Un juez muy sabio, que servía en una provincia de España gobernada por un hombre injusto y ambicioso, fue condenado a prisión en una torre, porque al gobernador le molestaba el que las gentes tuviesen tanto cariño y respeto al juez. Era la torre muy
alta, y el juez fue condenado a vivir solo en ella toda su vida.
Hacía ya mucho tiempo que estaba en su prisión, sin esperanza de salir de ella, cuando una noche se asomó a una ventana y vio que su pobre mujer estaba llorando amargamente al pie de la torre.
El juez la llamó y le dijo:
–No llores, querida, y oye bien lo que voy a decirte. Busca un escarabajo, un poco de mantequilla, una madeja de seda fina, una cuerda gruesa y una soga.
Si me traes pronto esto, podré salvarme.
La mujer se alejó corriendo, y antes de una hora estaba al pie de la torre con lo que su esposo le había encargado.
El juez dijo desde lo alto:
–Pon un poco de mantequilla en la cabeza del escarabajo, átale la madeja de seda al cuerpo, y ponlo en la pared con la cabeza hacia arriba.
La mujer hizo todo esto cuidadosamente. El escarabajo, que es muy aficionado a la mantequilla, sintió el olor hacia arriba, creyó que estaba la mantequilla en la pared, y subió impulsado por apetito.
El juez lo esperaba en la ventana con gran ansiedad, y cuando estuvo cerca de él lo cogió. Después de desdoblar la madeja de seda, dejó caer al pie de la torre una de las puntas, para que la mujer atase a ella el cordel, y cuando cogió el cordel se sirvió el
prisionero de él para subir la soga.
Entonces aseguró un extremo de ésta en el interior de la torre, y se fue deslizando, agarrado a ella, desde la ventana hasta el pie del muro, donde le aguardaba su mujer, llena de alegría y al mismo tiempo de asombro, al pensar que un mísero escarabajo había servido para realizar una obra tan importante.
Facilitador: Abg./Lic. Grimaldo S. Chong Vásquez M. Sc.
Fuente: http: http://www.encuentos.com/cuentos-cortos/el-juez-y-el-escarabajo-literatura-infantil-y-juvenil-cuentos-cortos/
alta, y el juez fue condenado a vivir solo en ella toda su vida.
Hacía ya mucho tiempo que estaba en su prisión, sin esperanza de salir de ella, cuando una noche se asomó a una ventana y vio que su pobre mujer estaba llorando amargamente al pie de la torre.
El juez la llamó y le dijo:
–No llores, querida, y oye bien lo que voy a decirte. Busca un escarabajo, un poco de mantequilla, una madeja de seda fina, una cuerda gruesa y una soga.
Si me traes pronto esto, podré salvarme.
La mujer se alejó corriendo, y antes de una hora estaba al pie de la torre con lo que su esposo le había encargado.
El juez dijo desde lo alto:
–Pon un poco de mantequilla en la cabeza del escarabajo, átale la madeja de seda al cuerpo, y ponlo en la pared con la cabeza hacia arriba.
La mujer hizo todo esto cuidadosamente. El escarabajo, que es muy aficionado a la mantequilla, sintió el olor hacia arriba, creyó que estaba la mantequilla en la pared, y subió impulsado por apetito.
El juez lo esperaba en la ventana con gran ansiedad, y cuando estuvo cerca de él lo cogió. Después de desdoblar la madeja de seda, dejó caer al pie de la torre una de las puntas, para que la mujer atase a ella el cordel, y cuando cogió el cordel se sirvió el
prisionero de él para subir la soga.
Entonces aseguró un extremo de ésta en el interior de la torre, y se fue deslizando, agarrado a ella, desde la ventana hasta el pie del muro, donde le aguardaba su mujer, llena de alegría y al mismo tiempo de asombro, al pensar que un mísero escarabajo había servido para realizar una obra tan importante.
Facilitador: Abg./Lic. Grimaldo S. Chong Vásquez M. Sc.
Fuente: http: http://www.encuentos.com/cuentos-cortos/el-juez-y-el-escarabajo-literatura-infantil-y-juvenil-cuentos-cortos/