivo es absuelto y puesto en libertad, regresa a México idealizado como héroe nacional, como aquél hombre que enfrentó a la muerte y ganó en tierra ajena, hasta telenovela hizo en aquél entonces. Finalmente al hombre lo asesinaron. De esta manera queda claro, Aldape estuvo en cárcel y condenado a muerte, porque finalmente mató a un hombre y era culpable, eso nadie se lo quita. Pero el hecho que volviera a México y se le diera presencia de héroe cambió la forma de pensar de la gente, muchos hasta olvidaron que era un asesino.
Volviendo con la religión, los escritos religiosos (evangelios, etc) son para Nietzsche la literatura más difícil de leer por su difícil comprensión. Además, dice de estos escritos son imposibles demostrar con exactitud científica y, por ello, todos sus intentos de demostración están condenados al fracaso.
Nietzsche dice:
ð La buena nueva consiste en que no hay antítesis.
ð El reino de los cielos pertenece a los niños.
• La fe no es conquistada por lucha, no censura, no se defiende, no da pruebas
de sí misma ( ni milagros, ni promesas...)
ð El evangelio cristiano habla mediante signos y metáforas difíciles de entender.
• El saber de Dios, si de verdad existiera, sería una “tontería pura”: no conoce
la cultura, no conoce al Estado, falta la dialéctica ( comprobación razonada )
El cristianismo pues, según estos motivos, no puede ser una doctrina y el mundo que se nos presenta en los evangelios no puede ser real, ya que no se opone a nada ( no conoce nada más allá que a Dios; lo demás son conceptos ) y no puede razonar nada.
El cristiano no lo es por su fe, sino que lo es porque no ofrece oposición a quien es malvado con él, no establece diferencias entre razas, no odia a nadie, no se ve en tribunales, no se separa de su familia... El redentor sabe que con la práctica de esta vida es como se siente “divino”, “hijo de Dios”... Es esta manera de decir cómo hay que vivir para “llegar al cielo”, para ser “hijo de Dios”, la única realidad psicológica del redentor.
El concepto de muerte es algo que los evangelios siempre dejan correr, en el sentido en que la explican muy poco, diciendo de ella que es un “puente de tránsito”. La muerte no falta en el evangelio por eso, sino que falta porque pertenece a un mundo desconocido para todos, pero no se profundiza tanto en ella, ya que se le promete al hombre un paraíso al que irá en cuanto muera, promesa que nadie puede afirmar se cumple.
El “reino de Dios” no es pues algo que llega dentro de un determinado tiempo, sino que es el sentimiento que cada uno tiene o interpreta de él: “Dios está en todas partes; Dios no está en ningún lugar...”.
La historia del cristianismo, según el autor, es la historia del malentendido simbolismo. Asimismo, la Iglesia no es más que una forma de enemistad mortal a toda la humanidad, ya que siempre hablan sólo de “ellos, los que se salvarán, etc.”
Nietzche dice que lo que en otros tiempos era considerado como enfermo, hoy en día (habla de sus días) es considerado indecente y piensa él que es indecente ser cristiano, por creer a teólogos y sacerdotes que no dicen la verdad. El sacerdote ha sabido aprovecharse del evangelio y todos los sabemos, pero aun sabiéndolo, todo sigue como antes. La iglesia es de los negocios más antiguos, poseedora de riquezas predica humildad, tolerancia y amor al prójimo, pero califica de mala manera a otras religiones por no considerarlas apegadas a la realidad de Dios. Entonces en dónde quedan los valores del cristianismo. Aún así la gente es participe de todo eso.
A partir de la muerte de Jesús en la cruz, surge una duda: ¿quién lo ha matado? La respuesta es: el judaísmo. Es a partir de aquí cuando los judíos y discípulos de Cristo empiezan a enfrentarse con el régimen y comienzan a concebir a Jesús como alguien que estaba en contra del orden ( esa actitud no se había conocido hasta entonces ) . Con la muerte de Jesús se quería demostrar la doctrina cristiana, pero los discípulos no lo entendieron así y elevaron la figura de Dios a lo más alto.
“Lo que es benéfico para el cuerpo ahora es una tentación.” Por qué si el hombre es una animal de instintos tiene que ocultarlos, mucha gente sufre de neurosis y demás enfermedades a causa de represiones, el desear no es un pecado, pero la religión se ha encargado de hacerlo ver como algo promiscuo.
La tentación te lleva al pecado, el sentirte bien contigo mismo, el satisfacer algún deseo es pecar?
La religión maneja mentes, cambia ideas y malea creencias porque tiene el poder de castigar a quien caiga en un pecado.
En base a todo esto Nietzche afirma que es tonto quien se crea eso de “la salvación del alma” por ser más o menos creyente, por haberse comportado mejor o peor...
Es tonto también quien crea en “la igualdad de las almas” porque vivimos en un mundo lleno de privilegios para unos pocos.
Uno de los principales agentes en contra de la religión es la ciencia que con sus avances y descubrimientos día a día reta a las creencias religiosas, específicamente al cristianismo que se pone a temblar en cuanto la ciencia desmiente hechos religiosos basándose en experimentos científicos comprobables. La religión se basa en fe, en creer, en ganarse la simpatía de la gente y lograr que la gente crea ciegamente en ella es una lucha porque la ciencia no le quite a la gente esa fe que la gente a puesto en la religión.
El creyente no se pertenece a sí mismo, sino que es un hombre dependiente. La religión le establece que es lo correcto, cómo debe actuar, le marca las pautas a seguir en su vida. Hace de él un hombre débil esperanzado en que una fuerza superior a él siempre estará ahí detrás de él para cobijarlo en cuanto lo necesite. Esta es, la única forma que hay para que el hombre débil siga existiendo.


Ley contra el cristianismo

• La especie más viciosa del hombre es el sacerdote porque él enseña la
contranaturaleza.
2. Toda participación en un servicio divino es un atentado a la moralidad pública. para el cristianismo, contra más te alejes de él y más te aproximes a la ciencia, más criminal eres.
3. El lugar maldito en que el cristianismo se ha asentado, será arrasado.
4. La predicación de la castidad es algo contranatural; todo desprecio a la vida sexual es un auténtico pecado contra la vida.
5. Comer en la misma mesa que un sacerdote es malo; con ello, uno se excomulga a sí mismo de ser honesto.
6. A la “historia sagrada” se la llamará malvada y palabras como “Dios”, “redentor”, “salvador”...serán insultos.
• El resto, sigue de esto.
La verdad requiere un fundamento: se basa en el ser de las cosas, en un ser fijo, permanente e inmutable, al cual, debe tener una causa última que lo explique. En Occidente esta idea que da razón de toda la realidad, es la idea de Dios. Pero, si la verdad no existe, Dios es la mayor de las mentiras que ha inventado el hombre. Dios es quien nos dice cómo comportarnos, es el creador... Según Nietzsche, Dios es “la fórmula suprema de toda calumnia contra este mundo y de toda mentira respecto al más allá”.
Dice que hay que terminar con la idea de la existencia de Dios; esto sería el único modo de acabar con los errores de nuestra cultura.
Nietzsche en “el anticristo” hace una muy fuerte critica a la religión, en especial al cristianismo, ya que desde que se creó ha sido un organismo represor del crecimiento del hombre, limitando sus capacidades y aptitudes le ha puesto una venda en los ojos.
Se habla de que la religión es sinónimo de decadencia, eso es cierto, es muy respetable la gente que es creyente y no gusta de criticar a su religión; pero como humanos creo que es conveniente ponernos a reflexionar más en las cosas que vamos a tomar como íconos o modelos a seguir. Nosotros mismos somos quienes nos enterramos en un agujero y nos condenamos a la ignorancia, así mismo nos llevamos a nuestra propia decadencia.
Países por tradición de siglos se rigen por principios religiosos e interpretaciones fervientes de sus libros “sagrados”, pero son países que se encuentran en grados de pobreza y marginación extremadamente elevados; gente que no come, gente muriendo, mujeres humilladas; ¿esto es la religión? ¿A esto nos lleva el orientar nuestra fe hacia un ser que no conocemos y que no sabemos si realmente lo conoceremos? Estamos terminando con nosotros mismos, nos estamos dirigiendo al fanatismo.
Existen tantas religiones y creencias en el mundo como marcas de zapatos, que lejos de darle a los débiles la fuerza que necesitan los explotan y los confunden. ¿Por qué no dejar de ser participes de este gran negocio en el que se ha convertido la religión?
Con esto no promuevo un ateísmo o una crisis de creencia que desde hace mucho tiempo ya existía. Pero por qué no darnos cuenta que los valores que buscamos en religiones y sectas se encuentran en nosotros mismos. Como decía Nietzche, las virtudes son algo personal, son algo que nosotros tenemos que explotar porque están dentro de nosotros. Hacer lo que tengas que hacer, lo que es bueno para uno puede no serlo para otro, pero esa diferencia se encuentra en la educación y valores promovidos en la familia, considero que el mejor juez personal es uno mismo.
Dejarse de tanta fanfarronería religiosa, dejar de participar en falsos valores, eso es lo primordial.

(NIETZSCHE Friedrich, El anticristo, Biblioteca Edaf, 17ª edición, Madrid, España; mayo 2001.)


EL NIHILISMO NIETZSCHEANO.

La idea nietzscheana del nihilismo es compleja:
1. Nihilismo como decadencia vital: para Nietzsche toda cultura que crea en la existencia de una realidad absoluta, realidad en la que se sitúan los valores objetivos de la Verdad y el Bien, es una cultura nihilista. En la medida en que el cristianismo concentra esta realidad absoluta en la figura de Dios, a la que le opone el mundo de las cosas naturales, y en la medida en que, según nuestro autor, dicho mundo “superior” es una pura nada, la cultura cristiana, y en definitiva toda la cultura occidental, es nihilista pues dirige toda su pasión y esperanzas a algo inexistente (el Dios cristiano, el Mundo Ideal y Racional de los filósofos), despreciando de modo indirecto la única realidad existente, la realidad del mundo que se ofrece a los sentidos, la realidad de la vida.

En “Así habló Zaratustra” representa Nietzsche este modo de mostrarse el espíritu con la figura del camello, símbolo de la aceptación resignada de las mayores cargas.

2. Nihilismo activo: es también nihilista la filosofía que intenta mostrar cómo los valores dominantes son una pura nada, una invención; la filosofía nietzscheana es nihilista en este sentido pues propone la destrucción completa de todos los valores vigentes y su sustitución por otros radicalmente nuevos (propone la “transmutación de todos los valores”). Este nihilismo es una fase necesaria para la aparición de un nuevo momento en la historia de la cultura, para el reencuentro con el “sentido de la tierra”, la aparición de una nueva moral y de un nuevo hombre, el superhombre. En “Así habló Zaratustra” representa esta figura del espíritu con la metáfora del león (por su agresividad, su capacidad destructiva).

3. Nihilismo pasivo: es una de las consecuencias de la “muerte de Dios”, aparece por la consciencia del carácter radicalmente infundado de la creencia en lo sobrenatural, de la creencia religiosa en el mundo del espíritu. Durante siglos nuestra cultura ha considerado que los valores descansan en algo trascendente, que existe un ámbito objetivo gracias al cual la existencia tiene sentido. La vida tiene un sentido porque algo exterior a ella se lo da. Con la muerte de Dios sobreviene la crisis del sentido y el convencimiento de que la existencia es absolutamente insostenible, vacía, carente de sentido. El “nihista pasivo” no cree en ningún valor, puesto que considera que todo valor es posible sólo si Dios existe, y Dios no existe; termina en la desesperación, la inacción, la renuncia al deseo, el suicidio. En este momento crítico encontramos el nihilismo en la desesperación de los que consideran que nada tiene sentido ni valor por no existir aquello que debería ser el fundamento de todo sentido y valor, Dios. Aquél que dijese que si Dios no existe todo está permitido, aquél que desesperase de la vida y se levantase en contra de ella por considerar que ésta solo puede tener su fundamento en algo ajeno de ella y que dicho fundamento no existe, ese sería también nihilista.

ETICA DE LA POSMODERNIDAD.

La posmodernidad no debe entenderse como lo que cronológicamente viene después de la Modernidad. Si la Modernidad inició con el Racionalismo Cartesiano, con el Pienso Luego existo, con el inicio del pensamiento científico, Leonardo Da Vinci, Galileo, Copérnico, Kepler, Newton y los grandes descubrimientos del Renacimiento, con el inicio de la Política Moderna, el concepto de Nación, Estado, los grandes “Relatos” que ofrecieron Capitalismo, Socialismo, Comunismo, Progreso, Desarrollo económico y Sociedad de Bienestar.

Entonces la Posmodernidad aparece como el sentimiento luto ante el fracaso de la Modernidad. Desencanto, pérdida de sentido, vacío frustración y vulgaridad. La posmodernidad no es una etapa histórica, es una actitud emocional de despedida de la Modernidad. Fracasó la ciencia y la tecnología al ponerse al servicio de los ricos y poderosos. Fracasó la ética dándole paso a la estética. Fracasaron los grandes sistemas económicos al acrecentar la brecha entre ricos y pobres, entre iguales y desiguales. Fracasaron las ideologías que reflejaron sus metas en la de la Revolución francesa: “libertad, igualdad y fraternidad”. El Capitalismo acrecentó la desigualdad al ofrecer más libertad y el Socialismo acrecentó la falta de verdadera libertad al promover una falsa igualdad. Ninguno logró que aumentara la fraternidad.

La posmodernidad proclama la intrascendencia. Se pierde el sentido de los largos plazos. Es el tiempo del Carpe Diem (atrapa el día, vive tu mejor momento), instalarse en la finitud y acomodar los proyectos a la medida de los deseos inmediatos. Es el tiempo de la “diversión”. Di-vertirse es vertirse en diferentes direcciones para evitar la intranquilidad que implica la atención a sí mismo. San Agustín decía: FACTUS ERAM MIHI MAGNA QUAESTIO, Me convertí en un enigma para mí mismo, cuando uno se encuentra en situaciones límite. Y recomendaba el recogimiento espiritual, la vuelta a sí mismo: “No salgas de ti mismo, en tu interior habita la verdad” “huye del olvido”. (Confesiones 4,4).

La posmodernidad ha sustituido el ser por el tener. Dice Enrique Rojas en el Hombre Light, Una vida sin valores que el hombre actual padece del síndrome de la cebolla, porque al quitarle sus capas no queda nada, el hombre actual se ha reducido a la búsqueda de dinero, bienes de consumo, ocio, hijo de la cultura del plástico: la cultura de usar y tirar. Todo es descartable, desechable, efímero, fugaz, insustancial, descafeinado, light, ligero, suave, rebajado, inconsistente, frágil.

Es la época de la Tetralogía Nihilista: Consumismo, hedonismo, permisivismo y relativismo. Consumo luego existo, el placer elevado a la enésima potencia, todo está permitido, no hay límites ni restricciones, ya no hay convicciones absolutas, todo depende, alérgicos a compromisos estables, en búsqueda de microcomunidades, redes situacionales, intereses miniaturizados.

La sociedad posmoderna no tiene ídolos ni tabúes, ni un proyecto movilizador, se rige por el vacío. La religión reaparece en fragmentos, a la carta, como un cóctel, una pizca de esto y lo otro,, con nuevas síntesis elaboradas por sujetos particulares o grupos pequeños muy ensimismados, excluyentes.

El posmoderno es un individuo fragmentado, roto, disperso, incapaz del encuentro con los demás, solo sabe darse encontronazos, o desencuentros. Padece el síndrome del zapping, o zapeo, que consiste en pasar de una situación a otra con gran rapidez, como quien tiene el control remoto del televisor y cambia de imagen constantemente o cambia de programa o está en varios simultáneamente. Es la velocidad del videoclip con letras y argumentos sin sentido, es la velocidad del ciberespacio, mientras mas rápido adquirimos la información más poder tenemos. Lo importante no es conocer las cosas y personas sino saber donde están y poder manipularlas.
(Ver: Rojas, Enrique. El hombre light. Una vida sin valores. Ediciones temas de hoy. Madrid; Velasco, Juan Martín. Ser cristiano en una cultura posmoderna. PPC editorial. Madrid 1997; Onfray Michel, Antimanual de Filosofía, Edaf, Madrid, 2005.)




PENSAMIENTO DE GIANNI VATTIMO SOBRE LA POSMODERNIDAD

“Vattimo, en sintonía con Lyotard, está convencido de que la modernidad ya haya hecho su tiempo y que, si el postmodernismo es la experiencia de un fin, lo es en primer lugar como experiencia del “fin de la historia”, es decir, de la concepción moderna de la historia como curso unitario y progresivo de eventos a la luz de la ecuación según la cual ‘nuevo’ es sinónimo de ‘mejor’: “la modernidad, en la hipótesis que propongo, se acaba cuando – por múltiples razones – ya no parece posible hablar de la historia como algo unitario” (“La sociedad transparente”). Razones que no son solamente de tipo intelectual o filosófico, sino también de tipo histórico-social, porque van del ocaso del colonialismo y del imperialismo, hasta el advenimiento de la sociedad compleja. En efecto, si el rescate de los pueblos sometidos ha vuelto problemática la idea de una historia centralizada y movida por el ideal europeo de humanidad, el afirmarse del pluralismo y de la sociedad de los media ha minado en la base la posibilidad misma de una historia unitaria. Como demuestra el hecho de que, si es verdad, que sólo en el mundo moderno, es decir con “la edad de Gutemberg” de la cual habla McLuhan, se han creado las condiciones para construir y transmitir una imagen unitaria y global de la historia humana, es también verdad que con la difusión de las tecnologías multimediales, se han multiplicado los centros de acopio e interpretación de los acontecimientos: “la historia ya no es más un hilo conductor unitario, actualmente es una cantidad de informaciones, de crónicas, de televisores que tenemos en casa, muchos televisores en una casa” (“Filosofía en el presente”). Vattimo está convencido que los “grandes cuentos” legitimados por la modernidad hagan parte de una forma mentis “metafísica” y “fundacionista” ya superada. De hecho, él cree que el paso de lo moderno a lo postmoderno se configure como el paso de un pensamiento “fuerte” a un pensamiento “débil”. Como ‘pensamiento fuerte’ (o metafísico) Vattimo concibe un pensamiento que habla en nombre de la verdad, de la unidad y de la totalidad, (es decir, un tipo de pensamiento ilusorio tendiente a establecer “fundaciones” absolutas del conocer y del actuar). Como ‘pensamiento débil’ (o postmetafísico) él concibe un tipo de pensamiento que rechaza las categorías fuertes y las legitimaciones omnicomprensivas, es decir, un tipo de razón que, junto a la razón-dominio de la tradición, ha renunciado a una “fundación única, última, normativa” (“El pensamiento débil”). El pensamiento débil se presenta explícitamente como una forma de nihilismo, vocablo que el filósofo de Turín considera “una palabra-clave de nuestra cultura, una especie de destino del que no podemos liberarnos sin privarnos de aspectos fundamentales de nuestra espiritualidad” (“Las medias verdades”). Con este término, que Vattimo no usa de una forma peyorativa (“como si fuese un insulto”) sino de manera positiva y propositiva, él se refiere a la circunstancia que había profetizado Nietzsche, “el hombre rueda hacia la X”, es decir, aquella específica condición de ausencia de fundamentos en la cual se encuentra el hombre postmoderno después de la caída de las certezas últimas y de las verdades estables. En consecuencia, él cree que el nihilismo no se debe combatir como un enemigo, mas debe ser asumido como nuestra única posibilidad. En efecto, a los hombres del siglo XX no les queda más que acostumbrarse a “convivir con la nada”, es decir a “existir sin neurosis en una situación donde no hay garantías ni certezas absolutas”. De aquí la tesis-programa según la cual “hoy, no es que no nos sentimos a gusto porque somos nihilistas, sino porque somos todavía muy poco nihilistas, porque no sabemos vivir hasta el fondo la experiencia de la disolución del ser” (“Filosofía en el presente”), es decir, porque tenemos todavía unas formas de nostalgia por las totalidades perdidas. El nihilismo del cual habla Vattimo no es un nihilismo resentido o nostálgico, es decir, trágico, obsesionado por el derrumbe de lo absoluto y por el pathos del no-sentido. No es tampoco un nihilismo fuerte, tendido a edificar un nuevo absolutismo sobre los escombros de la metafísica, es decir, un nihilismo que sustituye la voluntad del hombre a la voluntad creadora de Dios. El de Vattimo es un nihilismo débil, liviano, que habiendo vivido hasta el fondo la experiencia de la disolución del ser, no tiene ni añoranzas por las antiguas certezas ni deseo de nuevas totalidades. De aquí su carácter constitutivamente postmoderno y su consonancia con el hombre de buen temperamento del que hablaba Nietzsche en la filosofía del amanecer, describiéndolo como un individuo libre de resentimiento, privado “del tono gruñón y del emperro: las notas molestosas de los perros y de los hombres envejecidos bajo una cadena”. Según Vattimo, los inspiradores del postmodernismo son Nietzsche y Heidegger: “el acceso a las posibilidades positivas que [...] se encuentran en las condiciones postmodernas de existencia, es posible sólo si se toman en serio los resultados de la destrucción de la ontología operada por Heidegger y, antes de él, por Nietzsche. Mientras que el hombre y el ser sean concebidos metafísicamente y platónicamente en términos de estructuras estables que imponen al pensamiento y a la existencia la tarea de ‘fundarse’, de establecerse (con la lógica, con la ética) dentro del dominio de lo no-deviniente, reflejándose en una mitificación de las estructuras fuertes en todos los campos de la experiencia, no será posible para el pensamiento vivir positivamente aquella verdadera y propia edad postmetafísica que es la postmodernidad” (“El fin de la modernidad”). De Nietzsche, Vattimo hereda el anuncio de la “muerte de Dios”, es decir, la teoría de la ausencia los valores absolutos metafísicos (inclusive la idea de sujeto). De Heidegger hereda la concepción epocal del ser, es decir, la tesis según la cual “el ser no es, mas acontece”, y el convencimiento consecuente, según el cual, el acontecer del ser no es más que el abrirse lingüístico de las varias aperturas histórico-destinales, o sea de los varios horizontes concretos dentro de los cuales los entes se vuelven accesibles al hombre y el hombre a sí mismo. Esta ontología epocal comporta, según Vattimo, una temporalización radical y un debilitamiento estructural del ser: “al final, el pensamiento de Heidegger parece resumirse en el hecho de haber sustituido la idea de ser como eternidad, estabilidad, fuerza por aquella de ser como vida, maduración, nacimiento y muerte: no es lo que permanece, es de forma eminente [...] lo que deviene, que nace y muere. Asumir este nihilismo peculiar es la verdadera realización del programa indicado por el título ‘Ser y tiempo’” (“Más allá del sujeto”). El proceso de debilitamiento del ser, el fin de la metafísica y el triunfo del nihilismo son fenómenos interconectados. Sin embargo, Vattimo está convencido de que la metafísica (así como el pasado en general) no sea una especie de “costumbre perdida”, es decir, algo que esté totalmente a nuestras espaldas y con lo que no tengamos ya ninguna relación ‘destinal’. En efecto, para enfocar la actitud del pensamiento postmetafísico frente al pasado, él se refiere a la noción heideggeriana de ‘Verwindung’, término que, en virtud de los múltiples significados que involucra (curación, aceptación, resignación, vaciamiento, distorsión, alivianamiento, etc.), indica el reponerse de una enfermedad (en este caso: la metafísica o el pasado) en la aceptación conciente de que estamos destinados, de todas maneras, a llevar los signos de ella. Signos que se manifiestan en el hecho de que no podemos renunciar al uso de las categorías de la metafísica y del pasado, aunque distorsionándolas en sentido débil y postmetafísico, o sea, nihilístico (el nexo de aceptación/distorsión que es propio de la Verwindung encuentra un caso ejemplar en la secularización, la cual, como ha mostrado Weber, es siempre un proceso de conservación/conexa). A la idea de Verwindung está ligada otra noción que Vattimo toma de Heidegger: aquella de Andeken (rememoración). La actitud rememorante frente a la metafísica no nace de un sentimiento nostálgico o reactivo, nace de la pietas hacia el pasado, es decir, del “amor por lo viviente y sus signos”. Verwindung, Andeken y pietas significan, entonces, que estamos ligados al pasado por una especie de cordón umbilical hermenéutico. Cordón que podemos atenuar o distorsionar, pero no anular. En este punto, debería resultar clara la fisonomía del hombre post-moderno, así como la concibe Vattimo. El individuo post-histórico y post-moderno es aquel que, después de pasar a través del fin de las grandes síntesis unificantes y a través de la disolución del pensamiento metafísico tradicional, logra vivir “sin neurosis” en un mundo en el cual Dios es nietzschianamente muerto, es decir, en un mundo en el cual ya no existen estructuras fijas y garantizadas, capaces de una fundación “única, última, normativa” para nuestro conocimiento y nuestra acción. En otros términos, el individuo postmoderno es el que, no necesitando ya “la seguridad extrema de tipo mágico que era dada por la idea de Dios”, ha aceptado el nihilismo como posibilidad ‘destinal’ y ha aprendido a vivir sin ansias en el mundo relativo de las “medias verdades”, con la conciencia de que el ideal de una certeza absoluta, de un saber totalmente fundado y de un mundo racional cumplido es sólo un mito ‘asegurante’ para una humanidad todavía primitiva y bárbara. Un mito que no es algo natural, sino cultural, es decir, adquirido y transmitido históricamente. En síntesis, el individuo postmoderno es aquel que, asumiendo hasta el fondo la condición débil del ser y de la existencia, ha aprendido a convivir con sí mismo y con su propia ‘finitud’ (es decir, ausencia de fundamento) más allá de toda nostalgia residual de los absolutos trascendentes o inmanentes de la metafísica. En los últimos años Vattimo ha ido acentuando las valencias éticas del pensamiento débil, propendiendo hacia una “superación de la filosofía en la ética” y mostrando cómo sean, sobre todo, connotaciones morales aquellas que distinguen al hombre postmoderno del hombre moderno. En particular, él ha vuelto a insistir sobre la naturaleza absolutística y violenta del pensamiento fuerte y sobre el carácter tolerante y no violento del pensamiento débil; carácter que lo torna en una especie de secularización de la ética cristiana de la caridad. Así que en “Creer que se cree” Vattimo se ha propuesto enfocar la estrecha conexión entre herencia cristiana, ontología débil y ética de la no violencia: “la herencia cristiana que regresa en el pensamiento débil es también, y sobre todo, la herencia del precepto cristiano de la caridad y de su rechazo a la violencia. Siempre, de nuevo, ‘círculos’: desde la ontología débil [...] se deriva una ética de la no violencia; sin embargo somos conducidos por la ontología débil desde sus origenes en el discurso hedeggeriano sobre los riesgos de la metafísica de la objetividad, porque actua en nosotros la herencia cristiana del rechazo de la violencia...”. Más aún, contraponiéndose a Lyotard, Vattimo ha seguido defendiendo la validez del concepto de ‘postmoderno’, poniéndolo en relación estrecha con la sociedad de los mass-media y de la comunicación generalizada. A este propósito, la concepción de Vattimo está diametralmente opuesta a aquella sostenida, a su tiempo, por Adorno y por los frankfurthenses. No solamente los media no producen una homologación general, sino, por lo contrario, “radio, televisión, periódicos se han vuelto unos elementos de una explosión y multiplicación generales de Weltanschauungen, de visiones del mundo” (La sociedad transparente”). En consecuencia y de modo cabal, el aparente caos de la sociedad postmoderna (que, lejos de ser una sociedad “transparente”, es decir, monolíticamente conciente de sí misma, es más bien un “mundo de culturas plurales”, o sea una sociedad “babelica” y “desubicada” en la cual se cruzan lenguajes, razas, modos de vida diversos) constituye la mejor premisa de una forma de emancipación basada sobre ideales de pluralismo y de tolerancia, es decir, a un modelo de humanidad más abierto al dialogo y a la diferencia: a este propósito, en un artículo del 2002, Vattimo escribió muy significativamente: “ahora que Dios está muerto, queremos que vivan muchos dioses. Queremos movernos libremente, mas sin ninguna ‘redondez’ clásica, entre muchos cánones, entre muchos estilos – de ropa, de vida, de arte, de ética – viviendo como un auténtico deber ético y religioso la ‘thlipsis’, el tormento de la multiplicidad”. Vattimo, de una inicial actitud crítica derivada de Heidegger y de la Escuela de Frankfurt hacia la “tecnificación del mundo”, ha ido asumiendo (sobre todo en “La sociedad transparente”) una actitud siempre más amigable hacia la sociedad avanzada y sus aparatos tecnológicos e informáticos, hasta el punto de identificar la sociedad postmoderna con la sociedad de los media. Los media, precisa Vattimo, no son el instrumento diabólico de una inevitable esclavitud totalitaria (a la manera del ‘Gran Hermano’ de Orwell), sino la premisa en acto del posible advenimiento de una humanidad desubicada capaz de vivir en un “mundo de culturas plurales”. En otros términos, rechazando la ecuación adorniana “media=sociedad Homologada” e insistiendo sobre el nexo entre media y régimen pluralístico de la sociedad “compleja”, Vattimo ha acabado afirmando, con énfasis optimística (luego retractada), que, gracias al “mundo fantasmagórico” de los media, hemos tenido una multiplicación de los centros de acopio y de interpretación de los acontecimientos, hasta el punto de que la realidad coincide, para los postmodernos, con las imágenes que estos medios distribuyen. La pérdida del centro y la erosión del principio de realidad (que actuan, en el plan tecnológico, lo que Nietzsche y Heidegger habían preconizado en el plan filosófico), implicando la destrucción de los horizontes cerrados, ponen las premisas, ya sea para un tipo de hombre que no necesita ya recuperar neuróticamente las figuras reasegurantes de la infancia, ya sea para aquella liberación de las diferencias que es propia de lo postmoderno”

(http://www.filosofico.net/vattimospagn.htm)




















III UNIDAD

UNIDAD III

LA DEONTOLOGIA JURÍDICA


CODIGOS DEONTOLOGICOS




CODIGO DEONTOLOGICO ESPAÑOL

CÓDIGO DEONTOLÓGICO DE LA ABOGACÍA ESPAÑOLA
Aprobado por el Pleno del Consejo General de la Abogacía Española de 30 de junio de 2000


Artículo 1.- Obligaciones éticas y deontológicas:

1. El abogado está obligado a respetar los principios éticos y deontológicos de la profesión establecidos en el Código Deontológico aprobado por el Consejo de Colegios de Abogados de Europa (CCBE) el 28 de noviembre de 1998, en el presente Código Deontológico aprobado por el Consejo General de la Abogacía Española, en los que en su caso tuvieren aprobado el Consejo de Colegios de la Autonomía, y los del concreto Colegio al que esté incorporado.

2. Cuando el abogado actúe fuera del ámbito del Colegio de su residencia, dentro o fuera del Estado español, deberá respetar, además de las normas de su Colegio, las normas éticas y deontológicas vigentes en el ámbito del Colegio de acogida o en el que desarrolle una determinada actuación profesional.

3. Los Consejos de Colegios de las diferentes Autonomías y los distintos Colegios habrán de remitir los Códigos Deontológicos tuvieren establecidos a la Secretaría General del Consejo General de la Abogacía Española y ésta obtendrá de la Secretaría del CCBE los de los demás países de la Unión Europea.


Artículo 2.- Independencia:

1. La independencia del abogado es una exigencia del Estado de Derecho y del efectivo derecho de defensa de los ciudadanos, por lo que para el abogado constituye un derecho y un deber.

2. Para poder asesorar y defender adecuadamente los legítimos intereses de sus clientes, el abogado tiene el derecho y el deber de preservar su independencia frente a toda clase de injerencias y frente a los intereses propios o ajenos.

3. El abogado deberá preservar su independencia frente a presiones, exigencias o complacencias que la limiten, sea respecto de los poderes públicos, económicos o fácticos, los tribunales, su cliente mismo o incluso sus propios compañeros o colaboradores.

4. La independencia del abogado le permite rechazar las instrucciones que, en contra de sus propios criterios profesionales, pretendan imponerle su cliente, sus compañeros de despacho, los otros profesionales con los que colabore o cualquier otra persona, entidad o corriente de opinión, cesando en el asesoramiento o defensa del asunto de que se trate cuando considere que no pueda actuar con total independencia.

5. Su independencia prohibe al abogado ejercer otras profesiones o actividades que la limiten o que resulten incompatibles con el ejercicio de la abogacía, así como asociarse o colaborar para ello con personas u otros profesionales incursos en tal limitación o incompatibilidad.


Artículo 3.- Libertad de defensa:

1. El abogado tiene el derecho y el deber de defender y asesorar libremente a sus clientes, por lo que, en aras de la recta administración de Justicia, su libertad de expresión está amparada por el art. 437.1 de la vigente Ley Orgánica del Poder Judicial.

2. El abogado está obligado a ejercer su libertad de defensa y expresión conforme al principio de buena fe y de forma responsable.


Artículo 4.- Confianza e integridad:

1.- La relación entre el cliente y su abogado se fundamenta en la confianza y exige de éste una conducta profesional íntegra, que sea honrada, leal, veraz y diligente.

2.- El abogado, está obligado a no defraudar la confianza de su cliente y a no defender intereses en conflicto con los de aquél.

3.- En los casos de ejercicio colectivo de la abogacía o en colaboración con otros profesionales, el abogado tendrá el derecho y la obligación de rechazar cualquier intervención que pueda resultar contraria a dichos principios de confianza e integridad o implicar conflicto de intereses con clientes de otros miembros del colectivo.

Artículo 5.- Secreto profesional:

1. La confianza y confidencialidad en las relaciones entre cliente y abogado, ínsita en el derecho de aquél a su integridad y a no declarar en su contra, así como en derechos fundamentales de terceros, impone al abogado el deber y le confiere el derecho de guardar secreto respecto de todos los hechos o noticias que conozca por razón de cualquiera de las modalidades de su actuación profesional, sin que pueda ser obligado a declarar sobre los mismos como reconoce el artículo 437.2 de la vigente Ley Orgánica del Poder Judicial.

2. El deber y derecho al secreto profesional del abogado comprende las confidencias y propuestas del cliente, las del adversario, las de los compañeros y todos los hechos y documentos de que haya tenido noticia o haya recibido por razón de cualquiera de las modalidades de su actuación profesional.

3. El abogado no podrá aportar a los tribunales, ni facilitarle a su cliente las cartas, comunicaciones o notas que reciba del abogado de la otra parte, salvo expresa autorización del mismo.

4. Las conversaciones mantenidas con los clientes, los contrarios o sus abogados, de presencia o por cualquier medio telefónico o telemático, no podrán ser grabadas sin previa advertencia y conformidad de todos los intervinientes y en todo caso quedarán amparadas por el secreto profesional.

5. En caso de ejercicio de la abogacía en forma colectiva, el deber de secreto se extenderá frente a los demás componentes del colectivo siempre que el cliente expresamente lo solicite.

6. En todo caso, el abogado deberá hacer respetar el secreto profesional a su personal y a cualquier otra persona que colabore con él en su actividad profesional.

7. Estos deberes de secreto profesional permanecen incluso después de haber cesado en la prestación de los servicios al cliente, sin que estén limitados en el tiempo.

8. El secreto profesional es un derecho y deber primordial de la Abogacía. En los casos excepcionales de suma gravedad en los que, la obligada preservación del secreto profesional, pudiera causar perjuicios irreparables o flagrantes injusticias, el Decano del Colegio aconsejará al Abogado con la finalidad exclusiva de orientar y, si fuera posible, determinar medios o procedimientos alternativos de solución del problema planteado ponderando los bienes jurídicos en conflicto. Ello no afecta a la libertad del cliente, no sujeto al secreto profesional, pero cuyo consentimiento no excusa al Abogado de la preservación del mismo.


Artículo 6.- Incompatibilidades

1.El abogado que esté incurso en cualquier causa de incompatibilidad absoluta para el ejercicio de la abogacía, deberá solicitar su baja o pase a colegiado no ejerciente en todos los Colegios en que figurase como ejerciente. La solicitud habrá de formularse en el plazo de un mes desde que se produzca la causa de incompatibilidad, aunque desde que se produzca habrá de cesar en la realización de cualquier actividad profesional como abogado.

2. El abogado que esté incurso en cualquier causa de incompatibilidad respecto de un asunto o tipo de asuntos, deberá abstenerse de intervenir en los mismos. En caso de que la incompatibilidad sobrevenga una vez iniciada la actuación profesional, el abogado deberá cesar inmediatamente en la misma, evitando el riesgo de indefensión mientras se produzca la sustitución por otro letrado.

3. En los supuestos de ejercicio colectivo o en colaboración de la abogacía, las incompatibilidades de cualquiera de sus miembros o integrantes del colectivo, grupo o de sus colaboradores, se extienden al conjunto de todos ellos.

4. En su actuación profesional el abogado deberá respetar las normas sobre incompatibilidades del Colegio de acogida, además de las propias del Colegio de residencia.


Artículo 7.- De la publicidad

1.- El abogado podrá realizar publicidad, que sea digna, leal y veraz, de sus servicios profesionales, con absoluto respeto a la dignidad de las personas, a la legislación existente sobre dichas materias, sobre defensa de la competencia y competencia desleal, ajustándose en cualquier caso a las normas deontológicas recogidas en el presente Código y las que, en su caso, dicte el Consejo Autonómico y el Colegio en cuyo ámbito territorial actúe.

2.- En particular, se entiende que vulnera el presente Código Deontológico, aquella publicidad que suponga:

a) Revelar directa o indirectamente hechos, datos o situaciones amparados por el secreto profesional.

b) Afectar a la independencia del abogado.

c) Prometer la obtención de resultados que no dependan exclusivamente de la actividad del abogado que se publicita.

d) Hacer referencia directa o indirectamente a clientes del propio Abogado que utiliza la publicidad o a asuntos llevados por éste, o a sus éxitos o resultados.

e) Dirigirse por sí o mediante terceros a víctimas de accidentes o catástrofes que carecen de plena y serena libertad para la elección de abogado por encontrarse en ese momento sufriendo una reciente desgracia personal o colectiva, o a sus herederos o causahabientes.

f) Establecer comparaciones con otros abogados o con sus actuaciones concretas o afirmaciones infundadas de auto alabanza.

g) Utilizar los emblemas o símbolos colegiales y aquellos otros que por su similitud pudieran generar confusión, ya que su uso se encuentra reservado únicamente a la publicidad institucional que, en beneficio de la profesión en general, sólo pueden realizar los Colegios, Consejos Autonómicos y el Consejo General de la Abogacía Española.

h) Incitar genérica o concretamente al pleito o conflicto.


i) Utilizar medios o contenidos contrarios a la dignidad de las personas, de la Abogacía o de la Justicia.


Artículo 8.- Competencia desleal

1. El Abogado no puede proceder a la captación desleal de clientes.

2. Son actos de competencia desleal, en especial los siguientes:

a) Todos aquellos que contravengan las normas tanto estatales como autonómicas que tutelen la leal competencia.

b) La utilización de procedimientos publicitarios directos e indirectos contrarios a las disposiciones de la Ley General de Publicidad, y a las normas específicas sobre publicidad contenidas en el presente Código Deontológico y restantes normas complementarias.

c) Toda práctica de captación directa o indirecta de clientes que atenten a la dignidad de las personas o a la función social de la Abogacía.

d) La percepción o el pago de contraprestaciones infringiendo las normas legales sobre competencia y las establecidas en este Código Deontológico.


Artículo 9.- Sustitución del Abogado


1.- El Abogado no podrá asumir la dirección de un asunto profesional encomendado a otro compañero sin advertir previamente al mismo por escrito o solicitar su venia y, en todo caso, recibir del Letrado sustituido la información necesaria para continuar el asunto, en aras de la seguridad jurídica, de la buena práctica profesional, de una continuidad armónica en la defensa del cliente y de la delimitación de las responsabilidades del sustituto y del sustituido.

2.- Asimismo el Abogado que suceda a otro en la defensa de los intereses de un cliente procurará que se paguen los honorarios debidos al sucedido, al rescindirse la relación contractual de prestación de servicios que los unía. Tal obligación no implica una responsabilidad civil del Abogado sustituto respecto al pago de los honorarios y gastos debidos a su predecesor, sin perjuicio de su eventual responsabilidad por captación desleal del cliente.

3.- Las mismas reglas anteriores regirán para la sustitución siempre que dicho asesoramiento no constituya relación laboral, en cuyo caso, la sustitución de abogado no precisa la advertencia previa ni obliga a realizar las gestiones previstas en los apartados 1 y 2 anteriores.

4.- Si fuera precisa la adopción de medidas urgentes en interés del cliente, antes de que pueda darse cumplimiento a las condiciones fijadas anteriormente, el Abogado podrá adoptarlas, informando previamente a su predecesor y poniéndolo en conocimiento anticipado del Decano del Colegio en cuyo ámbito actúe.

5.- Sin perjuicio de la corrección disciplinaria del Letrado que incumpla las reglas anteriores, la sustitución de un Abogado por otro en un acto procesal, sin previa comunicación al relevado, se considerará falta muy grave, por afectar a la eficacia de la defensa y a la dignidad de la profesión.


Artículo 10.- Relación con el colegio:

El abogado está obligado a:

1.- Cumplir lo establecido en el Estatuto General de la Abogacía, en los Estatutos de los Consejos Autonómicos y en los de los Colegios en los que ejerza la profesión, así como la demás normativa de la Abogacía y los acuerdos y decisiones de los órganos de gobierno en el ámbito correspondiente.

2.- Respetar a los órganos de Gobierno y a los miembros que los componen, debiendo atender con la máxima diligencia las comunicaciones y citaciones emanadas de tales órganos o de sus miembros, en el ejercicio de sus funciones.

3.- Contribuir al mantenimiento de las cargas colegiales y demás imputaciones económicas del Colegio en la forma y tiempo que se hayan establecido.

4.- Poner en conocimiento del Colegio todo acto de intrusismo, así como los supuestos de ejercicio ilegal, tanto por la no colegiación cuanto por hallarse suspendido o inhabilitado el denunciado en los supuestos de que tenga noticia el abogado.

5.- Poner en conocimiento del Colegio los agravios de que tanto él como cualquiera de sus compañeros hubieran sido objeto con ocasión o como consecuencia del ejercicio profesional.

6.- Comunicar al Colegio las circunstancias personales que afecten al ejercicio profesional, tales como cambios de domicilio, ausencias superiores a un mes o supuestos de enfermedad o invalidez por igual tiempo, sin proveer al cuidado de sus asuntos.

7.- Los abogados que ejerzan en territorio diferente al de su colegiación estarán obligados a comunicarlo al Colegio en que vayan a hacerlo en la forma que establezca el Consejo General de la Abogacía Española o, en su caso, los Consejos Autonómicos, así como a consignar en todos los escritos y actuaciones que firmen el Colegio al que estuviesen incorporados, su número de colegiado y la fecha de la comunicación.


Artículo 11.- Relación con los Tribunales.

1.- Son obligaciones de los Abogados para con los órganos jurisdiccionales:

a) Actuar de buena fe, con probidad, lealtad y veracidad, en sus declaraciones o manifestaciones y con el respeto debido en todas sus intervenciones.

b) Colaborar en el cumplimiento de los fines de la Administración de Justicia.

c) Guardar respeto a todos cuantos intervienen en la administración de Justicia exigiendo a la vez el mismo y reciproco comportamiento de estos respecto de los Abogados.

d) Exhortar a sus patrocinados o clientes a la observancia de conducta respetuosa respecto de las personas que actúan en los órganos Jurisdiccionales.

e) Cumplir y promover el cumplimiento del principio de legalidad, contribuyendo a la diligente tramitación de los procedimientos de conformidad con la ley.

f) Mantener la libertad e independencia en la defensa con absoluta corrección, evitando alusiones personales referidas a jueces y funcionarios o al compañero, así como cualquier signo ostensible de aprobación o desaprobación respecto de cualquier interviniente. En caso de que se limite dicha libertad o independencia deberá hacerlo constar ante el propio Tribunal y comunicarlo al Colegio respectivo.

g) Por respeto al carácter contradictorio de los Juicios, no podrá entregar pruebas, notas u otros documentos al Juez en forma diferente a lo establecido en las normas procesales aplicables. Tampoco podrá divulgar o someter a los Tribunales una propuesta de arreglo amistoso hecha por la parte contraría o su abogado, sin autorización expresa de aquélla.

h) Cumplir los horarios en las actuaciones judiciales y poner en conocimiento del Colegio cualquier retraso superior a media hora.

i) Comunicar con la debida antelación al Juzgado o Tribunal y a los compañeros que intervengan, cualquier circunstancia que le impida a él o a su cliente acudir a una diligencia.

2.- Las anteriores normas serán igualmente aplicables a las relaciones con los árbitros, peritos y cualquier persona encargada de mediar o dirimir conflictos.


Artículo 12.- Relaciones entre Abogados.

1.- Los Abogados deben mantener recíproca lealtad, respeto mutuo y relaciones de compañerismo.

2.- El Abogado de mayor antigüedad en el ejercicio profesional debe prestar desinteresadamente orientación, guía y consejo de modo amplio y eficaz a los de reciente incorporación que lo soliciten. Recíprocamente éstos tienen el derecho de requerir consejo y orientación a los abogados experimentados, en la medida que sea necesaria para cumplir cabalmente con sus deberes.

3.- El Abogado que pretenda iniciar una acción, en nombre propio o como Abogado de un cliente, contra otro compañero por actuaciones profesionales del mismo, habrá de comunicarlo previamente al Decano, por si considera oportuno realizar una labor de mediación.

4.- En los escritos judiciales, en los informes orales y en cualquier comunicación escrita u oral, el Abogado mantendrá siempre el más absoluto respeto al abogado de la parte contraria, evitando toda alusión personal.

5.- El Abogado desarrollará sus mejores esfuerzos propios para evitar acciones de violencia, de la clase que sean, contra otros abogados defensores de intereses opuestos, debiéndolas prevenir e impedir por todos los medios legítimos, aunque provinieren de sus propios clientes a los que exigirá respetar la libertad e independencia del Abogado contrario.

6.- El Abogado, en sus comunicaciones y manifestaciones con el Abogado de la parte contraría, no comprometerá a su propio cliente con comentarios o manifestaciones que puedan causarle desprestigio o lesión directa o indirecta.

7.- El Abogado debe procurar la solución extrajudicial de las reclamaciones de honorarios propias o de otros compañeros, mediante la transacción, la mediación o el arbitraje del Colegio. Es conducta reprobable la impugnación de honorarios realizada de forma maliciosa o fraudulenta así como cualquier otro comentario en el mismo sentido respecto a los honorarios o condiciones económicas de otro compañero.

8.- Las reuniones entre Abogados y sus clientes se procurará celebrarlas en lugar que no suponga situación privilegiada para ninguno de los Abogados intervinientes y se recomienda la utilización de las dependencias del Colegio de Abogados, cuando no exista acuerdo sobre el lugar de celebración de las reuniones. No obstante, si la reunión hubiere de celebrarse en el despacho de alguno de los Abogados intervinientes, será en el de aquél que tuviere mayor antigüedad, salvo que se trate del Decano o de un Ex–Decano, en cuyo caso será en el de éstos, a no ser que se decline expresamente el ofrecimiento. La norma deberá cumplirse, aunque uno o más de los Abogados presten sus servicios profesionales en empresas, entidades bancarias o de ahorro.

9.- El Abogado debe recibir siempre y con la máxima urgencia al compañero que le visite en su despacho y con preferencia a cualquier otra persona, sea o no cliente, que guarde espera en el despacho. En caso de imposibilidad de inmediata atención, dejará momentáneamente sus ocupaciones para saludar al compañero y excusarse por la espera.

10.- El Abogado debe atender inmediatamente las comunicaciones escritas o telefónicas de otros abogados y estas últimas debe hacerlas personalmente.

11.- El Abogado que esté negociando con otro compañero la transacción o solución extrajudicial de un asunto vendrá obligado a notificarle el cese o interrupción de la negociación, así como a dar por terminadas dichas gestiones, antes de presentar reclamación judicial.

12.- Las comunicaciones con abogados extranjeros deben ser consideradas también de carácter confidencial o reservado, siendo recomendable se requiera previamente del colega extranjero su aceptación como tales

13.- El Abogado que se comprometa a ayudar a un colega extranjero tendrá siempre en cuenta que el compañero ha de depender de él en mayor proporción que si se tratase de abogados del propio país y por tanto se abstendrá de aceptar gestiones para las que no esté suficientemente capacitado, facilitando al Letrado extranjero información sobre otros abogados con la preparación específica para cumplir el encargo.


Artículo 13.- Relaciones con los clientes

1.- La relación del Abogado con el cliente debe fundarse en la recíproca confianza. Dicha relación puede verse facilitada mediante la suscripción de la recomendable Hoja de Encargo.

2.- El Abogado sólo podrá encargarse de un asunto, por mandato de su cliente, encargo de otro Abogado que represente al cliente, o por designación colegial.
El Abogado deberá comprobar la identidad y facultades de quien efectúe el encargo.

3.- El Abogado tendrá plena libertad para aceptar o rechazar el asunto en que se solicite su intervención, sin necesidad de justificar su decisión.
Así mismo el Abogado podrá abstenerse o cesar en la intervención cuando surjan discrepancias con el cliente. Deberá hacerlo siempre que concurran circunstancias que puedan afectar a su plena libertad e independencia en la defensa o a la obligación de secreto profesional.
El Abogado que renuncie a la dirección Letrada de un asunto habrá de realizar los actos necesarios para evitar la indefensión de su cliente. Cuando se trate de defensa asumida por designación colegial, la aceptación, rechazo, abstención o cese habrá de acomodarse a las normas sobre justicia gratuita y sobre este tipo de designaciones.

4.- El Abogado no puede aceptar la defensa de intereses contrapuestos con otros que esté defendiendo, o con los del propio abogado
Caso de conflicto de intereses entre dos clientes del mismo Abogado, deberá renunciar a la defensa de ambos, salvo autorización expresa de los dos para intervenir en defensa de uno de ellos.
Sin embargo el Abogado podrá intervenir en interés de todas las partes en funciones de mediador o en la preparación y redacción de documentos de naturaleza contractual, debiendo mantener en tal supuesto una estricta y exquisita objetividad.

5.- El Abogado no podrá aceptar encargos profesionales que impliquen actuaciones contra un anterior cliente, cuando exista riesgo de que el secreto de las informaciones obtenidas en la relación con el antiguo cliente pueda ser violado, o que de ellas pudiera resultar beneficio para el nuevo cliente.

6.- El Abogado deberá, asimismo, abstenerse de ocuparse de los asuntos de un conjunto de clientes afectados por una misma situación, cuando surja un conflicto de intereses entre ellos, exista riesgo de violación del secreto profesional, o pueda estar afectada su libertad e independencia.

7.- Cuando varios Abogados formen parte o colaboren en un mismo despacho, cualquiera que sea la forma asociativa utilizada, las normas expuestas serán aplicables al grupo en su conjunto, y a todos y cada uno de sus miembros.

8.- El Abogado no aceptará ningún asunto si no se considera o no debiera considerarse competente para dirigirlo, a menos que colabore con un Abogado que lo sea.

9.- El Abogado tiene la obligación de poner en conocimiento del cliente, incluso por escrito, cuando éste lo solicite del mismo modo:
a) Su opinión sobre las posibilidades de sus pretensiones y resultado previsible del asunto.
b) Importe aproximado, en cuanto sea posible, de los honorarios, o de las bases para su determinación.
c) Si por sus circunstancias personales y económicas tiene la posibilidad de solicitar y obtener los beneficios de la asistencia Jurídica Gratuita.
d) Todas aquellas situaciones que aparentemente pudieran afectar a su independencia, como relaciones familiares, de amistad, económicas o financieras con la parte contraria o sus representantes.
e) La evolución del asunto encomendado, resoluciones transcendentes, recursos contra las mismas; posibilidades de transacción, conveniencia de acuerdos extrajudiciales o soluciones alternativas al litigio.

10.- El Abogado asesorará y defenderá a su cliente con diligencia, y dedicación, asumiendo personalmente la responsabilidad del trabajo encargado sin perjuicio de las colaboraciones que recabe.

11.- El Abogado tiene la obligación, mientras esté asumiendo la defensa, de llevarla a término en su integridad, gozando de plena libertad a utilizar los medios de defensa, siempre que sean legítimos y hayan sido obtenidos lícitamente, y no tiendan como fin exclusivo a dilatar injustificadamente los pleitos.

12.- La documentación recibida del cliente estará siempre a disposición del mismo, no pudiendo en ningún caso el Abogado retenerla, ni siquiera bajo pretexto de tener pendiente cobro de honorarios. No obstante podrá conservar copias de la documentación.


Artículo 14.- Relaciones con la parte contraria:

1.- El Abogado ha de abstenerse de toda relación y comunicación con la parte contraria cuando le conste que está representada o asistida por otro Abogado, manteniendo siempre con éste la relación derivada del asunto, a menos que el compañero autorice expresamente el contacto con su cliente.
2.- Cuando la parte contraria no disponga de abogado, deberá recomendarle que designe uno. Y si a pesar de ello, insistiera en su decisión de no tener Abogado propio, el interviniente deberá evitar toda clase de abuso.


Artículo 15.- Honorarios:

1.- El Abogado tiene derecho a percibir retribución u honorarios por su actuación profesional, así como el reintegro de los gastos que se le hayan causado. La cuantía y régimen de los honorarios será libremente convenida entre el cliente y el abogado con respeto a las normas deontológicas y sobre competencia desleal.
A falta de pacto expreso en contrario, entre Abogado y cliente, los honorarios se ajustarán a las Normas Orientadoras de Honorarios del Colegio en cuyo ámbito actúe, aplicadas conforme a las reglas, usos y costumbre del mismo, normas que tendrán carácter supletorio.
Los honorarios han de ser percibidos por el Abogado que lleve la dirección efectiva del asunto, siendo contraria a la dignidad de la profesión la partición y distribución de honorarios entre Abogados excepto cuando:
a) Responda a una colaboración jurídica
b) Exista entre ellos ejercicio colectivo de la profesión en cualquiera de las formas asociativas autorizadas
c) Se trate de compensaciones al compañero que se haya separado del despacho colectivo
d) Constituyan cantidades abonadas a los herederos de un compañero fallecido.
Igualmente le estará prohibido al Abogado compartir sus honorarios con persona ajena a la profesión, salvo los supuestos de convenios de colaboración con otros profesionales, suscritos con sujeción a las normas aprobadas por la Abogacía.


Artículo 16.- Cuota litis:

1.- Se prohibe, en todo caso, la cuota litis en sentido estricto, que no está comprendida en el concepto de honorarios profesionales.
2.- Se entiende por cuota litis, en sentido estricto, aquel acuerdo entre el Abogado y su cliente, formalizado con anterioridad a terminar el asunto, en virtud del cual el cliente se compromete a pagar al Abogado únicamente un porcentaje del resultado del asunto, independientemente de que consista en una suma de dinero o cualquier otro beneficio, bien o valor que consiga el cliente por el asunto.
3.- No es cuota litis el pacto que tenga por objeto fijar unos honorarios alternativos según el resultado del asunto, siempre que se contemple el pago efectivo de alguna cantidad que cubra como mínimo los costes de la prestación del servicio jurídico concertado para el supuesto de que el resultado sea totalmente adverso, y dicha cantidad sea tal que, por las circunstancias concurrentes o las cifras contempladas, no pueda inducir razonablemente a estimar que se trata de una mera simulación.
4.- La retribución de los servicios profesionales también pueden consistir en la percepción de una cantidad fija, periódica, o por horas, siempre que su importe constituya adecuada, justa y digna compensación a los servicios prestados.


Artículo 17.- Provisión de fondos

El Abogado tiene derecho a solicitar y percibir la entrega de cantidades en concepto de fondos a cuenta de los gastos suplidos, o de sus honorarios, tanto con carácter previo como durante la tramitación del asunto.
Su cuantía deberá ser acorde con las previsiones del asunto y el importe estimado de los honorarios definitivos.
La falta de pago de la provisión autorizará a renunciar o condicionar el inicio de las tareas profesionales, o a cesar en ellas.


Artículo 18.- Impugnación de honorarios:

Constituye infracción deontológica la conducta del Abogado que reiteradamente intente percibir honorarios que hayan sido objeto de impugnaciones procedentes o de quejas justificadas por razón de su importe excesivo. También será infracción deontológica la conducta del Abogado que impugne sin razón y con carácter habitual las minutas de sus compañeros o induzca o asesore a los clientes a que lo hagan.


Artículo 19.- Pagos por captación de clientela:

El Abogado no podrá nunca pagar, exigir ni aceptar, comisiones, ni ningún otro tipo de compensación a otro Abogado, ni a ninguna otra persona por haberle enviado un cliente o recomendado a posibles clientes futuros


Artículo 20.- Tratamiento de fondos ajenos

1.- Cuando el Abogado éste en posesión de dinero o valores de clientes o de terceros, estará obligado a tenerlos depositados en una o varias cuentas específicas abiertas en un banco o entidad de crédito, con disposición inmediata. Estos depósitos no podrán ser concertados ni confundidos con ningún otro depósito del abogado, del bufete, del cliente o de terceros.

2.- Salvo disposición legal, mandato judicial o consentimiento expreso del cliente o del tercero por cuenta de quien se haga, queda prohibido cualquier pago efectuado con dichos fondos. Esta prohibición comprende incluso la detracción por el Abogado de sus propios honorarios, salvo autorización para hacerlo recogida en la hoja de encargo o escrito posterior del cliente y, naturalmente, sin perjuicio de las medidas cautelares que puedan solicitarse y obtenerse de los Tribunales de Justicia.

3.- El Abogado que posea fondos ajenos en el marco de una actividad profesional ejercida en otro Estado Miembro de la UE deberá observar las normas sobre depósito y contabilización de los fondos ajenos en vigor en el Colegio a que pertenezca en el Estado Miembro de origen.

4.- Los abogados tienen la obligación de comprobar la identidad exacta de quien les entregue los fondos.

5.- Cuando el abogado reciba fondos ajenos con finalidades de mandato, gestión o actuación diferente a la estrictamente profesional, quedará sometido a la normativa general sobre tal clase de actuaciones.

Artículo 21.- Cobertura de la responsabilidad civil

1.- El Abogado deberá tener cubierta, con medios propios o con el recomendable aseguramiento, su responsabilidad profesional, en cuantía adecuada a los riesgos que implique.

2.- El Abogado que preste servicios profesionales en otro Estado Miembro de UE de acogida diferente de aquel donde este incorporado, deberá cumplir las disposiciones relativas a la obligación de tener un seguro de responsabilidad civil profesional conforme a las exigencias del Estado Miembro de origen y del Colegio de acogida.


DISPOSICIÓN FINAL:

Las presentes normas deontológicas entrarán en vigor el uno de octubre de dos mil.


CÓDIGO DEONTOLÓGICO DE LOS ABOGADOS DE LA UNIÓN EUROPEA
(Aprobado en sesión plenaria en Estrasburgo el 28 de octubre de 1988,
por el Consejo de Abogados de la Comunidad)

• Preámbulo
• Principios Generales
• Relaciones con los Clientes
• Relaciones con los Magistrados
• Relaciones entre Abogados


1. PREÁMBULO
1.1. La misión del Abogado.

En una sociedad fundada en el respeto a la Justicia, el Abogado tiene un papel fundamental. Su misión no se limita a ejecutar fielmente un mandato en el marco de la Ley. En un Estado de Derecho el Abogado es indispensable para la Justicia y para los justiciables, pues tiene la obligación de defender los derechos y las libertades; es tanto el asesor como el defensor de su cliente.
Su misión le impone deberes y obligaciones múltiples, algunas veces con apariencia contradictoria, con respecto:

Al cliente

A los tribunales y otras autoridades ante las cuales el Abogado asiste o representa al cliente

A su profesión en general y cada compañero en particular

Al publico, para el cual una profesión liberal e independiente, regida por el respeto a las reglas que se ha impuesto a si misma, es un medio esencial de salvaguardar los derechos del hombre frente al Estado y a los otros Poderes.
1.2. La naturaleza de las reglas deontológicas.
1.2.1. Las reglas deontológicas están destinadas a garantizar, por su aceptación libremente consentida, la buena ejecución por parte del Abogado de su misión reconocida como indispensable para el buen funcionamiento de toda sociedad humana. La no observación de estas reglas por el Abogado tendrá como consecuencia, en última instancia, una sanción disciplinaria.

1.2.2. Cada Colegio tiene sus normas especificas debidas a sus propias tradiciones. Dichas normas se adaptan a la organización y al ámbito de la profesión de Abogado en cada Estado miembro; así como a los procedimientos judiciales y administrativos y a la legislación nacional. No es ni posible, ni aconsejable, desenraizarlas ni intentar generalizar normas que no son susceptibles de generalización.

Las normas particulares de cada Colegio se refieren, a pesar de ello, a los mismos valores y tienen su origen frecuentemente en una base común.

1.3. Los objetivos del Código.

1.3.1. La puesta en marcha progresiva de la Unión Europea y la intensificación de la actividad transfronteriza del Abogado en el interior de la misma, han hecho necesario que en interés general se definan unas normas uniformes aplicables a todo Abogado de la comunidad en su actividad transfronteriza sea cual fuere el Colegio al que pertenece. La definición de dichas normas tiene por fin atenuar las dificultades resultantes de la aplicación de una doble deontología como la prevista por el artículo 4 de la Directiva 77/249 de 22 de marzo de 1977.

1.3.2. Las organizaciones representativas de la Abogacía, reunidas en el marco de la C.C.B.E. desean que las siguientes normas codificadas sean:


Reconocidas desde este momento como la expresión de la convicción común de todos los Colegios de la Unión Europea.

Aplicables en el plazo mas breve según los procedimientos nacionales y/o comunitarios a la actividad transfronteriza del Abogado en la Unión Europea.

Tenidas en cuenta cuando se lleve a cabo cualquier revisión de las normas deontológicas internas con vistas a la armonización progresiva de estas últimas.
Los Colegios desean, además, que en la medida de lo posible sus normas deontológicas internas sean interpretadas y aplicadas de conformidad con las del presente Código.
A partir del momento en que las normas del presente Código sean aplicables a la actividad transfronteriza, el Abogado quedara sometido a las normas del Colegio del que dependa en la medida en que esas últimas no sean contrarias a las previstas por el presente Código.

1.4. Ámbito de aplicación rationae personae.

Las siguientes normas se aplicarán a los Abogados de la Unión Europea tal y como los ha definido la Directiva 77/249 de 22 de marzo de 1977.

1.5. Ámbito de aplicación ratione materiae.

Sin perjuicio de la búsqueda de una armonización progresiva de las normas deontológicas aplicables solamente en el marco nacional, las normas siguientes se aplicarán a las actividades transfronterizas del Abogado en el interior de la Unión Europea. Por actividad transfronteriza se entenderá:

a) toda relación profesional con un Abogado de otro Estado miembro.

b) las actividades del Abogado en otro Estado miembro incluso si el Abogado no llega a trasladarse a dicho Estado.

1.6. Definiciones.

En las normas del presente Código, las expresiones siguientes tendrán el significado explicado a continuación:

Por «Estado miembro de origen» se entenderá el Estado miembro donde se halle el Colegio al que pertenezca el Abogado.

Por «Estado miembro de acogida» se entenderá cualquier otro Estado miembro en el cual el Abogado realice una actividad transfronteriza.

Por «Autoridad Competente» se entenderá la o las organizaciones profesionales o autoridades competentes de cada Estado miembro para determinar las normas profesionales o deontológicas y para ejercer el control disciplinario de los Abogados.

2. PRINCIPIOS GENERALES
2.1. Independencia.

2.1.1. La multiplicidad de deberes del Abogado le imponen una independencia absoluta exenta de cualquier presión, principalmente de aquella que resulte de sus propios intereses o influencias exteriores. Esta independencia es tan necesaria para mantener la confianza en la Justicia como la imparcialidad del Juez. El Abogado debe, pues, evitar cualquier atentado contra su independencia y estar atento a no descuidar la ética profesional con objeto de dar satisfacción a su cliente, al Juez o a terceros.

2.1.2. Esta independencia es tan necesaria para la actividad jurídica como para los asuntos judiciales, el consejo dado por el Abogado a su cliente no tendrá ningún valor real, si no ha sido dado más que para complacer o por interés personal o bajo efecto de una presión exterior.

2.2. Confianza e integridad moral.

Las relaciones de confianza no pueden existir si existe alguna duda sobre la honestidad, la probidad, la rectitud o la sinceridad del Abogado. Para este último, estas virtudes tradicionales constituyen obligaciones profesionales.

2.3. Secreto profesional.

2.3.1. Forma parte de la naturaleza misma de la misión del Abogado que este sea depositario de los secretos de su cliente y destinatario de comunicaciones confidenciales. Sin la garantía de la confidencialidad no puede haber confianza. El secreto profesional está, pues, reconocido como derecho y deber fundamental y primordial del Abogado.

2.3.2. El Abogado debe respetar el secreto de cualquier información confidencial transmitida a él por su cliente que se refiera al propio cliente o a terceros en el marco de los asuntos de su cliente.

2.3.3. Esta obligación no esta limitada en el tiempo.

2.3.4. El Abogado hará respetar el secreto profesional a su personal y a cualquier persona que colabore con él en su actividad profesional.

2.4. Respeto a la deontología de otros colegios.

En aplicación del derecho comunitario (y especialmente de la Directiva 77/249 de 22 de marzo de 1977), el Abogado de un Estado miembro puede estar obligado a respetar la deontología de un Colegio del Estado miembro de acogida. El Abogado tiene la obligación de informarse sobre las reglas deontológicas a las cuales quedará sometido en el ejercicio de una actividad especifica.

2.5. Incompatibilidades.

2.5.1. Con objeto de permitir al Abogado ejercer sus funciones con la independencia necesaria y de una manera conforme a su deber de participación en la Administración de Justicia, serán incompatibles con la Abogacía el ejercicio de ciertas profesiones o funciones.

2.5.2. El Abogado que asegura la representación o la defensa de un cliente ante la Justicia o las autoridades públicas de un Estado miembro de acogida observara las reglas de incompatibilidad aplicables a los Abogados en dicho Estado miembro.

2.5.3. El Abogado establecido en un Estado miembro de acogida que desee dedicarse personalmente a una actividad comercial o a cualquier otra actividad distinta de su profesión de Abogado, estará obligado a respetar las reglas de incompatibilidad aplicables a los Abogados en dicho Estado miembro.

2.6. Publicidad Personal.

2.6.1. El Abogado no podrá hacer ni directa ni indirectamente ningún tipo de publicidad personal allí donde esté prohibida.
Además el Abogado no podrá hacer ningún tipo de publicidad personal, ni directa ni indirectamente, más que en la medida en que las normas del Colegio en que esté inscrito se lo autoricen.

2.6.2. La publicidad personal y especialmente la que se hace a través de los medios de comunicación se considerará realizada en el lugar donde fue autorizada desde el momento en que el Abogado demuestre que ha sido realizada para ser dirigida a clientes existentes o potenciales establecidos en un territorio en el que dicha publicidad esté permitida y que su difusión en otro lugar ha sido incidental.

2.7. Intereses del cliente.

Sin perjuicio de las reglas legales y deontológicas, el Abogado tiene la obligación de defender lo mejor posible los intereses de su cliente, incluso en contraposición a los suyos propios, a los de un colega o a aquellos de la profesión en general.


3. RELACIONES CON LOS CLIENTES

3.1. Comienzo y fin de las relaciones con los clientes.

3.1.1. El Abogado no actuará sin mandato previo de su cliente, a menos que sea encargado de ello por otro Abogado que represente al cliente o por una instancia competente.

3.1.2. El Abogado asesorará y defenderá a su cliente rápida, concienzudamente y con la debida diligencia. Asumirá personalmente la responsabilidad de la misión que le ha sido confiada. Deberá mantener a su cliente informado de la evolución del asunto del que ha sido encargado.

3.1.3. El Abogado no podrá aceptar encargarse de un asunto si sabe o debiera saber que no posee la competencia necesaria para ocuparse de él a menos que colabore con un Abogado que tenga dicha competencia.

El Abogado no podrá aceptar encargarse de un asunto si se encuentra imposibilitado para ocuparse de él con la debida rapidez, habida cuenta de sus otras obligaciones.

3.1.4. El Abogado que haga uso de su derecho a abandonar un asunto deberá asegurarse de que el cliente podrá encontrar la asistencia de un colega a tiempo para evitar sufrir un perjuicio

3.2. Conflicto de intereses.

3.2.1. El Abogado no deberá ser ni el asesor, ni el representante, ni el defensor de más de un cliente en un mismo asunto si existe un conflicto entre los intereses de estos clientes o un grave riesgo de que sobrevenga un conflicto semejante.

3.2.2. El Abogado deberá abstenerse de ocuparse de los asuntos de todos los clientes afectados cuando surja un conflicto de intereses, cuando exista riesgo de violación del secreto profesional o en caso de que peligre la integridad de su independencia.

3.2.3. El Abogado no deberá aceptar el asunto de un nuevo cliente si existe el riesgo de violación del secreto de las informaciones dadas por un antiguo cliente o si el conocimiento de los asuntos de su antiguo cliente pueden favorecer al nuevo cliente de forma injustificada.

3.2.4. Cuando los Abogados ejerzan en grupo, los párrafos 3.2.1 a 3.2.3 serán de aplicación al grupo en su conjunto y a todos sus miembros.

3.3. Pacto de quota litis.

3.3.1. El Abogado no podrá fijar sus honorarios en base a un pacto de «quota litis».

3.3.2. El pacto de «quota litis» es un convenio suscrito por el Abogado y su cliente antes de la conclusión definitiva de un asunto en el que el cliente es parte y en virtud del cual el cliente se compromete a pagar al Abogado una parte del resultado del asunto, pudiendo ésta consistir en una suma de dinero o en cualquier otro tipo de beneficio, bien o valor.

3.3.3. No será considerado pacto de «quota litis» el convenio que prevea la determinación de los honorarios en función del valor del litigio del que se ocupa el Abogado, siempre que dicho valor se fije de conformidad a una tarifa oficial de honorarios o si es aprobado o admitido por la autoridad competente de que depende el Abogado.

3.4. Fijación de honorarios.

3.4.1. El Abogado deberá informar a su cliente de lo que pide en concepto de honorarios y el importe de los mismos deberá ser equitativo y estar justificado.

3.4.2. A excepción de aquellos casos en que se firme legalmente un convenio en sentido contrario por el Abogado y por su cliente, la forma de calcular los honorarios deberá ser conforme a las normas del Colegio del que sea miembro el Abogado. Si fuera miembro de mas de un Colegio, las normas aplicables serán las del Colegio con el que las relaciones entre el Abogado y el cliente tengan el vínculo más estrecho.

3.5. Provisiones de fondos.

Cuando el Abogado solicite la entrega de una provisión de fondos a cuenta de los gastos y/o los honorarios, ésta no podrá exceder de una estimación razonable de los honorarios y los desembolsos probables que conllevará el asunto. En caso de que no se produzca el pago de la provisión solicitada, el Abogado podrá renunciar a ocuparse de un asunto o bien retirarse del mismo, sin perjuicio del respeto debido a las disposiciones del articulo 3.1.4.

3.6. Reparto de honorarios con personas que no sean Abogados.

3.6.1. Sin perjuicio de lo previsto en la disposición siguiente, le está prohibido al Abogado compartir sus honorarios con una persona que no sea Abogado.

3.6.2. La regla del artículo 3.6.1. no será aplicable a las cantidades o compensaciones entregadas por el Abogado a los herederos de un compañero fallecido o que haya abandonado el despacho como contraprestación por su presentación como sucesor de la clientela de dicho compañero.

3.7. Ayuda legal.

Cuando el cliente sea susceptible de beneficiarse de la ayuda legal, el Abogado estará obligado a informarle de ello.

3.8. Fondos de clientes.

3.8.1. Cuando en un momento cualquiera el Abogado tenga en su poder fondos por cuenta de sus clientes o de terceros (de ahora en adelante denominamos «Fondos de Clientes») estará obligado a observar las normas siguientes:

1º. Los Fondos de Clientes deberán ser ingresados en una cuenta abierta en un Banco o en una Institución similar aprobada por la Autoridad Publica. Todos los Fondos de Clientes recibidos por un Abogado deberán ser ingresados en dicha cuenta salvo en caso de autorización expresa o implícita del cliente para que los fondos se dediquen a un fin distinto.
2º. Toda cuenta abierta a nombre del Abogado que contenga Fondos de Clientes deberá hacer mención de que los fondos se hallan depositados en ella por cuenta de los clientes del Abogado.

3º. Las cuentas del Abogado en que estén depositados los Fondos de Clientes, deberán tener constantemente una cobertura de al menos el total de los Fondos de Clientes en poder del Abogado.

4º. Los Fondos de los Clientes deberán estar disponibles a la vista, a petición del cliente, o en las condiciones aceptadas por el cliente.

5º. Salvo que existan disposiciones legales contrarias o acuerdo expreso o implícito del cliente, en nombre de quien se realizan los pagos, quedan prohibidos los pagos efectuados con cargo a los Fondos de clientes por cuenta de un cliente a una tercera persona, incluidos:


a) Los pagos hechos a un cliente o para un cliente con los fondos pertenecientes a otro cliente.
b) La deducción de los honorarios del Abogado.

6º. El Abogado anotará de forma completa y precisa todas las operaciones efectuadas con los Fondos de Clientes, distinguiendo estos últimos de toda otra suma que tenga en su poder y los pondrá a disposición del cliente que así se lo pida.
7º. Las Autoridades competentes de los Estados miembros están autorizados a verificar y examinar, respetando siempre el secreto profesional, los documentos relativos a los Fondos de Clientes, con el fin de asegurarse de que las reglas que ellas mismas han fijado son respetadas, así como para sancionar el incumplimiento de dichas reglas.

3.8.2. Bajo reserva de lo previsto a continuación y sin perjuicio de las reglas del articulo 3.8.1, el Abogado que maneje Fondos de Clientes en el marco de una actividad profesional ejercida en otro Estado miembro, deberá observar las reglas sobre el deposito y la contabilidad de los Fondos de Clientes aplicadas por el Colegio de Abogados del Estado miembro de origen del que sea miembro.
3.8.3. El Abogado que ejerza su actividad en un Estado miembro de acogida podrá, una vez obtenido el acuerdo de las autoridades competentes del Estado miembro de origen y del Estado miembro de acogida, someterse exclusivamente a las reglas del Estado miembro de acogida sin estar obligado a seguir cumpliendo las normas del Estado miembro de origen. En este caso, el Abogado deberá tomas las medidas necesarias para informar a sus clientes de que cumplirá las reglas aplicables en el Estado miembro de acogida.

3.9. Seguro de responsabilidad profesional.

3.9.1. El Abogado deberá tener en todo momento un seguro de responsabilidad profesional por una cuantía razonable, habida cuenta de la naturaleza y del alcance de los riesgos que asume en el desempeño de su actividad.

3.9.2. Sin perjuicio de lo establecido a continuación, el Abogado que ejerce una actividad profesional en otro Estado miembro está obligado a cumplir las disposiciones relativas a la obligación de tener un seguro de responsabilidad profesional aplicables en el Estado miembro de origen.

Cuando el Abogado que esté obligado a suscribir dicho seguro en el Estado miembro de origen ejerza una actividad profesional en un Estado miembro de acogida, deberá esforzarse por obtener la extensión de dicho seguro a su actividad profesional en el Estado miembro de acogida.

Cuando las reglas del Estado miembro de origen obliguen al Abogado a suscribir un seguro de este tipo, o en el caso de que la extensión del seguro prevista en el articulo 3.9.2.2. resulte imposible, el Abogado deberá, por lo menos, asegurar la cobertura de su actividad profesional realizada en un Estado miembro de acogida, en servicio de clientes de dicho Estado miembro de acogida, por lo menos en la misma medida que la exigible a los Abogados del Estado miembro de acogida a menos que le resulte imposible obtener dicho seguro.

En el caso de que el Abogado no pudiera obtener un seguro de conformidad con las normas precedentes, deberá tomar las medidas necesarias para informar de ello a aquellos clientes que corran el riesgo de sufrir un perjuicio por la carencia de seguro.

El Abogado que ejerza su actividad en un Estado miembro de acogida, podrá someterse exclusivamente a las reglas aplicables al seguro de responsabilidad profesional del Estado miembro de acogida, siempre que obtenga el consentimiento de las autoridades competentes del Estado miembro de origen y del Estado miembro de acogida. En este caso, el Abogado quedará obligado a tomar las medidas necesarias para informar a sus clientes de que su seguro cumple las normas aplicables en el Estado miembro de acogida.


4. RELACIONES CON LOS MAGISTRADOS

4.1. La deontología aplicable a la actividad judicial.

El Abogado que se presente ante una jurisdicción de un Estado miembro o que actúe en un procedimiento ante dicha jurisdicción, deberá observar las normas deontológicas aplicables a las actuaciones ante la misma.

4.2. Naturaleza contradictoria de los debates.

El Abogado deberá en toda circunstancia respetar el carácter contradictorio de los debates. No podrá ponerse en contacto con un Juez en relación con un asunto sin informar de ello previamente al Abogado de la parte contraria. No podrá entregar pruebas, notas u otros documentos a un Juez sin que sean comunicados en tiempo útil al Abogado de la parte contraria.

Las disposiciones anteriores no se aplicarán cuando las reglas de procedimiento no se rijan por el principio del carácter contradictorio del procedimiento.

4.3. Respeto al juez.

Sin dejar de demostrar su respeto y su lealtad hacia el cargo de Juez, el Abogado defenderá a su cliente concienzudamente y de la forma que considere más apropiada para la defensa de los intereses del cliente, en el marco de la Ley.

4.4. Informaciones falsas o susceptibles de inducir a error.

El Abogado no podrá en ningún momento facilitar, conscientemente, al Juez una información falsa o que pueda inducirle a error.

4.5. Aplicación de la presente normativa a los árbitros y a las personas que ejerzan funciones similares.

Las reglas aplicables a las relaciones entre Abogados y Jueces serán aplicables igualmente a sus relaciones con los árbitros, los peritos y cualquier otra persona encargada, incluso a titulo ocasional, de asistir al Juez o al árbitro.


5. RELACIONES ENTRE ABOGADOS

5.1. Confraternidad.

5.1.1. La confraternidad exige la existencia de relaciones de confianza entre los Abogados en interés del cliente y con el fin de evitar procedimientos judiciales inútiles. No deberá, jamás, oponer los intereses de los Abogados a los intereses de la Justicia y de los justiciables.

5.1.2. El Abogado reconocerá como compañero a todo Abogado de otro Estado miembro y se comportara con el de forma confraternal y leal.

5.2. Cooperación entre Abogados de distintos Estados miembros.

5.2.1. El Abogado al que se dirija un compañero de otro Estado miembro para ofrecerle un asunto deberá abstenerse de aceptarlo si no es competente para llevarlo. En ese caso deberá ayudar a su colega a que se dirija a un Abogado que pueda efectivamente prestarle el servicio solicitado.

5.2.2. Cuando los Abogados de dos Estados miembros diferentes trabajen juntos tendrán ambos el deber de tener en cuenta las diferencias que puedan existir entre sus respectivos sistemas legales, sus Colegios, sus competencias y sus obligaciones profesionales.

5.3. Correspondencia entre Abogados.

5.3.1. El Abogado que dirija a un compañero de otro Estado miembro una comunicación que desea que tenga carácter «confidencial» o «without prejudice» deberá expresar dicha voluntad claramente en el momento del envío de tal comunicación.

5.3.2. En el caso de que el destinatario de la comunicación no estuviera en condiciones de otorgarle un carácter «confidencial» o «without prejudice», deberá devolverla al remitente sin revelar su contenido.

5.4. Honorarios de presentación.

5.4.1. El Abogado no podrá ni exigir ni aceptar honorarios, comisiones ni ningún otro tipo de compensación de otro Abogado o de cualquier otra persona por haberle enviado o recomendado a un cliente.

5.4.2. El Abogado no podrá pagar a nadie unos honorarios, una comisión ni ninguna otra compensación como contrapartida por el hecho de que le hayan presentado a un cliente.

5.5. Comunicación con la parte contraria.

El Abogado no podrá ponerse en contacto con una persona con objeto de tratar un asunto particular si sabe que está representada o asistida por otro Abogado, a menos que dicho compañero le haya expresado que está de acuerdo con ello y se haya comprometido a tenerle informado.

5.6. Cambio de Abogado.

5.6.1. Un Abogado no podrá suceder a otro en la defensa de los intereses de un cliente en un asunto determinado más que después de haber advertido a su compañero de ello y de haberse asegurado de que se han tomado medidas para el pago de los honorarios debidos al primer Abogado, todo ello sin perjuicio de lo previsto en el artículo 5.6.2 Este deber no hace personalmente responsable al Abogado del pago de los honorarios y gastos debidos a su predecesor.

5.6.2. Adopción de medidas urgentes en interés del cliente antes de que puedan cumplirse las condiciones fijadas en el artículo 5.6.1., el Abogado podrá adoptarlas a condición de informar inmediatamente de ello a su predecesor.

5.7. Responsabilidad pecuniaria.

En las relaciones profesionales entre Abogados de Colegios de distintos Estados miembros, el Abogado que, no limitándose a recomendar a un colega o a presentárselo a un cliente, le confía un asunto a un compañero o le consulta, quedará personalmente obligado al pago de los honorarios, gastos y desembolsos debidos al colega extranjero, incluso en el caso que el cliente no le pague. Sin perjuicio de ello, los Abogados podrán acordar entre ellos disposiciones particulares al respecto al inicio de su relación. Además el Abogado podrá, en todo momento, limitar su compromiso personal al importe de los honorarios, gastos y desembolsos ocasionados con anterioridad a la notificación a su colega extranjero de su decisión de renunciar a su responsabilidad de ahí en adelante.

5.8. Formación de jóvenes Abogados.

Con objeto de reforzar la cooperación y confianza entre los Abogados de diferentes Estados miembros en interés de los clientes, será necesario animar a los Abogados a que adquieran un mejor conocimiento de las leyes y normas de procedimiento aplicables en los distintos Estados miembros. A tal fin, el Abogado tomará en consideración las necesidad de ocuparse de la formación de jóvenes compañeros procedentes de otros Estados miembros en el marco de su obligación profesional de asegurar la formación de los jóvenes.

5.9. Litigios entre Abogados de distintos Estados miembros.

5.9.1. Cuando un Abogado estime que un compañero de otro Estado miembro ha violado una norma de deontología, deberá hacérselo notar inmediatamente.

5.9.2. Cuando surja un conflicto personal cualquiera de carácter profesional entre Abogados de varios Estados miembros, deberán, en primer lugar, intentar llegar a una solución amistosa del asunto.

5.9.3. Antes de iniciar un procedimiento contra un compañero de otros Estado miembro en relación con un conflicto tal y como se describe en los párrafos 5.9.1. y 5.9.2., el Abogado deberá informar a los Colegios a los que pertenezcan los Abogados con el fin de que presten la colaboración necesaria para intentar lograr una solución amistosa.

Recomendando http://www.miguelgallardo.es/abogados



CODIGO DE ETICA PARA ABOGADOS

CODIGO DE ETICA PROFESIONAL DE CHILE
http://www.flojos.cl/Trabajos/derecho/CODIGO%20DE%20ETICA%20PROFESIONAL.doc
NORMAS GENERALES
Artículo 1º: Esencia del Deber Profesional.
El abogado debe tener presente que es un servidor de la justicia y un colaborador de su administración; y que la esencia de su deber profesional es defender empeñosamente, con estricto apego a las normas jurídicas y morales, los derechos de su cliente.
Artículo 2º: Defensa del Honor Profesional.
El abogado debe mantener el honor y la dignidad profesionales. No solamente es un derecho, sino un deber, combatir, por todos los medios lícitos, la conducta moralmente censurable de jueces y colegas.
Artículo 3º: Honradez.
El abogado debe obrar con honradez y buena fe. No ha de aconsejar actos fraudulentos, afirmar o negar con falsedad, hacer citas inexactas o tendenciosas, ni realizar acto alguno que estorbe la buena y expedita administración de justicia.
Artículo 4º: Cohecho.
El abogado que en el ejercicio de su profesión cohecha a un empleado o funcionario público, falta gravemente al honor y a la ética profesionales. El abogado que se entera de un hecho de esta naturaleza, realizado por un colega, está facultado para denunciarlo a quien corresponda.
Artículo 5º: Abusos de Procedimiento.
El abogado debe abtenerse del empleo de recursos y formalidades legales innecesarias, de toda gestión puramente dilatoria que entorpezca injustamente el normal desarrollo del procedimiento y de causar perjuicios innecesarios.
Artículo 6º: Aceptación o rechazo de Asuntos.
El abogado tiene la libertad para aceptar o rechazar los asuntos en que se solicite su patrocinio, sin necesidad de expresar los motivos de su resolución, salvo en el caso de nombramiento de oficio, en que la declinación debe ser justificada. Al resolver, debe prescindir de su interés personal y cuidar de que no influyan en su ánimo el monto pecuniario, ni el poder o la fortuna del adversario. No aceptará un asunto en que haya de sostener tesis contrarias a sus convicciones, inclusive las políticas o religiosas, con mayor razón si antes las ha defendido; y cuando no esté de acuerdo con el cliente en la forma de plantearlo o desarrollarlo, o en caso de que pudiera ver menoscabada su independencia por motivos de amistad, parentesco u otros. En suma, no deberá hacerse cargo de un asunto si no cuando tenga libertad moral para dirigirlo.
Artículo 7º: Defensa de Pobres.
La profesión de abogado impone defender gratuitamente a los pobres, tanto cuando éstos se los soliciten como cuando recaiga nombramiento de oficio. No cumplir con este deber, desvirtúa la esencia misma de la abogacía. No rige esta obligación donde las leyes provean a la defensa gratuita de los pobres.
Artículo 8º: Defensa de Acusados.
El Abogado es libre para hacerse cargo de la defensa de un acusado, cualquiera que sea su opinión personal sobre la culpabilidad de éste; pero habiéndola aceptado, debe emplear en ella todos los medios lícitos.
Artículo 9º: Acusaciones Penales.
El abogado que tenga a su cargo la acusación de un delincuente, ha de considerar que su deber primordial es no tanto obtener su condenación como conseguir que se haga justicia.
Artículo 10º: Secreto Profesional.
Guardar el secreto profesional constituye un deber y un derecho del abogado. Es hacia los clientes un deber que perdura en los absoluto, aún después de que les haya dejado de prestar sus servicios; y es un derecho del abogado ante los jueces, pues no podría aceptar que se le hagan confidencias, si supiese que podría ser obligado a revelarlas. Llamado a declarar como testigo, debe el letrado concurrir a la citación, y con toda independencia de criterio, negarse o contestar las preguntas que lo lleven a violar el secreto profesional o lo expongan a ello.
Artículo 11º: Alcance de la obligación de guardar el secreto.
La obligación de guardar el secreto profesional abarca las confidencias hechas por terceros al abogado, en razón de su ministerio, y las que sean consecuencias de pláticas para realizar una transancción que fracasó. El secreto cubre también las confidencias de los colegas. El abogado, sin consentimiento previo del confidente, no puede aceptar ningún asunto relativo a un secreto que se le confió por motivo de su profesión, ni utilizarlo en su propio beneficio.
Artículo 12º: Extinción de la obligación de guardar el secreto profesional.
El abogado que es objeto de una acusación de parte de su cliente o de otro abogado, puede revelar el secreto profesional que el acusador o terceros le hubieren confiado, si mira directamente a su defensa. Cuando un cliente comunica a su abogado la intención de cometer un delito, tal confidencia no queda amparada por el secreto profesional. El abogado debe hacer las revelaciones necesarias para prevenir un acto delictuoso o proteger a personas en peligro.
Artículo 13º: Formación de clientela.
Para la formación decorosa de clientela, el abogado debe cimentar una reputación de capacidad profesional y honradez, y evitará escrupulosamente la solicitación directa o indirecta de la clientela. Sin embargo, será permitida la publicación o el reparto de tarjetas meramente enunciativas del nombre, domicilio y especialidad.
Toda publicidad provocada directa o indirectamente por el abogado con fines de lucro en elogio de su propia situación, menoscaba la tradicional dignidad de la profesión.
Artículo14º: Publicidad de litigios pendientes.
El abogado no podrá dar a conocer por ningún medio de publicidad escritos o informaciones sobre un litigio subjudice, salvo para rectificar cuando la justicia o la moral lo demandan, Concluído un proceso, podrá publicar los escritos y constancias de autos y comentarios en forma respetuosa y ponderada. Lo dicho no se refiere a las informaciones o comentarios formulados con fines exclusivamente científicos en revistas profesional conocidas, los que se regirán por los principios generales de la moral, se omitirán los nombres si la publicación puede perjudicar a una persona, como cuando se tratan cuestiones de estado civil que afectan a la honra.
Artículo 15º: Empleo de medios publicitarios para consultas.
Falta a la dignidad profesional el abogado que habitualmente evacue consultas por radio o emita opiniones sobre su firma por conducto d periódicos o cualquier otro medio de publicidad sobre casos jurídicos concretos que le sean planteados, sean o no gratuítos sus servicios.
Artículo 16º:Incitación directa o indirecta a litigar.
No está de acuerdo con la dignidad profesional el que un abogado espontáneamente ofrezca sus servicios o de opinión sobre determinado asunto con el propósito de provocar un jucio o de obtener un cliente; salvo cuando lazos de parentesco o íntima amistad lo induzcan a obrar así. El abogado que remunera o gratifica directa o indirectamente a persona de cualquier clase que esté en condiciones apropiadas para recomendarlo, obra contra la ética profesional.

SECCION SEGUNDA
RELACIONES DE LOS ABOGADOS CON LOS TRIBUNALES Y DEMAS AUTORIDADES
Artículo 17º: Apoyo a la Magistratura.
El abogado estará en todo momento dispuesto a prestar su apoyo a la magistratura, cuya alta función social lo requiere de la opinión forense; su actitud ha de ser de deferente independencia, manteniendo siempre la más plena autonomía en aras de libre ejercicio de su ministerio.
Artículo 18: Nombramiento de Magistrados.
Es el deber del abogado luchar por todos los medios lícitos para que el nombramiento de Magistrados no se deba a consideraciones políticas, sino exclusivamente a su aptitud para el cargo; y también para que ellos no se dediquen a otras actividades distintas de la judicatura que impliquen riesgo de verse privados de su imparcialidad.
Artículo 19: Acusación de Magistrados.
Cuando haya fundamento serio de queja en contra de un Magistrado el abogado podrá presentar acusación ante las autoridades o ante su Colegio de Abogados. Solamente en este caso tales acusaciones serán alentadas y los abogados que las formulen, apoyados por sus colegas.
Artículo 20º: Extensión de los artículos anteriores.
Las reglas de los dos artículos se aplicarán respecto de todo funcionario ante quien habitualmente deben actuar los abogados en ejercicio de la profesión.
Artículo 21º: Limitaciones de los ex funcionarios.
Cuando un abogado deje de desempeñar la magistratura o algún otro cargo público, no debe aceptar el patrocinio de asunto del cual conoció su carácter oficial; tampoco patrocinará asunto semejante a otro en el cual expresó opininón adversa con ocasión del desempeño de su cargo, mientras no justifique su cambio de doctrina.
Artículo 22º: Influencias personales sobre el juzgador.
Es deber del abogado no tratar de ejercer influencia sobre un juzgador, apelando a vinculaciones políticas o de amistad, o recurriendo a cualquier otro medio que no sea el convencer con razonamientos. Es falta grave intentar o hacer alegaciones al juzgador fuera del tribunal sobre un litigio pendiente.
Artículo 23º: Ayuda a los que no están autorizados a ejercer la abogacía.
Ningún abogado debe permitir que se usen sus servcios profesionales o su nombre, para facilitar o hacer posible el ejercicio de la profesión por quienes no estén legalmente autorizados para ejercerla. Amengua la dignidad de su profesión el abogado que firme escritos en cuya preparación no intervino o que preste su intervención sólo para cumplir exigencias legales.
Artículo 24: Puntualidad.
Es deber del abogado ser puntual con los Tribunales y sus colegas, con sus clientes y las partes contrarias.

SECCION TERCERA
RELACIONES DEL ABOGADO CON SUS CLIENTES
Artículo 25º: Obligaciones para con el cliente.
Es deber del abogado para con su cliente servirlo con eficacia y empeño para que haga valer sus derechos sin temor a la antipatía del juzgador, ni a la impopularidad. No debe, empero supeditar su libertad ni su conciencia ni puede exculparse de un acto ilícito atribuyéndolo a instrucciones de su cliente.
Artículo 26º: Aseveraciones sobre el buen éxito del asunto. Transacciones.
No debe el abogado asegurar a su cliente que su asunto tendrá buen éxito, ya que influyen en la decisión de un caso numerosas circunstancias imprevisibles; sino sólo opinar según su criterio sobre el derecho que le asiste. Debe siempre favorecer una justa transacción.
Artículo 27º: Atención personal del abogado a su cliente.
Las relaciones del abogado con su cliente deben ser personales, por lo que no ha de aceptar el patrocinio de clientes por medio de agentes, excepto cuando se trate de instituciones altruistas para ayuda de pobres. El patrocinio de personas morales no obliga al abogado a patrocinar a las personas físicas que actúan por ellas.
Artículo 28º: Responsabilidad relativa a la conducción del asunto.
El abogado debe adelantarse a reconocer la responsabilidad que le resulte por su negligencia, error inexcusable o dolo, allanándose a indemnizar por los daños y perjuicios ocasionados al cliente.
Artículo 29º: Conflicto de intereses.
Tan pronto como un cliente solicite para cierto asunto los servicios de un abogado, si éste tuviere interés en él o algunas relaciones con las partes, o se encontrare sujeto a influencias adversas a los intereses de dicho cliente, lo deberá revelar a éste, para que, si insiste en su solicitud de servicios, lo haga con pleno conocimiento de esas circunstancias.
Artículo 30º Renuncia al patrocinio.
Una vez aceptado el patrocinio de un asunto, el abogado no podrá renunciarlo sino por causa justificada sobreviniente que afecte su honor, su dignidad o su conciencia, o implique incumplimiento de las obligaciones morales o materiales del cliente hacia el abogado o haga necesaria la intervención exclusiva de profesional especializado.
Artículo 31º: Conducta incorrecta del cliente.
El abogado ha de velar porque su cliente guarde respeto a los magistrados y funcionarios, cuanto a la contraparte, a sus abogados y a los terceros que intervengan en el asunto; y porque no haga actos indebidos. Si el cliente persiste en su actitud reprobable, el abogado debe renunciar al patrocinio.
Artículo 32º: Descubrimiento de impostura o equivocación durante el juicio.
Cuando el abogado descubre en el jucio una equivocación que beneficie injustamente a su cliente o una impostura, deberá comunicárselo para que rectifique y renuncie al provecho que de ella pudiera obtener. En caso de que el cliente no esté conforme, puede el abogado renunciar al patrocinio.
Artículo 33º: Honorarios.
Como norma general en materia de honorarios, el abogado tendrá presente que el objeto esencial de la profesión es servir la justicia y colaborar en su administración. El provecho o retribución nunca debe constituír el móvil determinante de los actos profesionales.
Artículo 34º: Bases para estimación de honorarios.
Sin perjuicio de lo que dispongan los aranceles de la profesión, para la estimación del monto de los honorarios, el abogado debe fundamentalmente atender lo siguiente:
I. - La importancia de los servicios;
I.- La cuantía del asunto;
III.- El éxito obtenido y su trascendencia;
IV.- La novedad o dificultad de las cuestiones jurídicas debatidas;
V.- La experiencia, la reputación y la especialidad de los profesionales que
han intervenido;
VI.- La capacidad económica del cliente, teniendo presente que la pobreza
obliga a cobrar menos y aún a no cobrar nada.
VII.- La posibilidad de resultar el abogado impedido de intervenir en otros
asuntos o de desavenirse
con otros clientes o con terceros;
VIII.- Si los servicios profesionales son aislados, fijos o constantes;
IX.- La responsabilidad que se derive para el abogado de la atención del
asunto.
X.- El tiempo empleado en el patrocinio;
XI.- El grado de participación del abogado en el estudio, planteamiento y
desarrollo del asunto, y
XII.- Si el abogado solamente patrocinó al cliente o si también lo sirvió
como mandatario.
Artículo 35º: Pacto de cuota litis.
El pacto de cuota litis no es reprobable en principio. En tanto no lo prohiban las disposiciones locales, es admisible cuando el abogado lo celebra y escritura antes de prestar sus servicios profesionales sobre bases justas, siempre que se observen las siguiente reglas;
1º.- La participación del abogado nunca será mayor que la del cliente.
2º.- El abogado se reservará el derecho de rescindir el pacto y separarse del patrocinio o del mandato en cualquier momento, dentro de las situaciones previstas por el artículo 30, del mismo modo que dejará a salvo la correlativa facultad del cliente para retirar el asunto y confiarlo a otros profesionales en idénticas circunstancias. En ambos casos el abogado tendrá derecho a cobrar una cantidad proporcionada por sus servicios y con la participación originariamente convenida, siempre que sobrevengan beneficios económicos a consecuencia de su actividad profesional. Cuando las pretensiones litigiosas resulten anuladas por desistimiento o renuncia del cliente o reducidas por transacción, el abogado tendrá derecho a liquidar y exigir el pago de los honorarios correspondientes a los servicios prestados.
3º.- Si el asunto es resuelto en forma negativa, el abogado no debe cobrar honorarios o gasto alguno, a menos que se haya estipulado expresamente a su favor ese derecho.
Artículo 36º: Gastos del asunto.
No es recomendable en principio, salvo que se trate de un cliente que carezca de medios, que el abogado convenga con él en expensar los gastos del asunto, fuera del caso de promediar pacto de cuota litis u obligación contractual de anticiparlo con cargo de reembolso.
Artículo 37º: Adquisición de interés en el asunto.
Fuera del caso de cuota litis escriturado con anterioridad a su intervención profesional, el abogado no debe adquirir interés pecuniario de ninguna clase relativo al asunto que patrocina o haya patrocinado. Tampoco debe adquirir directa e indirectamente bienes de esa índole en los remates judiciales que sobrevengan.
Artículo 38º: Controversia con los clientes acerca de los honorarios.
El abogado debe evitar toda controversia con el cliente acerca de sus honorarios, hasta donde esto sea compatible con su dignidad profesional y con su derecho a recibir adecuada retribución por sus servicios. En caso de verse obligado a demandar al cliente, es preferible que se haga representar por un colega.
Artículo 39º: Manejo de la propiedad ajena.
El abogado dará aviso inmediato a su cliente de los bienes y dinero que reciba para él; y se los entregará tan pronto aquél lo solicite. Falta a la ética profesional el abogado que disponga de fondos de su cliente.

SECCION CUARTA
RELACIONES DEL ABOGADO CON SUS COLEGAS Y LA CONTRAPARTE
Artículo 40º: Fraternidad y respeto entre abogados.
Entre los abogados debe haber fraternidad que enaltezca la profesión, respetándose recíprocamente sin dejarse influir por la animadversión de las partes. Se abstendrán cuidadosamente de expresiones malévolas o injuriosas y de aludir a antecedentes personales, ideológicos, políticos o de otra naturaleza, de sus colegas.
El abogado debe ser caballeroso con sus colegas y facilitarles la solución de inconvenientes momentáneos cuando por causas que no le sean imputables, como ausencia, duelo, enfermedad o de fuerza mayor, estén imposibilitados para servir a su cliente. No faltará, por apremio del cliente, a su concepto de la decencia y del honor.
Artículo 41º: Trato con la contraparte.
No ha de tratar el abogado con la contraparte directa o indirectamente, sino por conducto o con conocimiento previo de su abogado. Sólo con la intervención de éste podrá gestionar convenios o transacciones.
El abogado puede entrevistar libremente a los testigos de una causa civil o penal en la que intervenga, pero no debe inducirlos por medio alguno a que se aparten de la verdad.
Artículo 42º: Substitución en el patrocinio.
El abogado no intervendrá en favor de persona patrocinada en el mismo asunto por un colega, sin dar previamente aviso a éste, salvo el caso de renuncia expresa o de imposibilidad del mismo. Si sólo llegare a conocer la intervención del colega después de haber aceptado el patrocinio, se lo hará saber de inmediato.
En cualquier caso, el abogado que sustituya a otro en el patrocinio de un asunto, cuidará que su cliente solucione los honorarios del colega sustituido. Esta obligación se entenderá cumplida si el cliente, en caso de desacuerdo con el abogado anterior, solicita del Colegio o de la Justicia Ordinaria la regulación de honorarios dentro de un plazo razonable.
Artículo 43º: Convenios entre Abogados.
Los convenios celebrados entre abogados deben ser estrictamente cumplidos, aunque no se hayan ajustado a las formas legales. Los que fueren importantes para el cliente deberán ser escritos; pero el honor profesional exige que, aún no habiéndolo sido, se cumplan como si constaran de instrumento público.
Artículo 44º: Colaboración profesional y conflicto de opiniones.
No debe interpretar el abogado como falta de confianza del cliente, que le proponga la intervención en el asunto que le ha confiado, de otro abogado adicional, y por regla general ha de aceptarse esta colaboración.
Cuando los abogados que colaboran en un asunto no puedan ponerse de acuerdo respecto de un punto fundamental para los intereses del cliente, le informarán francamente del conflicto de opiniones para que resuelva. Su decisión se aceptará, a no ser que la naturaleza de la discrepancia impida cooperar en debida forma al abogado cuya opinión fue rechazada. En este caso, deberá solicitar al cliente que los releve.
Artículo 45º: Distribución de honorarios.
Solamente está permitida la distribución de honorarios basada en la colaboración para la prestación de los servicios y en la correlativa responsabilidad.
Artículo 46º: Asociación entre abogados.
El abogado sólo podrá asociarse para ejercer la profesión con otros colegas, y en ningún caso con el propósito ostensible o implícitos de aprovechar su influencia para conseguir asuntos.
El nombre de la asociación habrá de ser el de uno o más de sus componentes con exclusión de cualquiera otra designación. Fallecido un miembro, su nombre podrá mantenerse siempre que se advierta claramente dicha circunstancia.
Si uno de los asociados acepta un puesto oficial incompatible con el ejercicio de la profesión, deberá retirarse de la Asociación a que pertenezca y su nombre dejará de usarse.
Artículo 47º: Deberes hacia su Colegio y Gremio.
Es deber imperativo del abogado prestar con entusiasmo y dedicación su concurso personal para el mejor éxito de los fines colectivos del Colegio a que pertenezca. Los encargos o comisiones que puedan confiársele en ellos, deben ser aceptados y cumplidos, procediendo la excusa sólo por causa justificada. De la misma manea observará cumplidamente las obligaciones que contrajere, personal y libremente, bajo la intervención moral o jurídica del Colegio u otra Corporación de Abogados, miren ellas al interés profesional o propio del mismo.
Artículo 48º: Alcance y cumplimiento de este Código.
Las normas de este Código se aplican a todo el ejercicio de la abogacía y la especialización no exime de ellas. El abogado, al matricularse en el Colegio de Abogados, deberá hacer promesa solemne de cumplir fielmente este Código de Etica Profesional.
________________________________________




PRINCIPIOS DE ETICA NOTARIAL ARGENTINO.

CODIGO DE ETICA.-

TITULO I
CAPITULO 1- EL NOTARIO EN RELACION CON LOS COLEGAS


La integridad moral en el ejercicio de su profesión, la imparcialidad, la obligación de secreto profesional y la competencia técnica y jurídica son preceptos éticos esenciales para la función notarial.-

COMPAÑERISMO Y LEALTAD.-
Art.1°: El notario observará en todo momento, respecto de sus colegas, deberes de compañerismo y lealtad, siempre que no se afecten los principios fundamentales de la profesión.-

SOLIDARIDAD, RESPETO, RESPALDO ÉTICO.-
Art.2°: La solidaridad, el respeto y el respaldo ético que debe existir entre los notarios, son principios básicos y fundamentales para un sólido cuerpo notarial.-

CONSEJO MUTUO.-
Art.3°: Los notarios asumirán, como deber ético, el consejo mutuo, informando al colega, con la debida reserva, de los posibles errores u omisiones que observen en sus documentos.-

HONORARIOS.-
Art.4°: Se respetarán las normas establecidas para el cobro de honorarios profesionales.- En caso de duda o discrepancia con los requirentes, el notario recurrirá al Colegio Notarial para su determinación.-

LEALTAD AL COLEGA EN TRABAJOS QUE SE LE REQUIERAN.-
Art.5°: El notario debe abstenerse de intervenir cuando otro notario ha sido designado en la documentación previa al acto, o cuando se le solicite que realice, continúe o finalice trabajos profesionales que hubieran estado a cargo de otro o de otros notarios.- En el caso de que las partes, de común acuerdo, hubieran decidido el reemplazo del profesional, y le es requerida la intervención a otro notario, éste comunicará el hecho al escribano reemplazado y advertirá al requirente acerca de su obligación de abonar al colega los honorarios que correspondieren.-

FALTAS DE ETICA.-
Art.6°: Son consideradas faltas de ética la comisión de los siguientes actos por parte de los notarios:-
Ocultamiento de Incapacidades o Incompatibilidades:
a) Ocultar maliciosamente al Colegio Notarial u otra autoridad competente, una incompatibilidad o incapacidad legal que tuviere o le sobreviniere para el ejercicio de la profesión y negar, desfigurar o alterar de cualquier modo, datos o informes que aquellos solicitaren.-
b) Ofrecer o aceptar la prestación del servicio profesional para gestiones o intervenciones incompatibles con el ejercicio de la función notarial
Ejercicio Profesional:
c) No ejercer personalmente su función fedante, por ser la misma indelegable o ejercerla por interpósita persona.-
Influencia para obtener intervención en desmedro de otros:
d)Ejercer cualquier influencia para obtener su intervención profesional en desmedro de otro o de otros notarios.-
Publicidad:
e) La publicidad individual realizada por el notaria afectará a la ética, cuando por el texto o la presentación gráfica del aviso o anuncio evidente el propósito de comercial con el servicio profesional a fin de obtener con dicha actividad mayores beneficios en forma desleal.-
La publicidad, destacando la actividad que realice el escribano en el ejercicio de su función fedante, así como la difusión de los principios y bondades del sistema del notariado latino, debe ser llevada a cabo institucionalmente por los Colegios Profesionales.-
Oferta de Mejora de Honorarios:
f) Toda oferta de mejora de honorarios o ventaja en los gastos de escrituración, directa o indirectamente formuladas, cualquiera sea el medio de expresión, que vaya en desmedro de la ley de aranceles vigente.-
Compartir Honorarios:
g) Compartir los honorarios con personas que ejerzan otras actividades profesionalmente ajenas a la escribanía.-
Difamar a Colegas:
h) Difamar o denigrar a colegas, o con manifestaciones impropias, o lesionar directa o indirectamente su actuación profesional, o consentir cualquier manifestación que menoscabe la dignidad del colega.-
Compartir el ámbito de la Escribanía:
i) Compartir el ámbito de la escribanía con corredores de comercio, martilleros, comisionista, comerciantes, o con personas de existencia física o ideal dedicadas a actividades financieras, inmobiliarias, comerciales o industriales.-
CAPITULO 2- DEBERES DEL NOTARIO CON LOS REQUIRENTES

Art.7°: El notario, como funcionario público, cumple con la administración de justicia preventiva.- En salvaguarda de los intereses de los requirentes y de la comunidad es necesario que respete exclusivamente los deberes profesionales mediante la realización correcta, hasta el último detalle, del servicio que se le solicita.- Por tanto, el notario ejercerá su función de acuerdo a las siguientes normas:
a) La diligencia en el trabajo encomendado y su cumplimiento con eficacia en tiempo y forma legal.-
Presencia en la Notaría:
b) Estar presente en su notaría el tiempo que requiera el cumplimiento acabado de sus funciones, debiendo informar públicamente su horario de atención.-
Asesoramiento y Consejo:
c) c)El asesoramiento y consejo es inherente a la función notarial, debiendo ser personalmente ejercido por el notario.- El notario debe asesorar con prudencia, informando a las partes las óptimas formas de instrumentar el acto para el cual se requiere su intervención.- Tiene el deber de informar al cliente la naturaleza, el contenido y efectos de los actos en que interviene.- Sin embargo, no presionará la voluntad de los requirentes, si éstos, siembre conforme a los cánones legales, insisten en mantener la configuración del acto notarial en la forma que han propuesto.-
Advertencia al Requirente:
d) d)El notario debe advertir al cliente las consecuencias de las llamadas cláusulas “tipo” en los denominados “contratos de adhesión” y los efectos de su incumplimiento, pese a que ello pueda ocasionar la reticencia de la parte más fuerte.-
Imparcialidad:
e) El notario es un funcionario imparcial, en todas las etapas del acto notarial.- Su fin es lograr el equilibrio entre las partes.- No hará distinciones, cualquiera sea quien solicite sus servicios, ejerciendo especialmente la imparcialidad y la discreción de modo que sea digno de la confianza que en él depositaron los requirentes.- No debe discriminar por motivos políticos, dinerarios, religiosos, posición, de origen, o de nacionalidad.- No puede tener interés particular en negocios para los que se solicitó su ministerio.-
Requirente Extranjero:
f) Si el notario tiene que prestar sus servicios a un requirente extranjero la imparcialidad adquiere para él mayor relevancia, dado que en este caso el extranjero se encuentra desprotegido.-
Libertad de elección del Notario:
g) El notario actúa a requerimiento de parte. La libertad de elección del profesional es un derecho inalienable; desvirtuarlo configura una acción desleal.- Por ello, se considera una grave falta de ética la acción u omisión en el proceder de un notario que tenga por resultado, desvincular a un colega de una operación para la cual estaba designado.- El requirente que tenga derecho a elegir el notario no puede ser obligado a aceptar el notario propuesto por la otra parte.-
Secreto Profesional:
h) La guarda del secreto profesional es obligación del notario.- Esta obligación se extiende sobre todos los hechos que haya conocido en relación con su labor de asesoramiento, salvo que el propio requirente lo releve de esta exigencia.- Debe respetar el secreto de todo aquello que conoce en razón de su oficio y también, guardar celosamente el secreto del protocolo, regulado por la ley, que impone al notario esta obligación estricta sobre el contenido del mismo.-
Secreto Profesional- Empleados:
i) El notario tiene el deber de instruir y exigir a sus empleados y colaboradores acerca del respeto del secreto profesional, haciéndoles saber las consecuencias del incumplimiento de esta obligación.-
Dispensa:
j) La obligación del secreto o reserva profesional sólo podrá dispensarse en los casos siguientes: a) Cuando al mantenerse el secreto, se afectare el derecho y se cometiere un delito de instancia pública.- b) Cuando agotados otros medios, pudieren, las revelaciones que se hicieren, evitar la comisión de un hecho delictuoso.- c) Cuando el escribano actúe en el legítimo ejercicio de su defensa personal. En todos los casos sólo podrá revelarse aquella parte que sea indispensable o necesaria para salvar las circunstancias precedentemente indicadas.-
El Notario frente al Juez:
k) Frente al Juez, si es interrogado sobre hechos consignados en el protocolo el notario deberá remitirse al contenido del mismo.- Cuando se trate de hechos ocurridos en su presencia, deberá denunciarlos si con su exposición evita un fraude o engaño.- Ampliará su declaración, si con ello colabora con la justicia.-
Legalidad y Rectitud:
l) El notario no debe violar los principios de legalidad en cualquier forma que ella se realice y su quehacer estará siempre ajustado al principio de veracidad en todas sus posibles manifestaciones.-
Cómo fijar honorarios:
m) Al convenir sus honorarios el notario estimará la cuantía y las dificultades del trabajo a realizar y la responsabilidad asumida al asesorar y elaborar el documento notarial.- En ningún caso, EN EJERCICIO DE SU FUNCIÓN FEDATARIA, podrá un escribano desempeñarse “a sueldo” de particulares o entidades privadas.-
Convenio de Honorarios:
n) Al pactar honorarios con los requirentes el notario tendrá en cuentas que éstos deben garantizarle una digna subsistencia que lo aleje de la necesidad de buscar otros medios de retribución incompatibles con el ejercicio de su profesión.-
o) El pacto de honorarios viles o su aceptación constituyen una grave falta de ética.-
Casos de Trabajo Gratuito:
p) En situaciones excepcionales el notario podrá prestar sus servicios en forma gratuita.-
Capacitación:
q) El requirente debe encontrar en el notario al que ha solicitado sus servicios, la capacitación suficiente para que su interés jurídico esté protegido.- El notario tiene el deber de encontrarse actualizado con respecto a la legislación vigente, tanto la de su país como la del derecho comparado.- Adquiere el compromiso ético de concurrir a seminarios, cursos y talleres como una forma de capacitación permanente.-

CAPITULO 3- DEBERES DEL NOTARIO CON EL ESTADO

Art.8°: Todos los notarios son iguales ante y para el Estado, sin otro requisito que el de su idoneidad y honradez.- El notario es un funcionario de la fe pública, y por lo tanto debe adecuar su conducta a las más estrictas normas de ética, y caracterizarse por la veracidad, la imparcialidad, la probidad, la lealtad y el desempeño con dignidad de su ministerio.-
Art.9°: Es obligación del notario respetar y hacer respetar las reglamentaciones, y el ordenamiento en el trámite administrativo, así como las disposiciones que rijan para toda gestión en la Administración Pública.- Cumplir con las obligaciones del Erario Provincial, pero no solo actuando por cuenta de terceros, sino como meros contribuyentes.-
Respeto a Disposiciones legales e Incompatibles:
Art,10°: Debe el notario respetar las disposiciones legales en materia de incompatibilidades y mantener su independencia, evitando cargos y tareas inconciliables con el ejercicio de la profesión notarial.-

CAPITULO 4- DEBERES DE LOS DIRIGENTES NOTARIALES HACIA EL COLEGIO NOTARIAL Y COLEGAS

Responsabilidad en el Cumplimiento de sus Funciones:
Art.11°: Los dirigentes notariales cumplirán su función con total responsabilidad y observancia de las disposiciones legales.-
Art.12°: Deben dar permanente testimonio del acatamiento estricto a los principios ordenadores del sistema notarial y especialmente a los referidos a la ética, exhibiendo una conducta pública intachable.-

Medios y Formas para la Mayor Participación:
Art.13°: Implementarán medios y formas idóneos para lograr despertar la vocación de los colegas a la función dirigencial, así como la mayor participación de todos los integrantes del cuerpo notarial en las distintas tareas y actividades a desarrollar.-

Funcionamiento del Tribunal de Ética:
Art.14°: Los dirigentes notariales deben propender al mejor funcionamiento de los órganos encargados del juzgamiento de las faltas de ética, brindándoles todo su apoyo para posibilitar un accionar ágil y eficaz.-

CAPÍTULO 5- DEBERES DE LOS NOTARIOS CON EL COLEGIO NOTARIAL

Comunicación al Colegio de Actos Lesivos a la Profesión:
Art.15°: Es obligación del notario comunicar a los órganos directivos del Colegio Notarial cualquier acto que ponga en peligro los intereses de la profesión o cualquier hecho delictuoso que de alguna forma lesione la integridad y jerarquía del cuerpo notarial.-

Aceptación de cargos Electivos:
Art.16°: La aceptación de los cargos lectivos para la dirección del notariado y el buen desempeño de los mismo, deben considerarse obligatorios, salvo casos debidamente justificados.-
Colaboración con el Colegio:
Art.17°: Los notarios en su carácter de colegiados prestarán su más amplia colaboración a los requerimientos del Colegio en todos los campos.-

Deberes de los Notarios con la Caja de Jubilaciones y Pensiones de Escribanos:
Art.18°: Será considerada falta de ética la inobservancia del deber de realizar los aportes previsionales a la Caja de Jubilaciones y Pensiones de Escribanos.-

TITULO II
CAPITULO 1. ÓRGANO DE APLICACIÓN

Art.19°: El Tribunal de Ética es el órgano de aplicación de este Código.- Sus sentencias pueden ser apeladas ante la Suprema Corte de Justicia de la Provincia.- El Colegio Notarial de la Provincia determinará el lugar de su funcionamiento y establecerá la forma de sufragar los gastos del mismo.-
Art.20°: El Tribunal de Ética estará integrado por tres miembros titulares, de los cuales dos serán notarios en actividad y el tercero, un notario jubilado.- Los miembros suplentes, también tres, reemplazarán por su orden, y en función de su calidad de notarios en actividad o jubilados, a los miembros titulares, en caso de ausencia o impedimento temporal o definitivo.- Cuando la vacancia fuere del Presidente, lo reemplazará el Secretario, a éste el vocal titular, y a éste el respectivo vocal suplente.-
Art.21°: Los miembros del Tribunal serán elegidos por el voto directo y secreto de los colegiados, de una nómina de seis notarios en actividad y tres jubilados, elaborada por el Consejo Superior y la Caja de Jubilaciones de Escribanos, respectivamente.- Los cargos serán cubiertos por su orden, como titulares o suplentes en cada lista, y según el mayor número de votos.- Los miembros elegidos serán proclamados por el Consejo Superior, y prestarán juramento ante éste, dentro de los cinco días de su proclamación.-
Art.22°: Los miembros del Tribunal durarán en sus funciones cuatro años y podrán ser reelegidos una sola vez, salvo para la primera Constitución, cuyos miembros durarán hasta el año 2007.-
Requisito para ser miembro del Tribunal:
Art.23°: Son requisitos para ser miembro del Tribunal de Ética:
a) Tener acreditada reconocida actuación profesional e institucional e integridad personal.-
b) Tener un mínimo de 10 años de ejercicio ininterrumpido de la función notarial.-
c) Las inhabilidades para ser miembro del Tribunal de Ética serán las mismas que las establecidas para el ejercicio de la función notarial.-
Será causal de cesación en las funciones de integrante del Tribunal: a) Si sobreviniere la falta de cualquiera de los requisitos enunciados precedentemente.- b) Con justa causa, por decisión de las dos terceras partes de los miembros del Tribunal, la que se resolverá sumariamente, con oportunidad para el miembro cuestionado, de defensa y prueba.- La decisión será recurrible ante la Suprema Corte de Justicia de Mendoza, debiendo interponerse y fundarse el recurso dentro de los cinco (5) días de notificada la decisión condenatoria.-

Funcionamiento:
Art. 24: En la primera reunión que deberá realizarse dentro de los diez (10) días de su proclamación, el Tribunal quedará integrado con sus miembros titulares, quienes deberán elegir entre ellos un Presidente , un Secretario y un Vocal. Las resoluciones que emita el Tribunal serán aprobadas por simple mayoría de votos de los miembros titulares, salvo cuando expresamente se exija que sea unánime. Los suplentes deberán asistir a las sesiones. Tendrán voz pero no voto. Cada voto será fundado, incluso el del disidente. El Tribunal solo sesionará con la presencia de todos sus titulares. Los suplentes sustituirán automáticamente a los titulares ausentes de la reunión.

Competencia:
Art.25°: El Tribunal será quien, en primera instancia, y con exclusividad, entienda en el juzgamiento, y en su caso, sancione, por falta de ética, al inculpado.-

Deberes del Tribunal:
Art.26° El Tribunal deberá:
a) Resolver los casos que sean de su competencia y se sometan a su consideración.-
b) Dirigir el proceso, proveer las medidas para su normal desarrollo, y velar por el respeto a los valores que sustentan al notariado.-
c) Ordenar las medidas de urgencia que considere necesarias de acuerdo con la naturaleza de los hechos y la gravedad que la demora implicare.-
d) Comunicar al Consejo Superior, dentro de los tres días de vencido el plazo para contestar la denuncia, cuando el acusado no hubiere contestado la mismo o no hubiere designado defensor, a los efectos de que el Consejo Superior designe uno de oficio.-
e) Derivar el trámite del proceso al órgano competente, si del mismo surgen conductas que puedan tipificar delitos penales y/o incumplimiento a las normas que rigen la actividad notarial.-

CAPÍTULO 2- DENUNCIAS. SUSTANCIACIÓN DEL PROCESO.

Art.27: El proceso será siempre secreto y tendrá por objeto determinar si el notario, pos su conducta, ha incurrido en faltas de ética.-
Art.28: Toda persona física o jurídica con fundado interés legítimo podrá asumir el rol de denunciante.-
Art.29: Se encuentran obligados a efectuar la denuncia por hechos que de algún modo llegaren a su conocimiento y vulneraren los principios contenidos en este Código:
a) El Consejo Superior y los Consejos de Circunscripción.-
b) La Inspección Notarial.-
c) La Caja de Jubilaciones y Pensiones de Escribanos.-
En estos supuestos, las referidas instituciones dictarán una resolución en la que conste la fuente de información, la relación del hecho, la indicación del autor y partícipes, las pruebas que hubieren y las normas presuntamente violadas.- La resolución deberá suscribirse por la autoridad que represente a la institución, y por un miembro de la misma y servirá de cabeza del proceso.-

Art.30: Todo notario podrá ser acusado cuando su accionar se encuadre dentro de las faltas previstas en el presente Código.-

De la Denuncia:
Art.31: La denuncia deberá ser hecha por escrito y presentada en sobre cerrado al Secretario Administrativo del Colegio Notarial, quien otorgará recibo al denunciante. Dentro de las 24 horas o el día hábil inmediato siguiente la elevará al Presidente del Consejo Superior quien juntamente con un miembro del Tribunal de Etica controlarán –dentro de los tres días siguientes- que se hayan cumplido los requisitos formales establecidos en el Art. 33. Observarán en este procedimiento el más absoluto secreto.
Art.32: Podrán rechazarse in limine aquellas denuncias cuyas improcedencias sean evidente.
Art.33:- Bajo pena de ser rechazada sin sustanciación, cuando la efectúe un particular, la denuncia deberá contener:
a) Nombres, apellido, domicilio real y documento de identidad del accionante o denominación social.-
b) Relación suscinta de los hechos.-
c) Acreditación del interés legítimo.-
d) Con el escrito de denuncia, el accionante deberá acompañar la prueba instrumental que haga a su derecho y obre en su poder, individualizando la que no tuviera, con indicación del lugar donde se encuentre.-
e) Asimismo deberá indicar los demás medios de prueba de que intente valerse.-
Plazos:
Art.34: El Presidente del Consejo Superior, juntamente con un miembro del Tribunal de Ética designado éste por sorteo, determinarán en un plazo perentorio de cinco días hábiles si se trata de una falta de disciplina o de una falta de ética.- En el segundo caso, derivará las actuaciones al órgano competente.-
Art.35: El Tribunal de Ética, dentro de un plazo de tres días hábiles notificará por cédula al denunciado a fin de que comparezca a estar a derecho, fijar domicilio legal, contestar en un plazo de veinte días corridos y ofrecer la prueba de que intente valerse.-
Art.36: El acusado podrá defenderse por sí o con patrocinio de letrado o de otro notario.- En caso de que el acusado no asuma su propia defensa, o no surgiera ésta del escrito de contestación, el Consejo Superior, previa comunicación del Tribunal, deberá designar, dentro de los quince días corridos, un defensor de la nómina de notarios.-
Si el desansiculado por sorteo se excusare, se realizará un nuevo sorteo dentro de los dos días hábiles posteriores a la excusación.-
Art.37: Cuando sea radicada una denuncia, el traslado deberá notificarse fehacientemente en el último domicilio denunciado en el legajo personal del notario, existente en el Colegio Notarial.- En el traslado se indicará que a efectos de la tramitación del expediente deberá constituir domicilio en el radio de la Ciudad de Mendoza.-
Art.38: El Tribunal de Ética resolverá sobre acumulación de causas y su tratamiento conjunto, cuando estime conveniente hacerlo. Igualmente podrán resolverse en un solo proceso todas las causas respecto de un mismo acusado, siempre que no sean contradictorias o de imposible tratamiento en conjunto.-
Art.39: El procedimiento será escrito y las actuaciones se agregarán foliadas en expediente con numeración correlativa, que se caratulará con el apellido y nombre del denunciante y del o de los imputados.-
Art.40: El proceso no admite la caducidad de la instancia.- Es obligación ineludible del Tribunal de Ética el mantenimiento activo en toda la instancia a fin de evitar la prescripción de la acción.-
Art.41: El tiempo en el proceso será regido por los artículos 61 al 64 del Cód. Proc. Civil de la Provincia, siempre que los plazos no estén expresamente establecidos en esta ley.- Los plazos serán perentorios.-
Art.42: El expediente será secreto, salvo para las partes o sus representantes legales.-
Art.43: Los expedientes estarán bajo custodia del Tribunal, en su sede.- El Secretario del Tribunal podrá facilitarlos para su compulsa por los sujetos mencionados en el artículo anterior, en la mencionada sede.-
Art.44: Deberán notificarse por cédula:
a) La citación para defensa.-
b) La resolución que dispone la integración del Tribunal con un miembro suplente.-
c) La admisión o rechazo de la prueba ofrecida.-
d) Las audiencias de sustanciación de la causa y la presentación de informes periciales.-
e) Los autos que resolvieron recursos e incidentes.-
f) La sentencia.-
g) Cualquiera otra resolución que el Tribunal dispusiera notificar por este medio para mejor garantía de la defensa.-
Art.45: Las providencias no incluidas en el presente artículo quedarán automáticamente notificadas el lunes o jueves posteriores a su fecha o el siguiente lunes o jueves si aquellos fueren feriados.- Si por cualquier circunstancia no se encontrare el expediente en la sede del Tribunal, a pedido del interesado se dejará constancia de esa situación certificada por el Secretario o por el notificador ad-hoc.- En ese caso la notificación se considerará efectuada el lunes o jueves posterior a la devolución del expediente al Tribunal.-
Art.46: La notificación por cédula se realizará por el Secretario o los notificadores ad hoc, de acuerdo con las prescripciones del Código Procesal Civil.-
Art.47: Si el denunciado no comparece a defenderse se lo declarará rebelde y por constituido su domicilio en los estrados del Tribunal de Ética, debiendo el auto respectivo notificarse por cédula en el último domicilio denunciado en el legajo.- En igual forma deberá notificarse la sentencia cuando hubiere rebeldía.-

Recepción y Sustanciación de la Prueba:
Art.48: Se admitirá toda clase de prueba pudiendo el Tribunal rechazar la que fuere de evidente impertinencia o ilicitud.- Podrá el Tribunal ordenar, como medida para mejor proveer, la producción de otras pruebas, así como la intervención de peritos.-
Art.49: Será obligación de las partes asegurar la comparecencia de los testigos ofrecidos a la audiencia que se les fije, bajo apercibimiento de tener por desistida esa prueba, salvo en los casos de ausencia justificada, fehacientemente comprobada.-
Art.50: Vencido el período de prueba o su ampliación, las actuaciones se pondrán a disposición del denunciante y del denunciado, por el término de cinco días corridos a cada parte, para que produzcan su alegato.-
Art.51: Presentados los alegatos o transcurrido el plazo para hacerlo, quedará automáticamente la causa en estado de resolver. No podrán presentarse más escritos ni producirse más pruebas.-

CAPITULO 3- RESOLUCIONES DEL TRIBUNAL

Art.52: El poder conferido al Tribunal por el Art. 26 será ejercido sin necesidad de petición de parte, y en forma prudencial, de acuerdo con la naturaleza y circunstancias del hecho denunciado.- Este procedimiento debe impulsarse de oficio.-
Art.53: El Tribunal, dentro de los quince días corridos desde que la causa quedó en estado de resolver, deberá dictar sentencia.-
Art.54: La sentencia del Tribunal contendrá los requisitos de los artículos 88 al 90 del C.P.C. de Mendoza.-
Art.55: La sentencia contendrá el voto individual de cada uno de los miembros del Tribunal.-
Art.56: La resolución que ponga fin al proceso deberá contener: la condena o el sobreseimiento del acusado y en este último paso con constancia expresa de que el proceso no ha afectado su buen nombre y honor.-
Art.57: Se comunicará el fallo al Consejo Superior, quien hará constar el mismo en el legajo personal del notario.- Las resoluciones serán notificadas dentro de los tres días hábiles de dictadas. Transcurrido un período igual desde la notificación, sin que las mismas sean recurridas, quedarán firmes.- No podrá formalizarse nueva denuncia fundada en una causa ya juzgada.-
Art.58: Cuando la resolución imponga sanciones al acusado, éstas se cumplirán desde el día en que aquélla quede firme. A este efecto y a fin de cumplir con lo establecido en los artículos siguientes, el Tribunal deberá notificar al organismo pertinente.-

CAPITULO 4- DE LOS RECURSOS

Art.59: Procederán los recursos de reposición, aclaratoria y apelación, los que se sustanciarán conforme lo establecido en el Título VIUI, sección Primera, Capítulos I y II del Código Procesal Civil de la Provincia de Mendoza.-
CAPITULO 5- DE LA PRESCRIPCION

Art.60: Las acciones previstas en el presente título prescriben a los dos (2) años de cometido el hecho que les dio origen, al igual que en el derecho penal, desde que se cometió el mismo.-
TITULO III
CAPITULO ÚNICO – DE LAS SANCIONES

Art.61: Los notarios que incurran en faltas de ética serán pasibles de las siguientes sanciones:
a) Llamado de atención en forma privada.-
b) Apercibimiento que será puesto en conocimiento de los demás notarios a través de las publicaciones correspondientes.-
c) Apercibimiento público que se comunicará a los Poderes Públicos y a los Colegios Notariales de la República, y se dará a publicidad. Si la falta cometida fuera de tal naturaleza que afectare gravemente al prestigio de la institución notarial el Tribunal podrá sugerir a la Suprema Corte de Justicia la privación del ejercicio profesional.-
Art.62: Las sanciones a que se refieren los incisos b) y c) del artículo anterior llevarán aparejada la suspensión del derecho de elegir y de ser elegidos para cargos electivos del Colegio Notarial y de la Caja de Jubilaciones y Pensiones de Escribanos por uno y cinco años respectivamente..-




CODIGO DE ETICA DEL PODER JUDICIAL DE NICARAGUA

VER ENLACE:
http://www.web.poderjudicial.gob.ni/coe-etica/index.php?option=com_content&task=view&id=21&Itemid=20&limit=1&limitstart=1



GUIAS DE ESTUDIO

GUIA DE ESTUDIO PARA LA PRIMERA UNIDAD


1. Discute en grupo las similitudes y diferencias entre los conceptos de ética y moral. ¿Es lo mismo, cuál es la verdadera diferencia?

2. ¿Para qué sirve la ética en la vida cotidiana, puede ser algo útil o es un estorbo para nuestras conciencias?


3. ¿Cuál de los conceptos de ética estudiados te parecen más apropiados para tu vida? ¿Te apuntas a un proyecto de ética teleológica, deontológica?

4. ¿Después de haber estudiado esta unidad consideras que hay algún principio ético que tiene validez universal?

5. Discute en grupo la propuesta de pluralismo ético que propone la ética de mínimos. Preguntémonos si lo que propone realmente es una tolerancia absoluta con todos los valores que consideramos “extraños morales”. Qué implica realmente convivir con grupos como la secta Moon, grupos como los Testigos de Jehová, Mormones, musulmanes practicantes. Etc. Que valores mínimos podemos compartir con ellos dentro de nuestra cultura.

6. Si alguien te da permiso para que realices un acto que va contra sus principios y valores, ese acto es moral? Es ético obtener algún beneficio de un acto que va conscientemente contra tu moralidad, cuando es aceptado por la parte afectada?

7. ¿cómo puede nuestra sociedad llegar a un consenso sobre unos valores mínimos que sean válidos para todos, independientemente de sus valores culturales, su historia o sus contextos específicos?

8. Selecciona en la Constitución de la República y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos los valores mínimos que de manera universal, hay que respetar en una sociedad plural y tolerante.

9. ¿En dónde quedarían las éticas religiosas en una sociedad plural? Tienen cabida?

10. La ética civil propone que vivimos en una sociedad fragmentada en el plano social, ideológico y político, en la que no encontramos verdades absolutas, puesto que todo es defendible, en la que todas la verdades son provisionales, incluso las científicas, en la que las relaciones económicas son movidas por el libre mercado, en que la noción del bien común se pierde por la primacía absoluta de los bienes individuales, en la que la vida se disfruta en el momento y se pierde toda referencia utópica, entonces ¿podemos preguntarnos en el plenario si no es quimérico seguir buscando unos valores verdaderamente compartidos entre todos los humanos?



GUIA DE ESTUDIO PARA LA SEGUNDA UNIDAD



1. ¿Se puede admitir que una situación distinta hace cambiar los valores? ¿En todos los planos? ¿El moral incluido?

2. Los sofistas ¿defienden una doble moral? ¿Es aceptable esta actitud? ¿Dónde encuentras doble moral hoy en día?

3. ¿Es lícito cambiar de partido? ¿Es ético? ¿Por qué se ve mal? ¿Cuales son los líderes o personajes famosos que usan tácticas sofistas?

4. La frase de Protágoras “el hombre es la medida de todas las cosas” significa lo mismo que la que dice “cada cual es cada cual” ¿Qué opinas?

5. Discusión de un caso: Un abogado recibe a un cliente y acepta defenderlo. A los pocos días la parte contraria lo visita y le pide que sea su defensor, obviamente abandonando al primer cliente. A nivel profesional ¿puede hacerlo? ¿Es honesto su comportamiento?

6. ¿Por qué se define a la ética socrática como la “Ética Interior”? ¿Qué tiene que ver con la frase famosa que le contestó la Pitonisa del Oráculo de Delfos: Conócete a ti mismo?

7. Después de haber leído La Apología de Sócrates contesta las siguientes preguntas:

¿Por qué lo condenaron realmente? Qué concepto del cumplimiento de la ley tenía?
Es razonable admitir las leyes solo cuando nos favorece? ¿Qué es mejor que la ley en caso de duda tenga siempre la razón, caiga quien caiga, o Que me la tome por mi cuenta, conforme a mis intereses? ¿Tenía razón Nietzsche cuando dijo que Sócrates es el culpable de haber inmerso a occidente en unos valores morales de sumisión?



8. En un Estado de Derecho la ley es expresión de la voluntad común? ¿Tiene la ley civil tanto valor legal como moral?

9. Has leído últimamente en los periódicos de algún ciudadano que infringe la ley en cuestiones fundamentales que afectan la convivencia humana. ¿Es este sujeto atrapado por la justicia en nuestro país?

11. Es lo mismo Ética y Política en Aristóteles. Busca en Aristóteles los conceptos de Justo término medio. La prudente moderación, Eudemonía, teleología, virtud, zoon politikón. Felicidad. Armonía, justicia distributiva, conmutativa y legal. Epiqueya o Equidad.


12. ¿Por qué los cínicos eran autárquicos y contraculturales? ¿en dónde encuentras los cínicos actuales?
13. ¿Cuál sería la diferencia entre un sofista y un cínico? Los políticos son cínicos o sofistas?

14. ¿Cuál es la máxima virtud que recomienda Epicuro? Qué te parece la definición de filosofía? Cuál es la tesis de la carta a Meneceo? De qué quiere convencernos Epicuro?

15. Analiza los tres temores del TETRAFARMACON de Epicuro. ¿son reales? ¿son adquiridos por la educación o son innatos?

16. ¿Qué tienen que ver los deseos con la ética? Quien es más epicureísta un joven o un anciano?

17. Qué tiene que ver la abstinencia, la ascesis y la austeridad con la ética estoica. ¿son estoicos una mujer embarazada, un deportista, un monje, un estudiante?

18. comenta las frases siguientes: Quien bien te quiere te hace llorar. El fracaso en la vida es necesario. La educación debe ser dura.

19. Haz una lista de personajes hedonistas y de personajes ascetas. Cuales viven mejor?

20. Dijo Confucio: “solo los muy sabios o los muy estúpidos no cambian nunca” ¿qué opinas del cambio? Todo cambia, también la ética, los valores? Qué dicen los escépticos? Entonces no hay que creer en nada?

21. Explica el Imperativo categórico kantiano y qué tiene que ver con la moral universal y el cumplimiento del deber? Es un deber de conciencia hacer el bien? 22. Desde el estudio de la ética Marxista cuando queda legitimada una revolución? Quienes deciden los grandes cambios, el pueblo, las masas? Las élites del poder o el gobierno? Debemos tener el mismo concepto de trabajo y Estado que tenía Marx?


23. Resume la ética nihilista Nietzscheana a partir de la lectura del Anticristo y de la selección de frases famosas.




GUIA DE ESTUDIO PARA LA TERCERA UNIDAD

1. Haz un comentario a la Deontología jurídica del Antiguo Testamento en los siguientes textos: 2Crónicas 19, 6-7; Deuteronomio 16, 19; Isaías 10, 1-2; Levítico 19,15 Eclesiástico 4,9.

2. Comenta la siguiente frase de Rudolf von Ihering: “el abogado es un luchador en pro de la justicia y el derecho y en contra de toda injusticia. El derecho es la fuerza de la razón, aunque en ocasiones use la coerción, y aunque se tenga la fuerza y el poder jurídico, en ocasiones la lucha no deja de ser ardua”.

3. Dialoga en una sesión grupal las siguientes frases:

a. “el hombre se supera cuando se mide con el obstáculo” (Antoine de Saint Exupery).
b. “El que busca gloria, poder o riquezas, pierde su tiempo y sus energías en el estudio del derecho. (Manuel Palavicini).

4. Resume cuales son los deberes del abogado para con el cliente.

5. Candian, en L’avvocatura, dice que los defectos que debe evitar el abogado son los siguientes:

a) Abogado irritado, impositivo;
b) Abogado autosuficiente
c) Abogado fraudulento
d) Abogado atérmico, apático.
e) Abogado superman, prepotente, todopoderoso.


¿Estas de acuerdo con esta lista o hay que restarle o sumarle cargos?

6. El Código de Deontología de la Barra Mexicana de Abogados los resume en tres: Alargar los plazos o prolongar los procesos, tráfico de influencias y cohecho y la litigiosidad. Comenten en una sesión plenaria cómo se presentan en la práctica del derecho en Nicaragua.

7. Elabora un decálogo de principios para cada uno de los siguientes grupos jurídicos:

a. Secretarios, Fiscales, Mediadores, Forenses y fiscales.
b. Etica de los Procesos Judiciales
c. Etica de los Contratos Públicos

8. ELABORA TU PROPIO CODIGO DE ETICA JURÍDICA. Puedes consultar en Internet otros códigos: de La Barra Americana, de la Barra Mexicana, de la Unión Europea o de países latinoamericanos. El Código debe llevar al menos tres acápites principales: ABOGADOS, NOTARIOS, JUECES. Estos se pueden subdividir en temas: Relación con los clientes, Honorarios, Principios básicos, Prohibiciones, Introducción, Bibliografía y Contrato Ético personal. Al final debes firmarlo y entregar una copia al profesor.