Mi Señor Cautivo de Ayabaca

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Es un Señor muy milagroso. Ten fe

¿buscas justicia? tienes que luchar

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Los mejores soldados de la justicia son los que luchan

Ejercemos el Derecho con honestidad

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Luchar por la justicia se pierden muchas amistades

El Perú hoy necesita de Ti

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Dile no a los políticos tradicionales, si al cambio mejorando la calidad de vida

jueves, 21 de enero de 2010

EL JUEZ SABIO

El juez sabio


Baukás, Rey de Argelia.

Quiso ver si, como decían, en una ciudad cercana vivía un juez capaz averiguar la verdad sin equivocarse y de castigar con justicia a los ladrones.

El rey se disfrazó de campesino y fue a caballo a la ciudad en busca del juez. Cerca de la ciudad un joven le pidió a Baukás que lo llevara hasta la plaza y Baukás aceptó.

Cuando llegaron a la plaza el muchacho no quiso bajarse del caballo. "¿Por qué no te bajas?" le dijo Baukás. "¿Por qué he de bajarme si el caballo es mío? ¡Si no quieres dármelo por las buenas, vamos con el juez!" Baukás aceptó.
Una multitud llenaba el lugar donde el juez atendía los casos que debía de juzgar. Antes de que llamara a Baukás y al joven, atendió a un mantequero y un carnicero.

El carnicero estaba completamente sucio de carne y sangre y el mantequero de manteca. Ambos sostenían una bolsa. El carnicero dijo: "Le compré a este hombre manteca y cuando saqué la bolsa para pagar, quiso arrebatármela.

Pero la bolsa es mía y este hombre es un ladrón" El mantequero se defendió: "No es cierto, el carnicero vino a mi tienda a comprar manteca. Cuando llené su vasija, me pidió que le cambiara una moneda de oro, saqué la bolsa y la dejé encima del mostrador, la tomó e intentó huir, yo lo atrapé y lo traje aquí" El juez guardó silencio un momento y dijo: "Dejen aquí el dinero y regresen mañana".
Cuando les tocó su turno a Baukás y al joven, Baukás contó todo de como había ocurrido. El juez lo escuchó y luego le preguntó al joven qué había pasado.

El joven respondió: "No es cierto, yo cruzaba la ciudad en mi caballo y este hombre me pidió que lo llevara a la plaza, acepté pero cuando llegamos no quiso bajarse y dijo que era suyo". El juez guardó silencio un momento y dijo: "Dejen aquí el caballo y regresen mañana".
Al día siguiente se reunió mucha gente para ver de lo que había resuelto el juez. El juez llamó al carnicero y dijo: "El dinero es suyo". Luego señaló al mantequero y pidió que lo castigaran. Después pasaron Baukás y el joven.

Dijo el juez a Baukás: "¿Reconocería a su caballo entre otros 20 caballos?" "si" dijo Baukás "¿Y usted?" le dijo al joven "También" dijo el joven. "Sígame" dijo el juez Baukás. Entraron a una cuadra de caballos. Baukás reconoció inmediatamente al suyo. Luego pidió al joven que entrara y señalara a su caballo. El joven así lo hizo.
Después el juez se sentó en su sitio y dijo a Baukás: "El caballo es suyo, el joven tendrá su castigo"
Cuando terminó, el juez se dirigió a su casa. Baukás lo siguió y le dijo: "Quiero saber cómo supo que el dinero era el del carnicero y el caballo mío" El juez contestó: "Lo del dinero fue fácil, metí en una tina de agua y esta mañana no había manchas de grasas en el agua.

Si el dinero fuera del mantequero, habría estado sucio de manteca. Lo que quería decir que el carnicero no había mentido.
Lo del caballo fue más difícil. Yo no los llevé a la cuadra para comprobar si reconocían o no al caballo, si no para ver a quién reconocía el animal. Cuando usted se acercó, el caballo se mostró dócil. Cuando el joven lo tocó, el caballo se enojó y relinchó.

Por eso supe que usted era el verdadero dueño" Entonces Baukás dijo: "No soy un campesino, sino el rey Baukás. Vine a ver si era verdad lo que decían de usted. Ahora estoy convencido de que es un juez sabio. Pídame lo que quiera que se lo daré." El juez dijo: "Gracias, pero no necesito ninguna recompensa" Fin

Facilitador : Abg./Lic. Grimaldo S. Chong Vasquez M. Sc.

Fuente: http://www.vivirdiario.com/cuentos-infantiles/el-juez-sabio/